Bueno, esta vez les traje este fic. Espero que les guste :D

Sin nada que decirademás de que LOK no me perteneceles dejo la historia con la ilución de que les guste la idea :)

Capítulo uno: Choque.

Korra, una de las mejores estudiantes de la escuela ''The edje of glorie'',despertó en la habitación que compartía con Naga, su cachorra, de manchas cafés y blancas—como la leche—y unos ojos grises que la observaban para que despertara.

—Buen día—la saludó con una cara dormida mientras bostezaba. La pequeña movió su colita felizmente—Buen día Tenzin, Pema, Ikki, Meelo, Jinora y...—dijo algo dudosa—¿Cómo se llamaba?—se preguntó mientras pensaba el nombre del nuevo hijo de su ex-maestro de primaria—¡Rohan!—se respondió así misma al recordar el nombre del pequeño.

La cachorra gruñó, su ama aún no se había despabilado completamente y ella tenía hambre.

—Ya sé, ya sé—respondió ante los gruñidos—tienes hambre—contestó mientras se levantaba de una muy desarmada cama.

Con su vestido sin mangas, que le llegaba hasta la rodilla, de un color verdoso con líneas azules, por poco corrió hacia la cocina. Al llegar le dio— en un pote color naranja—un poco de la comida que contenía la bolsa para comida de canes.

—¡Llegaré tarde!—dijo mientras guardaba un par de galletitas en un taper—No puede ser,¡Tenzin me matará!— decía apresuradamente metiendo todos sus libros de distintas materias en su pequeño bolso. A veces metía tantas cosas que, en pe de ser un bolso cualquiera, parecía un pequeño portal a Narnia.

Sin embargo, les contaré un poco más respecto de nuestra principal adolescente ya que, con una autora con una nefasta experiencia escribiendo—y también un nefasto conocimiento sobre la ortografía—,se propuso escribir una nueva saga.

Korra— como dijimos anteriormente— es una adolescente de diez y ocho años, estudiante de una de las escuelas con más prestigio en todo el país, de una clase social muy alta. Lleva tres colas de caballo sujetadas a su cabello—de un color amarronado chocolate—, cosa muy excitantepara los chicos de la pervertida—según ella—escuela. Sus ojos eran azules, brillosos y dispuestos a que, con una simple mirada, las sonrisas de las personas aparezcan. Normalmente, vestía un short de shean, unas botas color salmón, una musculosa blanca con rayas celestes que iban de menor a mayor hasta llegar a la última raya, cercana a la cadera, que se conectaba con la parte de la espalda, una campera un tanto fina, que le llegaba hasta un poco antes de la cadera, y una corbata, perteneciente al vestuario de los estudiantes, de rayas en diagonal verdes y negras. En definitiva no sabía cómo vestirse.

Salió del departamento, con el bolso en la mano y las llaves en el dedo. Ese día tenían programado ir en un micro hacia un vivero cercano.

Cuando al fin llegó hacia donde estaban sus amigos haciendo la fila para entrar al transporte, dio un pequeño respiro ya que correr después de salir disparada de tu cama no era una buena idea.

—¡Hey korra!—por poco gritó Haru, un pelirrojo mujeriego de muy buena suerte—tarde como siempre.

—¿Enserio? No me había dado cuenta.

—¿Por qué tan cansada?—preguntó Sora, una morocha y novia de Haru—Chicos, yo no entiendo el sarcasmo.

—Bueno, estoy tan cansada porque no me había percatado de que el micro ya salía y, tenía ganas de correr como loca por la calle.

—Sigo sin entender.

Todos soltaron una risa ante Sora que no entendía nada y, a pesar de que su belleza era patéticamente indescribible, daba la sensación de que ella y el estúpido del pelirrojo serían la pareja de la vida.

—Bueno chicos, creo que deberíamos entrar—dijo Tai, un chico de cabellera blanca, empujando a sus amigos dentro.

El viaje era hermoso, incluyendo la vista y todo al rededor, pero una cosa era mejor que eso: el grupo de amigos que reía, cantaba y gritaba dentro del micro. El aburrimiento crecía cada vez más.

—Oigan chicos, ¿Cuánto falta?—preguntó ya ansiosa nuestra protagonista.

—Sí que eres ansiosa Korra— le reclamó Tai dejando un dulce beso en su mejilla.

—Eso me pasa por tener un novio que siempre recuerda nuestras fechas más importantes y me trata como una niña pequeña—dijo acercándose peligrosamente a su rostro.

—Es porque eres mi niña—su rostro mostró una sonrisa mientras que dejaba otro beso en la mejilla de la joven.

—Pero que bella pareja hacen los dos tórtolos—dijo Bei Fong parada a un costado de los asientos de ambos—Si Tenzin no se hubiera quedado en la escuela seguro que crearía un gran alboroto—mueve su mano al hombro del ambino.

—Creo que te debo una—respondió la novia de él.

Sólo se limitó a sonreír mientras caminaba hacia la parte delantera del transporte.

Es en este momento en el que congelamos la escena por un segundo. La joven, de un momento a otro, había girado su cabeza hacia un lado de la ventana, una chica de no más de diez años de edad miraba hacia el piso. Traía un vestido negro con una cinta blanca con un moño por el estómago, en sus manos, abrazaba un oso de peluche y, su lacio y claro pelo—para ser exactos, era rubio—quien sonreía de manera psicópata.

Entonces el micro chocó.

Las ventanas comenzaron a romperse y, Korra, se inclinó hacia su novio para protegerlo de los trozos de vidrio que salían disparados de la ventana que estaba, anteriormente, a su lado.

Cerró sus ojos sintiendo como poco a poco un frio terrible le recorría la columna.

Poco a poco moría. Poco a poco tenía más y más frio. Poco a poco cerraba sus ojos por un fuerte sueño que la atraía hacia una recámara oscura, fría y silenciosa. Entonces escuchó una voz. Era la voz masculina. Era muy clara y sencilla, una simple pregunta del examen.

—¿Quieres vivir?

No pudo reaccionar la primera vez ya que, no sentía su cuerpo. Era como si solo su alma estuviera...escuchándola...

¡Sí!—gritó con una voz que nunca se escuchó.

Abrió sus ojos observando detenidamente un techo sin fondo blanco puro. La habitación tenía una cama, en la que estaba recostada ella, de sábanas carmesí una ventana, cubierta por una fina cortina del mismo color que lo era el techo o las paredes del lugar.

Se sentó sin sentir dolor, un poco aturdida por el canto de los pájaros. Un hombre de cabellera corta y negra y un bufanda escarlata estaba sentado sobre los pies de la cama mirando, dandole la espalda.

—Hasta que al fín despertaste—se volteó a verla de cara, dejando que viera sus ojos dorados que la observaban de una manera un poco fría—Korra—susurró para luego tomarla de la mano y besarla suavemente—a partir de hoy voy a protegerte hasta que mueras aunque me cueste la vida—la morocha lo miró un poco extrañada hasta que recordó el pequeño pacto que habían hecho en el plazo que estuvo inconsciente— ¿Lo recuerdas?

—Claro, —se aclaró la voz por un segundo para luego continuar—me protegerás de todo peligro y no me dejaras morir y a cambio—cerró los ojos y tomó un poco de aire (además de la valentía) para decir las palabras—te daré mi alma cuando muera, Mako.

Sonrió punta a punta al escuchar aquello.

Lo último que se vio fueron plumas negras y rojas.

Lo último que se vio fue una habitación ardiendo en llamas.

Era su última oportunidad para seguir con su vida porque...

...la vida no da terceras oportunidades...

y bueno,

qué tal? Bueno o malo :D

espero que les alla gustado el capitulo

Luly

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