Antes de empezar a leer deben saber que:
Este fanfic participa en el reto "Trágame tierra" del Foro: "El NejiTenten no ha de morir"
"Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a Masashi Kishimoto"
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Del mismo modo que muchas veces hemos visto a una seta agarrarse a la vida desde el tronco de un árbol, los dedos de los pies son ese árbol al que se agarran los hongos. En especial si pertenecían a Hyūga Neji.
Con disimulo lograba rascarse por enésima vez parte de su pie derecho, había logrado escabullirse entre los pasillos del edificio donde estudiaba apartándose de la mayoría de los alumnos para poder quitarse rápidamente el zapato color negro dejando su pie cubierto por el calcetín del mismo color oscuro (por si alguien lo veía y así no mostrar una postura nada propia de él, haciendo creer que al menos se le metería una piedrecita dentro del calzado), y así rascarse a gusto.
Maldijo internamente. La comezón le empezaba a irritar horriblemente, estaba seguro que los artejos estarían enrojecidos por la presión ejercida de su mano junto con la tela. ¿Cómo pudo sucederle esto a él?
Él que siempre cuidaba de su persona y ahora padecía de algo tan odiosamente molesto. Con alivio sentía que disminuía el picor, había estado cerca de tres horas seguidas de aguantarse para poder atenderse y quitar el molesto ardor que sentía en ambos pies. Ni siquiera había pedido permiso de salir al baño como excusa para ello y hacía lo imposible durante las clases de no hacer movimientos extraños que lo delatara de su padecimiento de pie de atleta.
Tener hongos era realmente vergonzoso.
Colocó nuevamente el zapato para poder hacer el mismo procedimiento con el otro conjunto de dedos. Una nueva maldición inundó su mente mientras trataba de atender su molestia. Aprendería la lección, no iría a natación sin el cuidado correspondiente.
Aunque sabía lo que significaba si dejaba de asistir a esa asignatura, ya no podría ver a esa linda chica de cabellos castaños dentro del agua, la cual siempre lo dejaba (Con gusto, por supuesto) con una expresión alelada. Debía agradecer que su amiga de la infancia tuviera un lindo y tonificado cuerpo gracias a su esfuerzo del ejercicio; porque desde que tenía memoria sabía que ella al menos practicaba diversos deportes para estar en forma y sobretodo era un gusto más que una obligación.
Y ahora, como el clima en esa temporada era extremadamente caluroso, Tenten le había sugerido entrar -como clase extra- a natación. Aún no entendía cómo era posible que ella pudiera convencerlo de hacer cualquier actividad, aunque esta vez y como otras tantas, debía agradecerle que su idea no era tan mala. Si hubiera tenido al menos un reclamo antes de empezar, todo se hubiera ido por un tubo al momento de verla salir de la puerta de los vestidores.
Todavía recordaba la resequedad de su garganta al observarla detenidamente, cómo sus manos sudaban con cada paso que ella hacía mientras se acercaba hacia él y cómo había dejado de respirar por unos segundos que le parecieron eternidad hasta recobrar los sentidos para volver a su típica personalidad seria e imperturbable cuando observaba lentamente el contoneo de cadera.
¡Tenten era realmente hermosa!
No es que no se diera cuenta de que la chica portaba una belleza inaudita, sino que verla en ropas que no dejaban nada la imaginación le hacía doler todo el cuerpo. Aun cuando fuera tan sólo un simple traje de baño adecuado para los ejercicios de esa clase, Tenten lograba que cualquier prenda que usara le hiciera resaltar su tono de piel, sus curvas, su entalle; es decir, todo su cuerpo.
Su amiga parecía una sirena cuando se metía dentro del agua, era grácil y dominaba con maestría cada movimiento que el instructor explicaba.
Sin embargo, odiaba el final de la clase, pues él no era el único que la miraba. Había otros hombres -para su desgracia- que no dejaban de mirarla descaradamente, cómo si jamás hubieran visto a una mujer y quisieran comérsela en ese instante.
Podría decirse que era culpa de ella que él estuviera afrontando las consecuencias de su malestar en sus pies. No por haberle insistido en meterse juntos a esa clase, sino por lo que ella provocaba. Trataba de acabar al mismo tiempo o incluso antes los ejercicios propuestos durante la jornada, para que en ese momento él pudiera estar lado a lado de Tenten. Vistiéndose rápido y apenas secándose parte de su cuerpo y el largo de su cabello.
Gran error.
Lo hacía tan rápido que no se daba el tiempo necesario para que sus pies estuvieran totalmente secos, los cuales tan sólo se ponía los calcetines y zapatos, sin dejarlos tener el suficiente aire fresco; todo para que otros sujetos no se atrevieran a acercarse a su amiga. Y es que Tenten era totalmente irresistible cuando se quitaba la gorra de plástico que protegía su cabello en contra de los químicos del agua y más que nada para que no le estorbara en los ejercicios. Ver cómo las gotas hacían diferentes caminitos por todo el cuerpo, pero sobretodo yendo a un mismo destino: sus pechos.
Tragó grueso. Ahora sentía un ardor diferente en otro lugar de su anatomía.
Y hablando de ellos, comenzó a percatarse de un olor nada agradable; otra exclamación de enojo se le escapó de su boca al verse en esa situación, no sólo lidiaría con una comezón insoportable sino que además de un hedor como si un queso podrido estuviera frente a su sensible nariz. Sin importarle nada más retiró con una sorprendente rapidez el calcetín arrugado (producto de la constante fricción) para verificar el estado de la planta del pie.
Agradecía que aún no se mostraran grietas o incluso ampollas ni mucho menos uñas amarillentas, al menos tendría oportunidad de tratarse y recuperarse a tiempo y no sufrir prolongadamente por esa infección. Sin embargo, el picor y el enrojecimiento no disminuían.
— Deberías ir a un podólogo, Neji— La voz que menos quería escuchar en ese momento le perforaba en ambos oídos. Volteó levemente el rostro para encontrarse con la persona que pensaba hace poco tiempo, quien estaba a un par de metros de él. Antes de que se acercara lo suficiente hacia él, rápidamente cubrió la zona afectada como si nada hubiera pasado, tratando de creer que al genio Hyūga nada le ocurría.
— No es nada, Tenten. Debo irme, pronto empezará la próxima clase— Pero no pudo dar ningún paso para retirarse del lugar y no ser interrogado por la joven, cuando ella misma lo sujetó del brazo y al mismo tiempo lograba agacharse para quitarle uno de sus zapatos para comprobar que no estaba equivocada del padecimiento que tenía su amigo.
— ¡Tienes hongos Neji!
El rojo vivo se hizo presente ahora en el rostro, las mejillas le ardían como nunca por la vergüenza que estaba pasando en ese momento. Estaba seguro que muchos estudiantes del campus habían logrado escuchar semejante declaración, lo peor es que Tenten estaba tan cerca de él que era posible que ella notara la pestilencia y el mal aspecto de sus dedos.
— Te he dicho que no es nada— Trató de zafarse del agarre de la chica y salir de esa penosa situación. ¿Cómo la vería de ahora en adelante? Se supone que él era cuidadoso respecto a la higiene por lo que no debería estarle pasando esto. Lo humillante era que antes de inscribirse le había advertido a su compañera sobre los posibles riesgos de contagio dentro o fuera de los baños y vestidores.
¡Qué patético!
Notó la cara de molestia de Tenten, lo cual se aproximaba un sermón nada propio de ella. Aunque no sabía si prefería eso o burlas hacia su persona.
— ¿Por qué no me lo dijiste? Siempre te guardas todo y lo peor es que jamás pides ayuda— No supo interpretar el estado de ánimo con esa última frase, si la castaña estaba enfadada o triste por la falta de confianza que él no le otorgaba.
¿Pero cómo podía decirle algo como esto? 'Tenten, tengo hongos en ambos pies ¿Quieres verlos?' Ni pensando una mejor oración le hubiera salido fácil demostrarle a ella su infección.
— Aunque sí que la vida te tortura— Salió de sus pensamientos pesimistas cuando escuchó el parloteo animoso de su compañera— Vaya ironía Señor Perfecto, ser contagiado por hongos cuando ni a ti te gustan comer champiñones. Acaso… ¿Jashin te está castigando por no corresponder con la madre naturaleza?— Ahora hacía bromas a sus anchas por su padecimiento.
Sin embargo, en lugar de enfadarse e irse para no soportar la risa burlona de Tenten seguía donde mismo sin hacer el mínimo movimiento de alejarse de su lado, porque le relajaba saber que ella no mostrara una mueca de desagrado o repulsión.
— No es gracioso, Tenten…— Suspiró con resignación, y después de una pausa de diez segundos siguió hablando— Iré después de clases.
— No es para que llores Hyūga, tan sólo perderás un par de lecciones sobre cómo nadar como un pez— la miró de reojo en señal de que la seguía escuchando— Y cuando te recuperes, podemos usar tu piscina para que yo pueda ser tu profesora.
Con un guiño se fue dejándolo atrás.
Tal vez no era tan malo tener tiña podal.
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¡Y regresé!
Bien, según yo tenía planeado publicar más rápido, pero me fue imposible hacerlo. La flojera me dominó y la imaginación se me fue también por un enorme tubo.
Con la idea de esta historia espero no haber ofendido a nadie (Tal vez a Neji) pero el tener hongos es muy común cuando se está en natación o en lugares húmedos y así. Sobretodo cuando hay personas que son poco higiénicas también y bueno nada lindo de ver. :/
Por supuesto, el fic es más de humor y con su toque romanticón. Esa Tenten soluciona todo. ;)
Pues bueno, me he ausentado bastante por la página, me he perdido de varios fics que se ven bien entretenidos y ya ni he visto el foro. Super mal. Sólo espero seguir escribiendo más puntual, con mas ideas y sufrimiento para el Hyuga.
Como quiera este último tiene su final feliz, ¡Que no se queje! xD
También aprovecho para agradecer a muchas autoras que se han puesto leer mis locas historias y me motivan a seguir más con esta linda pareja, de la cual jamás dejaré morir. :)
Espero que les haya gustado ^^
¡Nos vemos!
