Bueno, la historia se ubica en una época más avanzada a la que vemos en The Legend Of Korra, aquí existen teléfonos celulares y otras cosas, aún así no se ven en una época parecida a la nuestra, me agrada el ambiente que se crea en escenarios modernos con toques de épocas pasadas. ~~~ Es el primer fic que publico (por eso medio nueva en todo esto, tengan paciencia ^^U) espero les guste y sea de su agrado, continuaré subiendo capis en cuanto pueda, tal vez llegue a 8 capis, aún no estoy segura, espero sus comentarios, quejas y sugerencias, sea todo bienvenido ;)


La noche cubría sus silenciosos movimientos, había burlado ya una enorme barda y un par de rejas sin problemas, con la capacidad de manejar todos los elementos difícilmente algo podía llegar a detener su avance, sigilosamente se aventuró hacia el interior de los edificios, abriendo una brecha en la pared con un par de movimientos de sus manos atravesó en un punto ciego donde los guardias no se acercaban, se encontraba dentro, mirando a su alrededor contemplo las enormes máquinas trabajando, los rechinidos de los engranes y el sonido del vapor eran ensordecedores, apresurándose entre los pasillos al fin encontró a un hombre que trabajaba ahí, con un fuerte y preciso golpe en la nuca logró hacerlo perder el conocimiento, haciendo uso de su uniforme caminaba con seguridad a través de las instalaciones de la fábrica, Industrias Futuro, se sonreía, seguro sacaría algo de valor invaluable, luego de mirar un mapa de forma detenida encontró el lugar donde se encontraba la oficina del dueño de aquel lugar, seguro ahí habría una caja fuerte, sin perder el tiempo tomo uno de los elevadores para dirigirse a la cima de la torre, al llegar quitó el seguro de la puerta haciendo uso del metal control, agradecía haberse quedado lo suficiente con los maestros del loto blanco como para aprender el control del metal, en verdad le había resultado ser útil en más de una ocasión.

- Veamos, si fuera un empresario adinerado ¿Dónde escondería una caja fuerte?... – Murmuró mientras sus ojos inspeccionaban el lugar con gran precisión, los muebles parecían ser de materiales sumamente costosos, maderas finas, telas de alta calidad, adornos en plata y oro, fue entonces que fijo sus orbes azules en un cuadro, la pintura era grande y mostraba a una familia, hombre, mujer e hija, sonrió, seguro ese debía ser Sato, de pie frente al cuadro observó con atención la figura de la hija, los rayos de la luna que entraban por la ventana a penas le permitían apreciar los detalles pero había algo en la mirada de aquella niña que había captado su atención, a penas colocó las manos sobre la orilla del cuadro sintió una fuerte descarga eléctrica estremecer su cuerpo, a penas capaz de emitir un grito ahogado cayó al suelo, había perdido la conciencia.

Lentamente comenzó a incorporarse, un suave gemido escapó de sus labios, su cabeza daba vueltas ¿Qué había pasado? Fue hasta que intentó moverse que se percató de sus ataduras, de pies a cabeza era imposible moverse, suspiro, con la vista nublada intentaba mirar alrededor, poco a poco sus ojos parecían irse acostumbrando a la luz de la habitación, la silueta de una persona parecía estar frente a ella, cuando al fin pudo enfocar a su captor quedó estupefacta, se trataba de una mujer, una elegante mujer, cabello negro y ondulado, piel blanca, ropa fina, pero lo que más intrigaba era su mirada, verdes ojos difíciles de ignorar, sus labios resaltados por un vivo color carmín, nada había salido de sus labios, ni un reclamo o pregunta, la mujer parecía molesta, podía imaginarse porque, después de todo ella no era nada más que una ladrona que había sido capturada, era natural que cualquier persona presente en aquella compañía se mostrara molesta ante su presencia.

- ¿Viniste sola?

Escuchó su suave, delicado, elegante y aún así autoritario tono de voz, sus mejillas se ruborizaron, se había perdido en la imagen de aquella mujer, volviendo en si ciñó el entrecejo y sonrió de forma retadora.

– Si, no necesito de nadie más para hacer mis trabajos bien.

La mujer frente a ella sonrió de lado, fue entonces que sintió como sus piernas temblaban, por un momento agradeció encontrarse atada en la manera en que lo estaba.

- ¿Quién eres? – Preguntó mirando alrededor, aún seguía en la oficina.

- Me llamo Asami Sato. – Sato, resonó en su cabeza.

- Ah… entonces eres hija de Hiroshi, lamento que me hayas encontrado visitando sin previo aviso el edificio de tu padre… - Dijo usando un tono burlón, Asami arqueo una ceja.

- Esta compañía es mía, es a mí a quien debiste avisar sobre tu visita.

La morena abrió los ojos sorprendida. - ¿Y Hiroshi? – La mirada de Sato se obscureció por un momento. – Larga historia… nada de tu incumbencia, pero si quieres una pista, pues, seguro podrás verlo pronto luego de que te entregue a la policía.

- ¿Cuál es tu nombre? – Cuestionó su captora dándole la espalda mientras caminaba hacia su escritorio.

- Korra. – No perdía detalle de cada uno de los movimientos de aquella mujer, fue entonces que se percató del extraño guante que llevaba en su mano derecha.

- Ese guante es muy extraño… - Asami sonrió. - ¿Te gusta? Pudiste experimentar bien su poder ¿Qué te parece?

Ciñendo el entrecejo intentaba pensar en como había terminado encadenada, recordando la fuerte descarga eléctrica asoció las palabras de aquella chica con lo ocurrido, así que esa había sido el arma que la había tomado por sorpresa.

- Bueno, basta de charlas, es tarde y tengo sueño, acabemos con esto pronto, dime "Korra" ¿Qué hacías aquí? – Preguntó al tiempo que tomaba asiento en la orilla del escritorio cruzando las piernas.

- Pensé que podría encontrar algo de valor… - Paso saliva, era imposible no perderse en la figura de sus piernas que se podía apreciar a través de las traslucidas medias.

- ¿No trabajas para nadie?

- Solo para mí. – Respondió en automático, no entendía porque había quedado tan absorta en aquella persona, no podía apartar ni su mirada o pensamiento de ella, fue de nuevo la sonrisa de aquella elegante mujer la que la sacó del trance, era demasiado para ella, sus mejillas volvieron a ruborizarse, chasqueando los dientes desvió la mirada de aquellos hermosos ojos que parecían penetrar en su interior, definitivamente más de lo que podía soportar, su corazón latía con fuerza.

- Eres la primera persona que intenta robarme ¿No eres de por aquí cierto?

- Viajo por doquier, es la primera vez que vengo a Ciudad República. ¿Tienes mala fama Sato?

- Solo me doy a respetar… - Korra sonrió, Asami no solo era una cara bonita, la manera en que la había emboscado no era algo que hiciera un principiante, a lo largo de su vida había sido entrenada con distintas técnicas en batallas cuerpo a cuerpo, defensa personal y claro con distintos maestros aire, tierra, fuego y agua, tomarla por sorpresa era algo difícil de lograr.

- ¿Ahora, que haremos contigo? – La morena se extrañó ante aquella pregunta, a esas alturas era de esperarse que las autoridades tomaran su lugar en la escena del crimen, sin embargo no había rastros de ningún policía y por lo que acababa de escuchar tampoco parecía que se encontraran en camino.

- ¿No llamaste a la policía? – Preguntó intentando saber que era exactamente lo que aquella mujer tenía en mente, Asami sonrió. –No, debía averiguar de forma directa si no habías sido mandada por alguien más… la policía es buena pero cuando son asuntos de mi compañía prefiero ahorrarme las largas esperas.

- Ahora veo porque motivo nadie se atreve a robarte… tomas tus propias medidas por encima de las autoridades.

- Nunca quebranto la ley, solo me aseguro de que todo esté en orden. – Korra sonrió de lado, tal vez se encontraba en graves aprietos, no estaba segura, no podía ver a través de aquel impecable rostro, no había nada que leer en ella, mantenía su firme postura, una mirada calculadora e imponente, cualquier cosa podría pasar, se sentía inquieta pero al mismo tiempo sus energías parecían ser absorbidas por la deslumbrante belleza de la de cabellos negros, no podía objetar, insultarla o hacer nada que pudiese llegar a disgustar a aquella hermosa mujer, quería dejar una buena impresión, era absurdo, pero así lo sentía y no podía hacer nada por cambiar eso.

- Bueno, pasarás la noche aquí, debo ir a dormir, por la mañana te visitaré y decidiré que hacer contigo. – Sentenció, para luego presionar el botón en su escritorio que habilitaba el altavoz. – Opal, trae a dos guardias de seguridad, necesito que lleven a nuestra inesperada visita a una de las habitaciones de abajo, gracias.

- Entendido señorita Sato. – Se escuchó una dulce voz responder ¿Ahora a donde iban a llevarla? Se preguntaba al observar a Asami tomar su chamarra.

– Nos vemos mañana K-O-R-R-A... – La manera en que había puesto énfasis en su nombre logró hacer enrojecer sus mejillas, y así sin más la dulce fragancia que acompañaba su presencia había salido de la lujosa oficina, Asami Sato, pensaba perdida en el recuerdo de aquellos intensos y profundos ojos verdes, fue entonces que las enormes puertas de la oficina se abrieron, una chica morena de ojos verdes y cabello corto entro, detrás de ella un par de hombres fornidos y altos, no importaba, sintió como la tomaban con todo y las ataduras y se la llevaban hacia otro lugar, fue hasta encontrarse en el elevador que pareció comenzar a reaccionar, debía aterrizar, Asami era hermosa, eso no lo podía negar, pero no tenía idea de lo que le podía llegar a hacer, estaba acostumbrada a ir a la estación de policía siempre que era atrapada durante alguna de sus fechorías, era la primera vez que su "Víctima" decidía saldar cuentas sin incumbir a los uniformados, jaloneando las cadenas que mantenían sus manos juntas sintió un frío escalofrío subir por su espalda, era platino, no lo podía manipular, bufó, estaba en serios problemas.