-La historia no me pertenece en lo absoluto sino que es una ligera adaptación del dorada coreano "Empress Ki" protagonizado por Ha Ji Won (Emperatriz Ki Nyang), Ji Chang Wook (Emperador Huizong) y Ju Jin Mo como (Rey Wang Yoo). Los personajes pertenecen completamente a Masashi Kishimoto más su distribución y/o utlización es de mi entera responsabilidad para la dramatización de la historia.
Prologo
Edo, capital del imperio Haruno/Tokio moderno, Japón
El Palacio Imperial había visto días difíciles, por no decir imposible de lidiar, pero ahora tras tantos conflictos se celebraba el ascenso de un nuevo emperador, el tercero que habría de encargarse de la administración Palaciega para permitir que la Emperatriz pudiera concentrarse completamente en los asuntos de estado. Usualmente el emperador debía ser alguien con alcurnia y una jerarquía poderosamente hereditaria, el hijo o sobrino de un gobernador, alguien que perteneciera a la poderosa elite social…pero no un esclavo o plebeyo cualquiera.
Era la primera vez que un hombre de tan poco rango hubiera de ostentar tanto poder.
El poder en si era adictivo y Sasuke era consciente de ello, esa persona que tuviera el honor de ser reverenciado como "su majestad", "emperador"…esa persona ascendía con un impulso de su ego y Sasuke estaba dispuesto a llegar tan lejos como le estuviera permitido y más si hacía falta. Había perdido muchas cosas en su vida, a su familia y aliados pasados, a su hermano…y lo único que estaba dispuesto a permitirse sentir era odio y rencor por y hacia todo los que se habían interpuesto en su camino y que a quienes destruiría hasta satisfacer su lívido. Claro, la Emperatriz tenía un lugar en su corazón pero el título de Emperador a ostentar e ahora en más era algo que Sasuke había luchado por merecer.
Había destruido a todos los que habían significado un estorbo en su camino, o a casi todos pues la mayor de las espinas en su costado no era otra que la presencia y vida del rey de Konoha, Naruto Uzumaki.
Recorriendo el jardín Imperial, distraídamente y siendo escoltado como siempre por un sequito de dos soldados y dos sirvientes, el ahora Emperador de Edo encontraba en su rango de visión al que era su peor enemigo, el único—para ser honesto—que aún seguía con vida y le preocupara. Ataviado en un riguroso atuendo de seda negra bordada en oro, Sasuke se giró ligeramente hacia su sequito, indicándoles que no intervinieran antes de avanzar hacia el Uzumaki que yacía perdido en sus propios pensamientos, ajeno a la atención del Uchiha sobre él.
Si se tratara de otra persona y con otro grado de culpabilidad, Sasuke no hubiera odiado tanto a un apersona, pero Naruto se había cruzado en su camino para escalar en el poder y para mantener su autoridad, tentando el corazón de la Emperatriz, empeñado en ostentar una posición que jamás habría de merecer siquiera porque era aún más extranjero que el mismo. Ciertamente ambos provenían del mismo lugar pero sus estándares sociales de nacimiento eran opuestos; Naruto había nacido heredando el título de rey de Konoha mientras que él había nacido como un plebeyo cualquiera, libre y sin mayor responsabilidad, él podía cambiar su posición social, Naruto no, eso era lo que había marcado es súbita diferencia entre ambos y que impedía que uno tuviera lo que el otro sí podía alcanzar.
Portando un atuendo de brillante seda naranja bordada en hilo cobrizo, Naruto se giró al escuchar unos pasos detrás suyo, observando con frialdad y desinterés al ahora Emperador, un hombre que—podía decirse—estaba a su nivel y que había alcanzado el corazón de la mujer que él tanto había codiciado y que amaba sinceramente. Pero la Emperatriz era inalcanzable para él, por más que algo hubiera tenido lugar entre ellos en el pasado…nunca había podido estar juntos, era algo absolutamente prohibido. No tenía por qué reverenciarlo, no era noble por sangre y por ende no tenía un estatus suprior a el más que en título.
-Volveré a Konoha—informó el Uzumaki sin explicar demasiado.
Se encontraba resentido por todo lo vivido últimamente, la muerte de amigos y el hecho e que la mujer que amaba ahora, en efecto, perteneciera a otro hombre…el mismo que estaba en frente suyo en ese momento. Sasuke no pudo evitar fingir sorpresa ante las palabras del Uzumaki, sonriendo ladinamente al saberse victorioso, al saber que solo le quedaba deshacerse de él cuanto la situación lo permitiese…y eso sería pronto, pero sin que la Emperatriz lo supiera, desde luego.
-¿No asistirá a la ceremonia de coronación?—inquirió el Uchiha deseando poder ver al Uzumaki morir de celo y envidia mientras él era nombrado cónyuge oficial de la Emperatriz.
Sin duda alguna eso era algo que ambicionaba presenciar, contemplar que su enemigo y rival viera sus aspiraciones sentimentales completamente destruidas, saberse el vencedor de aquel juego de poder y títulos, saber que había llegado tan lejos como un hombre podía llegar en aquella compleja sociedad y jerarquía.
-¿Acaso tengo motivos para hacerlo?—cuestiono de igual forma el Uzumaki, sin perder aquella tranquilidad.
Ante aquella sínica mención de parte del Uzumaki, Sasuke no pudo evitar bufar, un tanto divertido. Naruto daba por sentado demasiadas cosas, situaciones que Sasuke ya tenía planeado cambiar a su favor, los vientos estaba cambiando y la antigua era de hombre insulsamente conformistas había pasado, era el padre de la Princesa Heredera y de ahora ne más Consorte Imperial de la Emperatriz, ¿A qué debía temer?, ¿Qué debía cuestionar? Su único deber era mantenerse en el poder, nada más.
-Seré coronado Emperador—recordó Sasuke haciendo uso de aquella arrogancia tan característica de su parte, -todo un honor para Konoha—menciono el Uchiha, haciendo referencia a su antiguo hogar.
-Como rey—aludió Naruto de forma inmediata, deseando marcharse lo más pronto posible, -rendiré honores en Konoha.
Naruto paso calmadamente a su lado sin darse cuenta de cómo el Uchiha apretaba los puños a causa de su frustración. No conseguía hacer perder la paciencia al Uzumaki, no poda enfurecerlo como se le antojaba, no podía derrotarlo y verlo en el suelo, no podía ganarle a él, no podía destruirlo como deseaba, no podía sacarlo del corazón de Sakura y no podía sacar su venenosa influencia de su mente.
-Aun amas a Sakura—infirió Sasuke sin necesitar que Naruto se lo dijera, percibiendo el silencio de él y dando por hecho que las cosas seguían intactas, no importaba cuánto se empeñara en olvidar todo lo sucedido en el pasado, ese maldito recuerdo persistía en su mente y le impedía vivir tranquilo. –Ella no es para ti—recordó Sasuke en voz alta pese a escuchar los pasos del Uzumaki alejarse. -¡Entiéndelo!—grito el Uchiha, perdiendo la paciencia por completo.
Pero más que aclararle la cosas al Uzumaki, Sasuke intentaba tranquilizarse así mismo, hacerse a la idea de que no podía llegar más lejos y de que ya nada se interponía en su camino, aceptar la idea de que Sakura le correspondía por completo siendo él quien no lo manifestaba verbalmente.
Sakura era la Emperatriz y no estaba al alcance de nadie, solo de él, nunca de Naruto.
En sus aposentos y con una radiante sonrisa adornando su hermosos rostro, Sakura se dejó vestir por su siempre fiel doncella y amiga Temari que ciño apropiadamente el kimono de exquisita seda roja bordad en oro a su figura, el Kimono emulaba flores de cerezo entrelazadas con ramas…un obsequio de su difunta madrastra.
Sonriendo, completamente sumida en su propia alegría, Sakura se sujetó la falda con sumo cuidado mientras avanzaba hacia el tocador con Temari pisándole los talones prácticamente. La pelirosa se sentó ante el mobiliario mientras Temari apartaba su cabello de sus hombros y comenzaba a desenredarlo lenta y minuciosamente., era un día muy importante para el Imperio y para el mundo entero; Sasuke iba a ser nombrado emperador de manera oficial. Tras largos años de intrigas, maquinaciones, muertes y ataque, ambos seguían ahí, juntos y latentes el uno con el otro, eso era lo que realmente importaba y que debía ocupar su mente en ese momento, el cuanto había peleado para llegar a donde estaban, no uno sino ambos, ellos y su hija.
-Majestad— hablo Karui desde el otro lado de las enormes puertas de oro incrustadas de joyas. Sakura tomo la campanilla sobre su tocador, agitándola ligeramente en una señal de que podía pasar. Las puertas se abrieron ligeramente, permitiendo la entrada de otra de las doncellas de la Emperatriz, reverenciando a esta que se giró a observarla, -el rey Naruto ha partido a Konoha.
La, hasta entonces, sonrisa en el rostro de la Emperatriz no tardo en desaparecer…sabía porque Naruto no asistiría, y no tenía por qué estar presente, no era de importancia su presencia…pero ella hubiera deseado que estuviera ahí, él que había significado tantas cosas para ella, pero no, ahora no debía pensar en esas cosas. In más que decir y no recibiendo respuesta alguna, Karui se retiró in darle la espalda a la Emperatriz. Sakura se giró hacia Temari que—entendiendo su indicación—prontamente comenzó a peinarla en base a las joyas que iba a utilizar en la ceremonia.
Ese día tendría a un Emperador leal a su lado, a Sasuke, el pasado ya daba igual, su único deber en esas circunstancias era aferrarse asiduamente al presente tras todo lo perdido: su madre, su padre, su madrastra, antiguos aliados y amigos, personas de confianza e hijos que había visto desaparecer. No tenía ni siquiera treinta años y había experimentado lo peor de la vida, pero debía dejar eso atrás. Sakura suspiro escasamente, devolviendo su atención al tocador, observándose ante de desviar su atención a las joyas predispuestas, aquellas que habría de utilizar y que, en ese instante era lo único en que debía pensar, en verse hermosa y dejar atrás todo lo sucedido.
Tenía que volver a empezar.
El Palacio Imperial era una creación absolutamente sublime, enormemente poderoso. Todo aquel que pisara el lugar de manera inmediata reconocía la autoridad que sin problema alguno se transmitía y que todo podían sentir con solo estar ante la Emperatriz que, sentada sobre su trono, esperaba que las puertas se abrieran para, verbalmente, aludir el ahora poder que tendría el nuevo Emperador.
Con aquel exquisito Kimono rojo bordado en oro, su largo cabello recogido para enseñar su largo cuello y adornado por una soberbia corona a juego con unos largos pendientes y un collar de oro y rubíes, la Emperatriz se apretaba las manos con ansiedad sin darse cuenta de la presencia de alguien en la estancia, alguien que había logrado colarse y que hasta ahora pasaba desapercibido.
Los miembros de la nobleza se encontraban reunidos en dos filas, una a su derecha y la otra a su izquierda para darle el bien merecido recibiendo Imperial al nuevo Emperador. Era más de 122 las familias nobles y como mínimo en aquella soberbia estancia debían estar presentes unas 223 personas, cuando menos. Tocaron a las puertas desde el otro lado, como señal, haciendo que la Emperatriz se levantara de su trono, alisándose la falda afanosa y disimuladamente para lucir tan perfecta como debía de ser.
Las puertas, sin necesitar de orden de parte de la Emperatriz, se abrieron de par en par permitiéndole al, ahora, Emperador entrar con la frente en alto y aquel matiz de orgullo que era tan necesario en alguien de su rango. El Uchiha no necesito reverenciar a la mujer ante el pues ahora era casi su igual, había llegado tan lejos solo por ella que se lo había permitido.
Todos y cada uno de los nobles presentes se arrodillo de forma inmediata ante la llegada del Emperador, dando testimonio inequívocamente de su ahora poder y estatus, era el hombre más poderoso del palacio y que, sin embargo, había llegado no siendo nada más y nada menos que un esclavo hacia años atrás.
Manteniendo eficientemente el protocolo, Sakura evito sonreír exageradamente, asintiendo ante la presencia del Uchiha en frente suyo, ofreciendo su mano en un gesto necesariamente cariñoso pero que para ella, para ambos, significaba mucho. El Uchiha estrecho la mano de ella entre la suyas en cuanto Sakura se giró hacia uno de los eunucos presentes que se acercó rápidamente con una bandeja de oro en sus manos la cual contenía dos copas de sake para oficializar la ceremonia. Ni Sakura ni él era aficionados de beber ni nada, pero la ceremonia así lo exigía y así lo hicieron sin darle demasiada importancia, permitiendo que el eunuco se retirara.
-Felicidades, su majestad Imperial—saludo Sakura, inclinando ligeramente su cabeza ante él y tratando formalmente como lo que era ahora:
El Emperador.
Como una señal inequívoca todos los presentes que había reverenciado a la pareja durante la ceremonia se irguieron y no tardaron en estallar en vítores de aparente felicidad, al menos la mayoría de ellos, en son de la pareja Imperial, Sasuke era el tercer Emperador que se encontraba en el trono durante el reinado de la Emperatriz Sakura y muchos deseaban que se quedara ene l poder, ya habían sucedido demasiadas muertes de estatus noble, las cosas debían de equilibrarse debidamente tras tantos años, el nuevo Emperador era el padre de la Princesa heredera después de todo. Pero uno de los presentes, lord Orochimaru, observo con claro odio al ahora nuevo Emperador, su viejo enemigo y oponente para manipular a la Emperatriz.
-Sasuke Uchiha—menciono Orochimaru con palpable veneno en su voz. -¿Acaso no es el esclavo de Konoha?—se burló por lo bajo.
Su amigo y leal aliado Kabuto lo observo de sola sayo, fingiendo estar de acuerdo con el ascenso del nuevo Emperador, pero todos aquellos que estuvieran ligeramente relacionados con Konoha solo podían odiarlo porque había traicionado y atacado a muchos de la peor forma posible para llegar a donde estaba.
Los ojos del Uchiha recorriendo la estancia, bajando la cabeza con respeto hacia quienes lo merecían, pero deteniéndose al ver a cierto individuo en la habitación, un individuo que había garantizado marcharse y no estar presente. Sakura apretó ligeramente la mano de Sasuke al verlo sumido en sus propios pensamientos, tomando nota mental de la aparente chispa de ira en su mirada y que la preocupo. Sasuke la observo ante este gesto, negando con una sonrisa ladina ante su preocupación.
¿Qué importaba que él estuviera presente? Mejor era para él, lo humillaría todo cuanto había deseado hacerlo en el pasado.
Justo como Sasuke había hecho, los ojos de la Emperatriz recorrieron a los presentes a quienes sonrió respetuosa y educadamente como siempre había aprendido desde que había sido nada más que una Princesa. Sakura se abstuvo tanto como le fue posible de mostrar sorpresa al ver a Naruto entre los presentes…había mentido, estaba presente. La pelirosa bajo momentáneamente la mirada, sabiendo lo que el sentía con solo verlo a los ojos…nunca habían tenido posibilidad alguna de estar juntos, siempre había sido imposible y, por más que ahora amara profundamente a Sasuke con cada fibra de su alma y su ser, siempre valoraría y recordaría con especial devoción aquello que habían vivido.
Parecía un sueño que hace solo años atrás las vidas de ellos tres hubieran sido tan diferentes…
PD: he adelantado el prologo porque no sabia si podría escribir la historia, claro, la tenia palmada en mi mente pero de ahí al papel hay muchas lineas que cruzar :3 gracias a Adrit126 (que quería triangulo NaruSasuSaku y a quien dedico la historia), así como a DULCECITO311 (que le dio el visto bueno) :3 tardare en actualizar porque tengo cuatro historias en proceso (El Siglo Magnifico: La Sultana Sakura, El Sentir de un Uchiha y El Conjuro-Naruto Style) y quiero hacer las cosas bien para que les agrade a ustedes, además modificare a historia para que tenga el sentido que yo tengo en mente, pero si tienen alguna sugerencia (si llega a interesarles el fic) por favor denla, recuerden que ahora nos remontaremos al pasado para explicar como los tres personajes llegaron a estar ligados entre si emocionalmente :3 gracias por leer, besos y abrazos, hasta la próxima.
