Título: Lo que deseabas.
Personajes: Katsuki Bakugō/Kacchan, Izuku Midoriya/Deku.
Pairings: Ligerísimo KatsuDeku.
Línea de tiempo: No-AU; Headcanon de adultos siendo héroes reconocidos.
Advertencias: Disclaimer Boku no Hero Academia/My Hero Academia; los personajes no me pertenecen, créditos a Kōhei Horikoshi. Posible y demasiado OoC [Fuera de personaje]. Situaciones dramáticas y muy dolorosas. Nada de lo ocurrido aquí tiene que ver con la serie original; todo es creado sin fines de lucro.
Clasificación: T
Categoría: Angst, Dolor/Consuelo.
Total de palabras: 2460
Notas: uf, hace tiempo que no escribía algo nuevo para el fandom de BNHA.
Esta en realidad era una idea que tenía hace mucho rato, y nunca escribía por flojera *le pegan*
Pero bueno, supongo que estoy perdiendo el toque cómico. Hmp...
Summary: —¿Acaso no estás feliz, Kacchan? ¿No era esto lo que deseabas desde hace mucho?
Lo que deseabas
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—¿Todos los civiles... están a salvo?
—Cállate, Deku. —Gruñe fastidiado, quizá a punto de explotar, sólo que no puede hacerlo realmente en un momento como ese. Así que sólo se dedica a seguir el trayecto en medio de la niebla tan espesa que ni siquiera le deja ver bien el camino. Sus piernas heridas duelen y algunas cosillas están rotas, su hombro izquierdo dislocado y el oído también.
Lastimosamente sigue vivo (al igual que Deku), así que no tiene de otra que tratar de salir de lo que fue un campo de batalla horrible.
—Te pregunté si-
—¡Sí, todos están bien! —Ruge furibundo, deteniendo su andar un segundo para respirar correctamente. En este punto desearía haberse quedado sordo de los dos oídos para no escuchar al idiota de Deku—. Ahora cállate si no quieres que te calle a golpes.
Retoma su caminata, lentamente, demasiado lento y patético. Izuku traga pesado un momento, y luego tose de forma escandalosa, escupiendo grandes chorros de sangre en el proceso. Sus piernas duelen por completo y ya casi no tiene energías para seguir de pie siquiera. Se ve lamentable.
Katsuki gruñe, soportando el peso extra de su intento de compañero. No se detiene.
—Deberías dejarme aquí —habla el de verde, con cansancio, empezando a jadear—. Te estoy retrasando, estoy siendo una carga.
—Ya te dije que te calles o te golpearé hasta dejarte inconsciente, y así no tener que escuchar tu asquerosa voz.
Midoriya ríe un poco, sin gracia. Bakugō cierta los ojos, tratando de calmarse otra vez. Cuenta hasta diez.
—Estás herido, Kacchan —reitera, con una pizca de ironía—. Necesitas atención rápida. Déjame aquí y ve tú. Te estoy retrasando.
—¡Ya dije que te calles, Deku imbécil! —Ordena, apretando un poco su brazo y haciéndolo gruñir de dolor. Ante ello, sonríe con mucha maldad—. ¿Ahora te callarás, bueno para nada?
—Eres malo, Kacchan... —se lamenta, haciendo una cara llena de tristeza y dolor. Entonces vuelve a toser y se cubre la boca.
No se detiene. Empieza a vomitar sangre y sus pies se enredan, cae de rodillas al suelo y sigue vomitando líquido rojo. Katsuki se queda tieso en su lugar, sin expresión alguna en su rostro, observando al inútil compañero de trabajo que tiene. No obstante no dice nada esta vez, solamente guarda silencio.
Cuando Izuku deja de vomitar, se inclina y lo vuelve a agarrar del brazo para levantarlo. Pero el de ojos verdes vuelve a caer, casi llevándole con él al suelo lleno de polvo y restos de vidrio y roca.
—¡Maldita sea, Deku! —Exclama por la sorpresa. Deku no le responde, sólo sigue tirado en el suelo, pero sigue respirando, así que está vivo—. ¡No te hagas el imbécil y levántate del puto suelo! ¡Vamos, yo no te voy a cargar como un bebé, grandísimo debilucho!
—Déjame aquí, Bakugō...
El rubio queda estático, y sus ojos se abren grandemente. Tiembla un poco, aunque jamás lo admitiría, luego de notar el peso que conlleva esa forma de llamarlo.
No puede decir nada, ni contestarle con algo típico como un grito de aliento disfrazado de insultos que lo hagan sentir menos. Simplemente su garganta se cierra.
—Déjame aquí... y sálvate... —pide vagamente, sonriendo, con los pibes opacos debido a su ceguera causada por la batalla—. Estás débil, lo sé. Puedo sentir y... escuchar tu sangre caer.
Katsuki aprieta la mandíbula con fuerza, tragando sus náuseas e ignorando el mareo que quiere tirarlo al suelo. Todo su cuerpo grita en dolor pero hace oídos sordos, avanzando de nuevo hacia el muchacho tirado.
Con esfuerzo lo agarra con ambos brazos. Algunos huesos de su brazo izquierdo suenan de manera macabea como anuncio a una pérdida, y también lo ignora. Levanta a Midoriya y lo apoya contra sí, comenzando a caminar de vuelta para salir de ese lugar.
—¿Cómo demonios sabes si no es tu asquerosa sangre la que escuchas, eh, idiota? —Advierte, sintiéndose cada vez más débil debido a la herida en su costado que sigue drenando líquido rojo. Pero aunque sea así, no se compara con el del pecoso—. Tienes el estúpido pecho abierto, después de todo.
Deku se vuelve a reír, y luego de unos segundos, se calla. Lágrimas brotan de sus ojos, muchas lágrimas. Lleva su brazo mínimamente sano y lleno de heridas a la parte dañada en su abdomen, allí siente calidez y frío al mismo tiempo. Sigue desangrándose rápidamente.
Kacchan ya no dice nada al verlo llorar en silencio.
—Te agradezco... ugh... que quieras salvarme —habla Izuku, parando sus sollozos—. Es muy... heroico de tu parte.
La respiración se vuelve difícil de controlar. Todo se vuelve un tanto más borroso que antes.
—No estás diciendo que me calle.
Katsuki ya no tiene fuerza para gritarle que es el idiota más grande del mundo, y que no merece su ayuda ni un poco. Si fuera por él ya lo hubiese dejado tirado en algún lugar a morir solo y olvidado.
(Aunque, si es así, ¿entonces por qué—?)
—¿Te rendiste, Kacchan?
—Tú eres el que se rindió, mierda —vuelve a gruñir con odio, y chasquea la lengua. Lo oye reírse otra vez—. Maldita sea, deja de reírte de una vez. Parece que estás disfrutando sufrir, asqueroso masoquista de pacotilla.
Simplemente vuelve a carcajear otro poco.
—Eres tan gracioso, Kacchan. Al final sí resultas ser un gran héroe.
—¿Dudabas de mí, Deku imbécil? Muérete.
—Lo siento...
No sabe exactamente por qué demonios se está disculpando justo ahora ni qué objetivo tiene, empero no le interesa de todas formas. No le dan ganas de pensarlo y el idiota siempre ha sido un idiota sin sentido alguno en ningún aspecto. Así que no interesa. Nada de lo que diga le interesa.
Pero que no hable hace que, ciertamente, el ambiente se vuelva preocupante. Y él no quiere llevar un estúpido cadáver al hospital, por lo que tendrá que hacer el esfuerzo de que ambos sigan discutiendo de alguna manera forzosa.
—Siempre fuiste una asquerosa carga, ¿lo sabías?
No está siendo bueno, no le importa igualmente.
Deku suspira.
—Lo sé.
—Por eso All Might siempre se preocupa por ti. Sigues siendo un debilucho de mierda.
—También lo sé.
—Así que no te atrevas a morirte, porque te voy a matar si lo haces.
—Eso no tiene mucho sentido, Kacchan —ríe, divertido. Enseguida tose otra vez y se detiene. Katsuki espera, haciendo uso de las pizcas de paciencia que le quedan para no matarlo él mismo—. Disculpa, es que ya no...
Su voz se apaga y el peso sobre el rubio aumenta. Tambaleándose de manera patética, cae sentado en una roca, con Deku encima, totalmente inerte aunque con la esperanza de seguir respirando de manera desesperada.
—¡Oye, maldito! ¡Pesas como un puto elefante! ¡Quítate! —ruge, empujándole a un lado, haciendo que caiga al suelo de espaldas y se quede allí.
Se maldice a sí mismo por su rudeza.
Deku tiene los ojos abiertos, observando de manera ciega al cielo oculto tras la niebla. Su rededor es tan silencioso como un cementerio, y quizás lo sea, luego de la feroz batalla que se había librado allí. Y eso que esa misma mañana era sólo otro día animado en el centro de la ciudad, donde cada persona disfrutaba de su vida y sonreía a otra agradable tarde resguardada por los grandes héroes que habían y servían.
Quién diría que todo saldría terriblemente mal en menos de cinco minutos. El futuro es impredecible para muchos.
Izuku se ríe una vez más, opacando la serenidad del enorme campo de batalla.
—Lo logramos, al menos —comenta con una gran sonrisa. Siente su sangre recorrer fuera de su cuerpo y trata con todo lo que puede ignorarlo, al igual que el dolor en todo su demacrado cuerpo de héroe. Sus lágrimas se desbordan de nuevo—. Derrotamos a la Liga de Villanos, así que ya no hay peligro.
—Siempre hay peligro —contradice el rubio, haciendo presión en su costado y evitando el desangrarse más—. Para eso están los héroes. Hay que ganar a los enemigos y destruirlos.
—Sí, pero ya no es tan... peligroso —murmura confundido, y escupe con fuerza más sangre, manchando su rostro otro poco de rojo. Igual su mueca alegre se mantiene dibujada allí—. Ah... Estoy cansado, Kacchan. Quiero dormir.
Bakugō aprieta la mandíbula y el puño. La impotencia lo recorre. Ya no tiene fuerza ni para ponerse de pie, y los otros héroes profesionales y médicos tardarían en encontrarlos debido al laberinto de escombros gigantes y la niebla. Su destino parece marcado con sangre y su final no será bueno, lo tiene en cuenta.
—No te atrevas a dormirte, inútil. —Amenaza, furioso.
—Pero tengo... tanto sueño... —susurra, luchando por no cerrar los ojos—. Me duele todo, y siento que una siesta podría arreglarlo.
—¡No lo hará, carajo! ¡Ugh! —Se cubre la boca con una mano, y vomita un poco de líquido rojo. Lo escupe con asco y vuelve a mirar al chico en el suelo—. Si te duermes no despertarás. ¿Cómo diablos crees que le explicaré a tu vieja que te moriste frente a mí por ser un inútil?
—Lo sé... Mamá empezaría a llorar... pero creo que lo entendería...
—No... ¡Ella no va a-! ¡Agh!
Se calla ante otra punzada en la garganta y más sangre. Molesto, se pone de pie como puede, tastabillando un poco, y camina hasta Midoriya para enseguida agarrarle con un brazo y tratar de levantarlo.
—Ni pienses que vas a dejarme una carga así, maldito Deku. ¡Yo no pienso tener culpa por tu asquerosa y patética muerte, ¿me entendiste?!
Sigue escupiendo sangre a la par que trata de levantarlo, o arrastrarlo aunque sea. Pero apenas puede con su propio cuerpo y Deku solamente niega con la cabeza.
—Ya está bien, Bakugō —murmura, pero no le escucha—. No hay caso. Estoy atrasándote de nuevo. Estoy siendo la piedra en tu camino otra vez.
Katsuki se detiene, pero no le suelta. Cae de rodillas, temblando de la rabia al encontrarse tan impotente.
—Estoy estorbando, por favor, vete sin mí. No quiero que mueras por culpa mía.
—¡Cállate, maldita sea! ¡No digas más estupideces o te mataré!
—Pero... yo ya estoy muriendo.
Vuelve a formarse calma. Un goteo sereno hace eco.
—¿Acaso no estás feliz, Kacchan? ¿No era esto lo que deseabas desde hace mucho?
(«¿No era justamente esto lo que siempre deseabas?»)
Su voz se escucha tan lastimera, como un llanto infernal dibujado con una mueca de falsa felicidad. Da asco, da tanto asco y pena ver, que le quema los ojos dolorosamente.
—¿No lo ves? Si muero, tú serás el nuevo-
—¡Me importa una mierda lo patético que seas o las mierdas que pienses! —Interrumpe, iracundo, dándome un golpe en la cabeza con toda la fuerza que le queda, la que no es mucha—. ¡Si te mueres se acabó todo y yo voy a tener que cargar con tu estúpido deceso como si fuera mi maldita culpa! Además, aún no te he superado correctamente, imbécil —sonríe de manera torcida, como siempre que sale totalmente de sus casillas—. Y te superaré, tenlo por seguro. Así que no te atrevas a-
No responde más.
—Deku.
No hay respuesta. No hay suspiros. No hay risa ni respiración siquiera.
—Oye, Deku.
Abunda la total tranquilidad.
—¡Hey, maldito Deku! ¡Responde, carajo!
Aunque lo zarandee, sigue sin contestar. Ya no se escucha el goteo, tampoco.
—¡NO TE ATREVAS A DEJARME HABLANDO SOLO, ESCORIA ASQUEROSA! ¡DEKU! ¡DEKU, TÚ IMBÉCIL!
Lo sostiene con fuerza. Trata de de ponerse de pie de nuevo, y cae. No lo suelta, lo intenta otra vez, y otra, y otra. No hay manera. No hay posibilidad.
Tiembla totalmente. Sus ojos de rubí se vuelven vacila y observan a la nada. Su expresión tiene terror ante todo, ante nada. Sus heridas se convierten en cosquilleos lejanos y hay una risa animada y nerviosa a la vez resonando una y otra vez cerca de su oreja.
(«¿No era esto lo que deseabas desde hace mucho?»)
—¡NO! ¡NO LO ERA! —Grita, al vacío, sin tener en cuenta que nadie le responderá. Agua cae de sus ojos sin que se dé cuenta y aprieta los dientes mientras chorrea más y más sangre desde su boca. Su garganta se está desgarrando lentamente—. ¡DEKU! ¡MALDITO, TE DIJE QUE NO PODÍAS DORMIR! ¡DESPIERTA! ¡DEKU!
Ya no sabe qué está haciendo exactamente, no piensa, no calibra del todo el hecho de que solamente habla con alguien que ya no existe. Y sus fuerzas también empiezan a desvanecerse. Sus gritos se apagan y sus brazos dejan de intentar mover al joven héroe de verde que yace descansando plácidamente en algún lado.
—Oye, Deku... —masculla sin ganas, recostándose un poco en una piedra cercana. El polvo le pica en las heridas al levantarse, y él observa el cielo que antes observaba su compañero—. Te dije que si morías, te mataría. Así que regresa para que pueda matarte. ¿O tienes miedo, pequeña mierda?
Ríe levemente. Hay algo amargo en su boca que quiere hacerle devolver toda si existencia de una.
—Eres un cobarde. ¿Cómo te atreves a dejarme en ridículo así? Cuando te encuentre, te voy a matar.
(«¿No era esto lo que deseabas desde hace mucho?»)
—Que no... Yo no quería esto...
(«¿No era esto lo que deseabas desde hace mucho?»)
—Ya cállate, quieres. Yo te hubiera salvado, pero tú fuiste te un imbécil que no se dejó. ¿Qué yo iba a morir si no te dejaba? No me hagas reír. Al final tú te moriste, idiota.
A lo lejos se escuchan otras voces y brillan luces. Hay personas acercándose. Bakugō apenas mira en esa dirección, y luego se recuesta mejor.
—Sabes, creo que tenías razón en algo, Izuku... Una siesta podría arreglarlo.
Lentamente, cierra los ojos como su compañero.
Está tan cansado.
¿fin?
