Hola!
Pues aquí trayéndoles una nueva marihuanada mía esta vez de el Príncipe del Tenis, principalmente con el equipo de Shitenhoji.
Espero que sea de su agrado.
La Puerta Falsa
Las personas solo notan cuando uno es distante y apático, pero nunca se ponen a pensar en los motivos y experiencias que nos han llevado a ser así, llega el momento en que te hartas de esa situación, te cansas de hablar con las mismas personas, de las mismas respuestas, de los mismos comentarios que remarcan la actitud de uno, pero jamás los errores de los demás.
A veces es preferible fingir que escuchas el sermón y marchar a tu habitación que quedarte a discutir.
—Deberías obedecer más a tu padre. — Esa era la voz de la mujer que se supone debería conocerla mejor.
— ¿Debería?, ese hombre ni siquiera es mi padre, desde que llegó me has hecho a un lado. — Sus pensamientos siempre eran los mismos, y como siempre nunca podía expresarlos y eso era porque la respuesta siempre era la misma.
—Tú, nunca entiendes nada, solo te metes en problemas y me metes a mí en problemas con tu padre.
La misma historia, las mismas palabras los padres no entienden a los hijos y viceversa los hijos no entienden a los padres.
— ¿Cuándo fue la última vez que fui feliz?, ah sí, cuando papá aún vivía, nunca le reproche a mi madre el que se casara de nuevo, después de todo era normal, ¿verdad?, digo, no podía pedirle que se quedara sola, pero lo que siempre le reprochare es el que le dé más prioridad a su nuevo esposo que a mí.
Sus pensamientos eran claros y a la vez turbios, ¿acaso eran celos?, o de verdad su madre le había hecho aún lado, cual perro que pierde su encanto al crecer.
Antes de que se diera cuenta el sermón de su madre se había acabado. Realmente es que siempre era lo mismo, nunca le cambiaba por eso ella ya se lo había aprendido y por eso mismo es que dejo de prestarle atención.
Después de todo y como ya se mencionó siempre era lo mismo.
"Todo el día te la pasas encerrada, no hablas, no haces nada por tu vida, solo traes problemas, tu actitud es molesta", vaya que todo era malo en ella, pero ese no era el problema principal, sino el que le había pasado para que ella hubiese cambiado tanto.
Todos los días era lo mismo, el mismo pleito, ¿por qué esta vez iba a ser diferente?, ¿por qué demonios tendría que preocuparse?
Se marchó a su habitación, en ella estaba todo lo que la mantenía viva, vídeo juegos y series, bueno tal vez su madre tenía algo de razón, pero en todo ello, ella encontraba algo que con las personas no… valores, si era raro, loco, descabellado, mira nada más por donde, ahora parezco Adela Micha dando tantos sinónimos.
La tarde trascurrió como siempre, ella viendo series y bueno su familia, en lo suyo, de rato le dio sed y salió de su cueva rumbo a la cocina por un vaso de agua.
—A veces me pregunto, ¿por qué le di a luz? — No quería créelo, a pesar de que lo estaba escuchando, esa voz era inconfundible.
— ¿Qué esperabas, tiene el mismo temperamento de su padre? — Esa era la voz de ese sujeto, él solo abría la boca para haces más grande la brecha entre su madre y ella.
—Ahora te arrepientes, ¿eh? — Susurro mientras regresaba a su habitación.
Jamás creyó oír a su madre decir tal cosa, su madre siempre fue la mujer que se empeñaba en decir que lo hijos no tenían la culpa de las malas situaciones en la familia y que si de cierta forma los causaban, era porque debían acercarse a ellos, pero por lo visto solo eran palabras vacías.
La noche trascurrió y ella la paso en vela, por más que trataba de dormir no podía, cada que trataba de cerrar los ojos resonaban las palabras de su madre como un potente taladro en su cabeza, antes de que pudiese contenerse, las lágrimas comenzaron a brotar, sus ojos estaban completamente húmedos, pero su rostro parecía perdido, no reflejaba tristeza solo… nada.
Era como si estuviese muerta, pero no era así y para ser francos en ese momento era lo que más deseaba, igual y no se solucionaba nada, pero esas palabras fueron una bala directa al corazón.
Todos los bonitos recuerdos de ella y su madre comenzaron a difuminarse y quienes tomaban sus lugares en su mente eran las endemoniadas cuestiones que más que dar paz o respuestas, solo le atormentaban más.
El día siguiente era sábado, su madre y su padrastro se iban a trabajar desde temprano y por supuesto ella no tenía clases y aunque las hubiese tenido, de seguro que no asistía se sentía mal, devastada, como si la hubiesen golpeado un montón de pandilleros, o algo por el estilo.
Se levantó sin ganas y sin fuerzas, prendió el ordenador y entro a Zeldalook, tal vez una de tantas tonterías le levantaba un poco el ánimo.
Pero nada, nada de lo que leía y veía le animaba en lo más mínimo, entre más trataba de olvidarlo más presente se le hacía.
Harta, se vistió y salió de casa, tal vez un poco de aire fresco le tranquilizaría, tal vez encontraría respuestas o tal vez simplemente se le pasaría, después de todo no había nada que una caminata en el parque y un poco de aire fresco no resolvieran.
Perdió la noción del tiempo mientras caminaba, ya no pensaba en lo que su madre había dicho, ahora por su mente circulaba una idea que llevaba años dándole vueltas a la cabeza y nunca antes se había tomado la molestia de meditarla o mínimamente retenerla, pero ahora parecía la mejor solución.
Para cuando se dio cuenta estaba en medio de un puente peatonal y justo debajo de ella estaba un tránsito bestial, los carros pasaban a toda marcha uno tras otro.
—Todo… se reduce a… esto. — Su voz era apagada, casi muerta.
Se subió al barandal del puente, mientras miraba al cielo.
No lo pensó dos veces y se soltó del barandal.
Tal vez había un poco de arrepentimiento, tal vez había otra solución, tal vez fue estúpida e impulsiva, pero ya estaba cayendo, ¿qué más podía hacer?
— ¡Esta muerta!
Se acabó!
*Zeldalook, parodia barata de Facebook.
Espero haber comenzado bien, no se creo que únicamente soy buena escribiendo cosas depresivas XD
