Capítulo 1
La Hokage miraba la pila de papeles sobre su escritorio. Esa mañana estaba especialmente ocupada y a pesar de saber que debía avanzar, aunque fuese sólo un poco, para poder estirar las piernas en la terraza y tomarse un vaso de sake, aun no podía siquiera comenzar.
Desde hacía tiempo Tsunade se enfrentaba a un problema que no podía resolver. Le daba vueltas durante horas y consumía su, ya de por sí, escaso tiempo sin llegar a una solución.
No paraba de suspirar frustrada al tiempo que se acariciaba las sienes.
A pesar de que fuese un tema que le competía como Hokage, su razón para atormentarse era de índole personal. Se veía impedida a abandonar a uno de sus subordinados más queridos en la misma búsqueda infructuosa en la que había dejado caer a su amigo Jiraya.
El expediente de Naruto, que llevaba a su derecha más de 2 meses, la inquietaba ese día con muchísima más fuerza que semanas anteriores. Hoy el rubio favorito de Konoha estuvo a punto de morir.
Sakura y Sai se habían negado a pasar algún tipo de reporte, eso sin importar el griterío de sermón que les dio, pero ya lo sabía, incluso antes de revisar los conductos de chackra de Uzumaki. Sasuke Uchiha se estaba cansando de que el rubio lo persiguiera cada que tenía oportunidad y se ponía más serio con sus ataques, que aunque todavía no tiraban a matar poco les faltaba.
Ya estaba harta de prohibirle a Naruto ir tras Uchiha, cansada de que la desobedeciera y que sus compañeros lo cubrieran… pero sobre todo: Estaba cansada de ver a Naruto en una cama de la enfermería.
Arrugó la frente visiblemente enfadada.
Como Hokage lo único que quedaba era imponerle un severo castigo por desobedecer órdenes, como su obasan lo que debía hacer era buscar una verdadera solución al problema.
Lo que la llevaba a otro asunto que, aunque en un principio no parecía meritorio de cuidado, debía atender si no quería perder a todo ninja competente que se parara a menos de 2 metros de Rock Lee.
De Lee no tenía ni la más mínima idea de qué era lo que le ocurría. Sólo que, tras la misión diplomática más corta de la historia, el pelinegro había regresado más distraído que de costumbre y eso, claro, para un ninja era una petición de muerte.
Hacía una semana los tres chicos del equipo Gai habían estado internados en el hospital, heridos de gravedad a causa de su última misión. Y de no haber sido por los oportunos movimientos de Neji, los tres hubieran muerto debido a los errores de Lee. Cuando los visitó en su habitación el chico se veía sumamente perturbado por ese hecho.
Gai se lo pidió con lágrimas en los ojos y ella contrariada había aceptado. Ambos sabían que era duro pero no habría más misiones para Lee hasta que él se concentrara en lo que resultaba verdaderamente importante.
Ella no precisamente era alguien con corazón de pollo, pero debía aceptar que sintió una terrible punzada en el pecho al ver la resignación del muchacho cuando se le comunicó que estaba suspendido como ninja hasta nuevo aviso.
Tsunade dejó caer la cabeza sobre el escritorio y volvió a toparse con la imagen de Naruto y fue ahí cuando se le ocurrió.
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Lee se presentó en el despacho de la Hokage, solo. No había querido que sus compañeros lo acompañaran porque ya se temía las próximas órdenes. Le dolía saber que pronto la baja temporal a la que había sido sometido sería indefinida y todo debido a su torpeza.
Intentó mostrar una alegría que no sentía, tenía un pequeño discurso de agradecimiento por haberle permitido ser ninja todo ese tiempo, pero mientras más avanzaba más se daba cuenta de que se atragantaría con sus palabras.
Abrió la puerta con las manos temblorosas, era la segunda vez que su camino ninja estaba en riesgo y curiosamente el inmediato responsable volvía a ser esa persona... Sacudió la cabeza y giró la perilla al tiempo que pedía permiso para pasar, no era verdad, el único culpable volvía a ser él.
– Hokage sama me mandó a llamar –
– Así es Lee – La rubia hizo un gesto con la mano para que se acercara – Tengo una misión para ti –
Los ojos de Lee se abrieron a más no poder – ¡¿De verdad?! –
Pero su felicidad se interrumpió cuando Tsunade asintió y le tendió un expediente con la foto de Naruto adherida a la tapa gracias a un clip.
– Es sobre Naruto kun – lo tomó pero no se molestó en hojearlo – ¿Le ocurre algo? –
Tsunade hizo una mueca de frustración – Últimamente ha estado más concentrado en traer a Uchiha de vuelta a Konoha que lo ha priorizado sobre las misiones, el consejo teme que abandone la aldea con motivo de traerlo de vuelta –
– Pero Naruto no lo haría, además Sakura san y Sai san no lo permitirían – objetó
– El consejo duda de su capacidad para influir en las decisiones de Naruto – se refería a los 2 jóvenes antes mencionados – Es más, los consideran un apoyo. Tu misión será vigilar que Naruto no haga ningún movimiento extraño o intente irse de la aldea –
Lee adoptó una posición firme – Claro Hokage sama –
Ella cambio su expresión de seriedad a una ligera sonrisa pero no duró mucho pues sus ojos se ensombrecieron al instante – Lee – llamó mirándolo profunda – Si fallas esta misión tu baja será definitiva –
El pelinegro se permitió tensarse ligeramente antes de sonreír y elevar un pulgar – No le fallaré Hokage sama, no lo haré –
–… y – habló la mujer antes de saliera del despacho – No quiero que nadie más se entere de esto – como respuesta recibió otra sonrisa y un asentimiento.
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Lee suspiró. A pesar de que se había mostrado bastante confiado con respecto a eso de vigilar a Naruto 24x7, la verdad es que se le estaba haciendo algo bastante complicado.
Al rubio lo acompañaba la fuerza de la juventud y siempre andaba de un lado para otro.
Sai lo había descubierto el primer día y aunque prometió no revelar que seguía a Naruto, ni preguntar por qué lo hacía, era evidente que no estaba haciendo bien su trabajo.
Kakashi lo miraba de reojo de vez en cuando y si Sakura aún no lo descubría era sólo porque el pintor la distraía cada vez que estaba a punto de hacerlo. Hinata, Shikamaru, Shino, Kiba, incluido Akamaru sabían que seguía a Naruto y si la Hokage se hacía de oídos sordos era sólo porque el rubio aún no lo descubría.
– ¿Cómo vas con tu misión ultra secreta? – se burló Tenten apareciendo a su lado haciendo que Lee casi cayera del árbol donde melancólicamente soñaba despierto.
– Pues… – ambos miraron, a través de la ventana del departamento de Naruto, al chico devorando su ramen instantáneo.
– ¿Nos dirás por qué lo sigues? – Tenten se refería a ella y a todos quienes, impulsados por Kiba, comenzaban a creer que Lee estaba enamorado de Naruto. Incluso ella, que sabía los enamoramientos del chico rara vez incluían el acoso, aceptó entrar en la apuesta sobre cuándo se atrevería a declarársele.
El pelinegro negó.
– Entonces supongo que no nos acompañaras a Neji y a mí en el entrenamiento – Gai sensei estaba fuera y ellos tenían baja médica, sin embargo jamás descansaban.
Lee se mordió el labio inferior, tentado a dejar su puesto. La palabra entrenamiento era una tortura en su situación actual pues, al tener que ser sigiloso, no podía realizar el 99.9% de sus prácticas habituales – No puedo –
La chica suspiró –Está bien, pero comenzaré a creer la versión de Kiba kun si sigues así –
Lee arrugó el ceño sin comprender – ¿Cuál? –
– ¡Que estas perdidamente enamorado de Naruto! – Le dijo con burla antes de desaparecer.
Se quedó callado un minuto antes de procesar la información y luego sus mejillas se colorearon ligeramente.
¿Él enamorado de Naruto?
Miró hacia la ventana. Era verdad, el rubio no podría parecerle a alguien desagradable pero definitivamente sólo era su amigo y la única manera en la que podía mirarlo.
A él le gustaba otra persona y desgraciadamente se había equivocado al elegirla. Cerró los ojos e hizo un gesto de tristeza, no le gustaba pensar en eso pues siempre se quedaba con más ¿Por qué? que respuestas. Al final siempre le daban ganas de llorar y ya había derramado muchas lágrimas. Era difícil aceptar que Gaara nunca lo había querido, peor, que sólo lo había usado.
Se secó las furtivas lágrimas que no pudo evitar se le escaparan y cuando volvió la mirada a la ventana, Naruto ya no estaba.
– ¡Gejimayu! – la alegre exclamación del rubio casi lo mata del susto cuando lo encontró a su lado
– Na…Naruto kun –
– ¡Hola! ¿Sorprendido? –
Lee no sabía que hacer, así que no le quedó de otra que asentir con rapidez.
– Puedo preguntarte algo – aquel Naruto era algo un tanto serio y tétrico – ¿Por qué me has estado siguiendo? –
Bueno, parecía que el rubio también se había dado cuenta – Yo… Yo… Esto… – pero no puedo formar una excusa coherente porque fue interrumpido.
– Fue Tsunade obaachan – parecía pregunta pero Uzumaki estaba muy seguro de lo que decía – ¿verdad? – y sin dejar que Lee pudiese siquiera articular una palabra apretó los puños pensando que la Hokage tenía muchas cosas que explicarle. Y desapareció.
Lee se quedó ahí, estático como una piedra. ¡Naruto lo había descubierto! La misión había terminado y él falló.
Eso sólo significaba una cosa…
Ya nunca más podría ser ninja.
Abrió los ojos, no podía pensar en nada. ¡Ya no sería ninja!
…
Se paró decidido. Tenía que explicarle a Naruto…
Pero ¿Qué?, Tsunade lo dijo, él era un peligro para sus compañeros.
…
Lo mejor era ya no ser ninja.
Pero ¿y sus amigos?, ¿su misión en la vida? ¿y sus desgracias?. Gai sensei, él siempre había creído y ahora lo iba a defraudar.
…No
Él era Lee, Rock Lee y tenía que hacer algo…
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– ¡¿Porque mandaste a Gejimayu a espiarme?!– replicó airado Naruto tan pronto entró al despacho de Tsunade sin tocar.
La rubia hizo un gesto de enfado pero luego se mordió el labio inferior ¿Tan pronto lo había descubierto? Le hubiese gustado que tardara sólo un poco más. Así podría haber aprobado a Lee.
– Si no tropezó conmigo fue porque me hice a un lado – No recordaba que su amigo fuera tan malo espiando, pero sin duda si habían elegido a Lee era porque subestimaban sus habilidades – Además no sé qué pretendes Tsunade obaachan, yo no voy a hacer nada malo –
– ¡Naruto! – lo reprendió la Hokage una vez que reaccionó por completo.
– No voy a ir tras Sasuke a mitad de la noche – reclamó cruzando los brazos, bien sabía que lo espiaban por el último encuentro con su amigo porque desde ese momento no le habían dado misiones.
Al menos el chico negaba uno de los grandes temores que ella y los ancianos miembros del consejo tenían. Suspiró. – No sé si estas informado pero Lee fue suspendido –
Naruto abrió la boca y se crispó, no quería pensar que Lee lo espiaba por voluntad propia –Entonces… –
– Aun así, yo le di la misión de vigilarte, sólo para ponerlo a prueba. No eres precisamente el mejor ninja rastreador, así que supuse que eso le otorgaría algo de ventaja y dado que siempre estás en movimiento pero que no tendrás misiones por un tiempo eras el candidato perfecto –
– ¡Estas diciendo que vas a seguir sin darme misiones! – el rubio protestó
Tsunade sintió una gotita resbalar por su sien – No Naruto –
– Pero…–
– Nada de peros, dejaste la última misión inconclusa por ir tras Sasuke y no es necesario que te repita que debes ser castigado por eso –
Naruto hizo un gesto de desagrado – Pues ya descubrí a Gejimayu y si fuese un ninja enemigo ya me hubiera encargado de él – hizo un ademán de practicar sellos.
– Lo sé – Tsunade negó y se sintió decaída. Lo correcto sería ordenar a Lee abandonar su camino ninja, pero eso definitivamente sería como matarlo.
Naruto entrecerró los ojos al ver su reacción – él, dijiste que estaba a prueba ¿no es así? –
Tsunade movió la cabeza de arriba abajo.
– Y ¿Qué pasa si no aprueba? –
Ambos rubios cruzaron la mirada – Dejará de ser ninja –
– ¡¿QUE?! – Naruto se precipitó al escritorio de la Hokage – ¡No pueden hacerle eso! –
– Mira Naruto sé que es difícil, pero ha cometido errores de principiante en cada misión y en la última casi mata a todo su equipo, no podemos arriesgarnos. Lo mejor es causarle una baja definitiva ya que ni siquiera puede cumplir con una misión rango D. Tal vez en un futuro si… –
– No es verdad, si lo dan de baja ¡nunca lo dejarán volver a ser ninja! –
Tsunade miró hacia otro lado ¿Qué más podía hacer?
– Yo – se sintió culpable. Si no se hubiera ido tan molesto a reclamarle a la Hokage y hubiese escuchado a Lee, entonces tal vez no estaría en esa situación – ¿Podrías darle otra oportunidad? –
– Naruto… – la Hokage lo miró fijamente, pensando que si era tan difícil decirle a él que no lo haría, mucho peor sería hablar con Lee.
De pronto la puerta se abrió sin previo aviso – ¡NARUTO KUN! – Lee entró a la habitación casi como un rayo, temiendo haber llegado demasiado tarde y casi lo creyó por los rostros acongojados que le dirigían ambos presentes –Yo, la razón por la que te seguía, es porque quería… –
El rubio lo miró con cara de sorpresa al igual que Tsunade, quien alzó una ceja curiosa sobre lo que pretendía decir Lee ahora que había sido descubierto.
– Yo Naruto – Lee se acercó a él, sus mejillas se coloraron levemente y Naruto tuvo una especie de deja vú –Yo quería pedirte… quiero que seas mi novio –
…
…
Fue como una ventisca fría
…
…
– ¡oh! – Tsunade exclamó muy bajo, fue la primera en reaccionar de ellos 2. La verdad era que no se esperaba eso.
La cara del rubio era todo un poema contrastada con la expresión de seguridad de Lee.
Y entonces la Hokage se permitió esbozar una sonrisa casi maliciosa y carraspeó – Creo que esa es una discusión que no deberían tener en mi despacho – No le hacía daño divertirse de vez en cuando, más cuando pensaba que el pequeño Uzumaki le debía muchas por todas las veces que la había llamado vieja – Naruto ¿Qué era lo que venias a decirme? –
Lee abrió los ojos ¿acaso eso significaba que había llegado a tiempo y Naruto kun no había reclamado nada? Miró al rubio con muchísimo mayor insistencia y éste se giró, como si de un robot se tratase, a mirar a Tsunade.
Cuando la vio, con esa expresión de triunfo y malicia, sintió que lo bañaban con agua fría y todas las piezas cayeron en su lugar. ¿Esa era la oportunidad que le daba?
No era justo. La vieja se estaba burlando de él, ¿Qué se supone que debía a hacer?... no quería.
– Naruto – Le presionó la Hokage llamándolo suavemente.
Maldición…
…
– Yo… Si – su voz fue absolutamente mecánica, un susurro. Y cuando se dio cuenta de que tanto la Hokage como Lee lo miraban, como si aún no dijera nada o no supieran lo que su "si" significaba, pensó que debía de haberse quedado en casa comiendo ramen – SI –
Aquello fue como una bendición a los oídos de Lee mientras que Naruto sintió que un agujero negro se comió sus emociones.
Tsunade sonrío. Definitivamente, y aunque las cosas no marcharon como esperaba que lo hicieran, por fin podría tener a Naruto alejado del problema Uchiha y a Lee pegado del niño milagroso de konoha.
Iría a tomarse ese vaso de sake que tanto deseaba.
