Pues pa que vean que sí cumplo mis promesas, aquí está la secuela de Reiji.
Aquí no va a ver nadita de AyatoxYui. Si quieren eso, esperen a la secuela de Ayato este viernes. Recuerden, es la secuela de Reiji. Los personajes que interactúan en esta historia son Reiji, Yui y un OC, pero pasa, saluda y se vá, así que no hagan mucho caso :D
Y habrá drama. Mucho drama. Tipo cuna de lobos, y así. De que Shin está jode que jode con que Reiji le picó el ojo y todo el numerito.
Para el lemmon... Tendrán qué esperar. En esta creo que tardará incluso más en llegar que en la de Ayato. Pero el lemmon es como una sabrosa fruta, sabe mejor si se le deja madurar *pervertedsmile*
Déjenme sus reviews, y díganme qué piensan. Y flameen si quieren, que ya va haciendo friito aquí en el norti. (¡Ajua!)
Un tronido ensordecedor se dejó oír, sacándola de golpe de su ensoñación. Seguía lloviendo a cántaros, pero no fue un rayo lo que provocó el ruido. Fue una de las más pesadas ramas del enorme y, al menos para Yui, hermoso árbol seco bajo el que el chofer del autobús decidió estacionarse.
La rama era del tamaño de un hombre adulto y, sin embargo, no era ni la décima parte del enorme árbol de madera rojiza, totalmente seco y muerto, al que la chica había dado la calificación de arte de la naturaleza. "Hermoso, oscuro, antiguo y muerto" pensó "Justo como me gustan". Casi se ríe de su chiste. Casi.
El conductor volvió al camión y arrancaron de nuevo. Iban lento por la lluvia, pero al menos se movían con seguridad. Justo en ese momento, rayo y trueno cayeron, potentísimos y al unísono; iluminando el cielo y haciendo temblar la tierra. Si el rayo cayó al mismo tiempo que el trueno, probablemente no cayó lejos de donde estaban. Yui giro la cabeza a la ventana de atrás.
Efectivamente, el rayo había caído cerquísima, justo sobre su hermoso árbol seco, partiéndolo por la mitad y reduciéndolo a carbón. "Increíble" reflexionó de nuevo "es increíble lo frágil que es cada momento. En verdad que nada es para siempre"
Pero eso no era noticia nueva.
—Buscamos a una chica.
—¿Ah? — Dijo Yui, saliendo de su ensimismamiento. No podía creer que algo que había estado ahí tanto tiempo, de pronto ya no volvería. Increíble. Al menos lo pudo ver.
—Que buscamos a una chica. Nuestra eminencia es una mujer. — Ayato le decía con cara de decepción. Como queriendo decirle "sé que el mundo te importa un pepino, pero es importante, así que trata de escuchar por cinco miutos".
—Ah, ya. ¿Y cómo se llama?
—Liliya.— Dijo Ayato, viendo hacia el frente, con los ojos cerrados y una sonrisa llena de paz. Casi resprando el nombre que salía de su boca. Ese nombre prendió una lucecita en la mente de Yui. "He ahí un nombre que no se oye todos los días".
-Qué lindo nombre.
-Gracias. Es mi esposa.
Yui brincó del asiento, y se quedó viendo el rostro lleno de paz de su acompañante. ¿Su esposa? ¿Entonces Ayato era casado? No. Eso no era cierto. No podía ser cierto ¿Y todo lo que había soñado? ¿Y todo lo que vivieron juntos? ¿No significó nada? Pero si había arriesgado su vida para seguir con él. ¿Acaso eso tampoco significó nada?
No. Al menos, no para el.
Y, pensándolo bien ¿Por qué habría de significar algo para él? Quizá el vampiro podía leer su mente y sabia todo lo que sentía, pero él nunca le dijo nada realmente. Se metía a su cama, y a veces la apretaba contra su cuerpo, pero eso era algo físico. La verdad, nunca le expresó algún sentimiento. Y aunque Yui lo hubiera arriesgado todo por él, lo arriesgó sin que se le hubiera prometido nada. No había, ni hubo nunca, ningún compromiso de parte de Ayato.
Sintió que algo dentro de ella había explotado en mil pedazos, y cómo la vista se le empezaba a nublar...
Justo en ese momento, un rayo alcanzo el autobús y lo hizo explotar en una nube de hongo.
Cuando Yui despertó, estaba tendida bocarriba a 3 metros del autobús en llamas. Le dolía todo el cuerpo, y todo se veía borroso. Aunque esto último no le preocupó mucho, probablemente sus lentes habían volado de su rostro en la explosión. Probó a voltear la cabeza, con cuidado. A su izquierda estaba el camión y algunos de los pasajeros tirados en el suelo, inconscientes o muertos. A su derecha, el orizonte. Ayato no se veía por ninguna parte.
Intentó apoyar las manos en el suelo para incorporarse, pero sus brazos estaban llenos de cortadas y quemaduras de todo grado, y no aguantaron ni el peso de su propio torso. Quizá también tendría un par de costillas rotas. Su ropa no se alcanzó a secar en todo el viaje, y se conservo muy bien en la explosión. Estaba hecha un desastre, su cuerpo estaba destrozado, pero por lo menos seguía teniendo el abrigo cubriendo su desnudez.
Una figura alta y oscura se acercó a ella con movimientos elegantes, casi gatunos. Y se detuvo a su lado. La miraba con una sonrisa sádica, y ojos rojos como la sangre. Era Reiji.
-Mírate nada más. Debiste venir conmigo cuando te dije. Yo no habría dejado que nada de esto te pasara- Reiji la tomo en brazos, con cuidado de no lastimarla, pero rápido para que no los vieran -Voy a llevarte conmigo. Y tú no vas a pelear.- Y emprendió el camino.
Yui no dijo nada. Pudo decir algo. Pudo gritar para llamar la atención de la gente, o al menos la de Ayato. Pero decidió no hacer nada y dejar que todo siguiera su curso. Iba a la guarida del lobo, sin protestar "¿Por qué no? Dejemos que el lobo me bañe de rojo".
Cuando Yui abrió los ojos, la luz intensa de la mañana la dejó ciega. Tras unos segundos, y varios parpadeos, pudo acostumbrarse, y notar que estaba en una habitación totalmente blanca ¿Estaría en un hospital? Era una habitación individual, de cuatro paredes, una puerta por un lado y una ventana por el otro, y no había nada mas que su cama, la ventana, por la que entraba toda esa luz, a su izquierda, y una mesita de noche con una foto a su derecha. Se estiró para tomarla, y vió su brazo cubierto de vendas. Se quitó las sábanas de encima. Tenía vendajes y curaciones prácticamente por todo el cuerpo.
Se sentó y tomó la foto. Era un retrato viejo de una chica en un vestido de bodas victoriano que le daba un aire de sí misma, con la piel blanquísima y el cabello largo y rubio. Pero mas bonita. Se notaba por sus proporciones que era más alta, y tenía un cuerpo más estilizado, con curvas generosas y una cinturita esquicita y natural, sin la marcada división angulosa de formas forzadas del corset. "Yui 2.0. Esta chica es lo que soy y lo que no también"
-Ella es Lilia- Dijo una voz grave, y familiar, desde la puerta.
Yui bajó la foto y levantó la vista. Era Reiji, recargado en el marco de la puerta, como si llevara un rato observándola y estuviera ya muy cansado como para mantenerse en pié sólo. Vigilarla en silencio sería algo muy típico de el, pero definitivamente no estaba cansado. Verlo, le hizo recordar todo: Ayato, el mausoleo, la muerte de la Sra Beatrix, la huída, el accidente, y ese momento de confusión al final, antes de caer inconsciente en sus brazos...
-¿Qué pasó?- Preguntó ella
-Fué algo un tanto curioso. El autobús en el que ibas fué alcanzado por un rayo y estalló.
-Eso sí lo recuerdo. Pero ¿Por qué lo sabes tú?
-No te mentiré. Los seguí a tí y a esa rata en mi auto. -Yui sopesó unos momentos lo que le dijo. Le creía, mas que nada porque no veía diferencia si lo hacía o si no.
-¿Qué sucedió con Ayato? No pude verlo después del accidente.
-Murió calcinado. Lo ví con mis propios ojos. No sé si lo sabías pero el fuego es una de las pocas cosas que pueden destruirnos. -Yui realmente no escuchó casi nada de lo del fuego. Se quedó en una pieza cuando oyó que Ayato había muerto.
El chico de su sueño.
El chulo y engreído.
El chico guapo y encantador, que había cambiado su vida.
Se había ido. Para siempre.
Ahora realmente estaba sola. Y sin nada por qué alegrarse en la vida.
-Yui ¿Me estás escuchando?
-¿Es esta la esposa de Ayato?- Murmuró la chica, apuntando al retrato antiguo con la mirada. Podría serlo, considerando que ellos dos eran vampiros. Quizá ella también lo fuera.
Reiji volteó a ver al suelo con el rostro tenso.
-Así es. Mi hermana.- Reaccionó de inmediato y relajó el rostro, y volvió a levantarle la mirada a la chica. No podía permitirse perder la compostura. Ni siquiera por este tema en particular. -Te hablé de ella en tu casa ¿Lo recuerdas?
-Si. íbamos camino a hablar con ella cuando ocurrió la explosión.
A Reiji se le tensó más el rostro. Y la miró con ojos de... ¿Confusión?
-Yui, Liliya está muerta.
¡Mierda! ¿Qué? ¿Liliya, la esposa de Ayato, estaba muerta? ¿La chica con la que iban a hablar?¿Entonces por qué Ayato había hablado de ella como si siguiera viva? ¿Y por qué la seguía llamando su esposa? ¿No terminaba eso con la muerte?
Le vino la respuesta, aunque no quería recibirla. Pero simplemente no podía dejar de ver la verdad... Quizá sería porque la amaba como si siguiera viva. Quizá Ayato todavía la amaba tanto que no podía hablar de su muerte. Quizá siempre la amó, y a Yui nunca la vió más que como a una niña.
-Yui...
-¿Cuánto tiempo he dormido?- Interrumpió a Reiji, descaradamente. Sabía que era una grosería, pero no quería que le reclamara de nuevo por distraerse.
-Casi una semana. Estamos en mi casa. Puedes quedarte...
-No. Hazlo de una vez.
-¿Disculpa?
-Mátame de una vez. A eso me has traido. No... No nos engañemos...- Y dejó escapar todas sus lágrimas acumuladas. Todo lo que tenía, todo lo había perdido. Todo por seguir con Ayato, quien realmente nunca la amó. Y ahora a él también lo había perdido para siempre.-No me queda nadie, ni nada en la vida. Ten compasión y no me hagas sufrir ya.
Mientras ella seguía hablando entre sollozos, a Reiji se le endurecía mas y mas el rostro, y sentía
que la sangre fría se le iba calentando de ira. No quería perder el control. Pero...
-¡Lárgate!- Estalló el vampiro.
-...¿Como?
-No te he traído a matarte. De ser así pude haberte matado en el mismo momento en que te encontré tirada ¡Y quisiera haberlo hecho! Me hubiera ahorrado días de estarte cambiando vendas y sacarte astillas de vidrio minúsculas ¡Que no tienes nada! ¿Pero es que no te das cuenta del milagro que eres? ¡Una vampireza psiquica! ¡Menos de un puñado nace por siglo! Pero si quieres tirar todo eso al traste, todo lo que he hecho y todo lo que te ofrezco, entonces lárgate de mi casa y vete a morir a otro sitio.
-¿Vampireza psiquica?
-¿Es que no lo recuerdas? ¡No lo creo! Pero si te lo dije en tu casa esa noche.
-Si, pero no sé que es eso.
-¡Pues nada! Tan solo vida eterna, vida de verdad...- Reiji paró de repente, y se quedó viendo un instante al vacío. Yui notó un atisbo de sonrisa en su rostro, que se esfumó tan rápido como llegó -...Aunque... Siendo así. Si de verdad deseas la muerte, supongo que soy el único que puede ayudarte.
-No entiendo nada.
- Seguro que no. A ver, te explico. Un vampíro psiquico se llama así porque son como vampiros de sangre, salvo por dos cosas: El vampiro psíquico se alimenta de la energía, de la psique de la gente. No de su sangre. Y, a diferencia del vampiro de sangre, a un vampiro psíquico no le afecta el fuego, ni prácticamente nada. Las formas que conoces de suicidio, las que podrían acabar con un mortal, tampoco te harían gran cosa. Tu no puedes matarte, pero yo sí.
-¿Y qué te hace tan especial?
-Tengo conocimientos en todas las ciencias, incluso en las ciencias ocultas. Además, he vivido muchos años, y tengo mis secretos. Pero si no me crees, no te detengo ¡Anda y ve a ver si consigues lo que quieres!
De nuevo, tuvo que reflexionar lo que le decía ¿Tan siquiera estaba segura de que podia creerle? ¿No estaría tratando de engañarla para conseguir algo de ella? Porque estaba segura de que él iba a pedirle algo a cambio de matarla ¿Podía confiarse de él?
Pues ¡Maldita sea! No había opción.
-¿Que quieres a cambio?
-Nada que no puedas pagar. Y como según tú ya no te queda nada, no será nada que heches en falta.
-Dime.
-Tu libertad.
-¿Qué?
-No será por mucho, pero me tomará uno meses matarte. Como te decía, no es cosa fácil. Mientras tanto, renunciarás a tu libertad. Pasarás aquí el resto de tus días. Como mi esclava.
Su esclava. Seis meses a la merced de Reiji, cumpliendo su voluntad y viviendo a su merced . O vivir el resto de su vida natural (y quién sabe cuánto tiempo era eso para un vampiro psíquico) hundida en ese sufrimiento y soledad, sin ninguna razón para continuar. Sufrir su infierno sola o sufrir con un aunténtico demonio.
¿Presionaría el botón?
¡No, Yui! ¡No lo hagas!
Aunque, si no lo hace, no tendríamos una historia qué contar.
O podría contar la historia de cómo se la pasa escondiéndose de Reiji.
¿Qué haré? ¿Qué haré? :3
Es hermoso. Este sentimiento de tener el destino de tus personajes en tus manos...
~Matta nee
