Notas Iniciales (de cuando escribí este capítulo, meses atrás...):

He estado teniendo problemas con mi familia. Mi primo más grande ha recibido un coche nuevo, un apartamento nuevo, la banda ancha, DirectTV, una fiesta, un guardarropa nuevo, un estéreo nuevo porque el viejo se le rompió, un DVD, una TV nueva, un tratamiento dental para blanquear sus dientes de modo que te deje ciego cuando sonríe, y nuevos muebles para su nuevo apartamento. Y todo esto cortesía de la familia entera. Y yo hasta ahora recibí... un pantalón nuevo y los exámenes de la facultad que me están cayendo encima. Y encima él se esta quejando porque dice que la familia lo está sofocando. No culpo que sea el primer chico que se mude solo y se independice de la familia... pero podría estar un poco más agradecido. Creo que todo eso me ha inspirado a escribir este fic. Claro, que los problemas de los personajes son mucho mayores a los míos - así que no crean que esto es una parodia de mi vida, después de todo, ya quisiera yo ser así de rica - pero viene muy bien para el caso de Anna.

Disclaimer: Shaman King no me pertenece - estoy intentando chantajear a Takei-sama con fotos embarazosas pero no me está devolviendo las llamadas ^^;;;

Notas iniciales (actuales):

Por el contrario a lo que se esta diciendo por ahí, no gente, aun no he muerto... sigo vagando por este mundo y lo estoy haciendop con mucho estilo: molestando a todo aquel que tiene el 'placer?' de conocerme! He estado fastidiosa y no quería escribir nada... o continuar esto mejor dicho... Pero como la vida sigue adelante, pues me tiré el lanze y voy a seguir escribiendo fics... solo que no a la velocidad de antes ^^U

Sombra

Capítulo 1: Cómo Comenzó Todo

Física siempre fue el tema más duro y complicado, a pesar de si te gustase o no. Especialmente si uno tenía un profesor que realmente sabía un montón de física y esperaba que gente treinta años menor que él entendiera de que demonios estaba hablando.

"La ecuación para calcular el voltaje en un circuito en serie es... V=I+R." El profesor escribió sobre el pizarrón blanco con su chillona pluma que sonaba como si un ratón estuviera siendo estrangulado. Se dio vuelta agudamente mientras terminaba de escribir y exploró las mesas de los estudiantes en el laboratorio de ciencia frente a él... la mayoría miraba fijamente el pizarrón sin mucha expresión o muestra de que todavía respiraban, o estaban hablando sobre lo que habían hecho este fin de semana. Nada inusual. "¡Horo Horo! ¿Qué significa la V en esta ecuación?"

Horo Horo terminó repentinamente su conversación con su amigo y miró fijamente al profesor con algo en sus ojos que parecía ser horror. No había sido una pregunta difícil, sólo que él ni la había escuchado.

El extendido silencio fue vencedor.

"¿Cómo puede ser que la única vez en que dejas de hablar, Horo Horo, es cuando te hago una pregunta?" El profesor preguntó.

Horo Horo seguía callado y una risa suave se soltó por el salón de clases.

"Voltaje." El profesor concluyó y golpeó ligeramente la ' I ' en la ecuación. "Pirika, ¿qué significa esto?"

"Ignorancia." Pirika suspiró. No era su culpa el no entender nada de física.

"Corriente."

"Entonces ¿por qué no puso una C en vez de una I?" Pirika le preguntó desafiándolo.

"¿Estás cuestionando años de la academia de física de los expertos sólo para que puedas recordar una simple palabrita?" El profesor levantó una ceja hacia ella.

"¿Por favor...?" Pirika preguntó con puchero.

"Lo siento. Va a ser una I no importa cuanto te moleste eso." El profesor se movió señalando la letra R. "Anna, ¿qué significa la R?"

"Resistencia." Anna le contestó, a pesar de tener parcialmente borrosos los ojos mientras miraba como perdida el horizonte.

El profesor se sorprendió ya que estaba seguro que la muchacha Kyouyama seguro estaba en su propio mundo y no en este plano terrenal. "Y todos sabemos que la resistencia es ¿qué?"

"¿Fatal?" Anna contesto a modo de pregunta.

"Gracias."

El profesor siguió hablando sobre más ecuaciones mientras que la clase caía aún en un estado más comatoso del de antes. La mente de Anna estaba mitad en la materia actual y a medias en otra parte de este universo. Por alguna razón, estaba pensando en Tamao... había algo que sucedía alrededor de esa muchacha... aunque ella no podía descubrir qué.

Había estado pensando ese pequeño problema en su propio hogar que en ese momento parecía más complicado de resolver que una tonelada de ecuaciones de física. Era 'algo + Tamao = Tamao feliz'.

Y Tamao no era exactamente la persona más feliz del mundo. Anna podía atestiguar eso personalmente, habiendo pasado catorce años en la misma casa que ella y viéndola durante 'es ese momento de la mañana' como Anna había tenido el gusto de llamar la actitud matutina de Tamao. Pero recientemente la rosada había parecido estar mucho más feliz que lo normal.

¿Cuál era el pedazo que faltaba en el rompecabezas? ¿El X que le faltaba a esa ecuación?

Lo mejor sería dejar de pensar o su cerebro comenzaría a dolerle otra vez... como si ya no lo estuviera.

Anna suspiró y reclinó su mentón sobre sus manos y dirigió su mirada fija del horizonte hacia el pizarrón. Sólo Dios sabía que cosa había transformado a Tamao... pero ahora toda la familia la amaba más que nunca...

Y sólo Dios podía ayudar a Anna cuando la respuesta a su ecuación la estaba esperando en su casa.

***

Anna vivía en una casa bastante grande con su propio jardín bastante grande que hospedaba a su propia familia bastante grande... con una fortuna bastante grande si todavía no se dieron cuenta. Y era siempre una caminata bastante larga desde el colegio hacia su horrible hogar. Le tomaba por lo menos una hora... demasiado mal que no era lo suficientemente grande como para tener un auto.

Pues generalmente había un montón de vehículos estacionados fuera de su casa, pertenecientes a los varios miembros de la familia... pero reconoció uno que no había visto hace rato. Su corazón saltó de alegría en su pecho y no pudo suprimir la sonrisa que se encendió sobre su cara.

Ese era el auto del padre de Yoh. Y cada vez que venía su padre -Yoh también venía. Aunque generalmente era para ver a Tamao... Anna igual era feliz por tenerlo de regreso.

Se dirigió rápidamente hacia la puerta y la abrió con su llave, saludada por el sonido de voces alegres que se hacían camino desde el pasillo que se dirigía hacia el salón. Cerró la puerta y se movió rápidamente para encontrar a los visitantes. Llegó al umbral del salón y fue sorprendida al ver a casi cada miembro de su familia sentado por todos lados o parada si ya no había más sillas. También podía ver al padre de Yoh sentado en el sofá al lado de su madre... e Yoh estaba parado al lado de Tamao... como siempre se trataban ellos dos.

"¡Oigan! ¿Qué está pasando aquí?" Anna saludó agradablemente.

Las cabezas se dieron vuelta en su dirección y Anna se sorprendió más o menos al ver que la cara de Tamao estaba a punto de romperse por vestir una sonrisa tan grande.

Su madre apoyó sus manos firmemente sobre sus rodillas. "¡Todo! ¡Dile a Anna las noticias!"

La sonrisa de Anna jamás se deshizo mientras miraba a Tamao. Eso fue, hasta que Tamao extendió su mano y sonrió como si el mundo estuviera girando a su alrededor. "Yoh y yo... ¡nos vamos a casar!"

La sonrisa de Anna desapareció totalmente y su bolso cayó de su hombro con un ruido sordo sobre el piso mientras ella sólo podía mirar fijamente y desamparadamente el anillo de oro en el dedo anular de Tamao.

Todos notaron la expresión silenciosa de Anna y le fruncieron el ceño. Finalmente su madre habló pare despertar a su hija de su pesadilla con todo cuidado. "Anna..."

El mundo de Anna entró a presión nuevamente en foco y ella echó un vistazo para arriba hacia Tamao con una sonrisa inestable. "Wauw... me han sorprendido... quiero decir... wauw... " Anna miró a Yoh quien también estaba sonriendo pero no tanto como Tamao. "F-Felicitaciones."

Ni bien las palabras de aliento de Anna fueren expresadas, todos volvieron a hablar de Tamao en voces bajas y susurros. La mirada de Yoh se posó sobre la hermana más joven de Tamao por un momento mientras los otros estaban muy ocupados para notarlo... y frunció su ceño levemente mientras la sonrisa obviamente falsa de Anna desaparecía totalmente para revelar una expresión de preocupación exhausta. Anna notó repentinamente su mirada fija y sonrió precipitadamente y comenzó a agacharse para recoger su bolso y colocárselo en el hombro de nuevo. "Debo ir a cambiarme." Se excusó algo rápidamente y se dirigió hacia arriba por los pisos alfombrados a su cuarto.

Una vez allí, con la puerta cerrada, dejó caer su bolso y se hundió contra el piso detrás del marco de la puerta. Deslizó sus manos por entre su cabello y respiró inestable y profundamente. El día que más temía había llegado. Éste era el por qué Tamao había estado en el planeta de la felicidad toda la semana pasada.

Aunque era comprensible... porque Yoh había elegido a Tamao... ella era elegante, hermosa, inteligente, tenía estilo, experta en todo, multi-talentosa... ella era todo lo que Anna era pero multiplicado por diez. La gente podía mirar a Anna y pensar que era ingeniosa, lista y linda... pero luego mirarían a su hermana y nada la compararía a Tamao otra vez. Y si Tamao era quien conociese a la gente antes que Anna, la gente asumiría (eso más que seguro) que todos los buenos genes habían sido utilizados en Tamao y no habían quedado para Anna. O sea que Anna siempre obtenía 'compasión de segunda'.

Era clasificada oficialmente como 'la sombra de Tamao,' la joven muchacha que se asemejaba a la mujer que incorporaba a la perfección en sí misma. Eso quizás era un poco exagerado, pero Anna no podía encontrar una manera de competir con Tamao. Naturalmente, con Tamao siendo la más grande podía estar siempre un paso adelante. Y su madre le recordaba a Anna cado dos por tres que Tamao le estaba haciendo un favor pavimentando el camino de su vida... o sea que hacia la trayectoria de Anna más fácil. Lo hacía sonar como si Tamao tuviera que conseguir la cosas de la manera dura... fácil de decir cuando su mare era quien pavimentaba la vida de Tamao. Y se esperaba que Anna siguiera ese amino sin mucha ayuda.

Igual a Anna no le importaba mucho. Pero tomar a Yoh había pasado la raya. Era como si a Yoh lo compartieran... desde que eran chicos.

El padre de Yoh y su madre habían sido siempre buenos amigos - y buenos socios de negocio también, e Yoh jugaba a menudo con las hermanas Kyouyama siempre que encontrasen la forma de verse. En ese entonces, era bastante seguido. Ahora ya casi ni venía... de hecho muy poco en estos últimos 6 años.

Tamao e Yoh habían comenzado a separarse de Anna alrededor de la edad de doce años... encontraban más divertido estar en compañía entre ellos que jugar con una chica de ocho años. Luego de eso se puso tonto. La diversión que habían compartido siendo pequeños había desaparecido, entonces pasó a ser Anna por un lado y Tamao e Yoh por el otro. Tamao por supuesto había madurado y convertido en una de las mujeres más lindas que había dando vueltas por ahí... e Yoh siempre había estado a su lado... convirtiéndose en uno de los muchachos más finos. Era como un cuento de hadas para ellos dos. Y cuando Ana tenía doce, recordó a una Tamao de dieciséis años diciéndole que pronto un día se podría casar con Yoh.

En ese entonces ese simple pensamiento le había revuelto el estómago. Tamao e Yoh habían estado saliendo como novios oficialmente desde el momento en que comprendieron que significaba la palabra 'cita'. Anna sólo los miraba sola y ahora aquí estaba...

Tamao e Yoh tenían dieciocho años... lo suficientemente grandes para casarse sin el consentimiento de los padres - ¡no que alguien se hubiese opuesto! La pareja era perfecta.

Anna tenía catorce... y había deseado toda la vida que Yoh la mirase a ella como lo hacia con Tamao... pero no. Yoh había crecido al lado de Tamao y allí es donde iba a permanecer. Su mirada fija nunca se perdió en otras. Una cosa que Anna había notado de Yoh era que en sé el nunca se había fijado en chicas más que en Tamao. Era una actitud completamente de no-hombre... honorable... pero definitivamente fuera de lo común.

Anna sientió como si lágrimas quisieran salir de sus ojos y rápidamente cerró los ojos para desaparecer la sensación. "Deja de ser una idiota..." Se dijo a sí misma y respiró profundamente para estabilizarse.

Yoh había sido un buen amigo de Anna... pero todo lo bueno debe acabarse alguna vez, ¿no?

***

"¡¡ANNA!!"

El agudo grito de su nombre siendo chillado tan fuerte traspasó incluso la música que salía de sus auriculares arruinándola a pesar de estar a todo volumen. Anna trató de subir el volumen un poco más... pero falló. De esta forma se quedaría sorda en cualquier momento.

"¡¡Anna!!"

La puerta de su dormitorio fue abierta bruscamente por un golpe y Anna se sentó verticalmente en su cama, apagando su auriculares. "¡Oye! ¡¿Qué no sabes tocar antes de entrar?!"

"¡Te he estado gritando por diez minutos!" Tamao gritó.

Más bien como por treinta segundos. "Tendrías que haber gritado un poco más fuerte entonces, ¿no?"

"¿Dónde está mi vestido?"

"Tienes millones de vestidos. ¿Te fijaste en tu guardarropa?" Anna le sugirió, sabiendo profundamente que molestar a Tamao no la llevaría a ningún lugar.

"¡Mi vestido ROJO! ¡¿Donde está?! ¡¿Me lo robaste, no?!"

¿El que Anna había pedido prestado, manchado con salsa, y luego pinto con rubor de tocador rojo para tapar la mancha? "¿Por qué robaría uno de tus feos vestidos? ¿Porqué no le preguntas a Yoh?"

"¡Salió! Dios sabe adónde - le pedí que regresara a casa antes de las seis - y ahora vamos a ser los últimos gracias a él!" Tamao salió pisando fuerte del cuarto, sin incomodándose en cerrar la puerta.

La hermana más joven suspiró pacientemente y se levantó a cerrar la puerta para impedir que entrará el frío que enfriaba el cuarto. A pesar de no haber pasado si quiera cuatro meses completos después de la boda, Tamao ya actuaba como la matrona de la casa.

***

La mañana próxima, Anna bajó las escaleras y se metió en la cocina, a pesar de automáticamente haber tomado una ducha y cepillado sus diente aún seguía medio dormida. Se sorprendió al ver a Yoh comiendo cereal en el desayunador, todavía vistiendo la ropa que había usado ayer y también vestía en su rotro una notable expresión de contrariedad.

Las opciones era que él seguro ni pudo ir a la cama a la noche.

"Tamao te buscaba." Anna le dijo en su voz ronca matutina mientras que agarraba un vaso de jugo de naranja. "No va a estar feliz cuando se despierte, sabes."

Yoh pasó una mano por su cabello y suspiró, todavía pareciendo molesto y obviamente evitando mirar a Anna. Era una indirecta simple de que quería ser dejado a solas. Pero Anna ya estaba acostumbrada a sus humores así que dejó pasar la indirecta.

"Y encima se la está agarrando conmigo... así que también estoy un poco molesta contigo." Anna dijo sin ganas, aunque su tono de voz no indicaba que estaba enojada con él.

"¿Qué es lo que quiere de mi? Llego tarde una noche y no me deja dormir ni en mi cama."

"Oh... entonces ya viste su cara de enojo." Anna cabeceó y comenzó a robar los restos de naranja que Yoh había dejado. "Bueno, si quieres escuchar mi consejo, yo-"

"No necesito consejos de una chica de catorce años." Dijo en seguida.

"-dejaría que se enfríen las cosas si fuera vos." Anna no le hizo caso a su interrupción. "Tamao permanecerá susceptible por una larga hora, antes de volver de nuevo a la normalidad. A menos que por supuesto hayas hecho algo realmente malo para fastidiarla, en tal caso ella no te perdonará... nunca."

"¿Y vos hablas por experiencia?" Yoh finalmente la miró, para levantar una ceja escéptico hacia ella.

"Cuando yo tenía cuatro y ella ocho - recuerdo que arruiné accidentalmente su vestido de cumpleaños y mamá tuvo que ir a comprar uno nuevo. Era exactamente el mismo pero Tamao no lo quería." Anna se encogió de hombros. "Nunca me perdonó, y pienso que aún no lo ha hecho."

"Por supuesto que sí. Sólo estás siendo tonta."

"Oh, por supuesto." Anna rodó sus ojos ante la ignorancia de Yoh y comenzó a levantarse para poner su vaso vacío de jugo en el fregadero. Yoh dirigió sus ojos hacia Anna completamente.

"¿Has crecido?" Preguntó dudosamente.

"¡Sip! tres centímetros." Anna dijo, después le sonrió. "Solamente que me achiqué como dos y medio."

"Juro, que en todos los años que te conozco, no has crecido nada."

"Es que soy la única normal, todos ustedes son los monstruos." Anna se volvió a sentar, feliz al ver que Yoh no se veía tan enojado. "Eso o mamá me puso de verdad un ladrillo sobre la cabeza cuando era chica para impedir mi crecimiento."

"Ya crecerás algún día, chiquita." Yoh le dijo mientras que dirigía su atención hacia su taza de café.

Anna resentía ser llamada 'chiquita' ya que no se sentía una. Además, parecía ser más madura que Tamao e Yoh juntos. "Cállate." Igual se ruborizó ante el uso de ese término con cariño.

Hubo un sonido clip-clop de tacones chocar contra el piso fuera de la cocina y pronto Tamao apareció en el umbral. "¿Qué están haciendo ustedes dos acá adentro?" Tamao cerró sus ojos sospechosamente.

"Sentarnos." Anna se encogió de hombros

"Tragando." Yoh dijo después de tragar su último sorbo de café. "¿Lista para salir?"

"Si." Tamao dijo tranquilamente. Por la mirada en su cara era evidente que aún no había perdonado por completo a Yoh por lo que fuese que él había hecho. Mientras Yoh salía de la cocina y ella se daba vuelta para seguirlo, Tamao le envió una mirada de ira a Anna sobre su hombro, pero se fue antes de que Anna pudiese preguntar por qué.

"Genial... ¿qué es lo que hice ahora?" Anna murmuró.

***

"¡No lo tengo yo! ¡¡Por qué lo querría!!" Anna se iba a quedar ronca si seguía gritando tan fuerte.

"¡¡Eres la única persona que lo puede tener, Anna!!"

"¡Igual no me entraría! ¡¡Tu cola es demasiado grande que ha estirado toda la tela!!" Anna le contestó.

"¡Oh, que tonta soy!" Tamao rió repentinamente. "¿Por que me lo robarías de todos modos? ¡Tu pecho es demasiado pequeño para que pueda sostener al vestido donde debe de estar!"

Anna se ruborizó furiosamente. "¡No lo es!"

"¿Aún no has cambiado de talla de sujetador, verdad? ¿Aún eres un 85, no?" Tamao le sonrió burlonamente.

"¿Cómo lo voy a saber? ¡Mamá no me lleva de compras como lo hace contigo!" Anna podía ser honesta y decir que nunca odió tanto a una persona como a Tamao. "¡Incluso ni tu sabes el tamaño de tu sujetador ya que nunca te compras tus cosas! ¡Eres una niña mimada Tamao!"

"¡No! Trabajo para ganarme lo que tengo!" Tamao le contestó caliente. "¡Lo único que sabes hacer es estar flojeando todo el día esperando que el mundo gire a tu alrededor y cuando todo te comienza a ir mal me hechas la culpa a mi! No es mi culpa haber sido bendecida al ser tan talentosa!"

"¡Te odio!" Anna le gritó airadamente, lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.

"¡Sólo estás celosa porque me casé con el hombre que te gusta! ¡Ya supéralo, Anna!" Tamao le dijo ásperamente.

Eso enfureció a Anna. Nunca había visto a Yoh de esa manera. Nunca le había gustado... porque siempre se había comportado más como el hermano mayor protector en la casa. Sólo resentía a Tamao sólo porque se había llevado a Yoh... distanciado su relación.

"¡Eso no es verdad! ¡Lo inventaste todo!" Anna gritó. "Te odio - ¡y desearía que te murieras!"

Con eso salió de su cuarto y se encerró en el baño, esperando no volver a ver a Tamao por un buen rato.

***

Anna se sentó en el sofá de la sala, entre su tía y su madre, y miraba fijamente con ojos sin prestar atención su alrededor. Todo hubiese estado bien silencioso sino fuera por el grito bastante ruidoso que provino de arriba.

Yoh y Tamao estaban peleándose. No era su primera pelea, pero si la más agresiva. Anna pensó en ese momento nunca jamás pelearse con Yoh - principalmente porque temía por su vida.

"¿Qué pasa con Tamao?" Anna preguntó, rompiendo la tensión en el cuarto. "Parece que se está enojando por cada pequeño-"

"¡Shh!" Su madre chasqueó repentinamente. "Sólo ha estado bajo mucha presión últimamente..."

Los ojos de Anna recorrieron la sala. Todos los miembros de la casa estaban allí escuchando disimuladamente los gritos de arriba. Las veintiséis personas.

Tamao estaba obviamente gritando y gritando desde la punta de sus pulmones, por lo que todos la compadecían. Sin embargo, Anna estaba más del lado de Yoh, después de todo, aún estaba enojado con Tamao por la pelea de la mañana.

Anna miró a su madre y abrió la boca para hablar, pero sólo recibió la misma contestación de antes.

"¡Shh!" Su madre la calló antes de que Anna pudiera pronunciar una sílaba. Anna cerró su boca inmediatamente e intentó bloquear los sonidos que venían de la pelea de arriba. Las voces y gritos eran amortiguados por el techo hasta que Tamao gritó algo muy claramente.

"¡Si así es como lo quieres, arreglaré un divorcio!"

Luego hubo un ruido muy fuerte y otro como a algo de porcelana golpear contra una pared o piso, por lo que el candelabro en el techo tembló y se balanceó difícilmente. Todos los miembros de la familia en la sala se incorporaron lentamente y miraron el techo, reteniendo su respiración como tratando de extender el silencio que había tanto arriba como abajo.

Pronto se escucharon sonidos de pasos que bajaban la escalera y cada una de las cabezas de la sala se dieron vuelta para ver a Yoh bajar la misma enojadamente. "¡Maldita perra-!" Se quejó mientras se dirigía hacia la puerta y se fue antes de que alguien pudiese preguntarle algo.

Todos se sentaron en silencio. Ninguna duda de la que gritaba era Tamao desde arriba.

La madre de Anna suspiró. "Pobre Tamao..."

Anna comenzó a sentirse culpable. Tamao no entraba a menudo en tal rabia. Casi siempre tomaba un rato ponerla así hasta que reventaba. Anna era una maestra en ese arte - pero Yoh no lo era. Sea lo que sea que haya puesto a Tamao en ese estado debe de haber sido bastante fuerte.

"¿No debería ir alguien a consolarla?" Anna sugirió. Todos los miembros masculinos de la familia perdieron repentinamente su capacidad de oír y comenzaron a mirar cualquier cosa a excepción de Anna. No parecían deseosos de ir...

Anna miró a los miembros femeninos. "¿Una mujer mejor?"

Los hombres suspiraron y las mujeres comenzaron a arreglarse sus faldas y blusas, incluso la madre de Anna.

Realmente mejor pensar esa idea... Anna no quería subir y consolar a Tamao. No había ninguna duda de que su cabeza debía permanecer callada.

Mejor olvidarse de esa idea.

***

Anna se despertó a mitad de la noche, absolutamente sedienta. Y la única cura para la sed era levantarse y buscarse algo de tomar. El problema de eso era que eso provocaría que se despertara por completo... pero por lo menos ya no estaría con sed.

Al final su boca seca ganó y Anna se arrastró hacia abajo para tomarse un vaso de leche fría. En su subida de regreso notó que la luz del cuarto de Tamao aún estaba prendida. ¿Todavía estaba despierta? ¿Qué hora era de todos modos?

Decidiendo que probablemente estaba dormida, Anna se dirigió hacia la puerta, intentando apagar la luz. Abrió la puerta cuidadosamente y miró hacia la cama. Tamao no estaba en ella.

Repentinamente temerosa de que Tamao este en su escritorio, esperando ser gritada por haber entrado sin permiso, dirigió su mirada hacia la silla giratoria... también vacía.

Sintiéndose confundida, Anna entró al cuarto con cuidado y miró a su alrededor. "¿Tamao? ¿Estás acá adentro?"

¿Tal vez se había quedado dormida espillándose los dientes? Anna pasó de largo la cama, dirigiéndose hacia el baño privado de su hermana, pero paró muerta cuando de repente miró al costado de la cama. Es más, estaba tan sorprendida y asustada que sus rodillas fallaron y cayó sobre las mismas en la alfombra.

Tamao estaba tirada en el piso, tapada de ser vista desde la puerta por estar detrás de la cama, y tirada en lo que parecía ser un pedazo de alfombra manchada con líquido rojo.

"¿Tamao...?" Anna se acercó un poco más. ¿Por qué no se estaba levantando. "¡TAMAO!"

Su gritó despertó a todos los demás en la casa.

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Notas de la Autora:


Sip... la trama secundaria va a ser un misterio de asesinato. Que bárbaro. Este va a ser mi primer YohxAnna largo donde no habrá YohxTamao. Deben de estar felices por adelantado ^^