Aclaración: Inuyasha y sus personajes no son de mi autoría, escribo con fines meramente recreativos a todo el público interesado.

"Léeme los suspiros, las miradas, los silencios.

Léeme cuando sin querer te veo y sonrió.

Léeme el alma, léeme todo que esto que siento por ti, créeme… no es casualidad"

Fer Dichter—

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Capítulo I: El diario

A modo de prólogo

Los pétalos de cerezos caían armoniosamente esa mañana durante la ceremonia de apertura de la academia Shikon, un nuevo año escolar y una nueva generación de alumnos ingresaba al centro de estudios. Dentro del auditorio el director cede la palabra al representante de los alumnos de tercer año, segundo año y primer año sucesivamente. El representante de tercer año se levanta, un joven alto de unos diecisiete años de cabellos largos y plateados, al estar al frente de la clase el público pierde el aliento ante esa penetrante mirada ambarina.

—Buenos Días, Taisho Sesshomaru—se presenta—este nuevo año…—el discurso era lo menos que importaba, los alumnos de segundo apartaban la mirada y los de tercero estaban cohibidos. Los de primer año empezaron a experimentar el 'Desprecio en una mirada' proveniente de aquel chico de cabellera plateada.

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¿Elitismo? La academia Shikon es una academia de las más prestigiosas en prefectura, no solo alberga alumnos de alta clase social, los hay de todo tipo; de ella han salido personalidades distinguidas y a ella han llegado ahora personas importantes.

Estoy muy satisfecho con quien soy, desde pequeño fui criado con lujos y sin ninguna dificultad. Me gusta hacer las cosas solo, nadie entiende mis pensamientos o sentimientos por eso desde pequeño he estado acostumbrado a estar solo. He sobrepasado las expectativas de mis padres y también las que los demás tienen sobre mí. Pero mi familia desciende de un linaje ininterrumpido de sangre youkai, tanto mi padre como mi madre, razón que me hacen poseer más fuerza, habilidad, destreza e inteligencia que una persona normal. A diferencia de mi medio hermano InuYasha. Nunca conocí a mi madre, murió en labor de parto; me crie con mi madrasta Izayoi quien al año de casarse con mi padre me dio un medio hermano, a pesar de que esa mujer me tomara cariño, no dejaba que su hijo jugara conmigo, por temor a que lo lastimara por no medir mi propia fuerza. Esa razón hizo que mi padre me reprendiera siempre, yo odio esa casa y esa familia, pero aun así, debo vivir ahí, porque mi madre así lo hubiese querido si viviera.

Cuando tenía solo diez años encontré entre las cosas del estudio el que fue el diario de mi madre antes de casarse con mi padre y desde entonces ha sido mi posesión más valiosa hasta que la conocí a ella… Kagome Higurashi.

Un joven de satinada cabellera plateada cierra cuidadosamente el viejo y grueso libro en el que estaba escribiendo hace tan solo un momento, estaba rodeado de oscuridad, la única fuente de luz era la pequeña lámpara de mesa que le acompañaba en su escritura, se levanta de su silla y coloca el libro en una gaveta bajo llave, y sale del amplio estudio-biblioteca.

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Y bien, ¿qué les parece?

Se despide,

Selene Taisho Higurashi.