Disclaimer: ©Shingeki no Kyojin/進撃の巨人, sus personajes y trama son propiedad de su autor, Hajime Isayama. Yo tan solo realizo este FanFic por diversión, sin ánimos de lucro.

Advertencia: Universo Alterno (AU)| Uso descarado delOoC| Leve Erehisu| Riren| Eren Intersexual

Nota: Este será un mini-fic, algo así como mi retorno al Riren. Espero lo disfruten. Lo hice con mucho cariño para ustedes.


Perspectiva

.1.


"Especial"

Ese fue el engañoso término que su madre desde siempre usó para describirlo, para acallar cualquier temor o cuestionamiento que en su mente aflorará en base a su cuerpo. Pero aquello no había sido más que una fea mentira que con el pasó de los años acabó por explotarle en la cara como una bomba marca ACME, una que lo dejó en un doloroso ridículo.

Tenía quince años recién cumplidos cuando eso sucedió; y casi un año atrás había empezado a salir con Historia Reiss, una chica dulce y tierna de complexión menuda, de ojos grandes y azules como un cielo de verano, con una boca de durazno y piel lechosa e inmaculada. Una preciosidad a ojos de cualquiera. Eren estaba tontamente enamorado de ella y creyó que ella también lo estaba; quizás fue así, pero no siempre se está preparado para tratar con ciertos asuntos. Asuntos como los suyos.

Posiblemente gran parte de lo que ocurrió era culpa suya, ya que él jamás le habló de su situación, pero es que siendo para ambos esa su primera relación amorosa, la timidez y el pudor que conllevaba la inexperiencia les ganó la partida para hablar de cuestiones de índole sexual hasta que el revoltijo de hormonas y sentimientos los arrojó a la encrucijada.

Aquel momento que marcó un antes y un después en él, siempre viviría en su memoria con un regusto de picante canela y de amarga bilis previa al vomito de la decepción.

Ella estaba preciosa sentada en el borde de la cama, con la respiración agitada, la frente perlada por el sudor, el corazón desbocado, los pequeños senos expuestos y los pantis blancos de encaje humedecidos por el calor que se le arremolinaba en su bajo vientre mientras esperaba por él en aquel estrecho cuartito de hotel en que habían planificado dar el siguiente paso en su relación. Él también estaba prácticamente en las mismas condiciones, repleto de expectación y necesidad, solo que a diferencia de ella, tan solo su torso estaba descubierto.

Historia le había dicho toda rubor que los complejos masculinos no le importaban, que si tenía la polla chica era mejor, porque así no le dolería tanto, además que era hasta "normal" pues aún estaban creciendo, todo eso luego de que él se apartara de su lado cuando ella se había ofrecido a ayudarle a ponerse el condón como le habían enseñado en clase de sexualidad.

Eren había negado, devolviéndole la mirada algo cohibido a aquellos ojos cariñosos nublados por el deseo.

«No es eso. Supongo» Le había dicho él en un susurro.

«Si es un lunar feísimo tampoco me importa» ella continúo diciendo, esta vez con una sonrisa conciliadora «Lo que sea que te apene será nuestro secreto especial» acabó por decir y algo se aflojó en Eren ante aquella palabra, y la confianza lo había envuelto mientras le regresaba la sonrisa que ella le había dedicado.

Pero cuando los pantalones cayeron y la ropa interior con ellos, la expresión y el rubor de Historia también lo hicieron.

«Oh, eso es un coño... ¿también?»

La mirada azulada desconcertada junto al tono de voz que salió de los labios ajenos despedazaron la efímera confianza en él, haciéndolo sentir por primera vez no como ese algo especial (diferente) que su madre le había repetido toda su vida para explicar su condición, sino como ese especial (anormal) que todo el resto del mundo podía considerarlo de verle bajo su capa de ropa que lo hacía pasar como cualquier otro chico.

Pero es que Eren era un chico, así se sentía él, como un chico común y corriente que también tenía una vagina envolviendo su pene.

Se habían quedado viendo en silencio un largo minuto, del cual al final Eren entendió que aquello no continuaría, que ella no lo aceptaría como le había dicho y que lo suyo terminaba allí.

Dándole la espalda se vistió para luego marcharse en aquel silencio que no se rompió jamás.

No se volvieron a ver después de aquella noche y el resto de la adolescencia para Eren fue un infierno repleto de exámenes médicos humillantes en la búsqueda de que le dieran luz verde para operarse y así abandonar aquella sensación que se había instalado en su estómago y se negaba a dejarlo.

La sensación de sentirse deforme, anormal.

Sin embargo todo fue infructuoso, médico tras médico terminaban diciendo lo mismo, sus órganos estaban comprometidos, la operación era imposible. Al final terminó por hartarse y se resignó a condenar su sexualidad.

A pesar de ello su vida en general no sufrió un daño irreparable, no más allá del ser tachado de "tonto tímido" cuando sus amigos sacaban chistes sobre los cotilleos de las chicas que se habían tirado o intentaban hacer juegos estúpidos que implicaban sacarse la ropa y hacer competencia sobre sus penes.

Eren podría bien decir que gozaba de una vida hasta donde se podía llamar satisfactoria. O al menos así lo creyó, porque entonces apareció él.

Y el mundo de sí mismo que había logrado mantener a flote, colapsó.