Sinopsis

Antes de que la batalla en el aeropuerto inicie, Natasha debe hablar con Steve, pidiéndole tregua a Tony. No hay Staron, ni Brutasha.

-En fin, Ross me dio 36 horas para capturarlos- Steve miraba a Iron Man con modestia -Eso fue hace 24 horas ¿Será posible que me puedas ayudar?- preguntó con súplica.

-No es a quien buscas, Tony- alegó Rogers con seguridad.

Tony iba a decir algo más, pero una voz a sus espaldas llamó la atención de todos.
-Steve-para sorpresa del pelirrubio, Natasha se acercaba a él. Aunque le sorprendió que no fuese con su traje de combate- sabes lo que va a pasar. ¿De verdad quieres resolver esto a golpes?

La pelirroja avanzo con cautela hacia Stark.

-Sólo son cinco minutos, Tony. - murmuró la Viuda Negra, mirando a Stark suplicante.- Lo prometiste.

-Muy bien, cinco minutos.- refuño de malas el castaño. A estas alturas, Steve no comprendía que estaba pasando.

-Le pedí a Tony que me dejara hablar contigo, antes de que cualquier cosa pasara.- dijo la rusa, mientras pasaba saliva. Sus miradas se encontraron, pero, al querer hablar, un mareo sacudió a Romanoff.

-¿Te sientes bien, Nat?- el Capitán América y el resto estaban algo confundidos. Natasha extendió al soldado un sobre color arena.

-Ocho semanas- sonrió afligida la espía. - Seremos padres en siete meses. - Steve de pronto se sintió abrumado. ¿Un hijo? ¿De Nat y el?
Natasha no estaba mejor. Seguía con el mareo, pero ahora el silencio del super soldado la preocupaba más.

-¿Porque no me habías dicho nada? - inquirió el ojiazul. La espía desvío la mirada.
-Lo supe hace unas horas. Como verás, no puedo pelear en estas condiciones- y mientras señalaba su vientre, Rogers habría el sobre: venía un ultrasonido, junto a exámenes de sangre y otras cosas más.

Cuando la pelirroja estaba dispuesta a retirarse, Steve le atrapó en un abrazo.

-No sabes lo feliz que me haces, Natalia- y fue ahí donde la rusa se acurruco en su pecho y se dejó soltar un par de lágrimas. Steve sólo le llamaba Natalia en la intimidad.

-Tengo miedo- fue sincera Romanoff. Steve le dio un beso en la frente, sin dejarla de abrazar.
-No los voy a dejar, no abortaremos nuestra misión- dijo Steve, convencido. Lágrimas de felicidad surcaron el rostro del super soldado.

-Me estoy perdiendo de algo aquí- murmuró Stark a Máquina de Guerra.

-Tú y todos- fue la respuesta hacia el castaño.

-Muy bien arañita- grito Tony en dirección a la pareja. Ambos se alejaron un poco del otro. -Tus cinco minutos acabaron. Ahora si ¿en qué estábamos, Rogers? - hablo con ironía Iron Man.

Stave miro a todo el equipo que tenía detrás. Y después miro hacia dónde estaba la madre de su hijo.

-Si lo que quieres es una pelea, no la tendrás. - al decir eso, todos los presentes se quedaron atónitos. -Hace cinco minutos venía dispuesto a todo- pronunció en voz alta Steve. Miro a Natasha, mientras extendía su mano hacia la espía. La vengadora entrelazo su mano con la de él. - Pero ahora, tengo otras prioridades.

Steve se acerco a Stark y dejó caer el escudo.

-Te escucho. - fueron las palabras del soldado, mientras los dos bandos se iban acercando entre ellos.

La paz iba a prevalecer. Porque James Rogers Romanoff venia en camino.