Atrapante
Intoxicante
Adictivo
Todo eso y más era él.
No recordabas cuando, ni siquiera el como, pero eso no tenía ni la más mínima importancia.
¿Cómo podría tenerla?, si lo único en este mundo que necesitabas para seguir llevando aire a tus pulmones era ver su sonrisa de perlas blancas por las mañanas.
Sus mechones de rubio cabello y sus ojos del color del cielo era la motivación para llevar a cabo tu día a día.
Tan delicadamente fiero, su personalidad era la ecuánime mezcla de las contrariedades.
Su bulliciosa presencia tranquilizaba, su carácter guerilloso daba paz al alma de quienes tenían la gracia de conocerle y sus impulsos eran calculados para siempre dar felicidad a quienes lo rodeaban.
Eras afortunado y a tus ojos, y los de quienes los conocían, eras inmerecedor de semejante regalo de las divinidades. Pero eso no importaba cuando el único que podía ser juez, jurado y verdugo para ti, era él mismo que se otorgaba como un inmerecida recompensa a tus acciones pasadas.
-mp-
Un ligero resoplido y una sonrisa suave son lo único que puede expresar todo eso que esta criatura tan maravillosa puede provocar en tu alma.
-nee teme- apresar de lo estridente que puede ser su voz, tu solo captas el movimiento de esos labios- ¿Eres feliz?-
El sonido que sus palabras producen logro entrar en tu cerebro, y tu mente pérdida en la maravilla de su presencia tarda en asimilar y poder darle una respuesta.
Otro resoplido mientras le miras a los ojos con la intencidad de lo que hace sentir, aunado al osculo que mezclan la pasión con la dulzura que solo el provoca, son la única respuesta que puedes darle. Por qué nunca has sido bueno con las palabras, y él siendo tu todo, te hace imposible el poder dar una respuesta a su interrogante ya que sabes que esas dos palabras encierran un significado tan profundo que nunca serías capas de abarcar del todo para complacerlo.
Al separarse el solo sonríe y te responde un.
-yo también soy feliz, a tu lado-
