Hola:
Soy escritor profesional y he escrito una la continuación de la historia de Harry Potter después de Hogwarts. Es una historia de Acción/Aventura ambientada dos años después del final del libro 7.
Me ha tomado mucho tiempo y esfuerzo, no sólo pensar la trama, sino sobre todo, estudiar el estilo de JKR y tratar de "meterme en su mente" para escribir como ella lo haría. Creo que así sería el libro 8 si JKR se tomara la molestia de escribirlo.
(Cosa que dudo mucho que haga!)
PERO…
Pocas personas dan algo a cambio de nada.
Y yo no soy de esos pocos.
A cambio del tiempo y esfuerzo que he dedicado a mi historia, pido sus comentarios y opiniones (buenas o malas) sobre los que va sucediendo.
Si la historia te gusta, te atrapa y quieres seguir leyéndola lo que tienes que hacer es dejar tu review comentando lo que sucede en la historia y con los personajes.
Sin reviews, no hay actualización de la historia
He publicado juntos los 3 primero capítulos para que puedas juzgar si la calidad del fic vale que pierdas tiempo en escribir un review.
Luego de un tiempo prudencial (¿al llegar a unos veinte reviews?), comenzaré a actualizar de a un capitulo por semana.
HARRY POTTER
Y EL DESPERTAR DE LOS ANTIGUOS
CAPÍTULO 1
LA IMPORTANCIA DE LLAMARASE HARRY POTTER
- ¡EXPECTO PATRONUS!
Un ciervo plateado salio de la punta de la varita y trotó alegremente alrededor del salón de clases.
Los estudiantes de primer año observaban con ojos asombrados el derrotero del hermoso y brillante animal.
Finalmente el ciervo se detuvo unos instantes al lado de un muchacho de cabellera revuelta y anteojos.
Harry le palmeó suavemente el hocico antes de que se desvaneciera.
La clase estalló en aplausos y vítores haciendo que Harry se sonrojara.
- ¡Eso estuvo fantástico! – exclamó un muchachito que usaba una larga bufanda roja y dorada.
Percy Weasley se puso de pie:
- Creo que tenemos tiempo para que Harry responda algunas preguntas.
Un bosque de manos se alzó de inmediato y comenzaron a agitar el aire con desesperación de un modo que a Harry le recordó a Hermione.
Percy eligió a una niña de tez morena y hermosos ojos negros.
¾ Mi hermana me contó que usted fue pareja suya en el baile del Torneo de los Tres Magos…
La niña ahogó una risita entre sus manos y miró a su compañera de pupitre con expresión divertida.
- ¿Y su pregunta sería… señorita Patil? – replicó Percy Weasley con expresión de reproche.
- ¿Cual era su materia favorita cuando asistía a Hogwarts?…
- Bueno, ciertamente no era pociones…
La clase estalló en carcajadas. La mala fama de Severus Snape aún no se había desvanecido.
Cuando las risas se aquietaron, Harry continuó:
- Creo que, a pesar de que hubo algunos años malos – Harry frotó inconscientemente el dorso de su mano -, fue Defensa contra la Artes Oscuras… Disfruté mucho las clases del profesor Lupin. Él fue quien me enseñó a realizar el Patronus.
- Profesor Weasley¿En tercer año aprenderemos a hacer Ciervos plateados como el de Harry? – preguntó un niño pecoso de ojos tímidos.
- No, Abbott. Producir un Patronus Corpóreo es magia muy avanzada – y dirigiendo la mirada a toda la clase agregó -. Y les recuerdo que no deben hablar si no les ha dado permiso para hacerlo. Dos puntos menos para Hufflepuff.
Percy Weasley señaló a un joven de pelo castaño que había mantenido su mano levantada todo el tiempo.
- Pregunte, Spinett…
- Mi hermana dice que fuiste el buscador mas joven en cien años. En el equipo de Quidditch quiero decir…
- Sí, así fue … - Harry no pudo reprimir una sonrisa. La pregunta le había traído gratos recuerdos. Los partidos de Quidditch parecían algo lejano que había sucedido muchos años en el pasado.
Una muchachita de largas trenzas y gruesos anteojos, intervino antes de que Harry pudiera agregar más.
- Eso lo sabe todo el mundo, Spinett. Harry voló sobre la ventana de la profesora McGonagall mientras peleaba contra la magia negra de Draco Malfoy para recuperar una foto de los torturados padres de Neville Longbottom…
- No. Eso, no es cierto… - comenzó a decir Harry.
- Suficiente, Geoffrey – intervino Percy Weasley -. Les recuerdo que deben preguntar cosas relacionadas con nuestra asignatura y no andar repitiendo las mentiras que esa periodista escribió en su libro. Andrews¡cuidado con lo que preguntas o seguiré descontando puntos!…
La muchacha asintió y mordiéndose el labio inferior susurró con un hilo de voz:
- ¿Tuviste miedo cuando te enfrentaste a… V-Voldemort?
La mención del Mago Oscuro Más Poderoso de todos los tiempos aún era capaz de invocar un temor paralizante. El aire del salón pareció congelarse durante una fracción de segundo.
Varios estudiantes se dieron vuelta para dirigir miradas desaprobadoras a su compañera.
- ¿Qué sucede? – exclamó la niña a la defensiva -. El profesor Weasley siempre nos dice que debemos acostumbrarnos a decir su nombre.
Harry intervino en su ayuda.
- El director Dumbledore me enseñó hace tiempo que a nada hay que temer más que al miedo mismo. Todos deberían acostumbrarse a decir "Voldemort" sin sentir miedo…
Andrews dirigió una mirada de suficiencia a sus compañeros que parecía decir: "¿Vieron?".
- Y respondiendo a tu pregunta: sí, sentí miedo – finalizó Harry.
- ¿Es verdad que la cicatriz de tu frente se formó cuando sobreviviste a la maldición asesina que el Innombrable…? – comenzó a preguntar una niña de largas trenzadas doradas.
Pero Percy la detuvo con un gesto de su mano.
- Eso no lo estudiarán hasta sexto año cuando veamos los maleficios imperdonables. El tiempo se ha terminado. Pueden retirarse. Para la próxima clase quiero dos pergaminos sobre encantamientos defensivos básicos y los ejercicios de la pagina 37 de "Las fuerzas oscuras: una guía para su autoprotección".
Los niños se levantaron apresuradamente y se apiñaron alrededor de Harry para pedirle autógrafos, sacarse fotografías con él o simplemente tocarlo.
Percy Weasley debió recurrir a toda su autoridad para lograr que retiraran del salón, y sólo cuando comenzó a descontar puntos logró que el grupo se dispersara.
- Lo siento, Harry. Nunca los había visto descontrolarse de esa manera. Se suponía que las preguntas estarían relacionadas con la materia – Percy comenzó a acomodar sus apuntes en un impecable maletín de cuero.
- Siempre sucede lo mismo. Detesto todo esto
Harry no pudo evitar una mueca de disgusto. Nunca le había gustado ser el centro de atención. Ahora que Lord Voldemort había desaparecido para siempre, su único anhelo era desvanecerse en el anonimato y vivir una vida tranquila y relajada.
Pero la Comunidad Mágica no estaba dispuesta a permitir que el héroe que la había librado de la peor amenaza que hubieran vivido, se retirara.
No al menos mientras los acontecimientos que habían conducido a la muerte de Lord Voldemort estuvieran tan frescos en la memoria colectiva.
La historia de su triunfo había sido contada, una y otra vez, siendo magnificada y ganando en detalles cada vez más aterradores e impactantes hasta convertirse en una verdadera narración épica.
- Me sorprendió que tomaras el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras, Percy. Estaba seguro de que retomarías tu carrera en el Ministerio.
La boca de Percy se torció a un costado formando una sonrisa incómoda.
- Por supuesto que no aspiro a ser profesor por el resto de mi vida. Esto es algo provisorio mientras se desarrollan los juicios e interrogatorios. Creo que algunas personas me relacionan con… ejem… el régimen anterior. Papá ha dicho que el señor ministro estaría muy contento de contarme entre sus filas, pero yo creí conveniente tomar un poco de distancia y dejar que la poción se aclare un poco más.
- No deberías preocuparte. Luchaste en la batalla de Hogwarts, todo el mundo lo sabe…
Una figura encorvada ingresó al salón de clases y gruñó a Harry de mala manera.
- Potter, la señora directora quiere verte – gritó Filch quien parecía no haber cambiado un ápice su actitud hacia él.
Extrañamente, Harry se sintió agradecido por el trato que le dispensaba el viejo celador. Se sentía agotado de vivir en medio de la adulación, de falsas cortesías y de gente desconocida que pedía sacarse fotos con él o que besara a sus hijos.
Harry dirigió una rápida mirada al reloj de oro que le habían regalado los padres de Ron cuando cumpliera diecisiete años.
- ¿Le dijo qué deseaba?
Filch se encogió de hombros.
- No. Sólo dijo que llevaras gatos siameses. No tengo idea de dónde vas a encontrarlos , Potter.
Harry se despidió de Percy y partió hacia el despacho de McGonagall.
Al salir al pasillo descubrió que un par de chicas se había saltado su clase para esperarlo.
- Harry¿podrías firmarme mi ejemplar de…?
Una gata maulló a los pies de las niñas y Filch salió apresuradamente del salón atrapándolas del cuello de sus túnicas.
- Ustedes dos deberían estar en clase… Acompáñenme a detención – y las llevó a la rastra hacia la pequeña oficina que Harry había visitado en numerosas ocasiones.
No había logrado avanzar más que unos cuantos metros cuando un familiar vozarrón lo llamó.
- ¡Harry, No pensarás irte de Hogwarts sin venir a tomar una taza de té y probar una porción de torta!
- ¡Hola, Hagrid!
El inmenso guardabosque alzó a Harry en el aire atrapándolo en un abrazo que hizo que crujieran todas sus costillas.
- ¿Cómo van las cosas en el Ministerio? – y agachándose hasta que su rostro estuvo a la altura del de joven, agregó -. Se rumorea que pronto te harán jefes de aurores…
- No deberías creer todo lo que escriben sobre mí. En especial, si aparece publicado en El Profeta – comentó Harry masajeándose el costado.
- Tú sólo venciste a A-Tú-Sabes-Quien. No me extrañaría que llegaras a convertirte en Ministro.
- Bueno… En realidad… Todo el mundo hizo su parte…
- Eso es lo que me gusta de ti, Harry. Siempre humilde. A cualquier otro se le hubieran subido los humos a la cabeza.
Harry volvió a echar una mirada nerviosa a su reloj.
- Disculpa, Hagrid, pero McGonagall me mandó llamar y no quiero hacerla esperar, ya estoy llegando tarde al Ministerio.
El rostro barbudo de Hagrid se entristeció, pero asintió.
- Te prometo que cuando tenga un poco de tiempo vendré a visitarte.
- ¿Lo harás¿Lo prometes?
- Palabra de honor - dijo Harry alzando la mano
Avanzó con paso apresurado haciendo uso de todos los atajos que recordaba hasta detenerse ante la gárgola que custodiaba la entrada al despacho del Director.
- Gatos siameses – dijo. Y la gárgola se hizo a un costado franqueando el paso a una escalera en espiral.
Muchos sectores de Hogwarts aún estaban siendo reconstruidos. Sin embargo, los destrozos de la batalla que se había librado dos años atrás no eran visibles en ese sector del castillo.
Dio un par de golpecitos en la puerta y una voz seca y severa respondió:
- Entre.
El salón estaba tal como lo recordaba. Al ver a Harry, la directora McGonagall se puso de pie y se adelantó a estrechar su mano.
- Bienvenido, Potter. ¿Cómo has encontrado Hogwarts?
- Mejor que en mi última visita. Ya casi no quedan señales de la batalla.
- Sólo en apariencia. No sé si alguna vez seremos capaces de reparar algunos de los daños causados. Fue magia negra muy poderosa la que se utilizó contra el castillo aquella noche. Esas cosas siempre dejan huella.– McGonagall suspiró y le indicó a Harry la silla que se encontraba justo enfrente al gran escritorio de madera.
- ¿Cómo te han tratado los alumnos?
Harry simplemente se encogió de hombros e hizo un gesto ambiguo.
- Debes tomarte las cosas con calma, Potter. Te has vuelto un Símbolo Nacional. Y los niños sencillamente te adoran. Esa biografía tuya que escribió Rita Skeeter no ha sido de mucha ayuda…
- Esa mujer inventó y retorció absolutamente todo ¿No creerá que apruebo lo que ha escrito sobre mí? – comenzó a decir Harry a la defensiva.
Pero McGonagall lo tranquilizó con una sonrisa.
- Por supuesto que no, Potter. Los tiempos han cambiado y ella simplemente ha realizado otras de sus habilidosas piruetas para acomodarse a la nueva situación. Que la gente le siga creyendo, resulta algo más difícil de comprender. En especial, después de todas las barbaridades que escribió sobre Albus…
Harry miró el retrato de Dumbledore, pero este parecía estar muy ocupado examinando las puntas de sus dedos.
- De todas maneras, si no hubiera sido ella, alguien más lo hubiera hecho. Te guste o no, eres la persona más famosa del mundo mágico. La gente no parece tener suficiente de ti – concluyó McGonagall -.
Harry se movió incómodo en su asiento recordando que la revista Corazón de Bruja había editado números especiales sobre de sus citas con Ginny.
- Por eso, tu presencia siempre es buena para desmitificar las historias que corren entre el alumnado. La mayoría de esos niños no te conocen más que por las historias que circulan sobre ti. Hay por lo menos diez clubes de estudiantes que llevan el nombre Harry Potter. La casa de Slytherin, por otro lado, ha tenido problemas para encontrar miembros. Algunos alumnos se han echado a llorar con desconsuelo cuando el Sombrero Seleccionador los envió a ella. Y eso que ha dejado de aceptar solamente aquellos que son de sangre pura…
Harry echó un rápido vistazo al Sombrero Seleccionador, y asintió en silencio.
- Para estos niños eres un modelo a seguir. Lamentablemente muchos de ellos creen que deben imitar también tus escapadas nocturnas y deambulan por el castillo e incluso por el Bosque Prohibido en busca de misterios por resolver. Hemos debido prohibir la entrada al Séptimo Piso. La búsqueda del Salón de los Requerimientos se ha vuelto uno de los pasatiempos más populares de Hogwarts.
- ¿Han podido hacer que reaparezca?
- No. Creo que el Fuego Encantado destruyó la magia que le daba vida. Las clases de Hagrid, por su parte, se han vuelto las favoritas de los alumnos: Basta con que anuncie que va a contar alguna de las aventuras de su gran amigo Harry para que los estudiantes se apiñen en el interior de su cabaña y coman pasteles con la consistencia de la piedra…
Harry sonrió imaginando la escena.
- Lo que en realidad me preocupa, es que todos parecen querer pasear en hipogrifo o desean visitar el nido de acromántulas. Y qué decir de ese gigante… - McGonagall se estremeció.
- Grawp no es realmente peligroso – comentó Harry.
- Hablas como Hagrid. Después de su ayuda en la batalla de Hogwarts no tuve corazón para decirle que le buscara otro lugar para vivir.
Harry observó de reojos la pintura de Dumbledore, este asintió moviendo la cabeza aprobadoramente mientras le guiñaba un ojo.
- Horace Slughorn es otro de los que cita tu nombre cada dos o tres palabras. Siempre seguido de la frase "mi querido muchacho".
- Sí, he recibido unas cuantas lechuzas de su parte recordándome que está a mi entera disposición para cualquier cosa que pueda necesitar.
- Lo cual, conociendo a Horace significa justamente lo contrario.
Harry hizo una mueca de comprensión.
- Percy Weasley, por otra parte, resultó un excelente profesor de Defensa Contra las Artes oscuras. Cumplidor, puntual, responsable. Y además ha logrado permanecer dos años seguidos en el cargo. Supongo que cuando nos deje resultará más sencillo encontrar reemplazante.
- Ahora que Lord Voldemort ha muerto, la maldición que había sobre el puesto también ha desaparecido - comentó Harry.
- ¿Maldición¿De qué hablas, Potter? Por supuesto que siempre hubo rumores sobre el tema, pero pensé que se trababa solamente de eso. ¿Hay algo que sepas al respecto?
- «Si supiera» – pensó Harry deseando que la directora McGonagall no estuviera utilizando legilimencia sobre él.
Harry se puso de pié y adelantó su mano para estrechar la de la directora.
- Lo siento, pero debo irme, directora. Debo asistir a la sentencia de Dolores Umbridge y ya se me ha hecho tarde.
- Ese odioso sapo. Espero que la encierren de por vida en Azkabán.
McGonagall se puso de pié y mientras acompañaba a Harry hacia la chimenea preguntó:
- ¿Vendrás para el primer partido de la temporada de Quidditch?
- ¿Griffindor contra Slyhterin? No me lo perdería por nada del mundo. Estoy seguro que a Ron y Ginny les encantará acompañarme. Ella está probando suerte en la grandes ligas.
- Dale mis saludos al señor Ministro. Y ahora si me disculpas, tengo que ir a dar clases de transformaciones. Aún no he encontrando a nadie lo suficientemente calificado para ocupar el puesto.
Harry observó con atención la pared del despacho y, antes de que la profesora McGonagall se retirara preguntó:
- ¿Por qué no hay un retrato de Snape? Él fue director de Hogwarts…
McGonagall frunció el ceño y durante unos instantes observó a Harry como si fuera un extraño.
- Abandonó cobardemente su puesto. No merece ocupar un sitio en esta augusta galería. De todas las personas en el mundo hubiera jurado que tú serías la última en preguntar por él – y cerró la puerta tras de sí.
Aunque estaba de espaldas, Harry pudo sentir los ojos de Dumbledore atravesándolo por completo. Sin embargo, aún no se sentía listo para contar todo lo que sabía sobre Snape. Se sentía lleno de resentimiento hacia él y le resultaba más fácil odiarlo que comprenderlo.
Tomando un poco de polvo de un recipiente que se encontraba sobre la repisa de la chimenea, lo arrojó al fuego, y saltando dentro dijo con voz fuerte y clara: "Al Ministerio de Magia".
Al instante desapareció devorado por una llamarada color esmeralda.
