One shot.
Quiero gritar al viento que te amo. Narrado por Boomer.
La gente puede decir que estoy atento a la clase, que siempre cojo notas y que soy el mejor en todo. Que soy dulce, cariñoso, agradable, único, inteligente y que lo tengo todo. No es verdad. Me faltas tú.
Veo cómo miras por la ventana y suspiras, muchos chicos están locos por ti pero tú no lo logras ver y es que estás metida en esa mentira, vives con ella todos los días e incluso convives con ella. Eres fea, te dijeron, y tú te lo creíste; llegaste llorando a mí y te abracé, me contaste lo ocurrido entre lágrimas y te quedaste dormida entre mis brazos. Llamé a Princesa y le exigí una explicación, ella me dijo que sólo había dicho la verdad. Y ahora estás así.
Cuando al fin toca el timbre recojo mis cosas y te espero sentado en la mesa, cuando llegas me sonríes como solo lo haces conmigo, y la sonrisa te llega a esos ojos azules como el mar tuyos cuando te cojo de la mano. Nos vamos juntos a casa, vivimos a una calle de distancia por lo que siempre vamos juntos, pero esta vez vamos de la mano, porque no te pienso soltar. Al notarlo un encantador sonrojo te cubre las mejillas y mi corazón salta al verlo. Te quiero. Cómo te quiero. Te amo. Y no sabes cuánto.
Al llegar a tu casa te despido con un beso en la mejilla y a regañadientes te suelto la mano. No quiero hacerlo. Pero lo hago.
Antes de ir a casa me paso por el parque al que siempre vamos juntos, está vacío, mejor, me lo tengo que sacar de encima, quiero gritar al viento que te amo. Necesito gritar al viento que te amo. Cojo aire y lo grito, sacándolo todo fuera.
-Bubbles Utonio ¡te amo!
Respiro, al fin lo he dicho. De pronto siento algo ligero como una pluma posarse sobre mi hombro. Me giro y ahí estás tú, sonriéndome de una forma tan maravillosa que expulsa todo el aire fuera de mi cuerpo. Sonríes.
-Y yo a ti Boomer.
Y entonces vuelo, las tan añoradas palabras al fin han sido oídas. Me acerco a ti, pidiendo permiso, sé que has besado a otros chicos antes pero no me importa, ahora solo me importas tú, me concedes permiso y mis ansiosos labios por fin se rozan contra los tuyos, saben a miel, a una miel tan dulce que siento como explota en mi interior. Nos separamos, pero sonreímos y nos volvemos a besar. Vuelvo a besar esos labios que al fin son míos.
