Disclaimer: Todo el universo de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.
Si yo fuera su dueña, ciertos personajes no habrían muerto, y cierto pelirrojo aún conservaría su oreja.
Miedo. Eso era lo que sentía el joven mago de cabellos platinos, mientras se paseaba nervioso frente a la enorme puerta de madera de roble. Numerosos pensamientos cruzaban por su mente en aquel instante, cada uno más oscuro que el anterior.
Al otro lado, podía oír los gritos de su esposa, y si no fuera porque ya le habían echado de la habitación y sabia que realmente estorbaba más que otra cosa, hubiera irrumpido de nuevo en la sala.
Al rato, los gritos de su esposa dejaron de resonar en la enorme mansión y el mago sintió que su corazón dejaba de latir por un instante, segundos más tarde, un llanto rompía el silencio y un par de minutos más tarde, los cuales a él le parecieron una eternidad, la puerta se abrió, dejando ver a una medimaga.
— Señor Malfoy… Ya puede pasar.
La medimaga se hizo a un lado y Draco Malfoy entró en la habitación. Su esposa Astoria se encontraba recostada en la cama, totalmente exhausta pero con una enorme sonrisa. Una de las enfermeras se acerco a él, con un bulto entre sus brazos y se lo ofreció.
— Enhorabuena, es un saludable y hermoso varón.
Draco observo el bulto de paños como si este fuera a atacarle en cualquier instante, hasta que la voz de su esposa le llamo la atención.
— Tranquilo querido. Cógelo, no te va a morder.
No muy seguro de ello, Draco tomo el bulto entre sus brazos con torpeza, sin saber que hacer exactamente. La enfermera, con una divertida sonrisa ante la reacción del padre primerizo, aparto las mantas que cubrían al infante, revelando así su rostro.
Draco frunció el ceño al verlo, le pareció la cosa más fea del mundo. Aquella pequeña cabeza enrojecida y arrugada, con cuatro pelos platinos escasos adornando su frente, distaba mucho de ser adorable, como decía todo el mundo sobre los recién nacidos.
Con cuidado, acerco uno de sus dedos al infante y le toco la respingona nariz, provocándole un pequeño estornudo. Acto seguido, y con un rápido movimiento que sobresalto a su padre, el pequeño tomo uno de sus dedos con su pequeña mano y lo apretó con fuerza mientras soltaba un bostezo.
Draco miro al pequeño sorprendido ante su fuerza e intento soltarse, pero el infante no cedió en su agarre. Ante la situación, acaricio con su pulgar la mano de su pequeño hijo y este abrió los ojos sobresaltado, mirándole directamente y de pronto, a Draco ya no le pareció tan horrendo.
Sus ojos eran de un color gris que le recordaban al hielo, exactamente como los suyos, y Draco se vio reflejado en ellos.
— Es clavadito a su padre ¿No te parece hermoso? — Comentó una feliz y cansada Astoria desde la cama, sin perder detalle de la escena.
Padre e hijo se miraron a los ojos y Draco comprobó lo cierto que era lo que su esposa había dicho. Aquella pequeña criatura era un calco de él, pero con una enorme diferencia. Sus ojos aún transmitían una mirada llena de pureza e inocencia que el perdió hacía mucho tiempo. Aquel pequeño aún era ajeno a la oscuridad del mundo y Draco sintió que su corazón se encogía al pensar en todo lo que le esperaría allí fuera, en todo lo que tendría que pasar y soportar por llevar su apellido y volvió a sentir miedo ante el futuro de aquella criatura.
Con más ternura, Draco volvió a acariciar la mano del pequeño.
— Scorpius…
Al pronunciar su nombre, el pequeño sonrió y alargo su mano libre hacia el rostro de su padre. Draco, sin ni siquiera darse cuenta, le devolvió la sonrisa al pequeño, una sonrisa sincera, sin ironía ni maldad, que él no creía poseer y sintió como algo cálido comenzaba a nacer en su interior.
Y fue en aquel instante, ante la llorosa y feliz mirada de Astoria al contemplar la escena, que Draco se hizo una promesa. No permitirá que aquella mirada se corrompiera, no permitiría que su hijo cometiera sus mismos errores y lo llevaran por su mismo camino. El se encargaría de que su hijo fuera un mejor Malfoy y una mejor persona de lo que el mismo fue. Por él, Draco se aseguraría de ser un buen padre para el pequeño Scorpius.
Y eso es todo amigos.
Con este pequeño Drabble, que espero que os agrade, inaguro lo que será un conjunto de historias sobre esta nueva familia Malfoy, que seguirá las andanzas del pequeño Scorpius hasta su entrada en Hogwarts.
En lo personal, Scorpius es mi pequeña debilidad en esta nueva generación, y por alguna razón, me gusta creer que Draco se esforzó en ser un buen padre para él, aunque eso no le haya convertido en una hermanita de la caridad y siga siendo algo hosco, reservado y poco dado a las muestras de afecto, pero bueno, la intención es lo que cuenta xD
Si os ha gustado, os animo a dejarme un review para hacérmelo saber y hacerme más feliz.
¡Nos leemos!
