-¿Estas segura de esto Hermione?
-¿Se te ocurre una mejor manera?
Él bajo la mirada a las manos que ella se estrujaba en el regazo. Deseaba con impulsos nerviosos cada fibra del cuerpo de ella y aun así la idea de ser infiel por ella lo paralizaba.
-Me lo imaginaba- le dijo con un poco de amargura, era duro para ella también. A él el cabello le había crecido un poco y le caía en mechones azabaches sobre la frente- o bien podríamos dejar las cosas como están.
De un salto Harry llego hasta el sillón donde ella estaba sentada y se arrodillo en medio de sus piernas.
-No, Hermione- le tomo el resto entre las manos acunándolo tiernamente, ella apoyo su mejilla en una dejándose llenar de su ternura.
-No está bien, no está bien sentirme así- Harry le sonrió.
-¿No está bien que se sienta bien?- ambos rieron- lo sé, me pasa lo mismo.
Siguió acariciando la mejilla de ella, le coloco la otra mano en la rodilla desnuda, no pensó que eso fuera un acto de provocación simplemente quería consolarla, hacerla sentir que no estaba sola en todo eso, porque a él también le pasaba lo mismo, no podía sentirse mal a pesar que sabía que estaba mal ser infiel y desearla como lo hacía. Pero al parecer Hermione entendió el mensaje mal y coloco su mano sobre la suya guiándola hacia el interno de su muslo junto a respiraciones profundas.
-Hermione- Harry miro hacia los lados a ver si alguien prestaba atención a lo que sucedía entre ellos pero al parecer todos los asistentes a esa fiesta estaban muy concentrados en bailar o en sus propias conversaciones.
La piel de ella era tan suave en esa zona que tenía miedo de que sus dedos callosos y bruscos le dieran fastidio.
-Vamos afuera- dijo Hermione con dificultad al hablar. Se levantó y lo tomo de la mano y se abrió camino entre el mar de personas hacia la salida.
Harry la siguió sin decir palabras, los risos castaños le caían por los hombros, llevaba el cabello más corto que de costumbres y sus curvas eran ahora un poco más amplias y firmes. Era hermosa como solo ella podía serlo.
Hermione giro su rostro para mirarlo; Harry era un hombre apuesto, la pequeña barba que iniciaba a crecerle le quedaba aún mejor de lo que podía imaginar, esos ojos verdes rodeados de pequeñas arrugas los ángulos de los ojos cada vez se volvían más atractivos y la cicatriz en la mejilla contaba una historia excitante. Le gustaban sus manos, firmes y rugosas, manos de hombre que sabe lo que hace.
Le dio un tirón a la mano de ella atrayéndola contra sí, una mano en la espalda y otra sosteniendo su rostro. La miro fijamente, Harry se imaginó que podría pasar un día completo solo observándola.
Hermione cruzo sus brazos en el cuello de él, acerco su rostro hasta que las puntas de sus narices se rozaron, suspiro, lo miro a los ojos y luego a los labio. Rozo esta vez los labios con los de él, se alejó un milímetro para evitar el beso que Harry buscaba. Fue un momento de duda, su marido no le perdonaría jamás eso, ella no se lo perdonaría jamás. Sus hijos estaban en casa seguramente durmiendo en ese momento y ella entre sus brazos, sintiéndose tan bien.
Harry recibió un poco sorprendido ese roce forzado y el rechazo posterior. La vio cerrar los ojos por un segundo y buscarle a ciega nuevamente con los labios. Sabía que dudaba, lo hacía aunque él, ambos tenían una vida ya, no perfecta y puede que ni siquiera buena, pero era lo que habían decidido tanto tiempo atrás. Retiro la mano de su espalda y estaba por separarse de ella cuando sus labios cálidos y suaves lo abordaron, junto con la sensación de vértigo. No era la primera vez que se besaban pero no podía evitar el remolido de deseo que ella le provocaba, no podía evitar sentirse único y especial mientras sus bocas se tocaban de esa manera.
Le sujeto el rostro con las dos manos intensificando el beso, succionando su labio inferior mientras el sonido que producían sus bocas lo embriagaban y el sabor de su saliva lo enloquecía. Termino el beso mordiéndole el labio, siendo esta vez él quien prosiguió la huida del local.
El aire afuera estaba cargado de humedad, la noche era una cortina negra con bordados dorados. La cabaña donde la fiesta seguía en su apogeo quedo atrás mientras Harry seguía penetrando en el bosque de secoyas que cubría el terreno circundante. Llegaron a un claro que seguramente había sido un lugar donde muchas familias se reunieron a disfrutar de las tardes y noches durante muchos veranos años atrás pero ahora parecía abandonado. Había un circulo formado de trocos gruesos y en el centro rastros de lo que parecía una fogata que había sido usado tantas veces que ahora solo quedaban las marcas negras de la madera quemada, a un lado de estos una vieja mesa de picnic con bancas barnizadas y desgastadas de un marrón claro. Harry se detuvo y la beso exigiéndole todo lo que podía entregarle.
Hermione gimió entre sus labios y sus manos volaron con mente propia bajo su camisa. Le gusto sentir los músculos duros de su espalda, acaricio desvergonzadamente su columna vertebral y luego los costados de este mientras Harry seguía sosteniendo solamente su rostro entre las manos.
-Puedes tocarme- le dijo separándose de él.
-¿Quieres que lo haga?- ambos respiraban con dificultad.
-Lo deseo.
-¿Cómo quieres que te toque?- pregunto mordiéndole el lóbulo de la oreja- ¿Puedo tocarte aquí?- le puso las palmas de las manos sobre los pechos estrujándolos lo suficiente para sacarle un gemido- o puedo morder aquí- le mordió la mandíbula suavemente.
-Has lo que quieres. ¡Maldición Harry! has lo que quieras conmigo.
Harry la tomo de la cintura y la subió a la mesa de un salto, le agarro los muslos con manos fuertes y salvajes, los abrió haciendo que la falda de tela ligera y fina se subiera dándole una muy buena panorámica.
Hermione estaba muy quieta dejándolo hacer, porque sinceramente adoraba que él tuviera el control.
Harry se inclinó para besarle el interno de los muslos con besos húmedos y mordió una que otra vez, se puso de pie nuevamente para besarla mientras su mano se posaba sobre su húmeda intimidad, se tragó el gemido de ella cuando hizo eso. Con un dedo corrió la prenda de ropa y acaricio. Hermione gemía suave mientras lo miraba a los ojos, excitándose mas con solo fijarlo y ver esa mandíbula cuadrada que se ponía rígida con cada avance de su dedo.
Quería que entrara de una vez en ella y no podía evitar que sus caderas lo buscaran, pero Harry hizo algo mucho más delicioso que solo penetrarla con su dedo. Había encontrado su clítoris y lo masajeaba con maestría.
N.A: Esta es una historia corta, poniendo confianza en que no pase de 5 capitulos, intentare hacerla corta para que sea mas fácil de leer y no aburra. Si tienen algún consejo díganmelo me gustan los tomates tanto como las flores jajajaja. Espero que alguien le guste
