Tome una lapicera y me puse a escribir.
Me acerque lentamente a tu puerta.
-Papi- Te llame pero ni te inmutaste.- Papi.- Te volví a llamar.
-Lucy. Estoy ocupado.- Respondiste.
-No es cierto. Estas durmiendo, papi.- Te levantaste de la cama y me miraste molesto.
-Déjame dormir. Estoy cansado por tu culpa. Porque yo trabajo para que no te falte la comida en la mesa y vos sos una desagradecida.- Te mire asustada. Yo tenía cinco años por lo que tu altura era intimidante.
-No quería molestarte papi. Yo solo quería jugar un rato.- Me miraste furioso y yo solo me limite a moverme para atrás.- Perdón, me voy por ahí.- Salí de tu habitación y cerré la puerta.
Me dije a mi misma que no tenía que llorar porque vos, decías que solo los débiles lloraban y yo no quería eso. Yo quería que me quieras. Tal vez, si yo fuera varón me querrías. Pero nací mujer y siempre estuviste decepcionado de mí.
Mucho tiempo paso y muchas personas entraron en mi vida. También me entere de tu muerte y de la carta que me dejaste. Nunca entendí por qué era así. Por qué no me querías. Tu carta me hiso entender muchas cosas que nunca me habia dado cuenta. Vos si me querías y te enorgullecías de mí. Al leer eso sentí una inmensa felicidad.-Deje por un segundo la carta porque escuche un ruido.
-¡Luce!- Grito Natsu-Volvimos.- Tome la lapicera seguí escribiendo mientras Nashi y Natsu gritaban "Mami, mami"
Ahora ya forme mi propia familia y te agradezco por haberme tenido, todas las veces que pensé que no valía la pena vivir se fueron a la basura porque estoy contenta de tener a mis dos dragoncitos de fuego.- Termine la carta y la guarde junto con el resto.
-¿Qué quieren hacer?- Natsu y Nashi se miraron y gritaron.
-¡Cosquillas!- Te agradezco porque gracias a vos tengo a estas personas que me quieren mucho y yo a ellos. Gracias, papi.
