—Vamos Theon, ¡avanza! —dijo el niño, cubierto de barro y hojas secas. Los cabellos rojizos estaban empapados, así como el resto del muchacho.
Theon dejó escapar un suspiro que perdió en sus quejidos.
—¡Vale Robb, pero estoy cansado! —respondió él, haciendo el esfuerzo de su vida por caminar, pero sus piernas le fallaban. La lluvia, y el hecho de que estuviera oscureciendo tampoco lo hacia más fácil.
—Ya casi hemos llegado, ¡vamos aguanta!—dijo Robb, sonriendo de punta a punta, y el solo verlo le causaba entusiasmo.
Dejo escapar otro gemido. «No quiero ir, estoy agotado». Pero lo intentaría...
Caminaron un par de metros, que para el joven Greyjoy parecieron interminables, dando pisotones en el barro para mantenerse firme. Casi cayó un par de veces, pero si no hubiera sido por Robb...
Finalmente llegaron al Bosque de los Dioses.
No recordaba haber visto algo igual, nunca antes. Boquiabierto, contemplaba el gran árbol de hojas rojas al lado de una pequeña laguna.
Theon no dijo nada, solo observó.
—Vamos, sígueme—ordenó Robb.
El niño hizo caso, sin dejar de observar atónito.
Los ojos azules de Robb brillaban con cada parpadeo que daba, y su sonrisa se hacia cada vez mas grande.
—Coge un palo Theon. Aquél—dijo y señalo a un tronco a un par de metros del joven.
Theon asintió, y se alejó para cumplir con la orden. Tomó el tronco, bastante pesado, que era de una madera clara y dura, pero suave al mismo tiempo. Lo empuñó como si fuera una de las espadas de las que había leído o incluso las espadas que se encontraban en las criptas.
Robb sonrió de manera divertida, y sus ojos chispearon.
—Te derrotare Greyjoy—afirmó Robb Stark, sonriendo y tomando otro pedazo de madera del suelo, más corto que el de Theon, pero no se veía menos contundente.
Theon no dijo nada, tan solo sonrió y se mantuvo atento.
Robb fue el que dio el primer golpe, tomándolo por sorpresa, y asestando en la pierna de Theon.
El joven dejo escapar un quejido, pero el dolor no lo detuvo, y se acerco hacia Robb con una embestida lanzando un golpe en dirección a su hombro. Robb, como de costumbre, ya lo había previsto, y logro cubrir el golpe con su "espada" produciendo ese sonido que tanto le gustaba de madera contra madera, espada contra espada.
Se sentía vivo, y su corazón latía extasiado.
Robb sonreía arrogante, y Theon podía escuchar su voz claramente en su cabeza... "Muy lento Greyjoy". Pero quien fue muy lento no fue él, sino el joven Stark y Theon logro asestarle un golpe en el estomago.
Robb cayó al suelo con dificultad para respirar, y Theon sonrió mirándolo, recostado en la tierra.
—¡Vamos Stark! Rendiros...—dijo Theon de manera burlona.
—Jamás. El lobo siempre le gana al kraken—advirtió Robb levantándose del suelo.
Theon sintió las gotas de la lluvia torrencial del cielo caer sobre su rostro.
—No estando en el agua...—dijo y sonrió.
Robb sonrió.
