Llega un mensaje al móvil de Estados Unidos, así que saca el teléfono y lo mira.

"De: Iggy"

El estadounidense sonríe, suponiendo de qué se trata, abriéndolo.

"Die, you ungrateful brat"

Se ríe un poco y escribe en respuesta: "I'm soooorry, old man... love ya anyways!" y media hora más tarde, suena el timbre de casa del inglés.

Inglaterra entrecierra los ojos y de da otro trago a la Ginebra... Pasa la página del álbum de fotos que está viendo en el salón.

C'est moi! ¡Ábreme!

Get lost! —grita sin levantarse y se suena los mocos.

—Sabes que no voy a irme... —abre la puerta con su llave y al oír el ruido Inglaterra se sonroja y mira a la puerta y luego a su alrededor con todos sus pañuelos llenos de mocos y los álbumes de fotos y recuerdos y sus diarios... Y con los ojos rojos como pelotas de tenis que debe tener... Y con la botella de Ginebra sospechosamente vacía... Empieza a intentar esconderlo todo con la manta.

—What the hell!? ¡No entres!

—Ni siquiera te molestes en esconder lo que sea que estás escondiendo —indica Francia cerrando la puerta tras él y poniendo la cadena. Camina hasta el salón.

—¡No! ¡Vete, France! —protesta aun escondiendo las cosas y tratando de limpiarse la cara con la manga del jersey. Francia se detiene en la puerta y le mira inclinando la cabeza, con una botella de ginebra en la mano (llena, que ha traído él).

—He traído esto... —levanta la botella y se la muestra. Inglaterra sigue escondiendo cosas y levanta la cabeza un momento sin parar de moverse rápido, encastándolo todo bajo la manta.

Wonderful, pero ya tengo.

—Esta es para moi y no te voy a dar ni un poco —le sonríe acercándose a él y sentándose en el sillón de al lado.

—Pues vete a tu casa a bebértela —sigue, recogiendo los pañuelos.

Non —responde recargándose en el asiento y abriendo la botella. Le da un trago largo.

—¡No necesito una niñera! ¡Déjame tranquilo!

—No vengo como tu niñera, mon amour... —le mira—, vengo como tu amigo.

—No somos amigos —protesta de nuevo.

—Bueno, como tu enemigo si quieres... pero vengo aquí como todos los años y nunca me voy así que no sé qué es lo que te sorprende tanto —le mira a los ojos.

—Siempre vienes a molestarme —le mira de nuevo con los ojos entrecerrados y luego le quita la botella de Ginebra—. Y no bebas que no pienso sujetarte el pelo ni dejar que vomites aquí.

Francia le sonríe un poquito sacando del bolsillo de su pantalón unas cartas. Inglaterra solloza y se limpia los ojos, sorbiéndose los mocos que le están a punto de salir otra vez, dejándose caer en el sofá.

Francia se levanta, guardándose las cartas en el bolsillo y sentándose en el sillón junto al inglés. Le abraza. Inglaterra que ya lleva media botella de Ginebra él solo, rompe a llorar.

—Ehh... ehh... venga... tranquilo —susurra Francia con paciencia, acariciándole la espalda.

—Por qué se fueeee... todo el mundo se vaaaa... —llora encogiéndose en los brazos de Francia.

—Venga, venga... Amérique te quiere mucho y yo también —le besa la cabeza y le acaricia la espalda aún más, hablándole con voz dulce.

—Australia se fue, Canada se fue, Seychelles se fue, India se fue... Sealand se ira también... Y Scotland... —lloriquea más.

—Pero al final todos regresan contigo y te quieren y te mandan regalos...

—Nadie me manda regalos, ni siquiera tuve un regalo de cumpleaños, ni nadie me llamó ni me felicitó porque nadie me quiere y todos se van —sigue llorando desconsolado.

—Pero si claro que te queremos... yo te quiero más que a nadie —le susurra sinceramente dándole un beso en la cabeza.

—No es verdad que me quieran, no tendrían por qué haberse ido si me quisieran —llora.

—La gente sólo crece, mon amour... y cuando la gente crece se va de casa —explica lo mismo que le ha explicado UN MILLÓN DE VECES antes.

—No tienen p-porque irse y-yo les cuido... America... Un niño pequeño...

Francia le pasa la mano por el pelo, se levanta, quitando la manta y todas las cosas que están debajo de ella, arrugando la nariz con los pañuelos sucios y luego le pone una mano en el pecho, acostándose ya totalmente junto a él sin ganas de machacarle mucho más dejándole llorar hasta que se quedan los dos dormidos.

xoOXOox

Suena el timbre de casa de Estados Unidos y éste corre hasta la puerta y la abre de golpe. Un chico de UPS levanta las cejas sorprendido y Canadá que está tras él levanta la mano, aunque no creo que nadie le vea.

Ehm... hello. Eh... I'm searching for... —el chico lee su albarán—. Mr. United States of America?

It's meeee! ¿De quién es el regalo?

—Ah... pues no lo dice. ¿Puede firmar aquí?

Sure! —sonríe contento tomando la pluma y firmando, agregando unas estrellas de más. El chico asiente y le tiende una caja de plástico blanco opaco de unos cuarenta centímetros de arista. Estados Unidos sonríe y Canadá aprovecha que el chico se va.

Brother!

—Thanks! Have an awesome independence day!

—Usted también —desea el chico con una sonrisa.

Oh! Brother! —le salta encima y lo abraza sonriendo

Happy birthday! —le abraza de vuelta desde el suelo porque seguro se han caído los dos

Estados Unidos se ríe tomando a su hermano de la cabeza y empezando a despeinarle. Canadá se muere de risa e intenta despeinarle un poco también. Seguro lo logra un poco, pero Estados Unidos es más fuerte y termina por vencerle.

—JA! I WIN! —exclama contento entre risas

—¡Me rindo! ¡Me rindo! —responde Canadá moviendo los brazos para que se detenga.

Estados Unidos sigue unos segundos más y luego finamente se detiene antes de matar al canadiense. Canadá respira agitadamente desde el suelo y se vuelve a poner bien las gafas.

Estados Unidos se ríe un poco más, tomando su caja del suelo.

—¡Tengo un regalo de cumpleaaaañoooos y tú nooooo!

—Sí tengo uno —responde sonriendo y levantándose, tomando la bolsa que ha traído.

Estados Unidos se levanta de un salto con su caja en una mano y extiende la otra.

—¡Pero es mío!

Canadá se ríe y se lo da. Estados Unidos abre la bolsa de su hermano con muchísima impaciencia. Es la versión con figurita del juego de XBox Assassins Creed III sobre la guerra de Independencia que salía HOY. Y la figurita es el protagonista con la bandera de los Estados Unidos. Adivinen quién abre muchísimo los ojos.

OH my God! —exclama viendo la figura con los ojos desorbitados—. Laordeneymedijeronqueestabaagotadaeintentecomprarl aenotrositioynopudeyteniaqueesperartresdiasmasybrotherisawesomethanks!

—Sabía que lo reservaste en Ubisoft, me costó mucho anular tu reserva para conseguirte la edición limitada... yo les dije que te dijeran que estaba agotada —se rasca la cabeza con cara de culpable.

Brother! Thanks Thanks Thanks! —salta y le abraza. Canadá le abraza de nuevo riéndose.

It's awesome! ¿Ya viste mi bandera? ¿Ya la viste? —se lo embute en los ojos. Canadá da gracias por las gafas.

Yes, yes —se ríe—. ¿Vamos a probarlo?

Yes! Vamos, vamos... Solo déjame abrir esto —pide dándole al canadiense su regalo para que lo sostenga y mirando la caja de plástico—. ¿Qué será?

—Ni idea — Canadá se acerca a él mientras sostiene el juego—. ¿No hay ninguna etiqueta?

—No, nothing —intenta abrirla. Se abre un poquito y Estados Unidos intenta mirar por el agujero. Pero no se puede ver nada. Hace más fuerza para abrir, por lo que se abre de golpe cediendo y explota con un líquido rojo espeso (que es sangre) cubriéndoles a ambos.

—Pero... What the... iugh!

—¡¿Qué es esto?! —Protesta Canadá quitándose las gafas y limpiándose la cara con un kleenex.

Fucking... Blood!

—¡Es asqueroso! —Agrega Canadá y le pasa un pañuelo.

Estados Unidos está haciendo cara de asco absoluto, intentando limpiarse su jersey nuevo de football americano... sin ningún éxito. Canadá se quita su sudadera que igualmente esta toda cubierta de sangre.

— ¿Pero a quién mierda se le ocurre?

Canadá se la pasa por el pelo, pensando que se le ocurren pocas opciones.

El fucking commie Of the HELL! —se le ocurre (sí, sí... Apenas)

—Bueno, alguien que te... —se detiene—. Puede ser alguien más, hay más gente que te odia —responde mirándole de reojo, pero poco convencido en realidad.

—No, no, no! It's him! Bleurgh! —cara de asco total, una arcada—. Voy a la ducha... Puedes ducharte abajo.

Canadá asiente levantándose también y piensa que, de hecho, prefiere los girasoles que le regaló a él antes que la caja explosiva. Suena el teléfono de Rusia, quien mira el número antes de contestar. "США"

Privet, cerdo capitalista! S Dnem Rozhdeniya!

—¿Te das cuenta de lo demente que estás?

—De nada —responde sin escucharle.

— ¡No te estoy dando las gracias! —chilla Estados Unidos.

—Ya sabía que te gustaría, no necesito que me agradezcas dos veces.

—¡No, pero es que no me ha gustado! ¡Estás LOCO!

Da, ya sé que te ha gustado, no tienes que repetírmelo todo —responde con el ceño fruncido.

—¡ES QUE ERES TONTO Y NO ME ESCUCHAS! —histericolocoperdido

—¡No soy tonto! ¿Por qué siempre me estás insultando?

—¡ODIO TU REGALO!

—¿Estás loco? ¿Por qué me das las gracias y me dices que te gusta y ahora que lo odias?

Estados Unidos respira con dificultad.

—NUNCA DIJE QUE ME GUSTARA.

—Creo que te ha sentado mal algo, ya no sabes ni lo que dices...

—Sé perfectamente bien lo que digo, fucking commie. NO ME MANDES BLOOD! ¡ERES UN PSICÓPATA!

—¿Estás enfadado? —pregunta Rusia no muy seguro.

Ye... NO! —pensándoselo bien porque decirle a Rusia que le ha hecho enfadar en su cumpleaños es una mala idea.

—Entonces te ha gustado —sonríe.

You FREAK! NO!

—Entonces sí te has enfadado —sonríe más.

—¡No me he enfadado! ¡Déjame en paz!

—Hablar contigo es divertido, dices cosas extrañas —Rusia se ríe un poco.

Go to HELL! —grita Estados Unidos histérico y le cuelga. Canadá parpadea y levanta una ceja.

IhatehimIHATEHIM

Canadá se pasa una mano por el pelo mojado.

— ¿Qué ha pasado?

—¡Ese estúpido está Loco!

Yes, well... te ha mandado una caja de sangre.

—¡Y cree que me ha gustado!

What?

—¡Yes... Cree que le he hablado para agradecerle porque me ha GUSTADO! He's crazy.

Canadá se pellizca el puente de la nariz y suspira, escondiendo un poco una sonrisa traidora de que le hace gracia por la desesperación y frustración que Rusia provoca a todo el mundo con su densidad. Estados Unidos respira unos cuantos segundos, histérico y luego se calma a sí mismo.

— ¿Sabes algo de Iggy?

—Más vale que no... le des importancia. Oh, no. Ni idea.

—Me mandó el clásico mensaje en la noche.

Canadá tuerce el morro.

—Debe estar de resaca ahora...

—Seguro... ¿Crees que venga?

Canadá mira al suelo y traga saliva, porque no lo cree.

Damn. ¿Cuantos años tendrán que pasar para que no esté enfadado conmigo este día?

Canadá suspira y le mira.

—Es... un crío

Totally! No sé cómo puede criticarme y regañarme todo el tiempo por eso.

—Seguro luego vienen Sey y Australia —trata de consolarle Canadá.

—Nah, está bien. Va a venir también Japan y Spain y Prussia y les he invitado a todos.

And F... —empieza a preguntar Canadá y luego se detiene—. Awesome — Sonríe.

France me hablo ayer en la noche y me dijo que iba a darse una vuelta a ver a Iggy...

—Bien, quizás vengan los dos —responde Canadá poco convencido.

—¡Ojalá! ¡Vamos a probar mi regalo! —Estados Unidos le empuja del hombro. Canadá sonríe dejándose empujar.

xoOXOox

Inglaterra se revuelve en la cama sintiendo el clásico taladro del doce mañanero de vecino tocacojones en su cabeza.

Bonjour! — Francia le saluda una voz terriblemente familiar.

Gaaagh! —responde sin abrir los ojos, en tono de protesta y con la voz terriblemente pastosa.

Francia se sienta en la cama junto a él y le pasa una mano por el pelo.

Geee... Uf... Lus... —trata de decir entreabriendo los ojos y arrepintiéndose al instante.

—Te traje té negro cargado y un par de aspirinas...

Inglaterra hunde la cara en el cojín, derrotado.

'ill me...

Francia le sonríe, acariciándole la espalda.

—Ten cuidado con lo que pides, mon petit...

—También te he... Dicho que te largues y no me... Has hecho caso —replica Inglaterra con dificultad.

—El té se está enfriando...

Bloody hell, pues bien por él —sigue de forma ahogada por culpa del cojín.

—Venga, cher...

—Mmmm —protesta sujetándose la cabeza con las manos tratando de presionarla y luego hace ruiditos de lloriqueo.

Francia sigue acariciándole la espalda lentamente

—¿Le has puesto Ginebra al té?

Oui... —admite, porque en realidad sí le ha puesto un poco, conociéndolo bien

—Pues llévatelo y no vuelvas hasta que sea un poco de té en la Ginebra —sigue con la cara hundida en el cojín.

Angleterre... siéntate, venga —le rasca un poco el cuero cabelludo

—Nooo —lloriquea y hace ruiditos de asco, apretando los ojos e incluso alguna arcada que no llega a ser nada porque no tiene nada que sacar—. Tengo sed.

—Traje agua también. Necesitas comer algo y tomarte el par de aspirinas —Francia intenta girarle boca arriba.

—Nooo —protesta sin poder resistir que le gire.

—Venga cher, vas a sentirte mejor —le acaricia la cara arrugando un poco la nariz porque huele a cantina aún. Se agacha a él y le toma de atrás de los hombros, intentando incorporarle.

—Mis ojos... ¡Y me va a estallar la cabeza! —protesta sin ayudarle nada en absoluto, con las manos en la cara.

—Bien... dejará de estallarte en cuanto te tomes las pastillas —logra sentarle más o menos (más menos que más), poniéndole un par de cojines en la espalda.

—No quiero... Vas a envenenarme... Si me matas te asesino —responde aun haciéndose presión contra los ojos con las manos.

—Vale... es un trato —le besa rápidamente en los labios, soltándole.

Inglaterra se queda paralizado y se sonroja un poco con el beso, aun con las manos en los ojos... Y como se le revuelven las tripas tiene otra arcada.

—Como vomites un beso mío, te juro que no te doy más —indica el francés frunciendo el ceño un poquito y girándose a la mesita de noche.

—Todos tus besos me provocan vómito —replica un poco orgulloso de haber logrado molestarle aun sin querer.

—Merci... siempre tan adorable.

Inglaterra sonríe un poco y Francia le saca la lengua.

—¿Vas a vomitar?

—Sólo si me besas de nuevo.

—Eres un tonto.

—Aaaaagh —protesta por la cabeza.

El francés toma dos pastillas de un bote que está puesto en la mesita de noche y se las extiende. Inglaterra tiene las manos sobre los ojos y no ve un pimiento.

Francia le vuelve a besar en los labios e Inglaterra se vuelve que quedar paralizado.

—Venga... Vamos por la pastilla.

Inglaterra traga saliva paladeando un poco y acaba por entreabrir los ojos. Francia le mete dos tabletas a la boca. El inglés se atraganta un poco pero se las traga.

El francés le ofrece agua en un vaso, acariciándole la cara y el pelo. Inglaterra toma el vaso bebiéndosela como si fuera ambrosía.

Francia le mira sonriendo mientras bebe, Inglaterra se acaba toda el agua enseguida y le mira porque quiere más.

—Dame el vaso... Y tomate el té en lo que voy por más.

Inglaterra se lo tiende, buscando el té en la mesita.

—¿Que vamos a hacer hoy? —pregunta Francia entrado al baño y llenando el vaso con agua.

—Dime que es cinco de Julio.

—Mmmm... Es cinco de Julio —responde regresando a su cuarto y extendiéndole el vaso.

—¿Lo es? —extiende la mano para tomar el vaso.

—Mmmm… Si quieres puede serlo, yo puedo actuar como que lo es — Francia se sienta otra vez junto a Inglaterra y le sonríe. El inglés deja el vaso en la mesilla, recoge las piernas y hunde la cara en las manos.

My god...

—Quoiiii?

Inglaterra solloza un poco

Angleterre... venga ya —le abraza.

—Vete a casa —protesta moviéndose.

—No me voy a ir... —insiste sin quitarse.

—Déjame —se hace bolita.

—¿No te estás quejando de que todo el mundo te deja solo y a la primera de cambio me echas? —pregunta abrazando a la bolita.

Shut up, es mejor estar solo, así nadie te molesta.

—Pues mala tarde para ti —le acaricia la espalda.

—... y nadie puede dejarte solo...—susurra Inglaterra con otro sollozo.

—Pero no estás soooolo. Angleteeeeerre —le mece un poco como si fuera niño pequeño.

—Quiero alcohol.

—No te has tomado el té...

—No quiero té, quiero alcohol.

—El té tiene alcohol... —se le acuesta encima y le busca la cara, dándole un beso en la mejilla o en el temple o en lo que alcance. El inglés le mira por entre los dedos con los ojos llorosos. Francia le sonríe un poquito y le acaricia la cabeza.

—Vete a casa —susurra extendiendo una mano para tomar la taza de té, bebiéndosela.

Francia toma una de las galletas que le trajo a Inglaterra junto con el té y la mordisquea un poco.

—Podríamos ir a pasear en barco... —piensa en voz alta.

—No quiero ir a la calle —se acaba el té y se vuelve a hacer bolita cubriéndose con las sábanas. Francia hace los ojos en blanco empezando a intentar destaparle.

—Venga... vamos a hacer algo para distraerte, es lo que necesitas. El día es una mierda ya lo sabemos todos... sólo quiero distraerte.

—Vete a casa, ya estoy distraído —forcejea con las sábanas para que no se las quite. El mayor se mete un poco a las sábanas que quedan sueltas, cubriéndose con la manta y abraza a la bolita que tiene junto a sí.

—¿Le has hablado? —susurra Inglaterra.

Oui —asiente acariciándole lo que debe ser el brazo —, hable ayer antes de venir aquí.

—El día es hoy, no ayer

—Lo sé... no le he hablado aún...

—Tienes que llamarle.

Oui... le envié un regalo —susurra y sonríe un poco, de que esté haciendo este drama y además le esté recordando que debe de hablarle.

—¿Qué le has regalado?

—Un par de trajes, un juego que me dijo Canadá que quería y una caja de champagne para la celebración... con la que seguro va a terminar por bañarse en lugar de bebérsela, pero bueno.

Inglaterra suspira.

—Le... mandé también un regalo... en tu nombre.

WHAT? —chilla girándose de golpe.

Francia le mira con cara de culpable.

—¡Pero tú... Pero what the hell te has creído! —grita levantándose, muy enojado.

—Sólo pensé que debías mandarle algo... y que querrías mandarle algo de no ser por... bueno —le mira.

—¡Ni debía ni quería mandarle una mierda! What the bloody hell, France? ¿Qué coño le has mandado?

—Una figura de acción que me sugirió Canadá... sólo pensé que a él le haría ilusión —se sienta.

—¡Y una mierda! ¿Qué bloody figura?

—Ehhh... Un set de... Allò o algo así —sigue mirándole.

—¡Dime el bloody nombre, bollocks! —grita en exigencia apretando los ojos.

—Ahh... —Francia le mira con cara de angustias —Mac... algo, Mac... algo, edición de anniversaire.

—Ok! ¡Y ahora largo de mi casa! —exige Inglaterra muy enojado tomando su teléfono.

Francia se acuesta otra vez en la cama llevándose las manos a la cara. Mientras, Inglaterra escribe un mensaje a USA "cualquier cosa que te llegue hoy en mi nombre, no lo he mandado yo"

"Mmmm... ¿hablas de mi figura de Halo que mandó France en tu nombre? Ya lo suponía..." Inglaterra se guarda el teléfono en el bolsillo y mira a Francia.

—Lo siento, ¿vale?

—No me importa, no sé con qué derecho te crees, pero ya he tenido bastante. Fuera. De. Mi. Casa.

Francia suspira y se pasa una mano por el pelo.

—Vengo aquí cada año y trato de hacerte la vida ligeramente menos miserable este día —le mira a los ojos—, no importa todo lo mal que estés, estoy aquí y te acompaño... todos los años.

—¡Y ningún año te pido que vengas y ningún año te quiero aquí! —grita señalando la puerta.

Francia parpadea, Inglaterra le mira fijamente. Entonces el francés baja la cabeza, rindiéndose, y se sienta en la cama, bajando los pies. Inglaterra sigue mirándole fijamente con el ceño fruncido y las rodillas temblándole.

—Déjame vestirme entonces... —susurra mirándose las manos.

El inglés se cruza de brazos. Francia se levanta y le mira.

—Venga Angleterre, sólo estoy aquí para intentar hacerte sentir mejor. Dices que todos nos vamos, y yo estoy en la mejor disposición de quedarme aquí... es MUY difícil tratarte —"protesta" con voz bastante dulce.

El aludido tiembla, pero no desfrunce el ceño ni relaja los labios.

—No te importa quién se va y quién no, quiero que te largues —exige con la voz quebrada. Francia aprieta los ojos y suspira. Y toma una decisión, acercándosele.

El inglés se frota los ojos porque aún le duele la cabeza y se encuentra fatal.

—Replantéate las cosas... no te quita nada que esté aquí, sólo te has enfadado mucho por algo que hice y no debí hacer, pero puedo hacerte algo de comer, o estar contigo en la tarde... ver fotos, yo qué sé —insiste Francia con paciencia y voz mesurada, acercándose a Inglaterra hasta parársele enfrente.

—¡SI ME QUITA! ¡Mira que angustia me haces pasar, me duele la cabeza y no tengo ganas de discutir ni hablar contigo! ¡Ni quiero que veas mis fotos! ¡No debías saber ni que existen! ¡Sólo me das problemas! ¡Lárgate y no te metas en esto!

Francia descubre que esto era mucho más fácil de hacer cuando era un idiota frío. Inglaterra se da la vuelta buscando una botella de whiskey escondida en su cuarto.

—También te preparo té, te subo a la cama y te pongo el pijama — dice Francia, frunciendo el ceño.

Inglaterra se toma un buen trago y se mete al baño. Francia suspira haciendo los ojos en blanco y empezando a buscar su ropa.

Inglaterra mea en el baño y luego toma otro trago largo, empezando a llorar allí. El francés se viste, hace la cama (cosa MUY rara), se arregla un poco y toca la puerta del baño. Inglaterra no contesta, sentado sobre la taza, con la cara entre las manos por que acaba de echar a Francia y se va a quedar solo todo el día.

—¿Angleterre, puedes s'il vous plait salir un segundo?

Inglaterra solloza fuerte y no responde. Francia mira al techo y hace los ojos en blanco. Pone la mano en el picaporte y gira, sabiendo que dos veces es mucho pedir. Inglaterra

sigue llorando y mira la puerta, tomando más whiskey.

—¿Sabes el trabajo que me va a costar echar la puerta abajo?—protesta.

—¿Por qué no te vas? —pregunta Inglaterra frustrado, limpiándose los ojos.

—De hecho... debe haber en algún lado llaves para la puerta, tendré que ir... y buscarlas —sentencia cruzándose de brazos al lado de la puerta.

—¡No busques nada y vete! —golpea la puerta y se deja caer de rodillas en el suelo en plan muy dramático.

—Ábreme la estúpida puerta o voy a ir al ático de merde a buscar las llaves —insiste Francia.

—No hay una llave para un bloody pestillo, git —se hace bolita en el suelo.

—¿Por qué me haces la vida difícil, Angleterre? —protesta enfadado yéndose a sentar a la cama.

El inglés sigue llorando. Francia espera un rato. Si espera suficiente rato, la puerta acabara entreabriéndose un poquito.

Espera suficiente rato, créeme... Francia no va a irse hoy... Inglaterra tiene luz verde para hacer muuuuuuchas cosas.

Francia suspira en cuanto la puerta se abre, mirándola más o menos como miraría a un cervatillo asustadizo. Inglaterra mira por la rendija. El francés le mira sin moverse, sentado en el suelo, recargado en la cama.

—No se ha ido... —susurra Inglaterra para sí mismo.

Francia pone de lado la revista que estaba leyendo, mirando atentamente a la puerta. Inglaterra se encoge un poco más en el suelo mientras mira por la rendija pensado en si tendría que salir e intentar echarle otra vez. Se le revuelve el estómago con ello porque le ha costado bastante la otra vez.

Francia encoge las piernas y recarga la cabeza en ellas, cerrando los ojos, preguntándose cómo coño es que decidió hacerse amigo de este tipo tan complejo, testarudo y necio.

Inglaterra sigue observándole ahí sentado, porque al final está ahí... Por él... Y no se ha ido... Pero hace todas esas cosas como mandarle... ¡Por qué le ha mandado algo a ese niño idiota! Quizás sí debería haberle mandado algo él mismo... Pero...

—¿Quieres comer algo? —pregunta Francia con el mismo tono de hace rato.

Inglaterra cierra la puerta de golpe asustándose y Francia quiere darse un tiro en la cabeza

El británico toma otro trago de whiskey, muy nervioso. El francés suspira llevándose las dos manos a la cara.

—¡Vete! —grita desde el baño.

Francia toma su revista y empieza a leerla otra vez. Al cabo de un rato, más corto ahora, vuelve a entreabrirse un poco la puerta. Francia ni se molesta en verla.

—No se ha ido aún... —vuelve a susurrarse.

Francia cambia la hoja de la revista.

—¿Por qué no se va? —Inglaterra le pregunta a sus hadas en un tono más alto.

Francia levanta las cejas, pensando que Inglaterra se ha vuelto completamente majareta

—No se va, no se va, yo se lo he dicho muchas veces y no me hace caso, no puede quedarse aquí si yo le he dicho que se vaya —sigue, mirándole por la rendija.

Francia tararea algo muy muy bajito.

—Ahora está cantando y sigue ahí sentado tan tranquilo.

Francia pasa la hoja de la revista, escuchando atentamente lo que dice Inglaterra

—Ya le he dicho que se vaya, cuantas veces tengo que decirle lo mismo —protesta el inglés como si hablara con alguien más.

Francia se tiene que morder el labio para no contestarle, empezando a impacientarse.

—No, no lo sé... Creo que tiene hambre, antes ha dicho algo de que tiene hambre —trago de Whiskey.

Francia empieza a preguntarse cuantas botellas de whiskey ha metido Inglaterra ahí, que sólo ha sido una, pero llena. Inglaterra sigue mirándole y se apoya en el marco de la puerta vigilándole, sin decir nada un rato.

Y Francia asegura su entrada al cielo. El inglés se queda dormido y se cae al suelo abriendo la puerta porque está apoyado en ella. Se resbala por ella sin despertarse, vamos. Entonces Francia hace los ojos en blanco y se levanta, queriendo matarle.

Angleterreeeeee —protesta.

El aludido se hace bolita en el suelo, dormido.

France... —susurra.

—Estoy aquí, mon petit monstre —se acerca a él y le pasa una mano por el pelo

Inglaterra lloriquea en sueños y Francia hace un esfuerzo agachándose por cargarle, lográndolo con bastante esfuerzo... Y bastantes maldiciones. E Inglaterra... en cuanto le levanta le abraza y llora más fuerte.

—Oh... Angleterre —le acaricia la espalda dejando de decir maldiciones, dejándole caer en la cama.

Inglaterra no se deja ir y Francia se cae con él. El inglés le abraza muy muy fuerte para que no se vaya.

Je t'aime, mon petit lapin —es lo único que atina a decir el francés, ahogándose un poco con el abrazo.

Inglaterra llora en su cuello mientras Francia le acaricia la espalda y le canta una canción que le cantaba cuando eran pequeños, logrando que Inglaterra se calme un poco respirando agitado. Francia le besa la mejilla y luego los labios.

—Te dije que te fueras, pero no quiero que te vayas —susurra.

—Por eso no me fui... —susurra de vuelta.

Inglaterra solloza.

—No hay motivo para llorar, mon petit.

—Se fue...

—Pero está bien y te quiere... No está aquí, pero te quiere.

—Me lo ha dicho.

—¿Veeees?

Inglaterra se sorbe los mocos.

—Todas tus colonias te quieren.

—Todos se han ido —vuelve a llorar.

—Se han ido porque se han hecho grandes... Eso es bueno.

—Yo no quería que se fueran, todo el mundo se va, no quiero que se hagan grandes —llora otra vez.

Francia le acaricia la espalda.

—Tengo hambre —dice, secándose los ojos.

Francia le besa cada ojo y le acaricia la mejilla.

—Quiero chocolate.

—Mmmm... ¿Caliente?

—No. Algo con chocolate... Un brownie —lloriquea— o un coulant.

—Un coulant... Bien, eso se puede hacer —Francia le sonríe y le limpia los ojos

Inglaterra cierra los ojos y sonríe un poquito porque acaba de tener una idea peligrosa fruto del alcohol y el dolor de cabeza. Francia sonríe más.


No te olvides de agradecerle a Tari su trabajo de edición en tu review!