Hola a todos, antes de comenzar, quiero agradecer a aquellas personas que me han dejado sus reviews... T.T Son los primeros que recibo aquí y estoy muy feliz. Entre ellas quiero agradecer a Vicky Yun Kamiya que ha estado promocionando mis fics (Gracias dulzuraaaa), a Piwy, a Saori-Luna y a Javier de Jesús.

Este fic es un poco (muy) distinto a los que normalmete escribo. Para que lo entiendan es muy crudo. Creo que es muy difícil escribir algo de Death note sin hacerlo, en especial al hablar de Light Yagami (Raito). Es algo que se me ocurrió, pero es un tanto fuerte. Delicados del corazón o personas muy sensibles, abstenerse.

Dicho esto... aquí vamos...

Hana

Los deseos del Dios

Estaba enojado, no, enojado era poco… estaba furioso. Ese L lo tenía al límite de su paciencia y cordura. Parecía que no tenía más motivo de vivir que cagarle la existencia. Una parte de si disfrutaba el tener un enemigo digno con el cual jugar, alguien que le hiciera subir la adrenalina en la sangre, que lo llevara al límite de su ingenio, que lo mantuviera en vela, que le diera pelea. Pero otra parte, la que estaba más cerca de su corporeidad, estabas más que cansada, estaba agotada. Casi no dormía, casi no comía, sus funciones orgánicas casi habían desaparecido, incluso aunque no quisiera admitirlo, tenía unas ganas crecientes de follar. Pero estaba tan consumido en su guerra con ese "bastardo" que ni tiempo para eso tenía. Hacerlo con Misa era algo que por alguna razón no le había llamado y le extrañaba que ella no lo quisiera, pero como le daba igual… ella estaba tan enfermizamente apegada a él que hacerlo con ella solo traería problemas.

Aceleró el auto sabiendo que eso era una forma de desahogarse que tenía su cuerpo, un liberador de presión. La carretera y sus líneas se esfumaban gracias a la velocidad.

Vislumbraba el paisaje urbano, con sus grandes rascacielos, inventos del hombre para alojar personas, pero con un designio oscuro dentro de la mente de su creador, llegar a Dios. Qué estúpidas eran las personas, no servía de nada acercarse más al cielo… para ser Dios había que conseguir el poder que él había arrebatado al Shinigami Ryuk y que por cierto no pensaba devolver; el poder de decidir quien vive y quien muere, poder de ejercer la justicia a voluntad propia y sin recibir queja alguna. Ese era el poder que él, Yagami Light estaba concentrando.

Miró el edificio departamental en el que estaba viviendo con esa tonta. Estacionó el auto lentamente, quería tardar lo más posible en llegar a la suite. Aunque, ahora que lo pensaba había llegado considerablemente temprano a otros días, lo más probable es que ella no lo esperara, tal vez si tenía suerte ella no estaría en casa. Cada día que pasaba tenía que convencerse a sí mismo que era fructífero tenerla con él, después de todo, esa chiquilla tenía los ojos del Shinigami con el cual podía ver el nombre real de las personas. Sonrió al pensar que ella había sacrificado la mitad de su vida por él, que estúpida… aún se creía especial cuando solo había sido, es y sería un instrumento más. Si ella estaba en la casa simplemente se desahogaría con ella y luego se disculparía para que no se fuera, debía ser cuidadoso, ella debía de permanecer a su lado al menos un tiempo más.

Entró al elevador y observó como los números iban tornándose de color rojo conforme iban pasando los pisos. Se aflojó la corbata, pensando que tal vez debiera aprovechar y dormir.

Se encontró frente a la puerta de la habitación y entró girando apenas la perilla. Esa niña creía que no era necesario cerrar, después de todo, esa persona moriría si trataba de hacerle daño.

Lo primero que le llegó fue el olor a vainilla disperso en el aire, esa había seguramente ella pensando que le agradaría. ¿Por qué no podía simplemente aceptar que no quería nada de ella que no fuera su servicio? El living como siempre estaba impecable, ella pensaba que tal vez así conseguiría su aprobación.

Escuchó un ruido extraño proveniente de la habitación, gemidos. Río al pensar que tal vez esa mocosa al fin se hubiera decidido a engañarlo. Los mataría a ambos, no mejor usaría eso como excusa para dejarla. No, la mataría y a su amante también, así no corría riesgo de que hablara.

Entreabrió la puerta un poco y se encontró con algo que no esperaba.

Qué más daba si alguien la escuchaba, esto era algo que necesitaba con urgencia. Que importaba si Light no le correspondiera, el estar cerca de él, de su Dios era más que suficiente; qué importaba si todos la veían como una loca, esta loca era el siervo más fiel que tenía el Dios más poderoso del universo; qué importaba rebajarse si podía siquiera besar el suelo por el que él caminaba. Y es que así era… ella le sería por siempre fiel… solo su cuerpo se revelaba, exigiéndole eso que no tenía. Calor, cariño, deseo… necesitaba eso… al menos su cuerpo. Así que esto era lo único que podía hacer, tocarse, amarse a ella misma, dejando de lado las ropas negras, dejando de lado la adoración a SU Dios de la muerte, dejando de lado al resto del mundo, para dedicarse este segundo a ella. Incluso se atrevía a soñar que sus manos y dedos en realidad eran los de él. Gimió con fuerza su nombre, esperanzada de que algún día su Dios correspondiera milagrosamente sus súplicas.

Eran tan anhelados sus roces con él, aunque fuera una palmada, un roce ocasional, incluso una mirada… añoraba todo de él, hasta el más mínimo e insignificante gesto. Arqueó su espalda para poder moverse a un ritmo mejor y más violento. Así debía hacerlo él ¿¿No?? Violento, a la fuerza, poderosamente. ¿Cómo sería hacer el amor con Dios?

Por primera vez la veía así como era, sin esas ropas extrañas, mostrando sus más bajos instintos, gimiendo como un animal, tan abstraída en su mundo que ni siquiera había notado su intromisión.

Su cerebro le decía que solo la mirara, que se recreara la vista un rato y siguiera de largo, que no sucumbiera. Cómo podría él, el Dios de este nuevo mundo rebajarse con esa mocosa. Pero se dio cuenta de que era en vano. Ya estaba duro.

-Light… Lii-Light…- gemía Misa introduciendo sus dedos aún más punzantemente en su ser. No era lo mismo, no podía compararse con la fuerza de su Dios, pero era al menos un consuelo.

Sintió repentinamente como sus manos eran retiradas. Abrió sus nublados ojos para encontrar a su Dios mirándola como nunca antes lo había hecho. ¿Con deseo?

Así, sin ceremonia, sin dudar siquiera, se enterró en ella profundamente, sintiendo como ella lo recibía a pesar de tan violenta intromisión.

Sus sentidos debían de estar engañándola. Su Dios… Light… dentro de ella, era demasiado perfecto. Su fuerza, su energía moviéndose dentro de ella como un torbellino, ella se había convertido en receptora de su deseo carnal y con ello ella estaba satisfecha, conforme, estaba agradecida.

La sintió agarrarse a él con desesperación, tomándolo por la camisa. Gimiendo más fuerte, más agudo, más profundo. Ella temblaba entre sus brazos por sus fuertes embestidas y lo recibía tan bien, tan dispuesta. Se enterró más fieramente, hasta la empuñadura y salió por completo para volverse a hundir.

Ella simplemente se dejaba someter, no quería más. Esto era más de lo que ella alguna vez hubiera esperado. Era un milagro, un sueño, debía serlo… pero ahora no importaba, lo disfrutaría.

Ella literalmente lo estrujaba, como queriendo retenerlo dentro de si. Eran maravillosas las sensaciones que Misa le causaba. Sus espasmos eran tan fuertes, rápidos y constantes, que lograban excitarlo más y más.

-Light… Light… Mmm… -gemía ella sintiendo los salvajes impulsos que recibía por dentro, el contacto entre pieles, sus fluidos mezclándose con los de él.

Él lo quería todo, quería más. Subió una de sus manos y con saña estrujó uno de sus senos desnudos.

-Kyaaaaa…-gritó ella desde lo más profundo de sus cuerdas vocales. Que tortura más divina, que dulce angustia, que dolor más erótico. Casi sentía su piel palpitando en las zonas en donde seguramente se formarían moretones, pero en realidad eso no importaba, ya nada importaba.

Mordió, lamió, besó, chupó, masajeó, estrujó los senos de ella, queriéndola someter al placer que solo un Dios podría darle, sintiéndola más húmeda. Ella disfrutaba el dolor.

-Misa… Mi-misa… Misaaa…- sus labios se movían sin permiso y las palabras fluían sin que pudiera evitarlo. Ella era maravillosa al menos para esto, pensaba, sintiendo como pronto llegaría al final.

Ella trataba de seguirle el ritmo, pero era demasiado violento, demasiado arrasador, simplemente demasiado para ella. Sintió una colosal explosión dentro de su ser que acabo con todo, lo nubló todo, lo borró todo, todo desapareció.

Él estalló dentro del cuerpo de la niña, sintiendo como sus fuerzas eran robadas, como lo que más temía se volvía realidad, como se rebajaba a ser un humano común y corriente follando, y como un sentimiento de protección y posesión comenzaba a formarse dentro de él.

Ahora estaba seguro de una cosa, por nada del mundo, la dejaría alejarse de él.

Que conste que se los advertí... ya sé, ya sé... soy una cochina... pero bueno, me quería sacar las ganas de hacer un fic de Misa y Light y esta cosa rara es lo que salió... no esperaban ver mucho amor no??

Sayonaraaaa

Si les gustó dejen reviews... sino... también... pero no insulten por fiiissss si quieren insultar mándenme un e-mail si?? n.nU

Hana