1. Recordando cómo empezó
Ginny estaba hablando por teléfono con Harry, mientras ordenaba una estantería.. Su primera intención había sido hablar con Ron, pero este se estaba duchando. La conversación había ido a parar al Quidditch.
-Como te dije, señor Potter, Ucrania ganó a Túnez. Eso me da la razón a mí, ¿no?
-Ya, pero Hassim cogió la snitch, que fue lo que yo te dije. - le respondía Harry al otro lado del teléfono.
-Tú me dijiste que ganaría Túnez, tramposo, me debes cincuenta galeones.
-¡Pásame a Colin! ¡Él sabrá.! ... ¡Uppps! Lo siento.
-No pasa nada, metepatas. - dijo ella, restándole importancia.
-¿Sigue Gin al teléfono? - preguntó una voz por detrás.
-¡Síiii! ¡Aquí está!!! - voceó Harry, y volvió a cambiar el tono de voz para hablar con ella - Dejémoslo en que nadie le debe nada a nadie. ¿Vale?
-Ni de coña, Potter, te he dicho que.
Ginny se quedó helada, viendo a quien había en el umbral de la puerta.
-Oye, dile a Ron que le llamo más tarde, tengo que colgar.
-Pero qué? ¿por qué? No te pienso dar ni un knut.
-Quedamos en paz, Harry, un beso para los dos.
-¿Compartido? ¿Tiene que ser compartido? ¡Tacaña!
-Sabes que quiero decir uno para cada uno. Ciao.
Colgó.
-¿Qué quieres, Colin?
-¡Cómo no! ¡Otra vez hablando con Potter!
-Hago lo que me da la gana, ¿vale? Y ahora largo de mi casa.
-Te recuerdo que también es la mía. - dijo él.
-Te recuerdo que quien paga el alquiler soy yo, así que ¡largo!
-No he venido a discutir, Gin. - dijo él, haciendo caso omiso de la orden que la pelirroja le había dado - He venido a que arreglemos lo nuestro.
-¿Qué nuestro, Colin? ¿Qué nuestro? Te repito que tú y yo nunca, NUNCA, hemos tenido nada. Viniste aquí a compartir piso conmigo como amigo. A-M-I- G-O. ¡Búscate esa palabra en el diccionario, porque ni siquiera eso sabes ser!
-¿Ah, sí? ¿Y por qué me besaste?
-No, disculpa, Colin, TÚ me besaste a mí. No te equivoques. Y por la fuerza, debería decir. - gruñó ella - Aunque dudo que lo recuerdes porque estabas borracho otra vez. Ya me has destrozado el piso varias veces con tus borracheras, ¿sabes? Y estoy harta, HARTA. Así que ahora haz el favor de irte.
-Gin, sabes que no tengo a donde ir. - dijo, probando la técnica del cordero degollado.
-No es mi problema. - replicó ella, sorprendiéndolo - A pesar de que estoy hasta las narices de ti, puede que si no me hubieses levantado la mano te dejase quedarte. ¡Pero no pienso albergar a un maltratador en mi casa!
-No te daría tan fuerte. además de que por lo visto, me rompiste el brazo antes de echarme.
-¡Faltaría más! ¿Creías que me iba a dejar pegar sin más? ¡No me conoces! - ella se levantó la manga de la camiseta y la propia camiseta hasta media tripa - Y si no fue tan fuerte, ¿por qué demonios tengo yo estos cardenales?
Se bajó la camiseta. La verdad es que los morados eran bastante desagradables.
-Colin, - dijo ella en un susurro amenazante que daba miedo - no quiero discutir más. Lárgate de aquí y no vuelvas o llamaré al Ministerio de Magia y por esto te caerá una gorda. ¿Me oíste?
El muchacho salió de la casa dejando la puerta abierta. Pasó la mañana ordenando el desastre de cuarto que Colin, su ex-compañero de piso había organizado la noche anterior. La verdad, los recuerdos de aquella noche eran tan desagradables que prefería borrarlos. Colin había entrado borracho de madrugada, cuando ella estaba viendo la televisión muggle. Había roto y tirado literalmente todo en la casa (las estanterías de todos los cuartos, jarrones, vaciado los cajones de los cubiertos.), pero el salón y el estudio habían salido especialmente perjudicados. Después, la había besado por la fuerza y cuando ella se apartó tratando de calmarlo, la pegó un puñetazo en la tripa y la agarró por el brazo dejándola los dedos marcados. Eso pasaba de castaño a oscuro (n/a: ya hace rato, no?), y ella le retorció el brazo (se oyó un crack con lo que interpretó que él no podía moverlo) y lo empujó al descansillo cerrando la puerta con llave y quedando muy asustada. A su familia y amigos no se lo había detallado tanto, pero todos en general le habían apoyado en eso. De hecho, la primera vez que Colin llegó borracho estaban todos juntos y ya se lo habían advertido. Para sus hermanos era medio bueno tener a Colin con Ginny hasta entonces, porque encontraban en él un amigo más y preferían que viviese con un amigo a que viviese sola. Pero, obviamente, las cosas habían cambiado. Se dirigió al estudio, en pos de algo que recientemente había recordado que tenía allí. "No puede perderse", se repetía frenéticamente. Se acercó a la zona del ordenador (un cachivache muy antiguo, pero que para lo que ella, una bruja, lo usaba, era más que suficiente) y comprobó que los cajones de ese escritorio también estaban por el suelo. Ya había ordenado toda la casa menos el estudio y parte del salón. Revolvió todos los papelajos que había, en busca de una octavilla de cartulina amarillenta que tal vez fuese lo más importante que había en su casa. Tras unos quince minutos la tuvo en su mano, y por una vez en mucho tiempo (si no se contaba la noche anterior) le dieron ganas de echarse a llorar. Los recuerdos que aquello le traía eran tan. emotivos. Era un acta de matrimonio. La copia de SU acta de matrimonio. Si se lo contase a alguien, pensarían que se había tratado de una locura-estupidez adolescente, pero en su memoria se hallaba con el hecho más importante (tal vez, junto con su graduación, el único realmente relevante) de toda su vida. Y no se arrepentía de ello.
***Flashback***
Ella se había encontrado con él en el recoveco más perdido de Hogsmeade. Llevaban un par de meses planeándolo, dado que en otros dos meses el curso acabaría y muy posiblemente no habría otra manera de mantenerse unidos. A toda prisa, se habían dirigido al juzgado de Hogsmeade. En un principio, Ginny ni siquiera sabía que Hogsmeade tuviese juzgado. De hecho se trataba de una vieja casucha, donde muy probablemente todos los trámites anduviesen atrasados, y en la que normalmente ni siquiera había un juez, un vicario o una secretaria. Pero Draco se había encargado de que el juez fuese ese día. Tampoco habían podido preparar nada ostentoso ni especial, de hecho ambos llevaban sus uniformes, pero Ginny se había maquillado (algo muy raro en ella por aquel entonces) y peinado especialmente, y Draco lucía una desusada sonrisa. Tras una breve ceremonia, el juez los había registrado como marido y mujer archivando el acta original, y dándoles una copia a cada uno. Después ambos habían vuelto al colegio en compañía de sus amigos habituales, despidiéndose con un beso. El resto del curso (sexto para Ginny, séptimo para Draco) había transcurrido entre encuentros fugaces de no más de diez minutos y miradas cómplices.
***Fin del Flashback***
Desde que él se marchó, prometiendo escribirla, ella no había sabido absolutamente nada de él. Y ya habían pasado cuatro años. Pero aún recordaba los besos de él quemándola los labios, como si hubiese sido ayer.
Su mente la decía que, si lo deseaba, podía liarse con quien quisiese. Le decía que era una mujer libre, se consideraba una soltera no comprometida a anda, puesto que él no se había dignado a aparecer en todo ese tiempo. Se decía que si quería, podía tener novio sin problemas. Pero el caso es que no quería. Su corazón aún lo echaba de menos por las noches, y anhelaba verlo una vez más. No había vuelto a enamorarse. Simplemente, no había surgido nada y ella tampoco quería hacerlo surgir. Según sus "oídas", a él se lo buscaba por su condición de mortífago, pero por lo que había llegado a conocerle, dudaba mucho que Draco hubiese hecho algo malo. El caso es que tenía fama de serlo, y así era considerado por la sociedad (menos Ginny). No obstante, nadie tenía constancia de nada, pues después de su salida de Hogwarts, había desaparecido, no se sabía de él. Dándole por imposible, y con cargos nimios e inverosímiles, Ginny estaba segura de que los aurores se habían dado por vencidos y lo habían dejado de buscar.
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Pier Lagaçette llevaba dos días a cargo del departamento Contra las Artes Oscuras y Aurología del Ministerio y ya había puesto patas arriba todo y "revolucionado nuestro sistema", como decía Ernie el becario. En esos instantes, se hallaba reunido con un escuadrón de categoría media- alta dándoles instrucciones (en un inglés perfecto, por cierto, con un ligero acento apenas perceptible).
-¿Y qué hay de Draco Malfoy? - dijo mirando un expediente más.
-Sus cargos son mínimos y lleva alrededor de cuatro años desaparecido, señor. No creo que merezca la pena. - dijo uno de ellos.
-¡Por favor! ¿Vosotros, sus compañeros, y no os acordáis de quién era? - enarcó la ceja - Pues diré que yo sí, el muy cabrón (disculpadme) me hizo la vida imposible en aquel intercambio que hubo con Beauxbattons por el Torneo de los tres Magos. Y por lo que oí entonces, os puedo asegurar que si os molestaseis en mirar un poquito ahora sacraíais un montón de mierda de su nombre.
-¿Y dónde está, señor? Cuando Harry Potter trabajó aquí, se removió cielo y tierra para encontrarlo. Y ni un solo rastro.
-Buscadle. - resolvió Pier - Hurgad en su vida personal, lugares que puedan. serle especiales y que no sean muy obvios, cosas que haya hecho antes de desaparecer, multas. mirad en sitios tanto mágicos como muggles.
-¿Malfoy y muggle, señor? Creo que no se puede decir ambas palabras en la misma frase si no estás queriendo decir que los odia. - dijo uno de los miembros del escuadrón.
-No se sabe lo que puede hacer una persona en momentos de necesidad.
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¿Q tal? Yo creo que + o - puede salir adelante. De todos modos, ya se irá poniendo más interesante. Reviews, porfa.
Ginny estaba hablando por teléfono con Harry, mientras ordenaba una estantería.. Su primera intención había sido hablar con Ron, pero este se estaba duchando. La conversación había ido a parar al Quidditch.
-Como te dije, señor Potter, Ucrania ganó a Túnez. Eso me da la razón a mí, ¿no?
-Ya, pero Hassim cogió la snitch, que fue lo que yo te dije. - le respondía Harry al otro lado del teléfono.
-Tú me dijiste que ganaría Túnez, tramposo, me debes cincuenta galeones.
-¡Pásame a Colin! ¡Él sabrá.! ... ¡Uppps! Lo siento.
-No pasa nada, metepatas. - dijo ella, restándole importancia.
-¿Sigue Gin al teléfono? - preguntó una voz por detrás.
-¡Síiii! ¡Aquí está!!! - voceó Harry, y volvió a cambiar el tono de voz para hablar con ella - Dejémoslo en que nadie le debe nada a nadie. ¿Vale?
-Ni de coña, Potter, te he dicho que.
Ginny se quedó helada, viendo a quien había en el umbral de la puerta.
-Oye, dile a Ron que le llamo más tarde, tengo que colgar.
-Pero qué? ¿por qué? No te pienso dar ni un knut.
-Quedamos en paz, Harry, un beso para los dos.
-¿Compartido? ¿Tiene que ser compartido? ¡Tacaña!
-Sabes que quiero decir uno para cada uno. Ciao.
Colgó.
-¿Qué quieres, Colin?
-¡Cómo no! ¡Otra vez hablando con Potter!
-Hago lo que me da la gana, ¿vale? Y ahora largo de mi casa.
-Te recuerdo que también es la mía. - dijo él.
-Te recuerdo que quien paga el alquiler soy yo, así que ¡largo!
-No he venido a discutir, Gin. - dijo él, haciendo caso omiso de la orden que la pelirroja le había dado - He venido a que arreglemos lo nuestro.
-¿Qué nuestro, Colin? ¿Qué nuestro? Te repito que tú y yo nunca, NUNCA, hemos tenido nada. Viniste aquí a compartir piso conmigo como amigo. A-M-I- G-O. ¡Búscate esa palabra en el diccionario, porque ni siquiera eso sabes ser!
-¿Ah, sí? ¿Y por qué me besaste?
-No, disculpa, Colin, TÚ me besaste a mí. No te equivoques. Y por la fuerza, debería decir. - gruñó ella - Aunque dudo que lo recuerdes porque estabas borracho otra vez. Ya me has destrozado el piso varias veces con tus borracheras, ¿sabes? Y estoy harta, HARTA. Así que ahora haz el favor de irte.
-Gin, sabes que no tengo a donde ir. - dijo, probando la técnica del cordero degollado.
-No es mi problema. - replicó ella, sorprendiéndolo - A pesar de que estoy hasta las narices de ti, puede que si no me hubieses levantado la mano te dejase quedarte. ¡Pero no pienso albergar a un maltratador en mi casa!
-No te daría tan fuerte. además de que por lo visto, me rompiste el brazo antes de echarme.
-¡Faltaría más! ¿Creías que me iba a dejar pegar sin más? ¡No me conoces! - ella se levantó la manga de la camiseta y la propia camiseta hasta media tripa - Y si no fue tan fuerte, ¿por qué demonios tengo yo estos cardenales?
Se bajó la camiseta. La verdad es que los morados eran bastante desagradables.
-Colin, - dijo ella en un susurro amenazante que daba miedo - no quiero discutir más. Lárgate de aquí y no vuelvas o llamaré al Ministerio de Magia y por esto te caerá una gorda. ¿Me oíste?
El muchacho salió de la casa dejando la puerta abierta. Pasó la mañana ordenando el desastre de cuarto que Colin, su ex-compañero de piso había organizado la noche anterior. La verdad, los recuerdos de aquella noche eran tan desagradables que prefería borrarlos. Colin había entrado borracho de madrugada, cuando ella estaba viendo la televisión muggle. Había roto y tirado literalmente todo en la casa (las estanterías de todos los cuartos, jarrones, vaciado los cajones de los cubiertos.), pero el salón y el estudio habían salido especialmente perjudicados. Después, la había besado por la fuerza y cuando ella se apartó tratando de calmarlo, la pegó un puñetazo en la tripa y la agarró por el brazo dejándola los dedos marcados. Eso pasaba de castaño a oscuro (n/a: ya hace rato, no?), y ella le retorció el brazo (se oyó un crack con lo que interpretó que él no podía moverlo) y lo empujó al descansillo cerrando la puerta con llave y quedando muy asustada. A su familia y amigos no se lo había detallado tanto, pero todos en general le habían apoyado en eso. De hecho, la primera vez que Colin llegó borracho estaban todos juntos y ya se lo habían advertido. Para sus hermanos era medio bueno tener a Colin con Ginny hasta entonces, porque encontraban en él un amigo más y preferían que viviese con un amigo a que viviese sola. Pero, obviamente, las cosas habían cambiado. Se dirigió al estudio, en pos de algo que recientemente había recordado que tenía allí. "No puede perderse", se repetía frenéticamente. Se acercó a la zona del ordenador (un cachivache muy antiguo, pero que para lo que ella, una bruja, lo usaba, era más que suficiente) y comprobó que los cajones de ese escritorio también estaban por el suelo. Ya había ordenado toda la casa menos el estudio y parte del salón. Revolvió todos los papelajos que había, en busca de una octavilla de cartulina amarillenta que tal vez fuese lo más importante que había en su casa. Tras unos quince minutos la tuvo en su mano, y por una vez en mucho tiempo (si no se contaba la noche anterior) le dieron ganas de echarse a llorar. Los recuerdos que aquello le traía eran tan. emotivos. Era un acta de matrimonio. La copia de SU acta de matrimonio. Si se lo contase a alguien, pensarían que se había tratado de una locura-estupidez adolescente, pero en su memoria se hallaba con el hecho más importante (tal vez, junto con su graduación, el único realmente relevante) de toda su vida. Y no se arrepentía de ello.
***Flashback***
Ella se había encontrado con él en el recoveco más perdido de Hogsmeade. Llevaban un par de meses planeándolo, dado que en otros dos meses el curso acabaría y muy posiblemente no habría otra manera de mantenerse unidos. A toda prisa, se habían dirigido al juzgado de Hogsmeade. En un principio, Ginny ni siquiera sabía que Hogsmeade tuviese juzgado. De hecho se trataba de una vieja casucha, donde muy probablemente todos los trámites anduviesen atrasados, y en la que normalmente ni siquiera había un juez, un vicario o una secretaria. Pero Draco se había encargado de que el juez fuese ese día. Tampoco habían podido preparar nada ostentoso ni especial, de hecho ambos llevaban sus uniformes, pero Ginny se había maquillado (algo muy raro en ella por aquel entonces) y peinado especialmente, y Draco lucía una desusada sonrisa. Tras una breve ceremonia, el juez los había registrado como marido y mujer archivando el acta original, y dándoles una copia a cada uno. Después ambos habían vuelto al colegio en compañía de sus amigos habituales, despidiéndose con un beso. El resto del curso (sexto para Ginny, séptimo para Draco) había transcurrido entre encuentros fugaces de no más de diez minutos y miradas cómplices.
***Fin del Flashback***
Desde que él se marchó, prometiendo escribirla, ella no había sabido absolutamente nada de él. Y ya habían pasado cuatro años. Pero aún recordaba los besos de él quemándola los labios, como si hubiese sido ayer.
Su mente la decía que, si lo deseaba, podía liarse con quien quisiese. Le decía que era una mujer libre, se consideraba una soltera no comprometida a anda, puesto que él no se había dignado a aparecer en todo ese tiempo. Se decía que si quería, podía tener novio sin problemas. Pero el caso es que no quería. Su corazón aún lo echaba de menos por las noches, y anhelaba verlo una vez más. No había vuelto a enamorarse. Simplemente, no había surgido nada y ella tampoco quería hacerlo surgir. Según sus "oídas", a él se lo buscaba por su condición de mortífago, pero por lo que había llegado a conocerle, dudaba mucho que Draco hubiese hecho algo malo. El caso es que tenía fama de serlo, y así era considerado por la sociedad (menos Ginny). No obstante, nadie tenía constancia de nada, pues después de su salida de Hogwarts, había desaparecido, no se sabía de él. Dándole por imposible, y con cargos nimios e inverosímiles, Ginny estaba segura de que los aurores se habían dado por vencidos y lo habían dejado de buscar.
-------
Pier Lagaçette llevaba dos días a cargo del departamento Contra las Artes Oscuras y Aurología del Ministerio y ya había puesto patas arriba todo y "revolucionado nuestro sistema", como decía Ernie el becario. En esos instantes, se hallaba reunido con un escuadrón de categoría media- alta dándoles instrucciones (en un inglés perfecto, por cierto, con un ligero acento apenas perceptible).
-¿Y qué hay de Draco Malfoy? - dijo mirando un expediente más.
-Sus cargos son mínimos y lleva alrededor de cuatro años desaparecido, señor. No creo que merezca la pena. - dijo uno de ellos.
-¡Por favor! ¿Vosotros, sus compañeros, y no os acordáis de quién era? - enarcó la ceja - Pues diré que yo sí, el muy cabrón (disculpadme) me hizo la vida imposible en aquel intercambio que hubo con Beauxbattons por el Torneo de los tres Magos. Y por lo que oí entonces, os puedo asegurar que si os molestaseis en mirar un poquito ahora sacraíais un montón de mierda de su nombre.
-¿Y dónde está, señor? Cuando Harry Potter trabajó aquí, se removió cielo y tierra para encontrarlo. Y ni un solo rastro.
-Buscadle. - resolvió Pier - Hurgad en su vida personal, lugares que puedan. serle especiales y que no sean muy obvios, cosas que haya hecho antes de desaparecer, multas. mirad en sitios tanto mágicos como muggles.
-¿Malfoy y muggle, señor? Creo que no se puede decir ambas palabras en la misma frase si no estás queriendo decir que los odia. - dijo uno de los miembros del escuadrón.
-No se sabe lo que puede hacer una persona en momentos de necesidad.
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¿Q tal? Yo creo que + o - puede salir adelante. De todos modos, ya se irá poniendo más interesante. Reviews, porfa.
