Takuto Shindou era el principito de mamá.

Nunca le contaron nada de las lágrimas derramadas, de la tristeza por el esfuerzo de tenerle. Takuto se consideró un milagro después de años de rezos y tratamientos.

Takuto tuvo todo lo que quería, sus padres no escatimaron en gastos y se lo podían permitir. Primero los mejores colegios, luego las clases de piano. Más tarde no pudieron decir que no a la obsesión de su hijo por el fútbol y más tarde tampoco le prohibieron tener amigos de cualquier clase social. Si Takuto era feliz, ellos también lo eran y por encima de todo querían que él fuera humilde y responsable.

Takuto siempre será el principito de mamá.

Su mamá quería para él una princesa.

Aún era muy pequeño, con seis años era imposible que se planteara algo como el amor, pero algún día lo haría y su madre quería que fuera lo mejor que le hubiera pasado nunca. El problema consistía en que no quería imponerle una novia, ni su visión del matrimonio y la felicidad.

Si Takuto era feliz estando solo, ella sería feliz. Si Takuto se enamorara de una chica, ella sería feliz. Si Takuto eligiera un chico como compañero, ella sería feliz.

No quería hacer desdichado a su ángel, quien tanto se había hecho de rogar para bajar desde el cielo.

Lo único que de verdad le preocupaba era que su hijo un día decidiera casarse con su pelota de fútbol. Entonces, tendrían que hablar seriamente con él y sus prioridades en la vida.

Menos mal que la fortuna quiso que eso no fuera así.


Inazuma Eleven no es mío, solo juego con los personajes y compro doujinshi a mansalva.

Y este es un pequeño prólogo para una serie de drabbles que juntos contarán una historia completa. Antes de nada, quiero dejar claro que esta historia NO tiene genderbend, aunque lo parezca. Está basada en un prompt del Kink Meme de Hetalia en inglés. Y espero que os vaya gustando, aunque este capitulito sepa a poco :D