Disclaimer: Vampire Knight pertenece a Hino Matsuri.

Notas: Para la comunidad de crack and roll, por poner esta genial tabla, "Duelo". Y para los amantes del Aidori, aunque quizás esta mala autora, no les pinte el mundo de rosa.

Impoluta Cordura

Era un destello discordante, algo inmerso en un olvidado recuerdo. Insomne, mueve los ojos con lentitud, tratando en vano deshacerse de esa idea aterradora. Persiste, en su mente bloqueada con las fórmulas de la razón y la creación, se mueve revolviendo todos sus correctos cálculos, pero le ignora, vuelve a ordenar las cifras, una, dos, tres, cuatro… ha perdido la noción de los números ¿qué más da? Son una secuencia, son una hilera de símbolos que siempre tienen un férreo sentido, siempre son lo mismo, nunca le habían fallado. Nunca.

—¿Aidou?

Se reacomoda en la silla, el viento le pega de frente, el mundo fuera de él traza rápidamente sus límites. Cobra vida el salón de baile, la orquesta al final del recinto, las mesas redondas adornadas con candelabros, la vajilla de porcelana, las copas de cristal. ¡Claro! Había salido a divertirse… su mente se cuartea, los números se desploman.

—Lo siento, estaba pensando en los resultados —siente la mirada de la mayoría sobre su faz, incluso Shiki se ha girado para observarle—, tal vez si usamos los números transfinitos podríamos lograr… —Es un suave tintineo, pero su cuerpo reacciona, le recuerda a la transformación de Gauge.

El sangrepura parece palparle con la mirada. —La orquesta está tocando a Strauss, deberías prestarle atención, lo hace muy bien.

Dirige su mirada a la pista, los fotones forman una hermosa mezcla, el espectro visible se revela en diversas tonalidades, azul, verde, rosa, amarillo, lila, aguamarina. La luz baila, el mundo se movía y latía.

—Vida de Bohemia —murmura Ichijou, mientras mueve la cabeza al ritmo del vals.

La música también es una serie de números. Sólo había que saber armonizarlos para crear algo agradable. Ciencia, medida, sistematización, no existía algo fuera de ello. Ruka y Cain bailaban a unos cuantos metros de ellos. Uno, dos, tres, uno, dos, tres, todo se movía en el compás exacto. La muselina azulina de la falda de su prima se menaba con gracia. Viento, resistencia, gravedad.

Shiki tamborilea los dedos sobre la mesa, nota su ansiedad aumentar al igual que el ritmo de los compases de Vida de Bohemia. Se tensa en la espera de poder huir antes de que Rima lo arrastrase a la pista, nunca había sido un buen bailarín. Sus propios labios intentan moverse, pero esa mueca inexpresiva en su rostro se impone; él nunca había sido como el parco del vampiro modelo, él era… él había sido…

—Será mejor que hagas algo por Yuuki-chan o ella hará algo impropio. —Malicioso como de costumbre, Ichijou lanzaba la madera a la hoguera encendida.

Kaname se limitó a observar de reojo a su amigo, antes de buscar con su mirada a la vampiresa, y se levantó de la mesa. —No te hará bien la soledad, Aidou, sal más seguido de tu laboratorio.

Se atragantó con la réplica. Él no estaba buscando la soledad, únicamente tenía mucho trabajo por hacer. ¡La física no podía esperar! Existían tantos problemas para solucionar. ¿Era más importante una fiesta, o comprobar la existencia de un campo de Yang-Mills? ¡Imposible! Además era un genio, tenía que demostrarle al mundo su capacidad, él tenía demasiadas cosas que hacer, dar, crear, resolver. La ciencia, ¡la ciencia era más importante! Debía poner el nombre de la raza vampírica en alto, más allá de lo que cualquier genio humano alguna vez hubiera hecho. No se estaba aislando, sólo trabaja más que sus compañeros.

—Es agradable tenerte aquí, Aidou. —¿Por qué le sonreía de esa manera?, ¿por qué le miraba así? No lo soportaba, no aguantaba esa sensación que le provocaba, como si él necesitara de ello ¿por qué iba a hacerlo?

—Ichijou —susurró Senri, disculpando a su amigo con los ojos—, ¿quieres acompañarme a hablar con la señorita Kitamura? Tendremos una sesión de fotos la próxima semana, a ti te gusta ella ¿no?

El de ojos verdes asintió con entusiasmo. —¡Ella es tan graciosa! Además, le gusta escuchar la misma estación que a mí. —Se levantaron de la mesa de inmediato—. ¿Te importaría quedarte un rato solo, Aidou? —La voz no le salió, pero acertó a negar con la cabeza.

—Puedo ir solo —exclamó Shiki dirigiéndole una mirada de soslayo a Takuma. En realidad, únicamente había buscado una excusa para escaquearse de Rima; la vampiresa ya se había levantado de la mesa de sus familiares. Se apresuró a escabullirse por entre las mesas.

El vampiro rubio le sonrió. —¡Ah! Si me quedo aquí, Aidou perderá la oportunidad de bailar con una linda dama, dos caballeros somos demasiado para ella. Diviértete un poco ¿vale?

Parpadeó varias veces desconcertado por las palabras de Takuma. Pero al verse sin compañía algo en su interior se relajó, inclusive su postura se desgarbo un poco, sus dedos se relajaron y soltaron la servilleta ¿la había estado estrujando todo este tiempo? No lo había notado. La extendió sobre la mesa.

Los cinco platos sobre el mantel blanco le llenaron de ansiedad ¿por qué no habían pedido algo para cenar? El cuchillo de Shiki estaba colocado a lado de su tenedor ¿lo habría movido él? Cain había dejado su servilleta sobre la copa ¿debería removerlos? ¡Un noble no acomoda la mesa! Se incorporó de la silla estirando su espalda.

La orquesta comenzaba un nuevo vals, sus oídos eran incapaces de reconocer la melodía, no le interesaba reconocerla ¿para qué? Los vestidos se desvanecían en machas amorfas de colores opacos, la luz del salón se extinguía, demasiada gente, había muchos vampiros a su alrededor ¿por qué había salido? Quería ir a casa, a su laboratorio, a sus ecuaciones, a sus probabilidades, a sus números, a su mundo.

Se deslizaba otra vez por su cabeza, revolviendo, moviendo, corroyendo. Los recuerdos se a galopaban, el pecho se le constreñía. Demasiada gente, demasiado movimiento, demasiada opresión. ¿Dónde estaba esa chispa que coloreaba hasta sus fríos números? El mundo, la realidad ¿a dónde se habían ido?

—Hola. —Su negra cabellera rizada se deslizaba sensualmente por sus hombros desnudos, hermosas amatistas matizaban su misteriosa mirada, de rosa palo sus mejillas estaban adornadas, de carmín natural sus labios eran. Olía a inocencia, a azucenas, a miel, a calma, a paz. Azul oscuro se encargaba de cubrir los atributos que prometían la gloria. Se estrujaba las manos con fuerza, debía ser bastante inexperta en hablarle a los hombres, probablemente sus padres la habían obligado, estaba acostumbrado, después de todo, él era el heredero de los Aidou.

Hipócrita sociedad.

Podía tomarla, llevarla a la pista de baile, bailar con ella para hacerle sentir que flotaba en el aire, enamorarla, arrastrarla fuera de ahí, hacerla suya y olvidarla. Podía tomarlo todo… todo, pero solo aquello que estuviera al mismo nivel podía quedarse, las cosas clasificadas estaban y así debía ser. No importaba si su personalidad estaba podrida o era carismática. Si ella no cumplía con el poderío monetario, si su sangre noble no era tan pura, si el mundo se le venía encima, nada podrían hacer, ella desistiría.

Ella no era de su clase. Él tampoco era lo adecuado para ella.

—Vete, por favor —fueron las únicas palabras que pudo pronunciar, aunque lo hizo con el volumen más bajo. La chica salió huyendo.

¿Para qué debía salir del laboratorio? El rededor era una mentira, un engaño, pura patraña. No existía tolerancia, no existía la fe, no existían los milagro, no existían los valores, no existía el amor. Se levantó de la mesa de golpe, caminó rápidamente por entre las mesas hasta encontrar la salida. El aire salado del mar le rodeó, se ahogaba, caía, ya no podía.

¡Qué bello era el mar cuando la luna lo besaba tan tenuemente! Pero él ya no sabía distinguir entre la oscuridad y la luz, ya no sabía el color del horizonte ¿desde cuándo había perdido la capacidad de tejer la realidad?

Sus manos se aferraron a sus cabellos, tratando de evitar el desplome de su cerebro, pero era imposible, era inevitable. Se desmoronaba como el terrón de azúcar en el té. Se diluía la razón, sin desear saber el porqué. Entonces en el pecho alguien le golpeaba con fuerza desde adentro, demandaba ser atendido, dictaminaba salir a la luz, exigía entrar en el ruedo de aquella mentira surrealista. ¡Orden, orden! Se aferraba la lógica a su cúspide en curva. ¡Orden! Suplicaba el inconsciente, quien temeroso, prefería inmolarse ante sus fríos silogismos, que a la demencia de la emoción.

—¿Se encuentra bien, Señor?

¡Naturalmente! ¿Es que nadie lo veía? Estaba ahí, de pie, con su brioso talante brillando bajo la luna creciente, enalteciendo la gallardía de la raza nocturna. Era estrella, era lucero, era astro reluciendo entre la oscuridad ¿qué podía sucederle? Nada sucedía, nada.

Se montó en su auto, dio la orden de ir a casa a toda velocidad… No huía, no corría, simplemente descansaba, se daba un respiro de este sofocante mundo.

Y volvía, esa fastidiosa sensación volvía, la maldición le perseguía causando estragos en su estabilidad. Lo golpeaba una, otra y otra vez, pero no quería dejarse vencer, aunque doliera, aunque se retorciera, aunque sintiera el aire desaparecer, aunque sus fuerzas se desvanecieran. Podía, podía hacerlo porque era elemento transmutable, era hielo infranqueable, era agua intempestiva, era gas inerte. No existía cosa alguna que pudiera afectarle; mas un solo lamento lo consumía todo:

¡Yori!

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Algo decente, por fin logré escribir. No estaba muy convencida de escribir un Aidori, pero bueno, hay que darse la oportunidad ¿no? Me agrada la pareja… a medias, yo prefiero a Aidou con otros personajes; cuestión de gusto y capricho. Pero este fanfic, será Aidori al cien, veremos otras parejas por ahí, un poco de todo, por si piensan preguntar sobre: habrá Kaname/Yuuki o Zero/Yuuki, tendrán de las dos, se han felices y disfrutemos del Aidori ¿vale?

Debería aclarar sobre ¿qué le sucede a Aidou? Pero hombre ¿quieren que les arruine la sorpresa? Leamos y descubramos que ha sucedido. Permítanme trazarles este mundo palmo a palmo, con todas sus reglas, políticas, problemas y desventuras.

Sugerencias, quejas, zapatazos, bombas, virus y amenazas, vía review o pm, por favor.