Este fan fic está ambientado en el mundo de minecraft y las criaturas que aparecen son propiedad de Mojang. La historia está narrada desde el punto de vista de Peck, un creeper peculiar que vive en las profundidades de un mundo minecraftiano. El mundo que aparece en la historia es igual que un mundo propio del videojuego, y está ambientado en la actualización 1.0.
Capítulo 1: cuevas
Siempre me ha gustado dar paseos. Una tontería porque en el sitio que vivo no hay mucho que ver, y sin embargo desde crío me sabía todos los atajos, pasadizos y galerías de mi zona, además de toda la lista de advertencias que recibimos de pequeños "no vayas allí que viven monstruos peligrosos", "vigila por donde bajas no vayas a caerte a la lava" y la advertencia estrella "por nada del mundo te acercarás a la mina".
A pesar de ello, recuerdo el primer y único día que vi la mina. Sabía hacia donde caía porque mis padres me repetían una y otra vez que no fuera a esa dirección, por lo que ver y entrar en la mina era mi deseo más ansioso. Ni siquiera sabía como era una mina, pero mi imaginación volaba: monstruos enormes, pasadizos secretos, trampas, minerales increíbles... toda una aventura. Y la respuesta de mi padre al preguntar qué había ahí, "monstruos peligrosos", hizo que un día me aventurase decidido a luchar contra todo ser malvado que hubiese.
Sólo vi la entrada y tuve suerte de que estaba hecha de un material que no había en mi cueva. Un material marrón, pero no era tierra. Me quedé plantado mirando aquello fascinado, dando tiempo a mi padre de llegar hasta mi y sacarme a rastras mientras gritaba frases inconexas. Logré entender lo básico, que me podrían haber matado y que si volvía a entrar allí me mandaría afuera de una patada.
Afuera.
Ahora ya sé que hay en la mina. No soy idiota. Lo que vi era madera y la mina es simplemente un montón de túneles con raíles para vagonetas y madera. Y con monstruos peligrosos: el clan arácnido Minero. Dicho de otro modo, que la mina es suya y si alguien de fuera se atreve a acercarse no hay garantías de que salga. Aquello había hecho crecer muchos rumores: se decía que la mina estaba llena de tesoros que el clan protegía con celos. Y que tienes que andar con cuidado con cada paso que das, porque aquello estaba lleno de trampas que sólo los Mineros conocían. Al final, se ve que yo no estaba tan desencaminado.
Pero después de aquello la mina dejó de parecerme interesante. A mi padre se le había escapado algo que parecía tener mucho más juego.
-Papá, que es fuera?
Pensé que volvería a echarme la bronca por ser demasiado descarado, pero no. Como supe después, a todo padre le llega el día de responder esa pregunta. Y, por supuesto, ya había la respuesta a dar:
-Fuera es lo que hay después de nuestras cuevas. Es un lugar peor que la mina, porque allí nosotros no podemos estar. Hay una bola de lava que nos quema enteros.
-¿En serio? - pregunté, con los ojos brillantes - ¿se puede ver? Me gusta la lava.
-Sí... ¡pero si la ves algún día, significa que estarás ardiendo! Esa lava te aseguro que no te gustará.
-¿Por qué? ¿La has visto?
-Ya te he dicho que cuando la ves, significa que estás ardiendo.
Me quedé un rato pensando.
-Entonces si nadie la puede ver ¿cómo sabéis de ella? Alguien la podrá ver sin quemarse, ¿no?
-Puede. Pero no creo que seas tú.
Durante un tiempo pensé en aquella bola de lava, pero me fui haciendo mayor y abandoné con ello muchas de mis fantasías infantiles. Me enteré de lo que había en la mina y muchas personas describieron "fuera" igual que mi padre, por lo que fui perdiendo el interés al creer que era otra leyenda infantil para asustar al los niños.
Hasta aquel día.
