Ninguno de los personajes que reconozcan me pertenece.
Notas rápidas:
-´significa lo que está pensando´-
-¨significa lo que está diciendo¨-
Espero que eso facilite la lectura, aunque sea un poco :)
I. Reencuentros
La señal de abrochar su cinturón de seguridad se volvía a encender y hacían el aviso de que pronto aterrizarían. Estaba nerviosa y emocionada. Cerró con cuidado el libro que estaba leyendo y acomodó la mesita del frente asegurándola en su lugar. Respiró hondo y se recargó en el cómodo respaldo del asiento de piel. Habían pasado años desde la última que estuvo ahí. Con un poco de nostalgia, admiraba las diminutas luces de la ciudad que alcanzaba a distinguir por la ventanilla.
-´Ha pasado tanto tiempo´- pensó para sí mientras una amarga sonrisa se formaba en sus labios.
Estaba de regreso a la ciudad para el evento más importante. La boda de una de sus mejores amigas. Sonrió al recordarles sin despegar los ojos de lo que había afuera de la ventanilla.
Algunos años atrás, había recibido una carta de Serena dónde le contaba que Darien y ella habían terminado. Le había tomado por sorpresa. Siempre se les vio tan feliz, jamás imaginó que aquello pudiera llegar a su fin. Despegó la mirada de la ventilla, y se recargó en el respaldo de nueva cuenta. Cerrando los ojos para esperar el aterrizaje.
Por fin lo anunciaron, había llegado. No podía evitar sentir su estómago contraerse de nervios. Espero impaciente a que la señal de abrochar su cinturón de seguridad se apagara y poder levantarse.
-¨Bienvenidos a Tokio, pueden recoger su equipaje en la banda número 4¨- anunciaron al fin, y tomó sus cosas para bajar del avión. Salió y caminó por las salas de espera en dirección a las escaleras eléctricas. ¿En qué banda estaría su equipaje? Tomó de su bolso el pase de abordar para saber a dónde dirigirse.
-´Banda número 4´- pensó para sí mientras guardaba el pase en su bolso y bajaba por las escaleras eléctricas.
Una sonrisa se formó en sus labios al caminar hacia el área para recoger su equipaje.
-¨¡Ahí está, ven!¨- le escuchó decir después de que sus miradas se encontraron.
-¨No puedo creerlo¨- dijo mientras se acercaba rápidamente a aquellas personas con las que acababa de reencontrarse -¨te extrañé tanto¨- decía mientras abrazaba a una linda castaña de ojos claros que le devolvía el abrazo con emoción. Se separó de ella con una gran sonrisa en su rostro.
-¨¿Cómo estás? ¿Qué tal el vuelo?¨- preguntó la castaña con un incomoda. Detestaba los aviones. Y no era para menos, cuando era niña había perdido a sus padres en un accidente.
-¨Estoy muy bien¨- respondió con una sonrisa -¨¿y ustedes?¨- preguntó mientras se volvía a un atractivo chico de cabello dorado y alegres ojos azules que se acercaba para abrazarla -¨Andrew, no has cambiado nada¨- dijo con un poco de nostalgia mientras la estrechaba en sus brazos. Durante el tiempo que vivió ahí siempre lo consideró como un hermano mayor, y le guardaba el mayor cariño desde hacía muchos años.
-¨Tú has cambiado bastante¨- dijo el chico animado mientras la soltaba y la veía disimuladamente de arriba abajo -¨te ves muy linda¨- sonrió.
Una sonrisa nostálgica se formó en sus labios -¨gracias¨- dijo acariciando el brazo del chico con cariño. Se volvió a la castaña y volvió a abrazarla -¨no tienes idea de lo mucho que les he extrañado¨- volvió a decir.
Caminaron hasta la banda donde su equipaje esperaba por ella y salieron del aeropuerto en dirección al estacionamiento. Subieron al auto del chico y emprendieron camino. Había insistido en quedarse en un hotel a pesar de las incesantes suplicas que había recibido por que se quedara con ellos.
-¨¿Cómo está Serena?¨- preguntó mientras estaban atascados en medio del tráfico.
-¨Nerviosa¨- respondió la castaña girándose un poco en el asiento del copiloto -¨pero muy emocionada¨- añadió con una sonrisa. Estaba feliz por ella.
-¨¿Sabes?¨- comenzó a decir mientras su mirada se distraía en algo fuera de la ventana del auto -¨me ha caído de sorpresa todo esto¨- confesó volviendo la mirada a la castaña -¨no me malinterpretes, me da mucho gusto que esté feliz, pero¨- hizo una pausa intentando encontrar las palabras adecuadas.
-¨A todos nos ha tomado por sorpresa¨- añadió el chico mirándole por el espejo retrovisor -¨pero era de esperarse, ya habían estado saliendo por algunos años¨. Y tenía razón, no fue algo que hubiera pasado de la noche a la mañana.
-¨Si, supongo que era de esperarse¨- respondió -¨pero ellos no son los únicos que llevan mucho tiempo juntos¨- bromeó haciendo que la castaña le dirigiera una mirada asesina.
-¨Rei llegó esta mañana¨- cambió el tema la castaña -¨creo que está más emocionada que Serena¨- sonrió rodando los ojos. A pesar de algunas diferencias entre ellas, era evidente que Rei adoraba a Serena como si fuera su hermana menor. Sonrió al recordar tantos bellos momentos que pasó con ellas.
Estacionaron el auto frente a su hotel: The Peninsula, uno de los más elegantes y reconocidos hoteles en la zona. Un exclusivo y enorme edificio contemporáneo, donde dos hombres vestidos de blanco les recibían en la entrada. Agradeció a la pareja y tomó su equipaje de la parte trasera del auto, con ayuda de uno de los hombres de blanco.
-¨Nos vemos unas horas¨- sonrió la castaña abrazándola de nueva cuenta -¨¿a las 10 te parece bien?¨- preguntó soltándose de ella.
-¨Me parece perfecto, muchas gracias¨- sonrió despidiéndose del chico para volverse y entrar al elegante edificio.
Agradeció al hombre que detuvo la puerta para dejarle pasar y se dirigió al mostrador donde una sonriente joven le atendió. Le entregó su identificación y su tarjeta de crédito y esperó a que terminara de hacer algunas cosas en su computador. Aprovechó el tiempo para admirar la decoración del hotel. Era bastante elegante, a pesar de parecer un poco oscuro por dentro.
-¨Aquí tiene¨- decía la chica entregándole sus documentos -¨solo necesito que firme aquí y aquí¨- le pidió entregándole unas hojas y una pluma. Firmó ambos espacios y se los entregó a la chica.
-¨Gracias¨- sonrió tomando las hojas -¨ahora¨- hizo una pausa tomando un folleto y extendiéndolo para mostrárselo -¨el hotel cuenta con 5 restaurantes, se los recomiendo bastante¨- sonrió señalando la lista que aparecía en el folleto de lado izquierdo -¨el bar está aquí detrás, muy cerca de los elevadores¨- señaló con la mano -¨gimnasio, spa¨- continuó la chica explicándole dónde se ubicaba todo con una agradable sonrisa -¨que disfrute su estadía, Srita Aino¨- terminó de decir la chica entregándole un sobre con la tarjeta de acceso para su habitación indicándole qué elevador debía tomar.
Subió al elegante elevador, junto con el mismo hombre de la entrada que le había ayudado con su equipaje. Ding. Indicó el elevador que había llegado al tercer piso. A pesar de ser un edificio enorme, solo 3 de sus pisos contaban con habitaciones. Los pasillos estaban decorados de un agradable marrón con luces claras, una extraña y relajante combinación. El hombre se detuvo frente a la habitación 322, esa debía ser la suya.
Introdujo la tarjeta de acceso en la rendija electrónica y un pequeño sensor se encendió de un brillante color verde. El hombre sostuvo la puerta para que la chica pudiera entrar, y después le siguió. Increíble, pensó al admirar la enorme suite que le habían asignado. Era mucho más linda de lo que había creído, basándose en las imágenes que vio en la página web al hacer su reservación.
El hombre dejó su equipaje cerca del closet, y se retiró cortésmente.
-¨Esto es más de lo que esperaba¨- dijo para sí quitándose el abrigo y dejándolo sobre la cama. Corrió las cortinas completamente para poder admirar la hermosa vista de la enorme ventana. Grandes edificios que comenzaban a iluminarse, un calmado lago y un solitario parque muy cerca de ahí. Sonrió llena de nostalgia y se alejó de la ventana.
Colgó su ropa en el pequeño closet y tomó un pequeño bolso que había dentro de su equipaje y entró al baño a asearse. Si el cuarto le había parecido elegante, el baño había sido la cereza del pastel. Brillante mármol en el piso y paredes y una enorme bañera justo en el centro. A un lado unas puertas de cristal resguardando la ducha, muy cerca del tocador y el espejo bien iluminado. Sonrió complacida y comenzó a desvestirse. Preparó la ducha y sujetó su cabello para asegurarse de no mojarlo.
Subió el cierre de su vestido y acomodó la caída que hacía en sus hombros, dejando su cuello completamente expuesto. Era un vestido sencillo, color negro que acentuaba a la perfección sus atributos abrazándose a su delgada figura. Se miró al espejo una vez más acomodando su larga cabellera dorada por detrás de sus desnudos hombros. Apretó los labios no muy convencida. Se deshizo del collar que tenía puesto y lo cambió por otro más sencillo con finas piedras brillantes. Perfecto.
Su reloj marcaba las 9:55 pm y se le estaba haciendo tarde por tanta indecisión. Sacudió la cabeza.
-¨¿Por qué me siento tan nerviosa?¨- preguntó para sí intentando reír. Se sentó sobre la cama para asegurar sus sandalias de tacón, cuando el teléfono de la habitación comenzó a timbrar. Se apresuró a terminar con lo que hacía para poder atender el teléfono.
-¨¿Si?¨- preguntó al llevarse el auricular cerca del oído. Una voz masculina le indicaba que alguien preguntaba por ella y después la comunicaron.
Salió del elevador y se dirigió a la pequeña sala del recibidor del hotel.
-¨¡Mírate, que linda!¨- sonrió la castaña levantándose a abrazarla -¨me encanta tu vestido¨- añadió haciéndole que se diera una vuelta.
-¨Para nada, tú te ves mejor¨- sonrió agradecida y un poco ruborizada -¨creo que Andrew no querrá quedarse mucho tiempo en la fiesta¨- le guiñó el ojo haciéndola reír.
-¨Ha sido difícil salir del departamento¨- rodó los ojos -¨tuve que convencerle de que tenía que esperar¨- sonrió triunfante la castaña, segura del efecto que había causado en él aquel diminuto vestido verde.
Subieron al auto y al poco tiempo llegaron a su destino. Un chico les dio la bienvenida y se llevó el auto para dejarlo en el estacionamiento subterráneo. Sintió como su estómago comenzaba a contraerse un poco de nueva cuenta. Malditos nervios.
-¨¿Te encuentras bien?¨- preguntó la castaña preocupada al ver la expresión en el rostro de la chica.
-¨Si¨- respondió exhalando y dejando mucho aire salir -¨vamos¨- fingió una sonrisa tomando a la chica del brazo. Entraron a aquel lugar desconocido, seguidas del chico de cabello dorado que solo sacudía la cabeza ante el extraño comportamiento de la chica.
-¨Acabamos de entrar y estamos saliendo de nuevo¨- reprochó la chica en voz baja -¨¿para qué tienen esa entrada tan grande si es un jardín?¨- preguntó arrugando un poco las cejas.
La castaña rio ante las incoherencias de su amiga, pero con gusto de que continuara teniendo el mismo sentido del humor -¨Quizá quisieron hacerlo como un… jardín secreto¨- se encogió de hombros.
-¨¡No puede ser!¨- escuchó un grito de emoción provenir desde una de las mesas dentro del jardín. Le hizo sobresaltarse un poco y se volvió para ver de quien se trataba.
La abrazó con fuerza -¨cómo has cambiado¨- decía mientras la estrechaba con más fuerza -¨no sabes el gusto que me da verlas de nuevo¨- continuó diciendo mientras la soltaba lentamente -¨¿puedes creerlo?¨- preguntó con una gran sonrisa -¨se nos casa la pequeña Serena¨- se volvió hacia el centro para hacerle una seña a una linda rubia de baja estatura y elegante vestido rosa claro.
-¨Ya lo creo¨- respondió -¨te ves genial, Rei¨- sonrió con un poco de tristeza sosteniendo con fuerza la mano de la hermosa chica de cabello oscuro.
-¨Tú también, nos han sentado bien los años ¿no?¨- guiñó el ojo con picardía dirigiéndose a la castaña para abrazarla y saludarla -¨¿cuándo ha llegado?¨- le preguntó soltándose de ella.
-¨Hace poco¨- intervino el chico -¨Lita y yo la hemos recibido en el aeropuerto¨- sonrió saludando a la chica de cabello oscuro.
-¨¿Por qué no me lo han dicho?¨- preguntó un poco molesta abrazando de nuevo a la chica -¨hubiera ido con ustedes¨- sonrió soltándose de ella.
-¨Lo siento¨- rió -¨la verdad es que no le había dicho a nadie más que vendría¨- se encogió de hombros intentando disculparse -¨estaba muy ocupada en el trabajo y, bueno, ya sabes¨- fingió una sonrisa.
-¨¡Minako!¨- gritó llena de emoción una linda rubia desde el centro del jardín acercándose apresuradamente al grupo -¨Minako estás aquí¨- repitió mientras se abrazaba de ella con fuerza haciéndole perder un poco el equilibrio. Pero por suerte tenía buenos reflejos y no cayeron al piso.
-¨También me da gusto verte, Serena¨- sintió que sus ojos se ponían llorosos -¨felicidades¨- sonrió.
La rubia la apretó con fuerza -¨todas están aquí¨- sollozó de felicidad -¨gracias por venir¨- dijo con dificultad separándose lentamente de ella y tallando sus ojos para evitar que las lágrimas salieran de sus ojos -¨Ami está allá¨- añadió señalando a una mesa donde un grupo de personas conversaban animadamente.
La decoración del jardín era muy linda. Muy al estilo de Serena. Tiras de luces adoraban alrededor iluminando solo un poco, haciendo el ambiente más íntimo. Unas 6 mesas estaban en el centro, cubiertas por delgados manteles blancos y en el centro de cada una, un hermoso arreglo floral rodeado de diminutas velas. Sin duda muy lindo.
-¨Ami¨- se acercó la castaña -¨perdona que interrumpa, pero¨- decía cuando la aludida se levantaba de su asiento rápidamente disculpándose con los presentes.
-¨Mina¨- sonrió una linda chica de corta cabellera azul acercándose a ella con una sonrisa -¨qué gusto verte¨- dijo abrazándola.
-¨Hola Ami¨- correspondió suavemente su abrazado llena de alegría -¨las extrañé tanto¨- sonrió separándose de ella.
-¨Pero al fin estamos todas juntas¨- dijo la rubia -¨gracias por acompañarme, chicas¨- sonrió a punto de llorar.
-¨Serena¨- dijo la chica de vestido negro -¨no te pongas así, se supone que debes estar feliz¨- añadió tomándola suavemente por los hombros.
-¨Y lo estoy¨- sonrió -¨pero me da mucho gusto verlas de nuevo¨- se abrazó de ella -¨no me importa que me digan que sigo siendo una llorona¨- bufó sin importancia haciéndoles reír.
Se dirigieron al pequeño bar instalado cerca de algunos árboles y pidieron un trago. Había que ponerse al corriente de muchas cosas. Las únicas que continuaban viviendo en Tokyo eran Lita y Serena. Ami acababa de mudarse el año pasado, y Rei alguno años atrás al ser transferida por la agencia de modelaje en la que trabajaba.
-¨Propongo un brindis¨- dijo la chica de cabello negro -¨teníamos mucho sin estar todas juntas, y lo amerita¨- sonrió esperando la respuesta del resto en la mesa.
-¨De acuerdo¨- pronunció la rubia de ojos azules, y vestido negro, levantando su copa. El resto de las presentes se limitó a hacer lo mismo.
-¨Primero que nada¨- comenzó a decir Rei -¨por Serena¨- sonrió dirigiendo la mirada hacia la chica -¨de corazón te deseo lo mejor en esta nueva etapa, que seas muy feliz y nunca te falte amor¨- elevó su copa y luego se volvió al resto de las presentes -¨y por todas nosotras¨- sonrió de nuevo -¨porque a pesar de los años seguimos juntas¨- se volvió a la rubia de vestido negro -¨y ni la distancia va a poder separarnos¨- terminó de decir elevando aún más su copa. Y la chocó con la de las presentes.
-¨Muchas gracias Rei¨- dijo la rubia de vestido rosa limpiando cuidadosamente una lágrima que salía de sus ojos -¨en verdad significa mucho para mí¨- sonrió dejando la servilleta sobre la mesa.
-¨Disculpen¨- dijo un atractivo chico acercándose a la mesa -¨¿puedo robarme a mi hermosa novia por un momento?¨- preguntó mientras todas las presentes se volvían a él.
-¨Hola, cariño¨- respondió la chica levantándose de su asiento -¨¿ocurre algo?¨- preguntó luego de darle un rápido beso en los labios.
-¨No, pero ha llegado el fotógrafo y eres la única que puede responder a tanta pregunta¨- dijo.
La rubia se volvió a sus amigas -¨disculpen, ya saben cómo son los hombres¨- rodó los ojos -¨ahora vuelvo¨- sonrió despidiéndose para seguir a su novio a solucionar tan inconcebible problema.
Se quedaron en silencio viendo cómo se alejaba de la mesa y ninguna se atrevió a decir palabra alguna. Cada una volvió la mirada de vuelta a la mesa y más de dos intercambiaron miradas queriendo decir algo.
-¨Creo que no soy la única que piensa que todo esto es extraño¨- bromeó la rubia tomando su copa con cuidado.
-¨Y que lo digas, Mina¨- respondió la chica de cabello azul en voz baja -¨pero si ella es feliz, la voy a apoyar en todo¨- se encogió de hombros.
-¨Todas lo haremos¨- añadió la castaña -¨es solo que¨- hizo una pausa y desvió la mirada a dónde se encontraba la pareja -¨las cosas con Darien no salieron bien y no me esperaba que terminara con él¨- terminó de decir en voz baja.
-¨Y pensar que cuando estábamos en el colegio decía que no le gustaba¨- rió la chica de cabello negro -¨solo éramos nosotras las que¨- hizo una pausa -¨bueno, no hace falta que lo diga¨- se sonrojó un poco bajando la mirada.
-¨Basta, Rei¨- dijo la rubia sonriendo -¨éramos unas niñas, era de esperarse¨- se encogió de hombros -¨todas pasamos por eso, ¿o no Ami?¨- preguntó alzando una ceja dirigiendo la mirada a la aludida.
-¨Lo peor de todo es que van a venir¨- respondió Ami con timidez después de sonrojarse un poco, jugando con su copa.
-¨Pues que vean lo que se perdieron¨- bromeó la chica de cabello negro -¨ha pasado tanto tiempo que dudo que nos recuerden¨- sonrió -¨Mina lo dijo, éramos una niñas¨- rodó los ojos -¨un poco loquitas, pero nos divertíamos bastante¨- terminó de decir.
-¨No sé de qué hablas¨- bromeó la rubia fingiendo.
-¨Tú mejor que nadie lo sabe, Minako¨- intervino la castaña riendo -¨y nos arrastraste en tu locura muchas veces¨- añadió.
-¨Basta, lo sé¨- dijo la rubia llevándose ambas manos al rostro un poco apenada -¨lo siento, de verdad¨- rió nerviosamente.
-¨Y hablando del rey de Roma¨- interrumpió Ami moviendo la cabeza indicándoles que debían ver hacia la entrada. Y todas lo hicieron, para encontrarse con lo que Ami intentaba decirles.
-¨Si esto fuera hace más de 10 años¨ - comenzó a decir la rubia -¨creo que ya hubiera corrido a saludarles¨- sacudió la cabeza recordando cómo solía ser. Y aquel comentario les hizo reír.
-¨Y creo que yo hubiera corrido detrás de ti¨- añadió Rei -¨cómo han pasado los años¨- sonrió animada.
-¨Lo sé¨- sonrió la rubia volviéndose a ella -¨¿saben?¨- preguntó llamando su atención -¨me da gusto poder revivir todos esos momentos¨- volvió la mirada hacia la entrada de nueva cuenta -¨incluso los malos¨- terminó de decir con la voz llena de nostalgia.
