Cómo complotar un homicidio
Uno. Conócela mientras que transitas en ese orfanato en el que nadie te habla porque tienes ojos extraños. Ni te preguntes qué harían contigo si supieran que sabes hacer que las cosas exploten y que es tu culpa que hayan tenido que mudarlos de edificio. Su voz es tan cálida que HAY que escucharla, incluso si no entiendes bien lo que dice puesto que todo es acerca de la convivencia entre los que son como ustedes dos (también te habla sobre tu origen, haciendo que tu corazón se hinche de orgullo) y esos seres inferiores llamados "raza humana".
Dos. Múdate con ella y otro hombre extraño, gordo, que no sabe cocinar bien y date cuenta de que tienes una barriguita problemática: no quieres ser así al crecer. Laméntate en voz baja y monocorde acerca de la leche caliente, azucarada y entera que debes beber en compensación. Hasta en eso te pareces a él. Pero aunque sientas vergüenza de tu cuerpo, puedes tenerla cerca. Tienes la impresión de que ella se portaría igual de amable aunque fueses nervudo y tus ojos fueran normales. Quizás, el motivo de que sea de ese modo contigo es justamente porque no lo eres y eso le gusta.
Tres. Préstale muchísima atención. Tanta que a veces, te sentirás como deben sentirse los que enferman de gripe (como eres Contratista, eso nunca te pasa) y te marearás y querrás morir de solo pensar en qué sucedería si ella se enamorara de alguien que no fueras tú. Su nombre es "Amber" y no ha vacilado en decírtelo el primer día en que se conocen. Lo escribes en los cuadernos que te trae para que aprendas. La dibujas con sombreros de piel: ese largo cabello que tiene hasta la cintura, traspasado a páginas rayadas por tus lápices de colores. Pero no puedes dibujar el hálito azucarado que brota de sus labios, a consecuencia de las toneladas de chicle que consume.
Cuatro. Ofrécete a acompañarla a todo lugar al que vaya. Cuando te rechace y te mande a estudiar, has que el piso estalle. Contrariamente a tus suposiciones, lo encontrará gracioso, hará retroceder el tiempo y se pondrá dos años más joven. El refugio está intacto pero te duele el estómago de solo pensar en que le has costado un trozo de vida. Te odias. Amagiri te mira con resentimiento. Brita dice que todo se solucionaría si Amber te besara. Desearías volarlos en pedazos como has hecho anteriormente con maestros molestos. Pero eso la entristecería, así que mejor soportarlo.
Cinco. Decide que una vez que crezcas, serás el esposo de Amber. En realidad, aparenta unos dieciséis años, así que no te quedan más que cuatro o seis antes de que sea posible. En especial si le demuestras tu hombría. Siempre has todo lo que ella te pida, sin preguntar ni quejarte. Escúchala soñar en voz alta, durante las noches, con el rostro volteado hacia las nuevas estrellas. Promete algún día darle todo eso que desea.
Seis. Entérate de un fragmento de su problemático pasado. Te lo dirá de madrugada, como quien no quiere la cosa. Se le escapará el nombre de quien le ha destrozado el corazón, aquel que por norma los de tu grupo tienen prohibido tocar. Ódialo con todas tus fuerzas. Imagínate volándolo en mil pedazos, guardando su máscara como trofeo bajo tu almohada, consolando a Amber bien entrada la noche en su cuarto, diciéndole que fue una pena lo del idiota en el depósito de dinamita, por ejemplo.
