Chapter 1: Empezamos por el final
A/N: Esta historia está ubicada luego del final bueno del juego de PSP, el cual consiste simplemente en que Kyouko, Mami, Sayaka y Homura vencen a Walpurgisnacht sin necesitar a Madoka y luego quedan todas gaymente felices tomando té en el dpto. de Mami. Eso incluye que, bueno… No quiero hacer spoiler, pero para que ese final se dé, Homura debe procurar mantener a todos estables y vivos, por lo que su relación con todos mejora.
Cualquiera diría que su encuentro estaba predestinado.
Todas las casualidades que se suscitaron en ese mes infinito no podían ser naturales, normales.
El encuentro de Madoka y Homura fue un torbellino tanto para ellas, como para las chicas que las rodeaban. Tanto Sayaka como Kyouko y como Mami, dependían de la voluntad y gestión de Homura durante cada línea de tiempo; así mismo, la voluntad de Homura estaba ligada a las acciones de Madoka y cómo le afectaba su entorno.
Se volvía un ciclo en el que el destino de Mitakihara, también, estaba en juego.
Además, el hecho de que fuera precisamente Homura quien realizara ese deseo tampoco podía ser al azar; probablemente cualquiera de las otras cuatro se hubiesen hecho presas de la desesperación y todo hubiese acabado.
Como se viera, era imposible reducir el lazo de estas chicas a una mera amistad. Era trascendente; y si pudiéramos ver todos los futuros posibles, incluso pudo significar en una revolución para el universo.
Es imposible que una simple amistad entre compañeras de clase pudiera poner en jaque de tal forma todo lo que conocían.
Y eso era algo que la mayoría del grupo compartía como acuerdo, una verdad evidente para cualquiera menos Homura quien insistía en que hablar de destino era una completa exageración.
Por otro lado, para Madoka era una ilusión que guardaba en lo más profundo de su corazón, ahí donde sabía que nunca podría salir. La idea siempre la había hecho sonreír y la reconfortaba en los momentos difíciles.
Siempre habrían momentos difíciles, con brujas o no, con magia o no. De hecho, las cuatro chicas mágicas se enfrentaban cada día a la cotidianidad y a construir estabilidad en su peculiar estilo de vida; aprendieron que enfrentarse a las brujas era mucho más simple que hacerle frente a los problemas diarios interpersonales.
Kyouko y Homura eran las que más se quejaban de eso. Tanto tiempo solas en que el interactuar estaba en el último lugar de sus prioridades; habían enfocado todas sus energías en las batallas y nada más.
Sin embargo, luego de que por fin vencieran a Noche de Walpurgis sin necesidad de que Madoka hiciera el contrato, se vino el cambio de golpe para ellas.
Fue conveniente el hecho de que Homura viviera sola ya que al llevarse bien con Kyouko, no tuvo problemas en ofrecerle estadía en su departamento con la condición de que mantendría limpio y no abusaría del consumo de la comida que compraban como provisiones.
Después de todo, Kyouko tenía pase liberado para abusar de la hospitalidad de Mami.
El último ajuste fue todo el papeleo requerido para transferir a Kyouko a la escuela. Homura tuvo que hacer uso de toda la paciencia que tenía, la cual por lo menos ya no era consumida por su rol de viajera del tiempo, para poder preparar a su amiga académicamente para que no llegara horriblemente perdida luego de tanto tiempo vagando de un lado a otro.
Con todo listo, lo único que les quedaba era enfrentar los retos que vendrían, abrazar el futuro.
Por supuesto, Homura no sabía lo especialmente difícil que sería para ella adaptarse a que efectivamente el futuro vendría y que todo el trauma, el pasado, quedaría atrás. Todos estaban vivos; Madoka estaba viva, pero no podía evitar el sentimiento de que de un momento a otro todo se derrumbaría y tendría que encerrarse nuevamente en ese laberinto infinito y resetear su vida a cero.
Pero los días pasaban y Madoka permaneció a su lado todos los días. Le tomaba la mano y le aseguraba que todo estaría bien, que estaban juntas y que eso no cambiaría.
Madoka tenía claro que sería un proceso largo el sanar a Homura, pero era un peso que cargaría gustosamente y haría lo imposible para reparar las fracturas en su alma que la tenían a un paso de sucumbir a la locura.
Pasaban mucho tiempo juntas, así fuera solo sentarse en una banca en el parque a disfrutar el lugar, a observar a los niños jugar, las hojas o pétalos volar, y principalmente gozar de la compañía de la otra. Aunque… Siempre era doloroso ver la expresión abatida de Homura, al borde de lágrimas, mientras apreciaba la presencia de tantas flores y árboles florecer en épocas distintas a la que siempre vivió. Nunca pensó volver a ver ginkos, nunca pensó poder celebrar el cumpleaños de Madoka, menos aún el suyo.
Secretamente, el cumpleaños de Madoka la hacía tremendamente feliz. Era un recordatorio de que por fin podía vivir su vida, crecer, reír, sana y a salvo.
Su pecho se llenaba de orgullo esos primeros días de Octubre.
Y pasaron así varios años, hasta que llegó la recta final para acabar su vida escolar y enfrentarse a los nuevos desafíos que se presentarían dependiendo de los caminos que cada una quisiera tomar.
Lamentablemente, Madoka y Sayaka no tenían idea del terremoto que se les avecinaba.
"¿Estás completamente segura de que eso es lo que quieres?"
"Deberías saber ya que yo no digo las cosas porque sí. Ya hablé con Mami y me ayudará a buscar algún lugar decente allá."
"¿Qué? ¿Se lo soltaste a Mami? ¡Segura ya les fue con el chisme!" El sonido cabreado que hizo con la lengua solo provocó que Homura rodeara los ojos.
"Le pedí discreción. Tienes la idea equivocada de ella, es sensible en estos temas y lo respeta como si fueran propios."
"Como sea," Kyouko alzó las manos en signo de derrota y se limitó a sacar su infaltable caja de pockys que guardaba en su chaqueta, "no puedo creer que la vayas a dejar y ni siquiera lo discutas con ella," se llevó uno a la boca y espero a ingerirlo para continuar, "Madoka te adora, deberías saberlo."
Suspiró, "claro, al igual que a todos ustedes, ella tiene un gran corazón."
"¡Sabes a qué me refiero!"
"No, no lo sé, Kyouko." La voz de Homura salió más grave de lo que esperó. Negó un par de veces con la cabeza y apartó la mirada, "más bien, tú eres la que debería tener claro que no es recíproco. Ella no me ve de esa forma y hasta donde sé, puede que ni siquiera le atraigan las chicas."
"Pff, ¿hablas en serio? ¿tengo que grabarla para que veas la cara que pone cuando te mira?"
"…Eso es tu criterio, no quiere decir nada."
"Vale, ¿quieres hechos concretos?" Kyouko se puso de pie y caminó hasta estar frente a Homura. La miró hacia abajo y puso las manos sobre sus hombros, "¿cuántas citas ha tenido?"
Homura mantenía la mirada apartada, "…Ninguna que yo sepa."
"Bien, ¿cuántos novios ha tenido?"
"…N-No ha tenido novios…"
"Sigamos, ¿cuántos tíos se le han declarado en estos años?"
Hubo un silencio; Homura claramente revisaba sus recuerdos lo más rápido que podía, "¿…Siete?"
"¿Solo chicos?"
"No…"
Kyouko la sacudió; era tan obvio que le daban ganas de gritar, "¿y qué crees que significa todo eso?"
"¿…Que nadie ha sido suficientemente bueno?"
Ok, tenía ganas de abofetearla.
"¿Quién es la que siempre obtiene el regalo hecho con más esfuerzo y dedicación de su parte en cada San Valentín?"
"¿…Creo que yo?"
"¡Por fin logramos algo de progreso!"
Homura frunció las cejas y se soltó del agarre de Kyouko, "repito, eso no dice nada. Por lo que sé, solo son agradecimientos por ser su amiga…"
"¡Grrrr!" Revolvió su propio cabello por la frustración, "¡ni Sayaka recibe ese trato y son amigas desde mocosas!"
Se mantuvo en silencio y lamió sus labios por los nervios, "K-Kyouko, nadie podría negar lo obvios que son mis sentimientos por ella, ¿no?"
"Solo un ciego, Homs."
"Siempre lo han sido, y con el tiempo solo he podido enamorarme más… Aun así, Madoka nunca ha dicho nada, sabiendo que no hay forma de que la pudiera rechazar, p-por eso no puedo creerlo, ¿entiendes?"
Kyouko suspiró y llevó ambos brazos tras su cabeza para luego caminar alrededor de la habitación, "ella está esperando que tú des el paso, le debe aterrar poner tu estabilidad en riesgo si es que declararse significará que su amistad se quiebre."
"Kyouko, ya no tenemos 15 años. Estoy pensando por mí esta vez, en mi futuro, en avanzar. Yo…" Apretó los puños, "…Yo ya di demasiados pasos por ella; mi alma, más bien. Lo que fue un mes para ustedes, fueron años para mí. Años dando pasos, años sola."
"Homura…" Kyouko hizo el intento de acercarse, pero Homura se limitó a levantar una mano en señal de que se detuviera.
"No me estancaré aquí si nada concreto me detiene. Además… Será bueno para ella también, podrá descansar. Sé muy bien los esfuerzos que ha hecho y ya no seré una carga." Miró fijo a Kyouko y la determinación que vio en su rostro detuvo la réplica de su boca y quedó atrapada en su garganta.
"Yo… La amo, y no dejaré de hacerlo, pero ya está todo listo."
Homura quebró el contacto visual solo para tomar un sobre que traía en el bolsillo de su pantalón. De lejos se notaba que no era una carta cualquiera; el material era diferente al igual que el color, y notó un sello demasiado elaborado como para ser hecho a mano. Homura sacó el contenido, estiró la hoja que estaba doblada en varias partes para que entrara en el sobre y lo alzó para que Kyouko lo pudiera ver incluso desde su posición.
"Postulé y fui aceptada en la universidad que quería, ya no hay marcha atrás."
Kyouko le arrebató el papel de las manos y lo leyó varias veces solo para confirmar que no hubiera ningún error, ningún malentendido, "n-no lo creo, sé que eres un cerebrito pero que te aceptaran sin siquiera rendir el examen oficial… Carajo, Homura."
"Ahora depende de ti decidir si vienes conmigo o no, pero me iré una semana luego del día de graduación. Mami me dará hospedaje mientras me adapto, independiente de si encuentra el lugar que le pedí."
"Tsk, de todos modos se verán a diario probablemente; estarán en el mismo campus después de todo."
"Mhmhm, pero no me molesta pasar tiempo con ella, además…" Y ahí su voz se quebró, "…Será difícil. No… No sabes lo d-doloroso que es saber que n-no la veré más…" Llevó ambas manos a secar sus lágrimas, molesta por dejarlas caer en primer lugar.
"Creo… Creo que puedo entenderlo, Homs." Y aunque las demostraciones de afecto eran algo extraño para ellas, Kyouko la envolvió en un abrazo para confortarla.
Sin importar lo ruda o despreocupada que se viera, Kyouko siempre ablanda el corazón cuando se trata de ver a sus amigos sufriendo. Era una semilla del espíritu de su padre cuando aún lloraba todos los días al leer el diario al ver lo podrido que estaba el mundo.
Pero la razón por la que podía entender a Homura no era solo eso, sino que sufría de algo parecido: nunca fue capaz de cruzar la línea con Sayaka, y a diferencia de Homura, a quien consideraba afortunada a estas alturas, Sayaka no la esperó. Había tenido montón de citas y novios esporádicos. Por lo que sabía, estaba casi segura de que era hétero, la verdad.
Tal vez…
Tal vez ella también necesitaba cambios, y…
Seguir adelante.
"¿Homura-chan?"
Homura meramente la miró de reojo, brazos abrazando sus piernas.
"¿Has pensado qué te gustaría hacer luego de la graduación?"
"…Falta un año para eso aún, Madoka."
"¡Es por eso! Créeme, es poco tiempo para decidir algo tan importante."
Madoka cerró la distancia entre ellas, apoyando su rostro en el hombro de Homura. Sonrió al sentir como se tensaba; Homura siempre sería así. "¿No tienes nada en mente? Tú sueles planificar todo… Además, con tus habilidades, seguro no tendrás problema en conseguir cualquier meta que te propongas."
Las mejillas de Homura se tiñeron de un leve color rosa, uno que Madoka no podía ver por la posición en la que estaban. Miró hacia el canal de agua que tenía al frente y esperó que unos niños que pasaban dejaran de hacer ruido para responder. "Mhm, he pensado algunas opciones, pero…" Los ojos púrpura buscaron los rosa, sin éxito. En cambio, alargó una mano y la posó sobre la de Madoka y dio un leve apretón.
Madoka miró primero a sus manos, y luego levantó la mirada donde le sorprendió encontrar púrpura fijo y el rostro de Homura con una expresión que no lograba leer. Sin saber por qué, sintió su rostro arder.
¿Por qué?
Se habían tomado de manos varias veces, ya debería ser natural. Pero de alguna forma, entre ellas… Algo había que nunca podía mantenerla tranquula. "¿H-Homura-chan…?"
"…Pero lo que sea, me gustaría poder seguir a tu lado, así…" Entrelazó sus dedos, sintiendo como su propio sonrojo subía de intensidad, "…Como siempre hemos estado, Madoka."
Madoka casi podía escuchar el tamborileo que crecía en su pecho y su reacción fue apartar la mirada y quitar rápidamente su mano. Al segundo después se dio cuenta de lo que había hecho y unas manos temblorosas fueron a rodear el brazo de Homura en vez para luego habló entre risas, aunque claramente forzadas, "¡c-claro, Homura-chan! Seremos… Amigas por siempre y-y podremos compartir así m-muchas, muchas veces…"
"…Mhm, amigas por siempre, Madoka."
Lo herida que sonó la voz de Homura hizo que sintiera un vacío en su estómago. Estaba a punto de decir algo para enmendar lo que fuera que dijo, pero mientras buscaba las palabras, Homura ya estaba de pie y con manos en los bolsillos de su abrigo.
"Se hace tarde, olvidaba que quedé con Kyouko para comer ramen donde siempre. Buenas tardes, Madoka."
Homura se alejó sin vacilar y Madoka quedó pasmada ahí.
Para cuando procesó la situación, ya no había rastro de Homura. Se puso de pie lentamente y siguió con ese paso todo el camino a casa.
"¿Qué estoy haciendo…?" Chilló ahí mismo, molesta consigo misma.
Al llegar a casa simplemente saludó antes de ir a encerrarse a su habitación y hundirse en la suavidad de su cama.
La almohada… La almohada era testigo de todos los fracasos, de todos los desaires que le había dado a la persona que menos quería alejar. A la persona de la que… Llevaba años enamorada.
Pero era demasiado cobarde.
Por suerte… Homura siempre permanecía a su lado a pesar de todo. Siempre le ofrecía una sonrisa, palabras dulces, su compañía.
Sí, estaba segura de que algún día encontraría el valor y Homura estaría ahí esperándola con esa sonrisa tranquila, sincera, su favorita.
Después de todo, el destino las había unido y las mantendría juntas.
Sonrió por gozar de esa seguridad y por haberle hablado ese primer día de clases a una Homura tímida y asustadiza, una que en esta forma nunca conoció, pero que de vez en cuando podía encontrar en ella.
Todo…
Todo iría bien.
¿No?
¡Sí! No cabía duda.
El día de la graduación llegó e incluso Mami viajó para hacerse presente.
No podía perderse el gran momento de sus aprendices.
La ceremonia se llevó a cabo sin problemas, sin embargo, Madoka estaba más nerviosa que lo normal. Miraba para todos lados y se reprendía a sí misma por haberla perdido de vista.
Era el día, lo había decidido.
Luego de mucho darle vueltas, había determinado que luego de la ceremonia le expresaría de forma explícita a Homura sus sentimientos por ella.
¡Pero había desaparecido!
Fue por Sayaka para que la ayudara, y aunque gruñó porque estaba disfrutando todavía el momento, ayudó a su amiga a buscar a Homura.
Para colmo, tanto Kyouko como Mami también se perdieron de vista.
Sayaka marcó los números de ambas y gruñó peor cuando supo que las dos tenían los aparatos apagados. Ni lo intentaría con Homura; Madoka seguro ya le había quemado el teléfono con llamadas a estas alturas.
Se encontraron luego de media hora de búsqueda sin frutos y luego de sortear opciones entre las dos, se sintieron estúpidas al no considerar el departamento de Homura como la opción más plausible.
"Probablemente deben estar todas ahí, ¡esto es demasiada coincidencia!"
"Pero… Seguro estarán haciendo algo que solo pueden ver ellas, o algo así… Sino no veo por qué no nos dirían nada."
"¿Realmente te importa eso ahora? Luego de años babeando por Homura, por fin se los iba a soltar." Dio un suspiro exasperado y tomó de la muñeca a Madoka, "no señor, no pasaré más tiempo escuchándote lloriquear al respecto, ¡es irritante como son pareja a ojos de todos menos para ustedes mismas! De verdad, es ridículo."
"De hecho sí suena ridículo de la forma en que lo dices…" Se mordió el labio pero negó con la cabeza. Alcanzó el paso de Sayaka ya sin necesidad de ser jalada e intentando reunir todas las piezas de valor y determinación que pudiera hasta llegar al lugar.
Para cuando llegaron al edificio vieron salir a las tres del hogar de Homura. Tanto Madoka como Sayaka se detuvieron al notar las caras que traían; parecía una mezcla entre preocupación y tristeza, no estaba ninguna de las dos segura.
"Todo estará bien, yo me ocuparé de los deta-" Un codazo de Kyouko interrumpió a Mami, quien le dio una mirada entre enojada y confundida hasta que se dio cuenta del por qué, "ah, Madoka-san, Sayaka-san."
"Mami-san, ¿qué pasó? Dejaron la ceremonia así de la nada, pudieron decirnos algo."
"Ah, mis disculpas para las dos. La verdad, no fue intencional… Algunas cosas surgieron y vinimos rápidamente hasta acá. De todos modos, esperábamos demorarnos menos, por eso no les avisamos."
"Uh, ¿y por qué tenían todas los teléfonos fuera de servicio?"
"Sayaka-chan, ya relájate, lo importante es que todo anda bien, ¿no?"
"…Claro, sí, todo está bien, Madoka-san." Mami le dio una sonrisa leve como disculpa.
Sayaka no pasó por alto el que nadie respondiera su pregunta, pero lo dejaría pasar.
"Hey, ¿y ustedes no dicen nada?" Apuntó en dirección a Kyouko y Homura.
Kyouko se encogió de hombros, "Mami ya lo dijo todo, ¿qué más?"
Homura meramente asintió. Madoka la miraba fijo, buscando el contacto visual con ella, y aunque Homura se percató de ello, giró el rostro hacia el lado.
Algo tenía que estar pasando; Homura nunca reaccionaba así, al menos no con Madoka. Se apresuró a caminar a su lado y habló bajo para que solo ella la escuchara, "¿Homura-chan? Uhm, ¿podríamos… Hablar a solas por un momento?"
"…Lo siento, Madoka. Ahora mismo no puedo, ya será después."
"P-Pero es importante, de verdad, por favor…"
Madoka tironeó suavemente el brazo de Homura y algo se dobló en su pecho cuando ella lo agitó para sacudírsela, "estoy segura de que puede esperar. Si no es de vida o muerte, será luego, Madoka."
Y dicho eso, regresó a su departamento aunque no tenía esos planes antes. Madoka se quedó pasmada ahí, aun intentado procesar el rechazo abrupto, hasta que escuchó la voz de Kyouko.
"¡Oy, Homs! ¡¿A dónde vas?!" Kyouko intentó seguirla, pero la puerta se cerró antes de que pudiera entrar, "¡hey, que yo también vivo aquí!"
"Kyouko." La voz de Mami la hizo recuperar la compostura y se giró, ambas manos detrás de su cabeza, "tsk, está bien," pasó caminando, dejando a los demás detrás, "que haga lo que quiera, no soy quien para juzgar."
Las voces se alejaban y Madoka solo podía escuchar vagamente la voz de Sayaka aparentemente exigiéndole explicaciones a Kyouko, aunque al parecer era solo un monólogo de ella y Kyouko simplemente la ignoraba.
"¿Madoka-san?"
Abrió bien los ojos de golpe y volteó hacia el origen de la voz, "a-ah, lo siento…"
"Tranquila, pero…" Mami la jaló levemente del brazo, "créeme, debemos dejar a Homura sola por hoy."
"¿…Y la fiesta?"
Sí, la fiesta de graduación, no podía faltar.
Mami negó con la cabeza, "nunca tuvo intenciones de ir en primer lugar."
Aquel día lo pasaron en el parque junto a la familia de Madoka, Kyouko y Sayaka. Era la época en que florecían los cerezos y era una tradición sentarse a ver los pétalos volar y el hermoso color de los árboles en su esplendor. Colocaron un mantel en el suelo para sentarse todos juntos a disfrutar de un picnic preparado por el padre de Madoka. Como era de esperarse, la comida no tardó en desaparecer en especial contando con la presencia de la pelirroja y su famoso apetito.
Tatsuya ya podía caminar y jugar solo a estas alturas, habían pasado 3 años después de todo. Luego de comer, corrió a unirse a un grupo de chicos con los que solía compartir. Junko y Tomohisa se dedicaron a observarlo todo el tiempo, sonrisa en sus rostros, dándoles espacio a las chicas para platicar entre ellas. Sayaka y Kyouko parecían hacerle competencia a los niños para ver quiénes hacían más ruido, discutiendo o molestándose entre sí. A Madoka siempre le causaba gracia verlas y ella misma se unió a sus juegos varias veces, en cambio Homura daba la impresión de no estar ahí realmente. Madoka se dio cuenta después de un rato y quiso preguntar, pero cuando lo iba a hacer llegó Kyouko a darle un coscorrón a Homura, cabello negro hecho un desastre por la fuerza que usó.
Probablemente Kyouko se había dado cuenta también, vivían juntas y habían sido amigas todo este tiempo. Era de esperarse, Madoka también podía reconocer inmediatamente cuando Sayaka estaba preocupada o decaída por algo, y viceversa.
Con Homura también, pero… Era por razones diferentes.
Luego recogieron todo para volver a casa. Sayaka tomó su camino aparte y cuando Kyouko y Homura iban a hacer lo mismo, Madoka jaló a la última y le pidió que caminaran un rato juntas, solas. Homura arqueó una ceja, confundida, pero le hizo una seña a Kyouko para que regresara sola.
Tomaron el camino que usaban todos los días para la escuela, solo que el paisaje estaba contagiado por la época, los cerezos guiando el paso.
Caminaban en silencio, Homura con las manos hundidas en los bolsillos de su abrigo negro. Madoka las traía alrededor de su bolso, cabeza agachada, incómoda por el silencio. No era raro que pasearan así nada más, disfrutando los alrededores, pero hoy la atmósfera estaba tensa por alguna razón. Madoka levantó la mirada solo para encontrarse con el rostro perdido de Homura, púrpura vacío. Instintivamente, alargó una mano y la empujó dentro del bolsillo, buscó la de Homura y entrelazó sus dedos.
"¿Madoka…?" Se volteó a verla pero la sonrisa de Madoka dejó su pregunta en la boca.
Siguieron así por un rato, calladas, hasta que Madoka se detuvo y rompió el silencio.
"Homura-chan."
"¿…Madoka?"
"Has estado rara últimamente, ¿pasa algo?" Se giró, buscando la mirada de la otra, acercarla.
Homura se mantuvo quieta en el lugar, ojos fijos en el sendero, "he pensado nada más."
Madoka apretó el agarre, dedo pulgar acariciando la delgada mano que sostenía, "te conozco, ¿es algo que no me puedes decir?"
Ahora Homura sí se giró, púrpura fijo en rosa, "…No es eso, no tiene importancia."
Agachó el rostro y asintió una vez, "Homura-chan, dudo que algo sin importancia te tenga así, pero… No te obligaré," jaló las manos juntas del bolsillo solo para envolverla con las dos propias. Alzó el rostro esta vez, una sonrisa leve, "pero me duele verte así, sé que quizás no pueda ayudarte, pero siempre puedo escucharte… No cargues con todo sola."
"Madoka…" Bajó la vista, el remordimiento comiéndola. Finalmente alzó una mano también para ponerlas sobre las de Madoka y acariciarlas suavemente, "no te merezco, Madoka." Una risa leve, culposa, "cuando te diga te reirás por lo simple que es, de verdad," bajó las manos entonces y solo mantuvo una entrelazada con la ajena, "hablémoslo mientras regresamos, ¿sí?"
Sonrió, más tranquila con la respuesta, y asintió, "Mhm, ¡vamos, Homura-chan!" Y entre risas comenzó a caminar jalando a Homura para que le siguiera el paso.
Homura sonrió para sí misma y complació a la otra. Unos pasos más adelante, empezó, "¿has pensado ya que harás luego de graduarnos? Falta muy poco ya."
"¿Eh? Uhm… Lo hablé con mamá," guardó silencio unos segundos, pensativa, "le dije que me preocupaba que a estas alturas no tuviera nada que me convenciera, y… Ella me propuso tomarme un año para pensarlo. Sayaka-chan hará lo mismo, podríamos aprovechar de trabajar," rio alegremente y volteó el rostro para ver a la otra, "¿eso te preocupaba?"
"…Algo así, pero me alegra que Junko-san lo comprendiera tan bien, tu mamá te quiere mucho, Madoka."
"Lo sé, ¡yo también, por supuesto!"
La brillante sonrisa que tenía Madoka hizo que Homura tragara pesado. No quería perturbar esa sonrisa, pero Madoka la miraba expectante y tenía que decir algo, sería peor dejarla en el aire.
"Ya lo decidí, a decir verdad. Luego de investigar y hablar con algunas personas, elegí postular a la carrera de Bioingeniería. No es… Muy conocida, pero está abriendo su campo rápidamente los últimos años. Me interesa mucho, reúne todo lo que me gusta… Así que tomaré la oportunidad."
"Vaya, debí habérmelo esperado si se trata de ti, Homura-chan. Siempre analizas y planificas bien todo, así que es natural que tuvieras claro lo que quieres, ¡me alegra!"
"¿De verdad?"
"¡Claro! Me parece muy, muy bien. Por supuesto que la imparten en la Universidad de Mitakihara, ¿no?"
"Ah… Sí, la imparten aquí."
"Entonces todo en orden, Homura-chan. Solo debes inscribirte para los exámenes de admisión, estoy segura de que pasarás sin problema."
Madoka estaba completamente iluminada y Homura sabía que era sincera. Feliz, se acercó más hasta estar hombro con hombro, ladeando la cabeza hacia el cuello de la otra.
Homura se sentía pésimo. No había mentido, nunca afirmó que postularía aquí, pero sabía que estaba dando una verdad a medias. Le dolía esconderle las cosas a Madoka, en especial algo así, pero era algo que ahora era solo asunto suyo.
Se tragó los remordimientos y los acumuló en lo más profundo de su mente. Miró hacia abajo, pero en cuanto vio que Madoka la miraba, sacudió la cabeza y apretó un poco más su mano para reafirmarle que todo estaba bien.
…Al menos por ahora.
Ya casi era una semana desde la última vez que vio a Homura en la ceremonia de graduación. Le había enviado algunos mensajes de texto, pero siempre respondía lo justo y preciso.
Todos los ánimos que tenía por declararse se hicieron humo y estaba muy decepcionada por ello. Sabía que no era culpa de Homura, sino de ella por no haberlo hecho antes. No podía ser tan caprichosa, pero al igual que con el destino… Madoka pensaba que quizás el mundo no quería que se declarara simplemente.
Rechazó la idea de inmediato y se reprendía a sí misma por lo ridícula que estaba siendo, y Sayaka solo reafirmaba esa conclusión.
Se pasaba buena parte del día pendiente del teléfono a ver si entraba alguna llamada, algún mensaje… Pero no hubo nada si no era ella misma quien la buscaba.
Una tarde, decidió ir a su departamento y sacarle por fin el por qué estaba actuando de esa forma, pero antes de que siquiera saliera a la calle, su teléfono sonó.
Pegó un salto y casi se le resbala el aparato por lo nerviosa que estaba y contesto sin siquiera ver quién la llamaba, "¿S-Sí?"
"¿Madoka?"
"¿H-Homura-chan?"
Bueno, las manos le empezaron a sudar.
"Mhm, ¿estás libre hoy?"
"…Claro, ¿por qué?"
"Me gustaría que pasáramos el día juntas, ¿te parece bien?"
"¿E-El día juntas? ¡Ah, sí sí, por supuesto!"
"Perfecto, te espero donde siempre en media hora."
Y la llamada terminó antes de que pudiera responder.
Respiró profundo y decidió salir de inmediato a pesar de que tendría que esperarla mínimo 20 minutos más.
Las cosas iban completamente diferentes a como se lo esperaba.
Homura actuaba como si nada hubiese pasado todos estos días; estaba de muy buen humor, incluso le hacía bromas a Madoka lo cual raramente hacía. Incluso tuvo la iniciativa de todo acercamiento cariñoso.
No tenía idea qué pensar sobre ello, pero una parte de sí le dijo que lo dejara pasar nada más y disfrutara del día. No fue muy difícil hacerlo, ya que estaba segura de que esta había sido una de las mejores salidas que habían tenido.
Homura la llevó a varios lugares y hasta la invitó a cenar a su restaurante favorito cuando cayó la noche. Fue una velada muy agradable y nada podía espantar la sonrisa que llevaba Madoka tatuada en el rostro.
Estaba feliz.
Quizás…
Quizás era el momento indicado para decírselo.
Se llevó el pulgar cerca de los labios y mordisqueó la punta; miró de reojo a su acompañante y la cálida sonrisa que le dedicó fue lo suficiente para motivarla. Sentía que podía vomitar lo que recién habían comido por los nervios, pero a pesar de todo estaba muy emocionada.
La idea de por fin expresarle lo que sentía la tenía desconectada de lo que pasaba a sus alrededores. Imaginaba el poder abrazarla, besarla…
Y su rostro podría perfectamente confundirse con un tomate en ese momento.
Caminaban por un camino silencioso, árboles que evitaban ver más allá de ellos salvo por las luces que iluminaban la calle. Mientras Madoka fantaseaba, Homura la llevó hasta el sagrado lugar de encuentro por todos estos años. Ya ahí, Homura se detuvo en seco; una distraída Madoka por fin bajándose de su nube.
"¿…Madoka?"
"A-Ah, ¿me decías algo, Homura-chan? ¡Lo siento! Pensaba en algunas cosas…" Rio un poco mientras agachaba la cabeza a modo de disculpa.
"No te preocupes, está bien."
Homura apartó la mirada por un momento, y luego jaló a Madoka para atraparla en un abrazo firme. Escondió su rostro en el costado del cuello de Madoka y suspiró ahí.
Madoka tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no chillar y pegar un salto, pero agradecía que Homura no pudiera verla porque sentía el calor emanar de su rostro. "¿…H-Homura-chan?"
"Lo siento, no quiero asustarte…"
"Tonta, sabes que no me asusta, contigo… No" Sonrió para sí misma y levantó sus brazos para rodear el delgado cuerpo de Homura. "De hecho, me alegra que lo hagas, ahora…"
Respiró profundo y sintió que el mundo le daba vueltas por un momento, pero cuando se estabilizó, cerró los ojos y apretó el abrazo, "Sabes, Homura-chan… H-Hace tiempo que debí decirte que-"
"Me iré a Tokyo mañana, Madoka. Disculpa por decírtelo así de la nada, pero no podía irme sin despedirme de ti al menos…"
"¿…Qué?"
La confesión quedó atrapada en su garganta y todo tipo de rubor desapareció porque estaba segura que la sangre se le heló al escucharla. "De visita, ¿no?"
Por favor, di que sí.
"Postulé a la Todai y me aceptaron, ya tengo donde quedarme incluso."
Sintió su cuerpo temblar y se aferró desesperadamente a la tela del abrigo de Homura, "¿es broma, verdad? N-No hagas bromas tan crueles, Homura-chan…"
"El tren parte mañana a las 10, ya envié mis cosas, Mami las recibió."
Ante eso, Madoka intentó separarse de pronto pero Homura la tenía agarrada más fuerte de lo que esperaba, "N-No… ¡NO!"
"Lo siento…"
Madoka alcanzó a separarse lo suficiente para lanzar golpes hacia el pecho de Homura, a sus hombros. "¡SUÉLTAME Y DÍMELO A LA CARA!"
Homura tenía los ojos cerrados, aguantando cada golpe sin chistar, prefería que fuera de esta forma. Aun así, no la soltó, y mantenía su rostro oculto cerca del rostro de Madoka, cubierta de cabello rosa.
"¡HOMURA-CHAN, SUÉLTAME, NO PUEDES TENERME ASÍ PARA SIEMPRE!" Más golpes, y a pesar de la ira, se podía escuchar claramente lo quebrada que estaba la voz de Madoka, ojos inundados ya, rostro completamente mojado.
"Aunque me gustaría tenerte así para siempre…"
Apoyó su frente contra el pecho de Homura, bajo su cuello, mirada fija en el suelo y las manos aun hechas puños, nudillos blancos. "Mientes… ¡Mientes! Si fuera así, ¡no te irías a esa estúpida universidad en esa estúpida ciudad!"
Apretó los ojos para tragar las lágrimas que se formaban e hizo lo posible para que su voz se escuchara estable, "no espero que lo entiendas, Madoka," aprovechó la calma de la otra para volver a cerrar el abrazo, "…Gracias por todo, sé que sin ti no hubiese podido superar todo. Mantenerte a salvo siempre será mi mayor orgullo… Solo espero que algún día puedas perdonarme."
"Homura-chan…"
"Agradécele a tu familia también, de mi parte. Lamento no poder hacerlo yo misma, pero ya decírtelo a ti ha sido suficientemente difícil."
Las lágrimas ya se habían derramado por todo su rostro, pero a pesar de ello le sonrió a la otra. Se separó lo suficiente para posar sus labios sobre la frente de Madoka y sus manos fueron a secar su cara. "De verdad, muchas gracias, Madoka."
"No…"
"Adiós, Madoka."
Fue la mirada destruída de Homura la que evitó que Madoka hiciera o dijera nada. Se sintió petrificada ahí y cuando Homura la soltó para alejarse, cayó al suelo, rodillas amortiguando el golpe. Lo último que vio fue el cabello negro ondeando, desordenado por el viento.
Para cuando reaccionó, ya no había rastro de Homura. No sabía cuánto tiempo había pasado pero solo pudo llevar ambas manos a cubrir su rostro, rompiendo en llanto nuevamente.
Minutos después, apareció Sayaka corriendo a buscarla, desconcertada por encontrarla en ese estado. "¡Madoka, hey! ¿Qué pasó? ¿Te hicieron algo? ¿Estás herida?"
Apenas levantó el rostro. "¿Sayaka-chan…? ¿Por qué…?"
"Kyouko me llamó y me dijo que viniera al parque por ti, pero no me dijo por qué ni nada más. Me imaginé que algo malo había pasado, pero no entiendo cómo sabía ella esto…"
Y algo le hizo click de inmediato y se sintió estúpida por no unir los hilos antes. "¿Es Homura, no? ¿Qué pasó, te hizo algo? ¡Solo dime e iré de inmediato a barrer el suelo con esa…!"
Pero el sollozo de Madoka la calló.
Negó con la cabeza y se esforzó por intentar hablar, "S-Se… ¡Se va!"
Sayaka no entendía, pero solo atinó a abrazarla con fuerza y acariciarle la espalda, "¿cómo…?"
"A T-Tokyo," un sollozo fuerte, "…univers-sidad-"
"Madoka, intenta calmarte…"
"Mañana… S-Se va, a-a estudiar a T-Tokyo…"
Hasta Sayaka sintió que el estómago le dio un vuelco con la noticia. Nunca había sido gran amiga de Homura, pero había aprendido a quererla después de todos estos años. Pero más importante que todo, sabía que esto destrozaría por completo a Madoka. Vamos, la chica que ama se va así de pronto y ni siquiera le dio tiempo para procesarlo.
Sayaka, con mucho esfuerzo, logró poner en pie a Madoka.
Esa noche se quedó en casa de los Kaname, abrazando a Madoka hasta que luego de tanto llanto, logró conciliar el sueño.
"¿…Estás segura de que guardaste los boletos, Kyouko?"
"¡Que sí, revisé varias veces ya! En serio, no entiendo por qué me los entregaste en primer lugar si ibas a estar tan paranoica al respecto."
"Tienes que servir de algo, es lo menos que puedes hacer. Yo he gestionado absolutamente todo, de hecho deberías cargar mis cosas también, tú que alardeas de tu grandiosa e inigualable fuerza."
Kyouko arqueó una ceja, "ya quisieras, por eso mismo debes cargarlas tú a ver si por fin sale algo de músculo en esos brazos de fide-, ¡AH!"
Un zapato machacando su pie evitó que terminara la frase. "Sí, no tengo fuerza, por supuesto que no."
"Había olvidado lo muy tramposa que eres…"
"Vamos a llegar tarde si te sigues quejando, ¿qué tanto llevas de todos modos? Si ya enviamos todo hace días."
"Todos saben que no venden comida decente en esos trenes, Homs," abrió el bolso para mostrar que tenía lleno de golosinas y una que otra fruta.
"No es un viaje tan largo, todavía me impresiona lo tragona que eres."
"¡Silencio! Ya estarás luego rogándome para que te convide, y yo me reiré entonces y tendrás que esperar hasta llegar."
Homura se limitó a rodar los ojos y abrió la puerta. Una vez estando ambas fuera, cerró con llave. No sabía si debía dejar el lugar solo por tanto tiempo, pero ya era tarde como para pedirle el favor a alguien.
Tomaron un taxi hasta la estación y ambas se sentaron a esperar en el andén. Aún quedaban 5 minutos para que llegara el tren según el anuncio de la compañía.
"En definitiva, ¿no le dijiste nada a Sayaka?"
Kyouko estaba devorando un sándwich y se detuvo solo para masticarlo de mala gana, "¿para qué le diría? No influye para nada en su vida. Tampoco me despedí de rosita y también es mi amiga, así que no tiene por qué tener trato especial."
"Y luego soy yo la ciega, eh."
"No te atrevas a compararme contigo, si no lo veías antes, debiste darte cuenta anoche."
"No es lo mis-"
"¡Homura-chan!"
Homura se quedó de piedra, sin querer voltearse. Kyouko la empujó y acabó de pie, tambaléandose un poco, "¿…Mado-?"
Y una embestida la recibió. Cayeron estrepitosamente al suelo; Homura se incorporó lo suficiente para ver el cabello rosa de Madoka, su rostro hundido en su abrigo.
"Madoka…"
"N-No vine a hacerte las cosas más difíciles, sé que no importa lo que diga, te irás de todos modos." Se incorporó también, ojos fijos en los de Homura, "pero… Quiero que me prometas que nos volveremos a ver."
"Es posible…"
"¡Promételo!" Madoka la sacudió por los hombros y se tensó cuando vio las lágrimas que poblaban su rostro.
"…Está bien," y ante la mirada molesta de Madoka, se corrigió, "l-lo prometo, Madoka, volveremos a vernos."
Asintió con la cabeza y luego deshizo sus coletas jalando sus listones, "para asegurarnos…" Tomó la muñeca de Homura y con cuidado amarró un listón hasta que quedara lo suficientemente firme a su gusto. Luego le entregó el otro y alzó su propia muñeca, y aunque Homura no entendía, la ató también.
Ambas se pusieron de pie y Homura pasó las manos por el cabello de Madoka para ordenarlo luego de que lo soltara así de la nada, "¿qué fue eso?"
Madoka parecía disfrutar el tacto, pero se puso seria en cuanto la escuchó. Alzó sus brazos, temblorosos, y rodearon el cuello de Homura, el rubor inmediato en rostros de ambas. "…E-Es un símbolo de esa promesa… Ya sabes, será como el hilo rojo, "se acercó un poco más, y sonrió, "no olvides que ya nos unió el destino, esto es solo para darle más fuerza."
"P-Pero… El hilo rojo une a las personas que están destinadas a encontrarse y enamorarse entre sí…"
Hubo un momento de silencio en que los únicos que parecían hablar eran los ojos de ambas. Había tanto, tanto que decir, pero tan poco tiempo.
"…Lo sé, Homura-chan. Yo siempre he…"
"¡El tren!" Kyouko las sacó del hechizo y ambas se giraron para ver que efectivamente la máquina se detenía junto al andén, un chirrido anunciando su llegada.
Kyouko se acercó para darle un golpe en el hombro a Homura y de paso revolverle el cabello a Madoka, "¡yo le cuidaré la espalda a esta nerd y procuraré de patearle el trasero si es necesario para que te busque!" Le dio un guiño y Madoka esta vez sí se sonrojó hasta las orejas, boca abierta pero sin poder pronunciar palabra, "así que tranquila, todo estará bien, Madoka."
Kyouko desapareció al interior del vagón y Madoka se desesperó de pronto, "¡¿Kyouko-chan también va?! P-Pero Sayaka-chan-"
Homura negó con la cabeza, "le insistí, pero no quiso avisarle. No me meto más en eso, aunque no lo parezca, le afecta mucho todo esto."
Le dio un último abrazo, "cuídate, Madoka."
Caminó hacia el tren, y cuando ponía un pie dentro del vagón, sintió una mano detenerla. Se giró, pero se encontró con unos labios contra su mejilla. Madoka se separó entonces, y aunque Homura estaba a otro nivel de pasmada, continuó, "espérame, Homura-chan. Sé que yo lo haré aunque no me lo pidas…"
Homura salió del trance al escucharla, "Mado-", pero el ayudante llegó a jalarla del brazo.
"Señorita, si no sube ahora mismo la dejaremos fuera."
La siguió jalando hasta tenerla dentro, y cerró la puerta de golpe, "lo siento, ya es hora."
Se apresuró contra la puerta y a Madoka se le rompió el corazón al ver como Homura rompió en llanto. "¡Homura-chan!"
Veía los labios de Homura moverse, pero era incapaz de escucharla ya. Sonó el silbato que anunciaba la partida y Madoka solo pudo correr para seguir hasta donde le fue posible el avance del tren.
Quedó ahí, el ruido lentamente desvaneciendo.
Ya había acabado.
Homura se había ido, y…
Se encargaría de encontrar la forma de estar a su lado.
A/N: Siento que apuré todo el final pero la verdad esperaba que este capítulo fuera más corto… No creo que haga falta decir que los apartados en cursiva son recuerdos, pero hago la aclaración de todos modos.
En fin, este es el comienzo de la historia, no sé cuántos capítulos tendrá ni tampoco puedo asegurar acabarlo… Dependerá de mi tiempo, la recepción y lo más importante, mi motivación. Claro, si lo empecé es porque me propuse terminarlo, no me gusta dejar a medias.
¿Qué más...?
En este capítulo me dediqué al desarrollo de Madoka y Homura por razones obvias, pero en los próximos ahondaré en los demás.
También, es mi interpretación, pero desde que Kyouko, Mami y Homura quedaron como equipo contra los demonios al final del animé, me quedó grabada la idea de que habría una relación de más confianza y relajo entre ellas, por eso ninguna usa honorífico.
Debo decir que me quebré la cabeza pensando qué carrera ponerle a Homura xD, en los fics anteriores no fue relevante. Al final, leí sobre inteligencias múltiples y se me hizo evidente que a Homura le calza la inteligencia lógico-matemática, así que eso redujo las opciones. Peeeeeero está lleno de muchas ingenierías, ciencias y etc. Me decidí por Ingeniería biológica (o Bioingeniería) porque requiere tanto los elementos de análisis, planificación y en general controlar y mantener en orden los fenómenos mediante el diseño de nuevas estrategias y etc, tanto como elementos científicos de los cuales me imagino Homura le agarró gusto luego de su experimentación con bombas y similares, pero esta vez, en lugar de usar el conocimiento para destruir, lo hará para preservar vida. Siento que le haría muy bien ese cambio de enfoque.
A Mami también le asigné ya su carrera, pero no, no es nada relacionado con la cocina. Fue lo primero que pensé, pero ya que había puesto que estaría en el mismo campus que Homura, pues… La Todai no imparte nada relacionado (lo busqué) así que me rebané el cerebro otro rato pensando pero ya está listo.
Ah, y hablando de Mami, le daré su protagonismo en un dramita que tengo pensado pero que no anticiparé.
Por cierto, para quien no sepa, Todai se le dice a la Universidad de Tokyo.
Qué más.. ¡Oh sí! Esto no será mero drama universitario, también incluiré elementos de las Puella Magi en sí, porque pues siguen siéndolo y no obviaré ese detalle.
Puess creo que eso es todo, de antemano agradezco a quien se pase a leer y las sugerencias son siempre bienvenidas ~
¡Saludos!
