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Sumary: Li Syaoran, un aburrido ejecutivo que vive en Tokio quien conoce por accidente en un tren a una joven que lo llevará a descubrir un submundo increíble que jamás imaginó.

Capítulo I: La chica del tren.

Mi pie golpeaba el piso con impaciencia. Por enésima vez en el día maldije a mi auto por precisamente descomponerse hoy. Miré mi reloj mientras esperaba el último tren en el metro de Tokio; todo aquel que haya vivido en la ciudad sabe del legendario servicio de trenes subterráneos, así que por ende conocerá lo insufrible que se vuelve viajar en horas pico, más para la gente que no le gusta el contacto físico como yo y evita a toda costa estar en lugares atiborrados a menos que sea necesario. Mi nombre es Li Syaoran, mi familia es nada más y nada menos que el Clan Li de China, y al ser el único hijo varón del matrimonio de mis padres seré el heredero algún día de las empresas Li. Pero como con mi madre no todo puede ser así de simple, decidió que ese honor me lo tendría que ganar con trabajo, así que me envió a Japón para abrirme paso en el ya de por sí reñido mundo laboral japonés para probarme. Por el momento soy gerente de puntos de venta en una conocida empresa de tecnología, pero como es de suponerse, mi madre no se conforma con eso, yo necesito ser un CEO para cubrir las expectativas que ella ha puesto sobre mis hombros. Suspiré agotado, lo puedo conseguir, en realidad soy bueno en esto, no porque sea un presumido sino porque me conozco y sobre todo distingo mis habilidades. Sin embargo…

La voz de una mujer que anuncia la inminente llegada del siguiente subterráneo me saca de mis pensamientos, miro alrededor y veo que somos pocos esperando el servicio, la mayoría lucimos como ejecutivos workaholics regresando de un día normal, nada realmente interesante. Cuando el tren llega, me subo inmediatamente y tomo un asiento cerca de la puerta para poder salir rápido cuando llegue a mi estación. Hoy había sido un día algo estresante así que hice una de las cosas que me relaja más: escuchar música. Saqué mis audífonos y puse mi playlist favorito para matar el tiempo, quería ponerme a contestar algunos e-mails de la oficina, pero no estaba de humor para hacer eso, la cara de los demás me transmitía el aburrimiento en el que estaba sumido desde algunos meses atrás, con la rutina acabando con mi creatividad. Cuando volví la mirada para seleccionar otra canción, un aroma peculiar llamó mi atención; era bastante agradable, con tonos florales frescos que por alguna razón me relajó. Elevé mis ojos para buscar el origen de aquella fragancia y me sorprendí. Frente a mi estaba una joven de aspecto despreocupado y con unos intensos ojos esmeralda leyendo un libro extraño, lucía como si viniera corriendo de una tormenta por algunos rastros de humedad en su ropa, lo cual era curioso, porque no había pronóstico de lluvia en las cercanías de la ciudad. Estaba seguro de que no la había visto antes cuando subí, ni en la estación. No le di importancia porque estaba con mi mirada clavada en el libro que sostenía en sus manos, tenía unos símbolos raros grabados en la portada. Los pocos que me conocen a fondo saben que mi verdadera pasión es la arqueología y no los negocios, preferiría mil veces estar en medio de una excavación o en una universidad dando clases que permanecer encerrado dentro de cuatro paredes en una oficina, pero antepuse mi deber como heredero a mis deseos personales.

Aquellos símbolos parecían jeroglíficos egipcios combinados con símbolos arábigos, era tan extraños y parecía tan entretenida leyéndolos que mi mirada se clavó en la joven como un imán, de pronto, sus ojos esmeraldas se encontraron con los míos y para mi mayor sorpresa, me sonrió. Sentí mis mejillas encendidas al instante y desvié la mirada, mi corazón latió como nunca y me di cuenta que, después de tantos meses, había encontrado algo interesante en este aburrido mundo.

Toda esa noche me la pasé pensando en ella y los símbolos que había visto, ¡eso era tan ridículo! ¿Cómo era eso posible? Pero estaba tan intrigado por su aspecto y por aquel libro que me costó horrores dormirme. Esa falta de sueño hizo que al día siguiente la risa de Yamazaki me despertara mientras dormía en mi escritorio.

ꟷ¿Li Syaoran durmiendo? ꟷpreguntó en todo de burlaꟷ, eso es inusual, estaba seguro que no dormías nunca.

Gruñí ꟷCalla, ¿qué traes en la mano?

ꟷSon los números de las ventas del último local comercial que abrimos ꟷexplicóꟷ, ha dado resultados aceptables, pero no los que proyectaron.

ꟷ Les advertí ꟷdije con suficienciaꟷ, les dije a los de la junta que ese local estaba de más, pero bien, ahora es mi problema gracias a ellos. ꟷMiré a las amplias ventanas de la oficinaꟷ Yamazaki, ¿te gusta viajar en el subterráneo?

Yamazaki ladeó la cabeza, un poco sorprendido de mi pregunta.

ꟷ Me es imposible, Chiharu y yo siempre llevamos a los niños al colegio en el auto, así que tiene mucho tiempo que no lo uso. ¿Por qué?

Me encogí en hombros, no podía decirle a Yamazaki que de pronto encontré algo interesante en el metro solo porque sí.

ꟷ Nada, solo ayer lo usé y lo encontré bastante cómodo.

Mi amigo rio.

ꟷ ¿Sabes el origen del metro…

ꟷ Yamazaki, tengo 29 años, ꟷinterrumpí divertidoꟷ ya no caigo más en tus mentiras así que para.

Aquel día y los siguientes me la pasé esperando mi hora de salida, haciendo tiempo para poder abordar el mismo tren a la misma hora y ver a la curiosa castaña de ojos esmeralda todas las noches, aunque había ocasiones en las que no coincidíamos. Cada día que la veía ella llevaba un libro extraño distinto, tan peculiar como el primero. Era tan divertido observarla y estaba tan intrigado por esos símbolos raros que variaban en los diferentes libros que llevaba, que hasta baje una App en mi celular de dibujo y mientras estaba distraída, yo trataba de dibujar los que me parecía más curiosos para investigar un poco en internet, como reto intelectual. Para mi mala suerte siempre me descubría, sonriéndome tan cálidamente que yo no hacía más que sonrojarme y desviar la mirada. Otra de las cosas que lo hacían emocionante era que en cada ocasión tenía un aspecto distinto, como si hubiera estado en lugares lejanos; un día apareció con su rostro visiblemente rojo, como si hubiera pasado su día caminando por el desierto, incluso hasta juraría que había visto rastros de arena en su ropa. Después la vi cargar un abrigo bastante grueso en una mochila que no había cerrado bien, de esos que se usan para escalar en puntos gélidos, impermeables para las condiciones de clima extremo. Aquella jovencita se había convertido en mi pasatiempo nocturno, en mi mente intentaba adivinar a qué se dedicaba, pasaron muchas posibilidades por mi cabeza, pero eran tan dispares sus atuendos que no lograba dar respuesta a mis preguntas, incluso con los símbolos no tenía nada concreto aún. Comencé a frustrarme, pero mi curiosidad no disminuyó, al contrario, estaba inundado de preguntas que me hubiera gustado hacerle si hubiera tenido las agallas suficientes.

Hasta que llegó ese viernes.

Tenía dos días de descanso, así que esa noche me lo propuse: la seguiría. Sé que probablemente eso me hacía lucir como algún loco, pero mi intriga era mayor, solo quería averiguar de donde venía. Supongo que era más fácil preguntarle, pero no tenía el valor, así que cuando ella bajó en su estación habitual yo esperé un minuto y salí detrás de ella. Era imprescindible que mantuviera mi distancia, porque al haber menos gente caminando a esa hora era muy probable que me descubriera. Al salir de la estación me encontré en una zona llena de comercios pequeños de distintas temáticas, la cual reconocí como la antigua zona comercial, parecía un mercado multicolor muy animado esa noche, con gente saliendo de compras o de pequeños bares canturreando alegremente. La castaña se metió entre la afluencia sin llamar mucho la atención, saludando a algunas personas de las tiendas. Llegamos a un punto más alejado del bullicio, dónde en medio de una callejuela había una tienda de ropa confeccionada a la medida y justo a un lado, en una puertecilla que daba a una zona baja, estaba la entrada a "Librería y antigüedades Kinomoto" o al menos eso decía el anuncio.

Otros en mi lugar probablemente habrían dejado ahí la curiosidad, pero yo no, solo con el anuncio se veía como el lugar más interesante para mí en mucho tiempo. Me escabullí por el callejón de al lado y encontré las escaleras de servicio. Imaginé a mi prima Meiling sin poder parar de reír si hubiese visto al serio Syaoran Li metido en aquel apuro, como un espía inexperto subiendo al techo para observar desde un ventanal hacia el interior. Puse mis manos sobre el cristal, intentado no recargarme mucho pues podía romperse o alguien me podría mirar. La chica dejó descuidadamente su mochila en el piso, dirigiéndose a una mesa donde colocó el libro abierto justo frente a ella, luego hizo algo increíble. Sacó de su pecho una especie de llave rara y mientras decía algo que no alcancé a escuchar, un circulo de luz con símbolos muy peculiares se formó en el piso. Mi corazón se detuvo en ese mismo instante, ¿qué carajos estaba viendo ahí? ¿Acaso eso era magia? Estaba tan sorprendido que tarde me di cuenta de que había puesto más de la mitad de mi cuerpo en aquel frágil cristal, segundos después me precipité adentro del misterioso sitio y, ni con todo mi entrenamiento en artes marciales me fue posible esquivar un estante de libros que impacté con fuerza, cayendo al piso justo después. Me dolía la espalda y estaba seguro de que mi cabeza había sufrido un gran corte, pues sentí un líquido caliente bajando por mi frente. Abrí los ojos lentamente solo para encontrarme con la mirada sorprendida de la chica castaña, que estaba inclinada frente a mí. Estaba paralizado por ser descubierto, me fue imposible moverme, a pesar de ordenarle a mis músculos que lo hicieran. Unos pasos rápidos se acercaron a nosotros y una joven de tes blanca, con ojos color amatista nos dirigió una mirada entre la sorpresa y la preocupación.

ꟷ ¡Por Dios, Sakura! -gritóꟷ ¡¿estás bien?!

ꟷNo te preocupes ꟷdijo tranquilamenteꟷ, pero él no parece estarlo.

La mirada de la joven amatista se posó en mí.

ꟷ ¿Quién es él? ꟷpreguntó con curiosidad.

ꟷ Es el chico del tren, el que siempre me observa, ꟷla joven castaña sonrió ampliamente y me miró con calidezꟷ creo que estás en problemas chico del tren.


Hola a todos, espero les guste la historia, no olviden dejar reviews sus opiniones siempre son bienvenidas.

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