Disclaimer: no es mío, of course…y patatín patatán
Pair: Ron/ Hermione
Sinopsis: página 86 HP and HBP
…-siéntate cielo. Te prepararé algo.
En cuanto se sentó, un gato rojizo y peludo de cara aplastada le saltó a las rodillas, se instaló allí y se puso a ronronear.
-¿está Hermione aquí?. Preguntó el muchacho, contento, mientras acariciaba a croockshanks detrás de una oreja.
-Ah, sí, ¡llegó anteayer!- respondió la señora Weasley….
Pues bien, este fic cuenta esos dos días en los que Hermione llegó antes que Harry a la madriguera.
NC: por ahora todos los públicos… luego quizás me pervierta un poco más de lo que estoy y lo haga un pelín más verderol….
Times they're a-changing
Primer sentido: vista.
JUEVES 28 julio
Atardeciendo…
Son las 4 y media. Ron mira una y otra vez el reloj de la cocina. La señora Weasley trastea, y con un ligero toque de varita, pone el agua en la tetera. Ron vuelve a mirar el reloj… las 4 y media y un minuto…y avanzando.
-por más que mires ese reloj no vas adelantarlo, Ron- la señora Weasley sonríe, mientras supervisa las tazas, que primorosas se van alineando encima de la mesa. El azucarero, revoltoso, se trastabilla con una de sus patas, y acaba derramando miles y miles de granitos blancos…-oh, por todos los rayos del tritón de los océanos… ¡pero qué torpe!...Ron, coge el recogedor y la escoba.
-mamá….. ¿no lo puedes hacer con magia?- Ron está desesperado. Lleva desde hace dos semanas esperando. Y no, no puede ponerse a barrer ahora. ¡Justo ahora no!. pero la señora Weasley no entiende de reniegos, así que le insta, le mira, con esa mirada que haría temblar hasta a Voldem… (uy, casi lo nombro!)… y Ron no puede menos que coger la escoba y barrer el suelo de la cocina.
Es de esa guisa que se lo encuentra Hermione, después de haber pasado ya casi medio verano.
-¡Hola!- Hermione está radiante. Sólo ha pasado un mes, pero ella está más alta, quizás un poco más delgada. Y el pelo…está diferente, como más largo, un poco más rizado… Ron la encuentra distinta, muy cambiada. Quizás un poco más morena, y con la cara menos aniñada.- oh, vaya Ron, no sabía que se te diera tan bien la casa, jajajaja!- Hermione ríe, contenta, despreocupada.
A Ron se le ponen las orejas coloradas, y en el cogote se le erizan todos los vellos….y un poco más abajo, en lo más oculto del estómago, un calor que nace y estalla…. Esa risa….
-¡Hermione, cariño!, ¡pero qué alta estás! Y qué delgada…-la señora Weasley cierra los ojos, como sopesando si la vida muggle que lleva Hermione fuera o no la adecuada…no, decididamente no ha pasado el examen dado que frunciendo los labios fuertemente dice- siéntate hija, que voy a ponerte un té y unas pastas de calabaza, de esas que tanto te gustan…
-no gracias, señora Weasley, no hace falta…ya comí con mis padres, y no tengo hambre…..no se preocupe.
-que no, que no, quita, si no es molestia, hija… yo lo hago con gusto.- la señora Weasley se gira, y empieza a mover cacharros por la cocina.
Ron mira a Hermione a los ojos por primera vez, y ella le lanza una mirada cómplice, medio divertida, un queriendo decir "mira que es tozuda tu madre…."
Son las 5 y un minuto y la tetera grita estruendosamente, quejándose para que alguien vaya en su auxilio y la saquen del fuego. La señora Weasley ha ido arriba, a la habitación de las chicas a preparar la cama de Hermione. Ginny la ha seguido malhumorada, arrastrando las zapatillas. En el aire de la cocina aún se oye su "jooo, mamá, siempre me esclavizas".
Ron ha acabado de barrer, y está apoyado en la puerta de madera del porche, mirando a Hermione. Mordiéndose un labio, rojo, concentrada, coge la tetera y la saca del fuego, distribuye los platos y las tazas en una bandeja, y sirve el té. Negro, espeso…. De cada taza sale una voluta sinuosa, enroscada, que se eleva, que juguetea entre sus narinas, llenando la cocina de una cálida tranquilidad. Hermione coge la bandeja y la lleva a la sala. Las tazas de la señora Weasley tienen un encantamiento mágico calefactor que mantiene el líquido caliente durante bastante tiempo, así que mientras la señora Weasley y Ginny están ocupadas en el piso de arriba, Hermione vuelve a entrar en la cocina, y se sirve para ella misma una gran taza del humeante y espeso caldo.
-bueno, qué…¿no me dices nada?.- Hermione deja la taza en el plato. El té, con su sabor espeso, amargo, le hace cosquillas en el paladar…. A pesar de la teína, Hermione siente una tranquilidad enorme, ahí sentada, en esa cocina atestada de cacharros, oyendo el ritmo cadencioso y tintineante de las gotas cayendo, una a una, del grifo al fregadero.
Ron la mira. Es Hermione. Sí. La Hermione de siempre, más delgada, un poco más alta, el pelo, quizás distinto, más rizado, una falda un poco más corta de lo esperado…..y los labios pintados. Ron se fija en esos labios. Brillantes, desafiantes, crujientes y sedosos… ¿por qué los tiene tan rojos y tan brillantes?
-no… esto.. nada. No. que ya era hora de que vinieras…¿no?.-esto último dicho con una matiz quizás de ansiedad, quizás de inseguridad…
Hermione lo mira. Coge la taza, y abre la puerta del porche. La madera chirría, como todo en casa de los Weasleys. Demasiadas manos abriendo y cerrando, durante días, minutos, años…. manos aferrándose a la madera. Manos rozando. Manos suaves, manos ásperas. Manos familiares. Hermione piensa en todos los Weasleys que han crecido en esa casa. En todos los Weasleys que han abierto esa misma puerta. Respira hondo, y sale fuera.
Hace calor, pero sentada en los escalones del porche, se puede ver como el sol, perezoso, se estira segundo a segundo. Son las 6 y cuarto, y nota la presión de la madera, a su lado, y un hueco que se rellena, cálido. Las rodillas enormes, las manos grandes, ese olor a ranas de chocolate y a grasa de encerar escobas de quidditch…. Hermione piensa en todo lo que les espera. En todo lo que han pasado. Un trago largo, denso, fuerte. Como la vida será ese año.
Deja la taza en el suelo, junto a los pies de Ron. Y los dos, en silencio, miran el cielo. Porque nada podría ser más importante en ese momento. Ni Voldemort, ni los mortífagos. Ni volver a ver a Draco Malfoy.
-¿cuándo crees que vendrá Harry?
El pelirrojo respira hondo, encoge los hombros y estira un poco las piernas… esas piernas que crecen demasiado rápido cada noche que se acuesta.
-la verdad, ni idea. Creo que pasado mañana. Mi padre dijo que probablemente Dumbledore iría a recogerlo. Creo que quería hablar en privado con Harry. Pero claro, eso no me lo ha dicho….
-aún seguís teniendo orejas extensibles- Hermione sonríe, pero su sonrisa es melancólica. Recuerda la primera vez que las utilizaron, en casa de.. en Grimault Place. Y siente un algo, no sabe muy bien si es un dolor o qué es, pero lo siente debajo del pecho. Una sensación de indefensión, de ser muy vulnerable. Ninguno de los dos dice nada, pero ambos piensan en lo mismo. En Sirius Black.
-¿crees que estará bien?.
-no lo sé, Hermione. Pero ya sabes que Harry es muy…. Reservado. Cuando venga, podrías… no sé, dejarlo un poco, ¿sabes?. No agobiarlo- Ron dice esto último esperando que Hermione se lo tome a la tremenda, que se rebote, que le refunfuñe y le batalle.
Pero Hermione ha estado pensando mucho estas semanas. Conoce a Harry. Le duele lo que le ha pasado, pero lo comprende. Ahora comprende su retraimiento, sus ganas de aislarse del mundo… no, no va a ser ella quien le fustigue para hablar de Sirius.
-tranquilo, Ron.-
Ron coge la taza de té de Hermione, y da un trago largo. El té es fuerte, oscuro. Como las nubes que se adivinan a lo lejos. Vientos de cambio. El futuro vuela, raudo y veloz hacia ellos, y disfrutar esos pequeños momentos es todo lo que les queda. Ron paladea el líquido. Bajo el sabor fuerte, denso, hay otro más suave. Más dulce. Se intuye, ligero y delicioso, un sabor afrutado. Ron se rasca la cabeza, contrariado. Ha probado miles de veces el té de su madre. Lo reconocería entre millones de tés diferentes. El de su madre es un té cien por cien Weasley. Como su familia. Como su madre. Duro, directo, pero cálido y certero. Sin florituras, ni exquisiteces, pero quita el hambre y alimenta. Pero este té…intrigado, paladea, desgrana en la lengua esos sabores que le llegan. Es como… como un sabor a fruta, dulce, de textura muy clara… un sabor a fresa. El té sabe a fresa. Ese sabor le llena la boca, le estalla en la lengua, y sus papilas gustativas se revuelcan en una mezcla de excitación y tranquilidad. Siente una pequeña calidez en el estómago, algo parecido a la alegría. Ron mira perplejo la taza… "¿por qué rayos sabe esto a fresa?"….
En el borde, casi apenas marcado, unos labios rojos, de brillo rosado…
Hermione.
Los labios de Hermione. Marcados. En la taza. Ron mira el dibujo de esos labios en la loza blanca, impresos, y el sabor de esos labios le quema, de repente, en la garganta… y es consciente, así de pronto, que ha rozado los suyos con esos otros. Sus labios sobre los de ella. Y una sensación le entra, de repente. Una sensación de no querer separarse de ese sabor, de tenerlo siempre guardado, dentro, de no tener que recordarlo. De poder saborearlo cuando quiera…..
Ron sonríe, pensando….. "si Hermione supiera lo que estoy pensando….". Y en ese preciso instante, la voz cantarina, muy bajita, resuena, flotando….
-¿en qué estás pensando?.
………………………………………………………………….……………"en que sabes a fresa".
(continuará)
