Capítulo 1
Bella ha continuado su vida en Forks después del abandono de Edward.
Ha sido duro, y todavía lo seguirá siendo durante mucho tiempo, pero por el bien de tus seres mas cercanos, continuas con la vida. Vuelves a levantarte, vuelves a respirar e incluso a sonreír. Aunque no sea cierto, tengo la esperanza de que algún día lo será, de que esta pena pase y vuelva la luz. Me aferro con todas mis fuerzas a esa esperanza porque es lo único que me mantiene viva.
No hay palabras para describir las lágrimas que secaron en mi cama. No hay palabras que puedan curar mi corazón roto, despedazado más bien. Y así sigue la vida. Más de dos años después de que se marchase. Sigo esperando, espero sanar algún día, pero a él ya no le espero. No puedo hacerme eso a mi misma, SÉ que no le puedo esperar. Mucho ha llovido desde la última vez que enredada en las sábanas de mi cama, lloré por última vez. Aunque el dolor no desaparezca.
Ahora mi rutina se había centrado en Charlie, Jacob y la manada, y los estudios, siempre quería más cosas en las que ocuparan mi mente. No es que nada me entusiasmase, ni me emocionara, pero por lo menos mantenían los pensamientos a ralla.
Quien más había ayudado había sido Jacob, mi salvavidas, el sustento en los peores tiempos, y yo le había respondido con toda la dedicación que había podido tanto a él como a la mandada. Me gustaba pensar que los habitantes de LaPush y sus protectores me consideraban una mas. Como la oveja negra que, después de haber pasado una época con malas influencias, había vuelto al redil. Y ellos me habían guiado. Supongo que eso les hacía sentir protectores conmigo, o puede que fuese porque era la única (con excepción de Emily) del grupo que no era un lobo.
Definitivamente, la vida en La Push era absorbente y eso me gustaba. Pero no era suficiente.
En uno de esos días en que las cosas pesan mas, sin motivo alguno, En que el aire se hace mas pesado y le cuesta entrar a los pulmones, abriéndose paso par darte oxigeno, para seguir viviendo. Me dirigí al bosque a caminar. Ya no habían criaturas que fueran un peligro para mí, pensé. No mas monstruos, no más Victoria, no más... ellos. Y los lobos mantenían el bosque limpio, nada había que pudiese amenazarme, y al percatarme de ello, me decepcioné. ¿Habíamos convertido este pedazo de naturaleza en un invernadero? Me estaba ahogando, y comencé a correr. Necesitaba alejarme de aquella trampa, pero sabia que mis piernas no podrían llevarme lo bastante lejos sin acercarme al lugar donde se encontraba la casa de los Cullen. Siempre la evitaba, y cualquiera que fuera mi ruta, jamás intentaba acercarme más de lo necesario. Cuando llegué aun una pequeña pradera, un pequeño espacio abierto, jadeante caí al suelo por propia voluntad. Agarre un puñado de tierra y hundí mis dedos en el suelo. Las cosas no estaban yendo como yo pensaba. Nada salía como planeado
¡Edward y yo íbamos a estar juntos para siempre! pensé. La discusión sobre mi vampirismo sabía que podría haber durado mucho, incluso de podría haberse salido con la suya, yo lo que quería con toda mi alma era estar a su lado, esto no tendría que haber pasado. Ed tendría que haber vuelto ya hace tiempo. Suplicando perdón por haberme dejado sola y diciéndome que realmente sí me quería, que todo había sido mentira, y que su vida sin mi no valía nada. Igual que la mía sin él. Pero no esto! Mi alma todavía agonizaba en su ausencia, lo único que había conseguido en este tiempo era acallar sus gemidos.
¿Me quería? No sabía bien que pensar. Al marcharse había dejado claro que no, aunque sus palabras, después del dolor inicial, se hacían difíciles de creer. La devoción que había sentido por mí tan solo unos días antes de su partida se contradecía, pero si fuese así, no comprendía de donde habría podido reunir el valor para marcharse. Y aun queriendo engañarme a mí misma diciéndome que todavía sentía algo... habían pasado ya más de dos años y mientras me lamentaba, el tiempo seguía su camino incesante hacia el tercero. El amor que aun hubiese podido sentir por mi no lo había hecho volver y a estas alturas ya habría desaparecido. Pensaba que la aceptación de este hecho me ayudaría a sobreponerme seguir adelante, pero poco hizo en mi favor.
¿Era así como iba a continuar mi vida? ¿Contando el tiempo a partir de ese momento? Dos años, tres años... una década desde que él se fue… Dejé escapar un gemido alto y fuerte, que se abrió paso desgarrador a través de mi pecho. NO! No no no no.¡No podía ser así! Ya desplomada sobre el húmedo suelo del bosque, alzando mí vista al cielo medio cubierto por los pinos, exhalé el último suspiro recordándole. Y a la familia. Eso también dolía, aquellos a los que había considerado como una familia. Tal vez no de lazos de sangre, pero sí afectivos. Yo pensaba que mi aceptación de ellos como vampiros se asemejaba a la que yo sentía cuando Esme me trataba como a uno mas de sus hijos, o Emmet cuando me llamaba hermana, aunque no fuera uno de ellos. Ni un adiós, ni una carta, llamada o nota... ¿estarían todos ellos de acuerdo con lo que habían hecho? Y ellos, ¿me echarían de menos o había sido una distracción pasajera? Quería negarme a creer eso, pero ya era demasiado tarde y no tenía importancia. No estaban aquí y las razones de fondo, a estas alturas, ya dejaban de importar, lo único que hacía al pensarlo era hacerme mas daño, y hacía tiempo había tomado la decisión de superarlo.
Pasé un tiempo en aquel lugar, sin moverme del suelo, simplemente contemplando y "viviendo el momento" sin pensar en nada. Aunque hubiese sido mas correcto decir que veía el mundo vivir el momento, yo no lo hacía, yo solo lo miraba. Expectante.
Seguía sin moverme cuando escuché algo. Oí algo moverse, escuché el roce de ropas y hierva ser aplastada. Suponía que no tardaría en ser encontrada por los lobos en un momento u otro. Mi rastro de olor no era difícil de captar por ellos y si alguno había entrado en fase en algún momento, enseguida se hubiese dado cuenta de que el bosque olía a mí.
Pero aquel día había cogido una dirección opuesta a LaPush, eso me debería haberme dado bastante más tiempo, hasta que Jacob hubiese sabido que no estaba en casa, como mínimo.
Ladeé la cabeza, apoyando la mejilla sobre la tierra esperando ver a uno de mis lobos descamisados, anticipando una sonrisa, pero esta se congeló antes de llegar a mis labios. Mis ojos se entornaron y escudriñaron en la distancia, y bajo el amparo de la bruma, para ver quien se acercaba. Las figuras que se acercaban a mi vestían largas ropas y se acerbacan en grupo. No pude distinguirles bien hasta que se aproximaron un poco más, pero su manera de caminar, indiferente a los desniveles del suelo levantó mis sospechas. Tardé bien poco en ver sus rostros, pálidos como la leche, y mi corazón se paró en seco a medio latido. Las figuras seguían acercándose ajenas a mi "conocimiento" y sus ojos, a la luz del crepúsculo lucieron rojos como rubíes en llamas.
Esta es la hora más segura para nosotros
Me había dicho, pero no podía entender una situación que no fuese segura para estas criaturas. ¿Qué hacían aquí? Hacía casi 2 años desde que un vampiro se había atrevido a acercarse a estos lugares, la muerte de Victoria a manos de los lobos había ahuyentado a los seguidores que le quedaban y seguramente había extendido la noticia.
Todavía tumbada en el suelo del bosque, y sin haber movido ni un solo músculo, todavía con la mirada fija en aquellos seres, ahora lejos pero perfectamente visibles, aferré matojos de hierba con mis manos y me despedí del mundo.
Mi respiración aumentó hasta volver a ser jadeos.
Adiós, mundo cruel me despedí con ironía, riéndome de mi misma por utilizar una frase tan "novelesca". Pero estos últimos años habían sido crueles conmigo y tal vez seria mejor así. Tal vez era la forma más rápida de acabar con mis problemas, era una salida cobarde, pero ahora no dependía de mí y me sorprendió la rapidez con la que me rendía a este destino.
Quizá fue esta aceptación que me avergonzaba la que me hizo abrir la boca.
Me obligué a respirar más lentamente y hablé- Vampiros....- no fue mas que un suspiro, lo máximo que mi agarrotados músculos me permitieron, pero tuvo un efecto inmediato. La figura en cabeza frenó sus pasos. Se miraron entre si, y volviendo de nuevo la vista hacia mi, continuaron acercándose.
Aparté la mirada y volví mi atención al cielo. No me molesté en levantarme, esperaría la muerte donde estaba. El pecho se me encogió en mi interior cuando el vampiro que iba delante de todos entró en mi campo de visión, de pié a mi lado, y pude ver como el resto de ellos se había mantenido a una cortés distancia. Le miré con conocimiento de causa, sabía lo que iba a pasar y a través de mis ojos él lo supo también.
Cuando logré abrir mi boca, él se encontraba mucho mas cerca, había hincado una rodilla envuelta en un elegante pantalón de traje en el suelo y su rostro estaba tan cerca que su larga cabellera oscura casi rozaba mi nariz.
-Que sea rápido, por favor.- susurré de nuevo, esta vez suplicante, y sus ojos volvieron a brillar con emoción.
En otro momento de mi vida quizá le hubiese escuchado a él, recordé. Hubiera vuelto a oír su voz advirtiéndome, gritándome. Solía buscar el momento de sentirme cerca de Edward, sin darme cuenta que eso me hacía mas daño. Llegó a ser enfermizo y casi perdí la vida. Pero ahora la voz no venía, y me lamenté de no sentir el miedo suficiente.
-¿Qué clase de... "humano"- dijo con voz suave pero parecía haber dicho "criatura"- acepta su final de una manera tan absoluta?- Pregunto. Su mano helada fué a coger mi barbilla pero aparté la cara rápidamente hacia un lado. Sabía que su tacto me traería amargos recuerdos. Él no se volvió a mover, con la mano todavía extendida junto a mi cara, y por un momento me sentí incluso impaciente.- Ni una lágrima, ni un sollozo... si no pudiese oler la adrenalina que corre desenfrenada por tus dulces venas, diría que no sabes lo que va a pasar.
-Alguien que sabe lo inútil que seria... y que no tiene el valor de intentar seguir viviendo.- Poco sabia yo entonces que mi bocaza, en ese momento, había sido la responsable de que no me matasen allí y en ese mismo instante.
El vampiro sobre mí pareció deleitarse con mi respuesta. Algo había en su mirada a parte de despiadada sed. Y me sorprendí a mi misma reconociéndolo. Era curiosidad.
-¿Y qué clase de muchacha se tiene en medio de un bosque esperando su muerte?-Por como formuló la pregunta, supe que solo trataba de continuar la línea de conversación para que continuase hablando. Estaba convencida de que su curiosidad se centraba más en mi otra afirmación, la que dejaba claro que sabia lo que eran - Joven y hermosa, ha de tener muchos motivos para vivir.
-Tal vez los perdiese hace tiempo. -Dije con toda la indiferencia que puede reunir en un momento.
Su rostro sonrió con lastima, como quien se lamenta que se le caiga un helado a un niño. Era una mezcla entre pena y desprecio.
-Y dime, que puede perder alguien de tu...
-Nunca había encontrado vampiros a los que les gustase hablar tanto.-Le interrumpí con una mentira, cansada de su parloteo, pero también por una buena razón. No me gustaba donde se dirigía nuestra charla. Pero también porque recordaba las conversaciones con los Cullen, sobre otros vampiros, y recordaba que su existencia debía ser un secreto. ¿Iba a exponer a los Cullen de esta manera? No es que se mereciesen tal detalle por mi parte a esas alturas, pero mi cariño hacia ellos siempre había sido sincero y no podía exponerlos así, así que algo se me pasó por la cabeza. Una pequeña mentira que no costaría mucho de mantener, y menos gracias a mi limitada esperanza de vida. Si ese vampiro quería conocer mi historia, solo tenía que omitir a los Cullen.
-Ciertamente.- dijo, y parecía levemente molesto por la interrupción pero contento de acercarse a un tema de su interés- es una costumbre que se ha ido perdiendo entre los nuestros.- habló lentamente, tanteando cada palabra con muuuucho cuidado- Personalmente considero que es una verdadera lástima. Aunque creo es mi deber excusarles en parte. No se suele jugar-escogió ese momento para acariciar amorosamente el pelo junto a mi rostro- con la comida.
Por un momento creí que lo haría en ese momento, su mirada volvió a relucir con fascinación, pero siguió sin pasar nada.
Mi silencio se sostuvo. Al no decir nada en el siguiente minuto, el mismo continuó.
-Supongo sabes qué me tiene intrigado. ¿Me vas a decir, pequeña, a qué vampiros has conocido?
-Solo los vi una vez, eran muy diferentes-. Susurré, como contándole un secreto -tres criaturas de piel blanca como el marfil, despiadadas y crueles.
-¿La familia Cullen?
-No se quienes eran- descarté rápidamente- Mataron a gente del pueblo, bebieron su sangre.- hice una pausa para tragar saliva. Quería centrar mis pensamientos en mi ultimo encuentro con Victoria para describirlos, sabía lo mal que mentía a veces, pero debía intentarlo una vez mas.- Luego desaparecieron. – Mientras de mis labios salían palabras de muerte y desesperación, cogió mi mano entre las suyas heladas, y las acarició. Al principio con dulzura, pero comenzó a frotarlas de forma ansiosa. Le miré extrañada, con un gesto de desagrado.
-No tienes que consolarme- miré nuestras manos entrelazadas. -Haz lo que tengas que hacer.- dije como resolución- No juegues con la comida.- y con esta ultima frase, levemente manchada de angustia, aparté la cara hacia un lado, exponiendo también instintivamente mi cuello.
Pero no me di cuenta, el vampiro de traje negro no parecía estar por la labor ahora. Con gesto asombrado miraba nuestras manos, y de ellas a mi. Su expresión se distorsionó por primera vez en toda la velada. Sus elegantes cejas se crisparon durante unos segundos y alcanzó su rostro la confusión. Era extraño, ya que me había dado la sensación de que aquella criatura, aquel monstruo, había parecido mantenerlo todo bajo control hasta aquel momento.
¿Qué clase de humana eres tu?- dijo mas para si mismo. ¿Una a punto de morir? sonreí de forma macabra.
Todavía parecía algo alterado. Con un movimiento mas rápido que mi vista y mis reflejos (y seguramente ambos juntos también) me había cogido en brazos y se había levantado.
Yo no entendía nada, ¿que hacía? ¿Por qué no me mataba, se daban un festín horripilante con mi sangre y continuaban con su camino? Ya resultaba difícil hacerme a la idea de morir a manos de vampiros, de los que siempre había aclamado no temer, que estos alargaban mi tortura todavía más.
-Que...
-¿Puedes mantenerte de pie? - caminaba hacia donde el grupo de vampiros estaba. Y tras recibir mi asentimiento de cabeza, deslizó su brazo de debajo de mis rodillas y suavemente me depositó en el suelo. Mi cuerpo se tensó y volví a sentir un miedo aterrador hacia esas criaturas que ahora casi me rodeaban. Hubiese dado no uno, si no varios pasos hacia atrás, pero su firme mano en mi hombro me lo detuvo. Ahora sí, arrastrando lentamente mi mirada por todos ellos, me sentí aterrorizada.
-Mi señor Aro, ¿Qué pretende hacer?
-Caballeros, he encontrado algo muy interesante. Mientras que esto parecía solo una parada en el camino para un tentempié... creo que tenemos entre nuestras manos algo mucho mejor.
Las figuras todavía estaban entre sombras, pero pude verles mucho mejor. Cada uno de diferente altura y edad, pero cada uno más intimidante que el resto. Me sentí rodeada y toda la serenidad del principio se había esfumado. Ninguno de los 5 abrió la boca, todos le miraban. No quería parecerles interesante, eso sí me daba miedo.
-He encontrado a esta señorita…- pareció pensarse dos veces lo siguiente frase. –Inmune a mi poder.
Todos me lanzaron una breve mirada pero mantuvieron su atención en el vampiro del traje.
-¿Puedo probar?- sonó una voz joven pero madura a la vez. La miré sin entender. Tenía la apariencia de una niña de 12 años, tal vez un poco más, pero no gustó en absoluto. Aro dio un paso alejándose de mí, y esperamos. Yo no comprendía nada. Miradas volvieron a ser lanzadas entre todos ellos.
- Curioso…. Definitivamente, curioso.- Voces tensas, ojos relampagueantes, cuerpos rígidos… más de lo normal para vampiros. Era evidente hasta para mí. Allí se cocía algo más de lo que alcanzaba mi comprensión.
Como una embestida, un recuerdo golpeó mi pecho. ¡Ya sabía dónde lo había visto! Imágenes fueron evocadas ante mis ojos y le vi. Vi a ese vampiro, el del traje, en un cuadro en la casa de los Cullen. ¡Era el mismo! Estaba convencida. Carlisle... les había llamado la familia real, y había dejado claro el gran poder que poseían.
El pánico casi se apoderó de mi y tragué con fuerza para someter los gritos a la altura del estomago. No podía perder el control de mi misma.
Bella…-suave y aterciopelada, sonó su voz a la altura de mi oreja. Con un gran dolor reconocí a Edward enseguida. Hablándome como si jamás hubise marchado.
NO! Mis sentidos se desbordaron. Y luché para no caer de rodillas al suelo. Esto no podía estar sucediendo, después de tanto tiempo… no.
¡Bella escúchame, tienes que huir de aquí!
¡Cállate! La voz de Edward perforaba mi pecho cual cuchillo. Casi me olvidé de los vampiros y cerré los ojos. ¡No quiero escucharte! ¡No me hables! No tienes ningún derecho.
Por favor, haz lo que te pido…
Abrí los ojos de nuevo para centrarme en los vampiros y tratar de ignorarle, algunos me miraban pero sin sorprenderse de mi repentino miedo. Quizá era la reacción que esperaban desde el principio.
Aro volvió su atención a mi con un ademán con la mano izquierda -Me te me tenemos un pequeño problema, señorita…- alzó una ceja invitándome a contestar.
-Ssswan.
-Señorita Swan.- se reafirmó.- Sabe demasiado sobre nosotros. Pero sería una auténtica lástima- se paró a inspirar lentamente por la nariz y sentí que paladeaba mi olor en su lengua- acabar con su vida.
¿A qué venía todo aquello? ¿Por qué se lo pensaban tanto?
No podía dar crédito a lo que estaba escuchando, ¿no se iban a alimentar? ¿No iba a morir? Estaba claro que aquello tampoco iba a mejorar mi situación, y mi intuición me decía que el destino que ahora estaba casi segura no iba a llegar, hubiese sido mejor.
-Sabe demasiado, o la matamos o deberá venir con nosotros.
-¡NO!- retrocedí un par de pasos asustada -¡NOOOO!- grité de nuevo con todas mis fuerzas. Di un paso más hacia atrás y no puede evitarlo. Di media vuelta y comencé a correr aunque era consciente de lo poco que serviría.
No te gires Bella, ¡sigue corriendo!
Una punzada en el corazón hizo que mis rodillas fallasen y caí de bruces al suelo. Apenas nos separaban 20 metros.
-Por favor, por favor…- dijo Aro con voz apaciguadora.-no corras, pequeña, no servirá de nada. Solo hará esto más desagradable.
Sabía que tenía razón, me retorcí en el suelo y me giré para mirarle. Estaba segura… estaba que si daba un paso más alguno de los vampiros a sus espaldas saltaría a mi caza.
- No por favor….-supliqué.
La tierra me pareció temblar bajo mis manos, alcé la cabeza pero no vi nada, los vampiros por su lado, estaban todos en guardia y tenían la vista hacia el frente, más allá de mí y de los árboles. Al otro extremo del claro, aparecieron corriendo todos mis lobos, los rugidos que proferían les hacía asemejarse más a enormes leones con el pelaje erizado. Corrían hacia mí a toda velocidad.
-No, ¡DETENEOS!- Grité con todo el aire de mis pultmones. No podía permitir que se acercasen más y se pusieran en peligro. Pero no atendieron, y su desenfrenada carrera continuó. No tenía otra alternativa, me levanté y me puse a correr hacia ellos con la esperanza de que se detuvieran al tenerme en su bando.
Pero no todos lo hicieron, continuaron corriendo hacia ellos y se produjo el choque. Muchas cosas pasaron sin que pudiera darme cuenta. Los vampiros se habían movido, se golpearon entre ellos, escuché rugidos y gemidos y todo se detuvo. Yo solo sabía que había continuado corriendo y que había cruzado la línea de la manada. Estaba con ellos. No muy lejos de mí, Jacob en su forma de lobo estaba tirado en el suelo con cuatro lobos más delante de él, protegiéndole, y lo mismo pasaba con uno de los vampiros. Los únicos al margen de todo aquellos eran Aro y Seth, que estaba junto a mí, ahora mucho mas cerca del extremo opuesto de la pradera.
Ambos bandos se reagruparon y se mantuvieron firmes. Jake se acercó a mí rápidamente, corriendo desnudo y me abrazó fuertemente.
-¿Estas bien?- preguntó con voz jadeante pero sin apartar la mirada de esos monstruos.
-Si… no. Jake, tenéis que marcharos de aquí… -intenté advertirle, pero él no me escuchaba. Me liberó de su abrazo y volvió su atención a Sam.
-¿Quienes sois?- Sam Uley, también transformado en persona exigió saber.
Después de un breve silencio, Aro habló.
-Somos del clan Vulturi. Vampiros.- enfatizó sabiendo que no era necesario -No estamos aquí para pelear, y honraremos el pacto que sabemos existe. Sea cual sea.- dijo solemnemente acercándose a la vanguardia de nuevo.- Por supuesto, no traeremos violencia o muerte allí donde no la hay.- Su voz melodiosa sonaba un tanto burlesca- Pero usted, señorita, quebranta las leyes aunque no sea directamente culpable. Así que debe decidir.
No podía ser. ¡Esto no podía estar sucediendo!
Sam y Jacob se posicionaron dos pasos por delante de mí cubriéndome parcialmente a su vista.
-¡Bella!, ¿de que va esto?- Preguntó Jacob sin girar la cabeza para mirarme.
-Ja…Jacob… yo…. Dicen que sé demasiado sobre ellos.-susurré.- Quieren que vaya con ellos –Todos los lobos se tensaron y gruñeron casi al unísono, y tanto Jake como Sam retrocedieron un paso para acercarse más a mi- … o me matarán….
Mis últimas palabras desataron la furia entre ellos. Los lobos emitían un gruñido muy grave – ¡Jamás! Los vampiros son los culpables. Esas sanguijuelas vinieron aquí…
-Estamos al tanto de eso,-interrumpió Aro desde la otra punta del claro- pero el mal ya esta hecho. Ella sabe de nuestra existencia.
-Ella no se va a mover de aquí.- dijo Sam temblando.
Tenebrosas miradas se intercambiaron entre vampiros y lobos. No habría un acuerda aquella tarde, aquello se decidiría de forma sangrienta.
-Es una lástima que os opongáis. Eso hará inevitable que mi guardia deba intervenir, el pacto re romperá. –Su mirada fija en mí- Quizá no le guste el resultado. Habrá una batalla y habrá muertes. ¿Es eso lo que quiere, señorita Swan?
-no…-susurré. Debía haberlo visto en mis ojos. Era lo que mas temia. No podía permitir que perdiesen la vida por culpa mía.
-No podemos poner en peligro nuestro secreto.
-¡Yo nunca diría nada!- me apresuré a decir.- Nunca he dicho nada.
-No podemos confiar solo en su palabra. La ley es para todos igual.
-¡NO OS LA LLEVARÉIS!- Jacob se batía con la rabia y la impotencia de no poder acercarse más.
-Iré.-suspiré- Por favor, iré con vosotros.
-NO- gritó Jacob y se giró hacia mí.- Lo siento, pero no te voy a permitir, Bella.
Escúchale Bella, no puedes hacerlo…
Apreté los dientes con fuerza para soportar el dolor. Él no estaba allí. No estaba y no era real. Perdía todo derecho a decirme nada. Era Jacob quien estaba a mi lado, y quien se merecía que le tuviese en cuenta. Jacob estaba a mi lado, él se merecía mi sacrificio y no... la voz. Apreté contra mí los brazos de Jake, que todavía me sujetaban con fuerza, y hablé a Aro. - Los lobos no son una amenaza, solo protegen sus tierras. -Dije ignorando las miradas de los lobos y dirigiéndome a los vampiros. Entre los dos Quileutes, vi a Aro sonreír.
-¡Bella cállate!- rugió. Y cerró mi campo de visión, pero sabía que no importaba. Ellos me escucharían de todas formas.
-Por una vez, Jacob, no voy a quedarme atrás viendo cómo peleáis.- dije derrotada y siendo consciente de lo que significaban mis palabras, lo que me esperaba a partir de ahora.
Todos los lobos gruñeron al oír mis palabras, supongo que no tenían sentido. Ellos me protegían a mí y no al revés, pero había llegado mi hora, la hora de hacer algún sacrificio por el bien de la manada.
-¡NOO!- gritó- Bella no sabes lo que estas haciendo.- dijo temblando de irá, zarandeándome instintivamente para sacarme de mi error. En cualquier otro momento hubiese tenido miedo.- La manada peleará, ¡sabes que lo haremos! Maldita sea, estamos para eso.
-Pero no si puedo evitarlo.
Mi mano se deslizó por su ardiente brazo hasta el inicio de su cuello. Acaricié su mejilla y apoyé mi frente contra su pecho. Jake había significado mucho para mi, mi protector y salvador. Mi amigo. Y sabía que él hubiese dado un paso más allá, para ambos significaba más que amistad. Suspiré bebiendo su aroma. Quizá ya nada de eso importaba, mi futuro estaba decidido. Le abracé con fuerza y me dejé perder en su calor.
Le echaría de menos, Dios, no se si podría sobrevivir mucho sin él, pero sentía que tenía que hacerlo. Aquellos vampiros eran demasiado fuertes, y aunque el lobo que tenían dentro moría de rabia y de ganas de pelear, no era la mejor solución.
Besé su pecho y él alzó mi cabeza, sosteniendo mi barbilla. Sus ojos vidriosos me miraron como si fuera, y me di cuanta que así era, la última vez que nos veríamos. El corazón se me encogió en el pecho al verle inclinarse hacia mí y una furtiva lágrima se escapaba de mis ojos. Nuestros rostros ahora estaban mucho mas cerca, casi intoxicándome de su aliento. Recorrí la distancia que faltaba y nuestros labios se juntaron. Un beso dulce pero ansioso, intenso, la última pieza de nuestra relación que íbamos a compartir antes de separarnos definitivamente. Su boca se deslizó con fuerza sobre la mía, su mano encontró camino hasta mi cuello e intensificó el momento. No hubiese querido que este beso acabase nunca, sus suaves labios desprendían calor a través de los míos, y se apoderó de mí una sensación de vértigo que hizo que Jacob fuera mi único apoyo en la tierra. Mi Jacob. Nos separamos varios centímetros y sostuvo mi cara entre sus grandes manos. Volvió a besarme brevemente una vez mas, y otra, y hasta tres veces antes de que nos fundiéramos en un abrazo final.
-No olvidéis, por favor, que hago esto porque os quiero.
-¡BASTA! No voy a permitirlo, ¿me oyes?- Intenté apartarme de él pero me fue imposible.- no voy a dejarte ir.
-¡Jake por favor! -No atendería a razones, lo vi en sus ojos. Pero debía encontrar la manera, era la mejor solución. Les había visto muchas veces dominar a los vampiros en el fragor de la batalla, y había comprovado lo capaces y temibles que podían ser. Pero estos eran distintos. No quería verles enfrentarse a ellos.
-Jane, si haces los honores… - Mis oídos no fueron capaces de captar ese sonido, pero fue lo último que mis lobos escucharon antes de que el dolor les golpease.
Jacob me soltó de sus brazos y cayó ante mí, retorciéndose de dolor. Sam también había caído. Miré a mi alrededor y a todos los lobos les pasaba los mismo. Se retorcían en el suelo y luchaban por contener los gritos.
-¡Noooo! BASTA POR FAVOR.- Volví mi atención a los vampiros y vi que Aro extendía sus brazos abiertos. Entendí el mensaje. Después de echarle una última mirada a Jake, comencé a correr alejándome de ellos, hacia mi destino. – Parad esto, por favor.- suplicaba quedándome sin aliento. Me llevó una eternidad llegar hasta ellos. Mis pulmones ardían por falta de aire, mis piernas temblaban y desfallecían pocos metros antes de alcanzarlos. Pero en vez de caer al suelo de nuevo, Aro ya estaba esperándome, con un brazo trajeado me sujetó y me sostuvo contra su frío y rígido cuerpo. –Te lo suplico, haz que pare….
Momentos después, los gritos se ahogaron y fueron substituidos por gruñidos.
- NO, BELLA.
-BELLAAA.
Seguía en los brazos de Aro, pero antes de que me diese cuenta, habíamos desaparecido en el bosque. Escuché aullidos a mis espaldas, y supe que hacía lo correcto.
Jacob
De estar en el mismísimo cielo, con Bella entre mis brazos y sus labios enredados entre los míos. Pasé a estar en un infierno de dolor y sufrimiento, encerrado en mi cabeza, y lo peor, ella escapándose de mi abrazo. La mente de la manada estaba agonizando, jamás puede pensar que tanto dolor se compartiría entre nuestras mentes. Sentí perderla cuando mis brazos perdieron su fuerza. La oí gritar y momentos después ya no estaba a mi lado.
Cuando el dolor desapareció, y la vi junto a ELLOS.
-NO, BELLA- grité, pero no había nada que hacer. Nos encontrábamos impotentes ante ese poder que poseían, éramos inútiles. Mi rabia no me permitió seguir como humano más tiempo. Tratamos de perseguirlos, si corrían, tal vez podíamos sorprenderlos en un ataque, pero fue inútil. Pocos vampiros habíamos visto tan veloces como aquellos.
Alcé la mirada al cielo y aullé con todas mis fuerzas esperando que Bella puédese escucharme. Un segundo después, todos mis hermanos hacían lo mismo. Dando nuestro último adiós, disculpándonos y lamentando con toda nuestra alma y nuestro cuerpo de lobos no haber podido salvarla esta vez.
Hermano, igual que yo, el resto de la manada estaba llorando, hermano seremos fuertes. Era Embry el que hablaba por boca de todos. Todos perdíamos a alguien de la familia.
Hubiese querido que nuestro primer beso fuese el principio de algo, no el final.
Bienvenidos a mi fic. Espero que lo disfruteis la mitad de lo que yo lo hago escribiéndolo.
Y dejad Reviews, que no cuesta nada.
Nagini
