Este Fic participa en el Reto Anual "Long Story 6.0" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black
-o-
Corazón de Mago
Por Pryre-chan
Los Personajes De Harry Potter No Me Pertenecen
Son de J.K Rowling
-o-
Capítulo Uno
-o-
"Ahí está de nuevo"
Draco reprimió el impulso de estirar la mano y jalar con premura la túnica de su compañero Blaise. Pero se contuvo, más de una vez su "viejo amigo" había desestimado sus pesquisas sobre Potter. Lo que en idioma coloquial quería decir que no le creía cuando Draco solía señalar los cambios tan claros de conducta que el Gryffindor venia presentando a lo largo del año.
Suspiro. Y continuo comiendo, viendo de reojo como el elegido comía una ensalada en su mesa. A Draco nadie le sacaba de la cabeza que aquello era raro y estaba determinado a conseguir alguna prueba para probarlo, ya estaba harto de los ojos que rodaban cada vez que hablan del Gryffindor y sus cambios.
¡Era tan obvio! ¡Y todos tan ciegos!
Draco clavo su tenedor en su filete con fuerza. Ya se enterarían todos.
Esa noche, como otras noches Draco salió de las mazmorras con lentitud. Sabia por buenas fuentes que el elegido salía a caminar después del toque de queda por los pasillos oscuros, seguramente gozando de sus beneficios.
Con cuidado se escondió en una esquina y espero, con los pies helados y una gorra de lana.
¡Pero que rabia sentía!
Se puso firme, justo cuando lo vio pasar, como siempre de camino a la biblioteca. Lo siguió como siempre a hurtadillas, lo observo tomando vario libros, incluso subiendo por una vieja escalinata a recoger a los que se encontraban más alejados.
Draco aborrecía sus costumbres muggles.
Esta vez Draco se acercó lo suficiente para leer los títulos, pociones, transformaciones y magia médica. Cuando acabo de recolectarlos, se dirigió a la zona prohibida que se abrió para el silenciosamente.
Y allí estaba la oportunidad que esperaba, Harry Potter iba a caer. Draco se acercó listo para descubrirlo, pero su pie choco con un estante haciendo un ruido leve, pero en el duro silencio sonó atronadoramente.
Draco sintió que su corazón se detenía, levanto la vista y unos duros ojos azules le devolvieron la vista, jadeando se giró y empezó a correr, de alguna forma aquella imagen le había causado una dura impresión.
Draco tardo un par de días para volver a planear una escapada nocturna, regañándose internamente por tal actuación y se convenció a si mismo que había sido su imaginación. Veía a Potter reír y caminar con sus amiguitos la sangre sucia y la comadreja con normalidad sin dar señales de que le hubiera visto.
En pociones lo estudio a detalle, como siempre dándose cuenta de los movimientos forzados que hacia este para cortar los ingredientes y remover el caldero, hasta que parecía que lo hiciera apropósito. Pero eso no era posible. Cuando el caldero estallo miro a su padrino que no había cambiado de gesto en toda la clase, quito veinte puntos Gryffindor y siguió como si nada.
Eso era raro, no hubo comentarios hirientes, ni agudas observaciones, Draco lo observo y noto que su padrino no miraba más de unos segundos a Potter como si le desagradara aún más su presencia.
Quizá fue suerte que se encontrara con Potter directamente aquella noche, allí en la cancha de Quidditch, con escoba en mano. Draco sabía que desde inicios del año el elegido había desistido de practicar aquel deporte, lo que había sorprendido a más de uno y a el mismo. Porque a los ojos del mundo Potter amaba el Quidditch y aún más ser el capitán
Pero ahora Draco lo observaba entre las sombras de la mano de su vieja saeta. Eso no era nada incriminador, Draco lo había hecho incontables veces cuando necesitaba pensar. Tal vez podría acusarlo por saltarse el toque de queda, pero sabía que sus denuncias quedarían en oídos sordos.
Draco estaba por darse la vuelta para volver a su tibia cama. Hasta que noto el movimiento zigzagueante y anormal de la escoba de Harry. Curioso se acercó a ver mejor, pero no podía creer lo que creía. El elegido se agitaba y tambaleaba como una hoja al viento mientras subía en el aire, aferrado con fuerza a la vieja madera.
La escoba parecía en perfectas condiciones, así que el problema era Potter.
Quizá había perdido su famosa habilidad.
¡Imposible!
Pero qué pasaría si…
La escoba empezó a sacudirse con fuerza, Potter trataba de manejarla. Draco lo veía impresionado, desde esa altura Potter se mataría si se caía.
Fue un segundo.
Draco ahogo un grito.
El cuerpo de Harry Potter cayo desde el cielo, cuando la escoba en su forcejeo al fin lo tiro, cayendo como un cuerpo solía caer, Draco vio cada agonizante momento. Cuando choco en la dura tierra, se escuchó claramente un crack en el silencio. La luna se escondió en ese momento dejando todo negro.
Draco se acercó al barandal de las tribunas donde se había escondido para ver mejor, no creyó lo que sus ojos le mostraron, el cuerpo de Potter estaba tirado con las piernas en ángulos extraños y un líquido oscuro en el rostro.
-Po…-
Draco se cubrió la boca, si le oían podían incriminarlo de haber matado a Potter. Su mente se removió como un remolino.
Lo primero que debía hacer era volver a su habitación sin que nadie le viera ni lo relacionara con el accidente.
Retrocedió.
¡Harry Potter estaba muerto!
Acelero sus pasos con un mal sabor de boca.
¡Muerto! ¡Muerto!
Revivió la caída más veces en su mente, quizá debió usar algún hechizo para detener su caída como Dumbledore en tercer año o algo. Su mente se suprimió y no supo reaccionar. Su parte lógica apoyaba el hecho de que no era su problema y menos su responsabilidad actuar, por algo el Gryffindor tenía un montón de amigos y lambiscones. Por algo tenia incluso de cómplices a los profesor y al director.
La luna se descubrió.
-¡Ah maldito Potter!-
Draco se detuvo y corrió al lado contrario del castillo, sabia un par de hechizos para detener los sangrados y algo para la reanimación, trato de recordar el procedimiento correcto. Cuando llego vio el cuerpo aun tirado entre la hierba.
Con cuidado se acercó, el cuerpo estaba deshecho y se veía sumamente desarticulado.
Detuvo una arcada.
Sus piernas tardaron un poco en obedecer pero dieron los últimos pasos.
Hasta que Potter empezó a toser.
De un salto digno de un gato Draco apareció a distancia prudente, mientras veía casi en shock, como el elegido se enderezaba entre crujidos y leves chillidos.
Con la mano intacta el pelinegro tomo su mano derecha y la jalo, causando un ruido espeluznante poniéndola en su lugar sin atisbo de dolor.
Pareció suspirar cuando vio el desastre de deformidad que eran sus piernas.
Con ambas manos tomo primero la derecha y la giro con un chasquido haciendo leves movimientos para probar que se movían. Luego fue turno de la izquierda que estaba aún peor, Potter la giro varias veces sobre su eje hasta que pareció encajar con otro sonido chasqueante.
Draco parecía no respirar.
Cuando el pelinegro se puso de pie empezó a murmurar por lo bajo con enojo, mientras acomodaba su pantalón, luego saco un pañuelo y se limpió del rostro la sangre que había salido del cráneo.
Los pulmones de Draco empezaron escocer, fue cuando se dio cuenta que no respiraba. Cuando inhalo de forma forzada, el pelinegro volteo a verlo, como si recién lo notara.
Los ojos azules chocaron con los grises.
-Malfoy…-
Draco movió la boca para decir algo, pero no le salieron palabras.
Por segunda vez los pies de Draco se movieron solos y lo sacaron de allí llevándolo a toda marcha hacia el castillo. No entendía lo que pasaba, no entendía nada, si incluso Draco pensó que el elegido había cambiado o planeaba algo esto lo desconcertó.
-Draco que pasa…por… ¿Draco?-
Blaise lo oyó al azotar su puerta
-¿Draco que paso? ¿Porque lloras?-
Draco no sabía que lagrimas habían salido de sus ojos, se las limpio con las manos temblorosas.
-Estoy...bien-
Dio un paso y cayó al suelo.
-¡Draco!-
El rubio lo alejo.
-Estoy bien Blaise vuelve a la cama-
Draco tomo fuerza en sus piernas temblorosas y las sacudió hasta su cama, puso sus cortinas e ignoro lo que Zabinni quisiera decirle.
Pero no puedo cerrar los ojos.
Su mente estaba en caos, pero aun así su mente hilo una pregunta coherente.
¿Porque el Harry Potter tenía los ojos azules?
¡Salazar bendito! ¡Draco había visto a Potter morir y luego levantarse!
Las almohadas de Draco se llevaron la peor parte. Si nadie le creía antes ahora le creerían un loco.
Con miedo bien disimulado Draco fue a desayunar, tomando a Zabinni de la túnica ocasionalmente, se sirvió huevos y pan para acompañar. Todo parecía normal.
Potter llego a su mesa riendo de una broma de la comadreja que era regañado por la castaña. Se sirvió lo mismo de siempre y comió.
Draco creyó que en realidad se había vuelto loco, cuando se encontró revisando las piernas del otro con demasiada atención. Pero nada parecía fuera de lugar.
Salvo una cosa.
El elegido, el salvador, lo esperaba a las afueras del comedor.
