LOS PERSONAJES PERTENECEN A STEPHANIE MEYER, LA TRAMA ES MIA

PROLOGO

Nunca en la vida, habria pensado que con 15 años, podria decir con total tranquilidad que ya habia encontrado al hombre con el que quería pasar el resto de mi vida, el era perfecto en todas las formas posibles. Bueno, para mi lo era, no solo por su físico, sino también por su forma de ser, era atento, respetuoso, inteligente, paciente, divertido y todas las cualidades que se te puedan ocurrir.

Desde que nací, Edward hacia parte de la familia, vivía solo a dos cuadras de mi casa y sus padres eran amigos de la infancia de los míos, por lo que en cada imagen que podía tener desde que tengo memoria, Edward estaba en ellas. Mis fiestas de cumpleaños, mis primeros días de clases, mis caídas y todos esos recuerdos importantes que van poco a poco definiendo tu vida eran siempre junto a mi hermano Emmet, su mejor amigo Edward y su Hermana pequeña Alice.

Los padres de Alice y Edward eran los como mios también, pues a causa de la empresa familiar, mis papas viajaban la mayor parte del tiempo. así habia sido desde que yo cumplí 12 años. La tía esme y el tío Carlisle, así les decíamos Emmet y yo desde siempre, Vivian pendientes de nosotros. Igual no era que causáramos muchos problemas. Además estaba Mary, la mujer que ayudaba a mantener la casa arreglada y a nosotros bien alimentados. Ella era la que siempre nos mantenía a raya cuando era necesario.

Edward siempre estaba pendiente de mi, me ayudaba, jugaba conmigo y me defendía de Emmet que siempre me molestaba argumentando que como era el hermano mayor, debía molestarme a diario. Y realmente tenia como hacerlo, yo era la persona mas patosa que existe, casi a diario tenia por lo menos una caída, un golpe con lo que se atravesara en mi camino o algo terminaba roto por culpa mía y emmet no desaprovechaba ninguna oportunidad para burlarse de mi. Yo era la Hermana menor pero siendo realistas, el niño pequeño de la casa era emmet.

No me malinterpreten, Emmet no era un mal hermano, al contrario era el mejor, sus bromas eran constantes pero nunca me humillaba o me hacia sentir mal, esa es su forma de demostrar el afecto y no solo era así conmigo, sus constantes comentarios iban dirigidos a todos los que le rodean, además, esa es la relación normal entre hermanos, siempre va a ser así. Pero si alguien diferente a el hacia el mínimo intento de molestarme, Emmet se enfrentaba a ellos y no les permitía hacerlo, era bastante sobre protector. Cuando necesitaba a mi hermano el siempre iba a estar ahí sin importar que. Además con nuestros padres viajando constantemente teníamos una muy Buena relación pues a pesar de tener a la familia de Edward pendiente de lo que necesitáramos y a Mary atenta de que nos alimentáramos, hiciéramos nuestras tareas y tuviéramos en orden la casa, Emmet era mi familia, lo amaba y siempre contaba con el para lo que necesitara.

Afortunadamente tío Carlisle era medico por lo que podria tener una consulta rápida a 5 minutos de mi casa o en su defecto en el hospital, pero el siempre era el que curaba mis raspones, mis esguinces o lo que fuera que necesitara despues de cada caída. Solo dos veces habia tenido que ponerme yeso, la primera cuando tenia 4 años, que me rompí el brazo derecho aprendiendo a montar en bicicleta y a los 7 que me rompí el pie derecho intentando montar patineta con Emmet y Edward.

Emmet me habia convencido de que lo intentara y me habia montado en su patineta para justo después impulsarme por la calle, sin avisarme. Obviamente a los 30 centímetros mi mal equilibrio hizo presencia y me caí hacia el frente raspándome las manos y rompiendo mi pie derecho, no me pregunten como paso, porque no lo se, siempre me ocurrían a mi las cosas mas absurdas. Charlie estaba furioso con Emmet, creo que nunca lo he visto tan bravo como ese día.

Mary habia estado ayudándonos desde que yo tenia 4 años por lo que también hacia parte de la familia. Aunque no vivía con nosotros, estaba en la casa todos los días entre semana y en la tarde se iba pues tenia dos hijos que recoger del colegio. Mary Siempre sabia que pasaba con nosotros, nos conocía como si fuéramos sus hijos y siempre estaba pendiente de lo que necesitáramos.

Edward y Emmet habían estado siempre en el mismo curso del instituto por lo que en las actividades y los trabajos siempre estaban juntos, Rene y Esme decían que eran el dúo dinámico pues era casi imposible encontrarlos separados. Todos asumíamos de antemano que si no estaban en mi casa, estaban en la de Edward. O por lómenos están juntos, además, entrenaban juntos. Pasaban la mayor parte de su tiempo libre en mi casa. Después de clases siempre habia algún plan para pasar el tiempo y cuando estaba yo tan pequeña Emmet iba casi siempre directo a casa para estar conmigo, pues Mary a las 4 debía irse, eran pocas las veces que Emmet no llegaba temprano a casa y cuando eso sucedía yo iba a la casa de Edward mientras llegaban a casa, mientras tanto pasaba el tiempo con Alice o con Esme.

A diferencia mía, mi hermano era gigante, tenia tantos músculos que cuando se ponía bravo, podía llegar a dar miedo, su espalda y sus hombros eran demasiado intimidantes, era altísimo pero compensaba todo con los hoyuelos que se le hacían en los cachetes cada ves que sonreía, que para ser sinceros era la mayor parte del tiempo. Era Moreno y sus cachetas casi siempre estaban rojos, parecía un niño pequeño. Yo era bajita, de pelo y ojos castaños, muy blanca, el sol no hacia nada en mi, no podía broncearme por mas que lo intentara. Tenia mis curvas pero realmente eran pequeñas por lo que no llamaba la atención, era delgada sin llegar al extremo. En conclusión, no era nada llamativa, pero eso estaba bien nunca me habia gustado llamar la atención, siempre vestía de la forma mas cómoda posible, la moda realmente no era lo mío.

Edward era delgado, musculoso, pero solo lo necesario; bajo sus camisas siempre podías ver sus músculos marcados producto de entrenamientos con mi hermano. También era alto, no tanto como Emmet pero si lo suficiente para ser mucho mas alto que yo, su cara era perfecta, tenia los ojos mas lindos que hubiera podido ver en mi toda mi vida, eran verdes como las esmeraldas y cuando los veías al sol tenia destellos amarillos que los hacían mas calidos, cuando me quedaba mirándolos, normalmente me aturdía y mis sonrojos se hacían notar, mi pulso se aceleraba y cuando era mas pequeña me ponía tan nerviosa que mis palmas empezaban a sudar. Edward no tenia que hacer mucho para lograr ese tipo de reacciones en mi cuerpo.

Sus labios eran otra historia, eran del rosado perfecto siempre llamándome a probarlos, y cuando sonreía, OH Dios, era mi perdición. Su sonrisa me encantaba, era una sonrisa torcida y demasiado sexi para su propio bien, me gustaba creer que solo era para mi, aunque lamentablemente era su sonrisa inconciente, siempre la tenia cuando estaba realmente feliz y relajado me atrevo a decir que ni siquiera el era conciente de lo que esa sonrisa podía causar en la población femenina.

Su pelo era de un color cobrizo brillante único, no tenia arreglo, siempre estaba completamente desarreglado pero se le veía perfecto, además tenia la maña de pasarse la mano por el lo que hacia que se le desordenara mas de lo que siempre estaba cosa que me encantaba, es que realmente, que no me encantaba de el?

Alice era la mas bajita de los 4, parecía una niña de 13 años, era un duende, así le decíamos cuando no estaba cerca porque realmente no le gustaba su apodo. Tiene 19 años los cuales no aparenta. Tiene el pelo negro y corto en puntas que salían desordenadamente dándole un look descomplicado, a diferencia de mi, ella era la mas aficionada a la moda, siempre estaba vestida con los últimos modelos y perfectamente maquillada, si de algo podías estar segura es que Alice Cullen siempre iba a estar perfecta sin importar la ocasión.

Su energía era realmente desgastante, nunca estaba cansada y dentro de sus pasatiempos favoritos estaba ir de compras, lo cual la convertía en nuestra propia estilista, pues ninguno de los Cullen ni de los Swann se salvaban del ojo critico y estilista de la pequeña Alice, mis papas la adoraban, realmente no creo que alguien podria no querer a Alice. Mas de la mitad de mi armario, estaba ocupado por conjuntos que Alice habia insistido en comprar, alegando que en algún momento iba a necesitar de ellos, aun cuando sabia que la mayoría de prendas que compraba no eran de mi estilo. Pero como siempre terminaba comprándolas sin importar lo que yo le dijera.

Desde pequeños Alice siempre tenia planes o actividades para nosotros cuatro y todos aceptábamos sin discusión lo que la enana decidiera, llevarle la contraria a Alice era una misión imposible, siempre encontraba la forma de salirse con la suya. Y la verdad es que por mas que peleáramos o le alegáramos por lo que se le ocurría, siempre terminábamos divirtiéndonos muchísimo. Alice sabia organizar actividades acordes a todos nuestros gustos, o en su defecto sabia como convencernos de que fuéramos a lo que ella decidía. Los planes que mas odiaba era acompañarla a los centros comerciales. Ese plan podía fácilmente convertirse en actividad del día entero, una vez le dabas a Alice Cullen una tarjeta de Crédito y la llevabas cerca a una tienda, no habia quien la parara.

Alice habia convertido su pasión por la moda en su Carrera, estaba empezando su primer año de diseño de modas en una Universidad a 2 horas de nuestras casas por lo que la veíamos realmente poco. Aunque casi siempre venia los fines de semana. Antes de que se fuera, Alice y yo éramos muy buenas amigas a pesar de los 4 años que ella me llevaba, me gustaba pensar en ella como en mi Hermana mayor, era ella la que me aconsejaba en temas de mujeres y aun seguía haciéndolo. Hablábamos mucho y con ella también contaba. Nunca me habia atrevido a confesarle a Alice mi amor por su hermano, pero presentía que ella lo sabia, Alice siempre lo sabia todo, no habia forma de ocultarle las cosas y siempre me pillaba mirándolo con ojos de enamorada los cuales no podía ocultar.

Emmet habia decidido estudiar derecho y actualmente estaba por terminar sus pasantitas en una firma de abogados de la ciudad, verlo a diario con traje y corbata era realmente chistoso, el oso gigante y moleston de mi hermano en traje de adulto responsable era todo un video y si a eso le sumas un maletín lleno de papeles de los casos en los que estaba actualmente trabajando, la sorpresa era aun mayor. Papa estaba ansioso con que terminara la Carrera para que pudiera ponerse al frente de la empresa, pasantitas que Emmet asumiera un cargo gerencial en la sede de la ciudad.

A mi me faltaban dos años para graduarme del instituto por lo que aun tenia tiempo para definir que pasantitas estudiar, pero desde ya sabia que iba a tener que ver con la literatura, amaba leer y escribir, soñaba algún día con trabajar en una editorial y después poder escribir mi propio libro. Mi biblioteca era grandisima pero siempre terminaba leyendo los mismos libros de siempre.

Edward estaba siguiendo los pasos de Carlisle, habia decidido estudiar medicina y ya habia terminando su especialización en pediatría, las madres hacían fila para tener cita con el doctor Cullen, recientemente integrado en la clínica. Todas las mujeres estaban deslumbradas por el doctor mas joven y mas sexi del lugar y además de todo era el hijo del respetadísimo doctor Carlisle Cullen.

No podía culparlas, yo a duras penas podía ocultar lo que sentía por el, me habia visto en problemas si alguien de mi familia se enterara. Al principio creo que lo sabían pero lo veían como un capricho de niños y nunca le pusieron mucha atención, pero ahora, yo sabia que no era un capricho, lo amaba y siempre iba a ser el el dueño de mi Corazón asi nunca pudiera decírselo.

Y es que ahí estaba el problema. Mis sentimientos tenían que permanecer en mi mente, nunca podria decirle a Edward lo que sentía por el, por la simple razón de que el amor de mi vida, el hombre que sentía que estuviera conmigo para toda la vida, el mejor amigo de mi hermano era 12 años mayor que yo y yo para el era su otra hermanita Chiquita, la niña que debía defender y cuidar junto con Emmet.

Mi edad era un martirio, el saber que Edward tenia 27 y me veía como su hermanita menor era lo peor que me podía pasar. En el fondo sabia que nunca iba a lograr hacer cambiar de parecer a Edward, y si le agregabas a eso lo sobre protector que era mi hermano, hacia de todo esto una tarea casi imposible, no me podria ni imaginar a mi hermano aceptando en algún futuro que Edward y yo pudiéramos tener algo. Por lo que estaba empezando a intentar dejar de lado mis sentimientos y empezar mi vida sin Edward a mi lado. Ya habia pasado mucho tiempo suspirando por el, y tenia que empezar a hacerme la idea de que siempre seria su hermanita.