Don't leave me alone
Si algo podía asegurar es que Kuroo era lo mejor que le pudo haber pasado a su vida. Pero exactamente por eso no soportaba la idea de perderlo. Él se graduará en una semana y tendrá que mudarse a las residencias, sabía que ese era su sueño desde que tiene uso de razón por eso no podía pedirle que se quedara, que fuera a una universidad más cerca, que no lo abandonara.
Esta sería la última práctica de Nekoma con sus compañeros de tercero y Kenma estaba totalmente distraído. A tal punto de no ver cuando la pelota, de una mala recepción por parte de Lev, se le estrellaba en la cara haciéndole sangrar la nariz. Los gritos, tanto los que regañaban a Lev y los que se preocupaban por Kenma, no tardaron en hacerse escuchar, pero Kuroo al acercarse para ver que su novio estuviera bien nunca espero que este le esquivara la mirada y la posara en el suelo mientras se limpiaba la sangre, y es que Kenma no podía mirarlo, el dolor que le causaba el saber que sería la última vez que lo vería allí, con su pelo despeinado y esa sonrisa que lo caracterizaba, era demasiado para él. De pronto sintió una mano que lo obligaba a levantar la vista hacia Kuroo que solo con su mirada preocupada le preguntaba que sucedía, aunque al verlo a Kenma lo supo, no lo evitaba porque no quisiera hablarle, sino porque no quería dejar de hacerlo. El mismo miedo que Kuroo sintió cada vez que pensaba en su finalización de la preparatoria la vio reflejada en los ojos de su pequeño.
-Te extrañaré – Dijo Kuroo esperando que Kozume supiera que no lo olvidaría.
-Yo no –Respondió él causando que el mayor se sorprendiera. – No te extrañaré – Volvió a afirmar causando el mismo efecto en sus compañeros que ya habían dejado de discutir.
Pero Kuroo, que conocía a Kenma de toda la vida, sabía que esto no era cierto, que simplemente trataba de protegerse, alejando todo aquello que le dolía y encerrándose en su burbuja donde solo dejaba entrar a sus preciados videojuegos.
-Podemos hacer que lo nuestro funcione.
-Acepta que después de hoy ya no quiero verte.
-Vendré a verte cada fin de semana.
-No quiero…
-Te llamare cada día.
- … volver a verte.
-Pasaremos todas las vacaciones juntos.
-No quiero… - Los demás jugadores de Nekoma no entendía de que iba esa conversación donde parecía que cada uno hablaba una distinta. - … después de hoy no quiero siquiera escuchar tu nombre de nuevo, ni verte, ni ha…
-Te amo. –Dijo Kuroo haciendo que Kenma se quedara sin palabras. – Cada cosa que te dije es cierta, no permitiré que nada nos separe.
Y es en ese momento que Kenma se abalanza sobre Kuroo abrazándolo, soltando todas aquellas lágrimas que había guardado,
-Yo también te amo. –Susurró contra su pecho.
Ambos sabían que tras ese abrazo había algo más. Una promesa. Un ruego. "No me dejes solo"
Esa noche Kuroo se quedo a dormir en casa de Kenma como usualmente hacia desde que tenía uso de razón. Pero ambos sabían que esa vez no era iguala las anteriores. Ninguno pudo dormir, pero tampoco dijeron nada, ya estaba todo dicho. Lo único que podían esperar era que el amanecer no apareciera y quedarse eternamente ahí, uno junto al otro.
