NA: Basado en las novelas de la Nueva Orden Jedi de Legends. Habrá algunbas escenas adaptadas de las novelas y otras orignales; en esta historia Rey es hija de Luke Skywalker.
CRONOLOGIA: 60 DBY
DISCLAIMER: STAR WARS pertenece a Lucasfilm (Disney) a excepcion de los originales que aparecen en esta historia.
Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana...
Star Wars
El resurgir de los Jedi: Invasión
La Orden de los Jedi han vuelto de sus cenizas, esta vez liderados por la antigua aprendiz Jedi, Rey Skywalker.
Veintidós años han pasado desde que la Primera Orden
fuese derrotada definitivamente y
se hayan refugiado en las Regiones Desconocidas.
A pesar de que la Orden Jedi haya crecido, aún no se unen a la Nueva República,
quien esta disfrutando los años de paz.
La maestra Jedi ha pasado los últimos años intentando tener un enclave Jedi en Coruscant
pero el Jefe de Estado, Borks Fey'lya y los senadores se han opuesto.
Mientras tanto, el misterioso líder extremista de Rhommamool, Nom Anor; aviva el conflicto contra sus vecinos de Osarian;
por la cual, una caballero Jedi y su aprendiz irán a buscar una solución pacifica
pero lo que ellas ignoran, es que Nom Anor no es lo que parece ser.
En los rincones de las Regiones Desconocidas,
en la galaxia mas lejana, han llegado una especie alienígena,
con la intención de conquistarla y someterla; fanáticos religiosos y tecnófobos.
La Orden Jedi se enfrentará a su mayor desafío,
contra un enemigo que no se le puede sentir en la Fuerza…
CAPITULO 1: VECTOR PRIME
Solo hay calma en la inmensidad del espacio, las estrellas brillan con intensidad y otras, después de miles de años, mueren. Pero en un punto lejano, en la galaxia más lejana, una gran roca irrumpió en el espacio, conocido como el sistema Helska, estrellándose en el cuarto planeta del mismo nombre. Y no fue el único, varias rocas, como si estuviesen sincronizadas, llegaron de un salto y fueron hacia el helado mundo de Helska 4.
Dicho acontecimiento no pasó desapercibido para el grupo de científicos en Belkadan, un hombre llamado Bensi Tomri, observó el hecho y apuntó en su bitácora. Una vez que lo documentó y sin perder tiempo, fue a buscar a Danni Quee, la científica a cargo del lugar.
–¡Tienes que ver esto!– exclamó Tomri llegando a la sala de reuniones, donde estaban apostados el resto del grupo de científicos de ExGal, un puesto de escucha que se ocupaban de estudiar los diferentes fenómenos que ocurrían en la galaxia. Danni Quee recogió las holoimagenes que le ofrecía Bensi, una mujer rubia y bastante joven para el puesto que ostentaba. Alzó la mirada y el resto de científicos centraron su atención en Bensin, un hombre calvo lo observaba con mucho interés.
–¿Qué son estos?– exclamó Danni observando las holoimagenes.
–Pedazos de rocas, estrellándose en Helska 4.
–Que sepamos que en ese sector no hay cinturón de asteroides– exclamó Cho Badaleg.
–Exacto– exclamó Bensi– Parece que saltaron del hiperespacio.
–Debería ser investigado– exclamó el hombre calvo llamado Yomin Carr– Es imposible que algo como esas rocas salten del otro lado.
Varios le dieron la razón.
–¿En que sector?— preguntó Danni.
–En el sector Dalonbiano, cerca del sistema Helska– contestó Bensi.
Belkadan y Helska 4 se ubicaban en el mismo sector y sistema en la región del Brazo Tingel, en los Territorios del Borde Exterior, conocido como el "límite" conocido de la galaxia.
Yomin Carr sabia muy bien que significaba eso, esas rocas no eran simples rocas. El momento ya había llegado y tuvo que controlar sus emociones, sus ojos brillaban y nadie se percató de la sonrisa que esbozaba.
– Badaleg, Tomri; me gustaría que me acompañasen a esta investigación.
– Claro– exclamaron ambos.
–Entonces, queda así. Preparémonos y en tres horas estándar, salimos.
La reunión se terminó y todos se pusieron de pie, Yomin Carr supo alejarse de ellos sin que nadie se diera cuenta, avanzó por los pasillos de la estación hasta llegar a su habitación. Se cercioró que estuviera solo e ingresó.
Colocó dos dedos debajo del cuello y la piel que lo cubría se contrajo, produciendo dolor en el sujeto, lejos de quejarse; lo disfrutaba. Su aspecto físico cambió: no era humano pero tenía la contextura de un humanoide, rostro lleno de cicatrices, orejas largas en punta, tatuajes faciales y con varias cicatrices en su brazo y pecho.
Guardó el ooglith, quien era un disfraz que usaba para camuflarse con los científicos, aquellas rocas no eran rocas. Sonrió y sintió una gran emoción mientras sacaba del armario, una esfera roja, de aspecto orgánico, acarició con un dedo y un rostro tridimensional se vio reflejado en el objeto viviente.
–Yomin Carr– saludó el extraño. Hablaban en un idioma extraño lleno de gruñidos.
–He recibido la señal– exclamó Yomin Carr– Pero no fui el único que lo vio.
–¿Quiénes más lo han visto?–gruñó su interlocutor.
–Los infieles que trabajo. Tres de ellos irán al sector Vector Prime.
–Nadie debe saber aún que llegamos.
–Me encargaré de ellos, Prefecto Da'Gara.
–De los que vienen hacia aquí, yo me encargaré. Tú, elimina al resto.
–Menos a la humana– exclamó Yomin Carr– Ella es la más lista de aquí además, su conocimiento de la biología nos será muy útil.
El Prefecto Da'Gara parecía meditar las palabras del espía.
–Esta bien, ella será perdonada y el resto morirán. Y ahora, termina el trabajo.
–Así se hará se hará, Prefecto.
–Que los dioses te recompensen, Yomin Carr. Los designios de Yun–Yammka se cumplirán.
El rostro tridimensional del Prefecto Da'Gara desapareció y la esfera que sirvió de comunicación volvió a tener la superficie lisa pero latía lentamente; el espía guardó el villip en el armario y volvió a ponerse el disfraz en medio de dolores agónicos. El dolor era algo habitual en ellos, el dolor los hacia más fuertes.
La lanzadera estaba lista para despegar, Danni Quee, Bensin Tomri y Cho Badaleg llevaban varios implementos y lo colocaban en la bodega de carga. Yomin Carr era el encargado de supervisar los controles de la nave, alejado de la línea de visión de los viajantes, cortó algunos cables y redujo la potencia del híper impulsor.
Las máquinas lo ofendían pero era un sacrificio que tenia que hacer; y la recompensa era la muerte de los infieles y porque no, de él mismo.
Él no estaba solo, Garth Breise revisaba datos de su datapad y se acercó a los viajeros.
–Todo está en orden.
Yomin Carr había saboteado la nave y los daños se verían cuando ya estén volando por la inmensidad de la galaxia; no podrán huir si viesen la mundonave y los coralitas.
–Buena suerte–exclamó Yomin Carr, Danni Quee era la más entusiasta; despidió a Garth con un abrazo.
–Estoy segura que descubriré algo grande. Estaré unas semanas fuera pero mantendremos el contacto.
–Las radios están bien equipadas, Danni– exclamó Garth– Buena suerte y nos veremos pronto.
Los tres viajeros subieron a la lanzadera y los dos que se quedaron atrás, simplemente observaron a la nave alzarse por los cielos celestes del planeta y desaparecer en una pequeña luz en el horizonte.
–Bueno, eso es todo ¿verdad? ¿Crees que encuentren algo?– preguntó Garth pero Yomin Carr se llevó dos dedos por debajo de la garganta y el ooglith que recubría su cuerpo se contrajo, revelando su verdadero rostro. Garth se quedó estático de la impresión.
–Que…–masculló el científico y vio como el extraño ser sacaba una serpiente debajo de su gabardina blanca; dicho objeto se puso recto como un bastón al tacto de Yomin.
–Infiel, ya llegado el momento– exclamó Yomin en su idioma– Máquinas aberrantes…todo será purificado en esta galaxia y blandió su arma, cortándole el cuello del científico, quien cayó al suelo en medio de espasmos. Su arma, un anfibaston, se contrajo, enrollándose en su brazo y se retiró la gabardina, reluciendo su armadura de guerrero, una armadura parecida a un caparazón de cangrejo, llena de púas.
Avanzó en calma, por los pasillos de la instalación donde se podían hallar al resto del grupo de científicos, se encomendó a los dioses y se regocijó en la recompensa que le darían por eliminar a los infieles. Se colocó su gnullith, una mascarilla en forma de estrella de mar, el objeto viviente retorció sus tentáculos, introduciéndose en la garganta de Yomin Carr; seguidamente sacó un frasco con esporas coomb e ingresó a la sala.
Sus ojos marrones se pasearon en cada uno de los presentes, faltaban dos; no se preocupó por ellos, ya les daría caza. Dejó caer el frasco y las esporas se esparcieron por el ambiente; los científicos saltaron de sus asientos en medio de gritos y pánico, cada uno fue cayendo al suelo sin vida, en medio de espasmos y expulsando espuma por la boca.
Yomin Carr observó la escena, sin mover un músculo; la espora fue mejorada, Nom Anor había hecho un gran trabajo mejorando el arma biológica, ya que la anterior versión afectaba a ciertas especies. Solo esperaba que no tardase demasiado en sintetizarla. El principal defecto de las esporas, eran que su poder letal duraba unos minutos en el ambiente, eficaz en lugares cerrados pero inútil en campos abiertos.
Se giró y se encontró con una twi'leko llamado Tee-ubo Doole, horrorizada observaba el asesinato de Yomin Car y el aspecto siniestro de él.
–¿Pero que?
Yomin Carr no perdió tiempo en hablar, lanzó una gelatinosa sustancia llamada blorash, quien se pegó a los pies de la desdichada twi'leko, quien empezó a vociferar, Yommin avanzó en grandes zancadas con el coufee en mano, una especie de daga curva y un tajo en su garganta, apagó con la vida de la científica.
Contó los minutos que habían pasado desde que lanzó las esporas y supo que ya no eran letales así que se sacó el gnullith en medio de gorjeos. Avanzó sin prisa alguna por los pasillos de la estación hasta llegar al centro de mando, donde una mujer rubia lo apuntaba con un Blaster, Yomin miró el arma con desprecio; odiaba toda la maquinaria que había en el lugar y su gente se encargaría de purificar todo eso, con tecnología biológica.
–¿Quién eres?– preguntó nerviosa, temblando como una hoja; Yomin Carr se regodeó con el pánico de la mujer. El alienígena ajeno a esta galaxia, sacó su arma predilecta, su anfibaston se desenrolló de su brazo, la cabeza de la serpiente se alzó mirando amenazadoramente a la victima, Yomin Carr blandió su arma como un látigo y lanzó un grito de guerra.
–¡Do-ro'ik vong pratte!
Los colmillos venenosos del anfibaston se incrustaron en la mano de la mujer y el veneno viajó por los torrentes sanguíneos, muriendo en cuestión de segundos.
..
La nave lanzadera de Danni se encontraba en el lugar acordado, Bensi Tomri que manejaba la nave anunció que aterrizarían en breve. La rubia mujer observó el helado mundo pero lo que más le llamó la atención era esos objetos extraños que orbitaban, parecían naves de piedras.
–¿Qué son esas cosas?– exclamó Cho Badaleg acercándose a la ventana.
–Claro está que no son asteroides –acotó Bensi, uno de ellos se acercaba lentamente y tenia el aspecto de un destructor imperial.
–Parecen naves de piedra –exclamó Cho pero Danni no se le ocurría una idea para explicar esos objetos extraños.
–Extraño, nos estamos quedando sin combustible–dijo Bensi.
–Pero si Garth llenó el tanque rompió su silencio Danni y la lanzadera se agitó violentamente, Bensi vio con horror miles de naves más pequeñas y de aspecto orgánico que les disparaban a ellas, sincronizadas y al mismo tiempo.
–¡Nos atacan!
Cho corrió hacia la artillería pero no funcionaba, Danni se aferró a los bordes de su asiento mientras la lanzadera se agitaba,
–¡Imposible! ¿Esos son corales?
Bensi no habló, movía el timón frenéticamente y pulsaba varios botones, la lanzadera perdió los escudos en un abrir y cerrar de ojos, quedando expuestos ante el brutal ataque. Giró la nave para un aterrizaje de emergencia y al entrar a la superficie, se agitaba con más violencia hasta estrellarse con gran fuerza al helado suelo.
Danni abrió los ojos con lentitud, le dolía la cabeza y sintió algo caliente en la frente, se limpió el sudor con el dorso de su mano, donde se dio cuenta que sangraba.
–¿Estás bien?– gruñó Cho, quien se sujetaba con fuerza el brazo.
–Me duele el cuerpo.
–Debemos salir de aquí –gimió el hombre.
–¿Bensi?– preguntó la científica pero la mirada de él lo supo, no sobrevivió al choque. Con dificultad se pusieron de pie y observaron con horror una estalactita atravesaba la parte posterior del asiento del piloto y una fina línea de sangre manaba de ahí.
Cho intentó abrir la puerta sin éxito y Danni estaba al borde de entrar en pánico cuando se abrió. Un grupo de alienígenas los miraban con burla, los dos humanos estaban bastantes sorprendidos.
–¿Quiénes son ustedes?– exclamó Cho y uno de ellos agitó su anfibaston, cortándole la garganta, provocando que Danni gritase de horror.
–Silencio, infiel. Yomin Carr me habló bien de ti, eres inteligente y conoces de biología, Por esa razón serás perdonada –exclamó el alien con ropas vistosas que a Danni le parecieron algo ceremoniales.
–¿Quién…quienes son?– gimió Danni, temblando en el suelo de la nave, el Prefecto Da'Gara avanzó unos pasos y habló en básico galáctico.
–La invasión ha comenzado, infiel; nosotros hemos venido a purificarla, hemos venido a tomar esta galaxia. Somos los Yuuzhan vong.
