Capitulo 1
Hola, antes que nada quiero aclarar que todos los personajes le pertenecen a su respectiva dueña, mi historia está basada solo en algunos sucesos del manga y la serie, sin embargo no todos ocurrieron del mismo modo
Espero disfruten de este bello cuento
La gran aventura había terminado, Naraku, la amenaza nacida del odio de un humano y miles de demonios, había sido derrotado y todo rastro suyo se había consumido en el olvido, la paz comenzaba a posarse sobre los territorios del viejo mundo y aunque las aldeas prosperaban, los humanos consientes del poder de las criaturas místicas y los demonios, mantenía su distancia para con ellos. Sin embargo había excepciones, ese era el caso del pueblo de Inuyasha que ahora estaba bajo su protección, el respeto que su gente le brindaba en gran parte era gracias a su pareja la miko Ahome, luego de quedarse en los tiempos pasados se había vuelto un médico y la salvación para muchos, con las acciones de ambos y el pasar del tiempo se fueron ganando poco a poco la confianza de su pueblo.
Después de la gran batalla contra el demonio maldito, el grande y poderoso señor de las tierras del oeste había tomado una difícil decisión, su protegida era humana y por primera vez en mucho tiempo, pensando en el bien ajeno, la había entregado a la aldea de su medio hermano para que viviera bajo el cuidado de su especie. La despedida había sido dura para ambos en un principio, incluso el mismo jaken había sufrido al dejarla y entre más días pasaban entre ellos, mayor era la melancolía tanto para el señor y sirviente, como para la pequeña protegida.
Sin embargo, poco había sido el tiempo de separación, tan sólo tres años habían pasado para que al joven Lord le convencieran los sollozos y lagrimas de su pequeña aceptandola de regreso a su lado. Aquella noche Rin se había despedido de Ahome e Inuyasha así como de su mejor amigo Kohaku para regresar a lado de su señor y continuar con su viaje de reconocimiento. El hibrido no muy convencido había aceptado la partida de la niña, más no dejaba de pensar en los motivos del Yokai, había entendido sus razones cuando al principio había dejado a Rin con ellos, de algún modo se había sentido feliz por recibir la confianza de su hermano cuidando algo tan preciado, pero el que se la llevara nuevamente le era completamente extraño, esa misma noche se albergó en el interior del medio demonio un mal presentimiento, tal vez el sufrimiento les alcanzaría pronto.
Los días se volvieron semanas, las semanas meses y los meses años. Rin había dejado de ser una niña para transformarse en una hermosa joven, una bella e inquiétate mujer para Sesshomaru. Con el paso del tiempo, cierta incomodidad había atrapado al demonio blanco, era una sensación desconocida que le hacía pensar que algo había nacido en su interior, peor aún, parecía crecer dentro suyo y la culpable sin duda era la doncella humana, no diría que la situación le angustiaba, sin embargo habia prohibido a la chica continuar con los viajes a lado de ellos, su razón había sido el peligro que pudiera correr, más no sabía si el peligro a ella corría por cuenta suya.
Al principio aquella prohibición había entristecido de sobremanera a la joven, no entendía el porqué le dejaban de nuevo luego de haberla aceptado dejando atrás la aldea de Inuyasha, sin embargo y extrañamente, ahora que era más adulta, aceptaba las indicaciones de su amo sin tantos peros y preguntas, sentía que así podía contentar a su amo y es que lo único que quería era hacerlo feliz. Con el tiempo y el buen trato de los sirvientes en las tierras del oeste, su pesar se había vuelto menor haciéndola apreciar su nueva vida.
Ahora, Rin disfrutaba de la tranquilidad que el castillo de su amo le brindaba, esa noche la joven de cabello negro se encontraba en el jardín a la orilla de la puerta del palacio mirando la luna, añorando por el regreso de su señor que sabía estaba cerca, fue entonces que un extraño brillo en el horizonte llamo su atención mientras un hermoso canto deleitaba sus oídos, la luz blanca y la enigmática voz de pronto se sintieron cercanos a ella, rodeándola, cubriéndola, haciendo que la joven sin entender porque perdiera el conocimiento.
Dagel era la más vieja y fiel de las sirvientas del palacio del señor de las tierras del oeste, había conocido y amado a Rin una noche en la que su amo aún en su viaje de reconocimiento, había parado en el palacio para que la chiquilla pudiera reposar luego del largo recorrido, la alegría presente en la niña de inmediato le había robado el corazón a la anciana demonio. Dagel era la encargada de la mayoría de las actividades de la casa, pero además, luego de que Sesshomaru ordenara que Rin se quedara en el castillo, se había encargado de enseñar a la jovencita a comportarse como la dama del palacio, casi como la señora del mismo. Un suspiro de tranquilidad salió de los labios de la mujer al sentir que su gran señor había regresado, al fin terminaba con su inspección por su tierras y volvía a casa para tomar un merecido descanso, sabía además de la alegría de la joven dama cuando esta se diera cuenta de su regreso, de inmediato salió a recibirle con gran educación y este para su sorpresa pregunto por su protegida instantaneamente.
- ¿Rin?... - susurro el demonio blanco mirando a la anciana que le saludaba
- Seguramente esta en el patio mi señor, gusta de esperar por su usted ahí – decía la anciana con elegancia
- Pero que mocosa tan mal educada, sabe que debe de estar aquí para recibir a su señor y además … - trato de decir el pequeño demonio verde pero el golpe del puño de su amo lo callo.
Sesshomaru siguió a la anciana hasta el jardín en donde su protegida esperaba por él, pero para su sorpresa sólo pudo encontrarla profundamente dormida sobre las finas maderas del piso – seguramente el sueño la venció – comento Dagel al ver a la chica, el joven Lord no dijo nada, simplemente se inclino pasando su único brazo por debajo de la espalda de la joven levantándola cual pluma, al momento continuo su camino rumbo a la habitación de la chica seguido por la anciana y una vez frente a su futon, el gallardo demonio blanco la deposito con delicadeza en el acariciando inconcientemente su frente bajo su cabello, la miró una última vez antes de retirarse en silencio mientras la demonio se acercaba a Rin para cubrirla con las cobijas deseándole un buen descanso.
Ambos ignoraban que poco tiempo después de que se retiraron de la habitación, la joven dama había abierto los ojos mostrando no sus bellas orbes color miel, si no unos cristalinos y malignos ojos azules. Todo estaba por cambiar y la mayor y más difícil prueba para Sesshomaru estaba por comenzar.
