Diez mil claveles.
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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Masashi Kishimoto.
Advertencias generales: Posible OoC, What if?, Spoiler.
Aviso: Este Fic participa del Reto especial: Ino Yamanaka del Foro La Aldea Oculta Entre las Hojas.
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Se sentía impactante ver como el tiempo pasaba por delante del mundo sin siquiera avisar.
La fecha esperada pareció ser muy lejana ante los ojos azules de Ino... y sin embargo llegó más rápido de lo que cualquiera se podría imaginar.
Era la principal testigo del suceso más importante de su vida, y apenas si podía respirar. No todos los días se la encontraba elegante y vestida de un color tan puro como el blanco. Aun así, se veía más hermosa que nunca.
Se supone que toda novia debe lucir de esa forma el día de su boda: bella y sofisticada.
Sus puños temblaron bajo la palma protectora que la sostenía camino al altar. En una mano, llevaba un hermoso ramo de novia repleto de flores silvestres, las cuales ella misma había seleccionado para esa ocasión especial. Y la otra mano, estaba entrelazada al brazo de su querido padrino: Choza Akimichi.
Amigos, familiares y conocidos la observaban con ojos penetrantes, mientras que avanzaba por el camino de La Llanura de la Hierba con la cabeza en alto. A decir verdad, los nervios que la invadían eran pocos; comparados a las emociones que lograban embestirla al perderse en la mirada de su "anteriormente insensible" prometido: Sai, el ninja de la Raíz.
Meses antes de la boda, Sai se había encargado de planear junto a sus amigos una sorpresa para ella. La sorpresa constaba de un festival que se llevaría a cabo luego de dar el "Sí, acepto", aunque la introducción de dicha celebración se mantendría en secreto el tiempo que duraran los votos matrimoniales.
Todo a su alrededor se veía soñado. Casi nada faltaba para que su boda se considerara memorable. Las flores, la decoración, el pastel... todo se vería realmente completo si no fuera por un detalle: Ino estaba consciente de que faltaba alguien especial.
Choza era un gran padrino; pero Ino estaba segura de que siendo entregada en compañía de su padre la sensación hubiese sido muy diferente.
Finalmente, llegó temblando hacia el altar. Eso fue hasta que su prometido la tomó de la mano para comenzar con sus votos. Por fin todos los presentes pudieron escuchar las mismas palabras claves, dignas de cualquier boda.
«Sí, acepto casarme contigo»
Entonces los claveles se liberaron ante el fogoso beso de ambos novios.
Diez mil claveles para ser exactos.
Ino estaba sorprendida, melancólica y a la vez extasiada por la lluvia de pétalos que se veían caer desde un lugar recóndito del cielo. A partir de ese día, su boda sería recordada como el Festival de los Diez Mil Claveles.
Sai y los demás no pudieron haberlo planeado mejor: todo ante los ojos de Ino reflejaba la perfección. No solo eran sus flores favoritas, sino también de su fallecido padre.
Esos hermosos pétalos daban lugar a un nuevo comienzo.
El significado de dichas flores variaba en miles de cosas buenas; y la novia estaba segura de que cada uno de esos diez mil claveles representarían las satisfacciones que su nueva vida daría como frutos del futuro.
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Fin.
