Hola a todos. Éste es mi primer fic. Estoy escribiéndolo asique iré subiendo capítulos poco a poco, de momento cada semana tendréis uno.

Antes de nada dar las gracias por animarme a escribir a mis chicas del AT Gabby, Maite y Gema (sin su idea no habría sido posible).

Y gracias a Ruth, porque sabes que sin ti nada sería lo mismo.

Os dejo con la historia. Espero que os guste y las criticas serán muy bien recibidas.

Capítulo 1:

Se encontraba colgando de una mano y pensando en todo lo que habría podido hacer y no se había atrevido por no dejar atrás el pasado, por no vivir el presente y por no pensar en su futuro.

Tras la pelea con Maddox, Kate había resbalado y ahora dependía de la suerte para que pudiera alzarse y sobrevivir o caer.

Suerte - pensaba-, suerte era haber conocido y compartido cuatro años de su vida con Richard Castle. Gracias a sus libros había sobrellevado de mejor forma la muerte de su madre y gracias a él había descubierto que la vida podía seguir valiendo la pena y ser divertida sin dejar de lado el propósito que la había movido hasta ese momento: hacer justicia. Descubrir quién mandó matar a su madre y por qué.

Castle había estado cuatro años a su lado en los buenos y en los malos momentos. Ahora recordaba la discusión que habían tenido en su apartamento unas horas antes y lamentaba no haber podido hablarlo y solucionarlo. Como siempre, su pasado la había hecho reaccionar de una manera que no le gustaba y su orgullo no la había dejado ir a aclarar lo sucedido. Ahora lo único que deseaba era poder ver a Castle, pensaba en él más aún que en su propia supervivencia, pues se había dado cuenta que no valía la pena desaprovechar su vida por un hecho pasado y que podría resolverse con paciencia, pieza a pieza.

En ese momento resbaló un poco más y todos los buenos momentos vividos con él atravesaron su mente como flashes de una película: la fiesta en la cual lo conoció y el primer interrogatorio

-¡Castle! - gritaba al vacío -,

cuando le contó el caso de su madre y el día que él le propuso investigarlo de nuevo

-¡Castle! - volvía a gritar -,

las discusiones y también las sonrisas cómplices, las visitas a su casa

-No así no… - Decía en voz baja para ella misma, negándose a terminar de esa forma - ,

el día en que él se fue a los Hamptons, la alegría de ella alsaber que había vuelto, las situaciones que casi habían acabado con sus vidas pero siempre estando juntos

-Por favor, no… - Pedía a quien fuera que la estuviera escuchando-,

siempre a su lado, siempre leal…y en el funeral de Montgomery, esas palabras que cambiaron su vida y que hacía unas horas había vuelto a repetirle "Te quiero Kate"…

-Castle…,

intentaba gritar ya casi sin fuerzas, no pudiendo evitar que sus dedos resbalaran completamente del borde cuando justo en ese momento la agarró una mano fuerte, grande. Ella se aferró con toda la energía que le quedaba y su salvador consiguió subirla de nuevo a la azotea.

Sin ni siquiera mirar quien se hallaba delante de ella, volvió a repetir, como un mantra, el nombre que no había podido dejar de pronunciar en esos pocos pero intensos minutos anteriores:

-Castle…

Levantó la vista y se encontró con dos ojos azul intenso que la miraban con una mezcla de pánico y emoción. Ella apenas podía contener las lágrimas y sonriendo se acercó lentamente a él y lo abrazó. Por su parte, Castle en esos momentos no recordaba la discusión que habían tenido en el apartamento de ella y no le importaba nada más que haber llegado en ese preciso instante para poder coger su mano y evitar que terminara así. La abrazó fuerte luchando contra las lágrimas que peleaban por salir. Ella soltó un leve gemido, pues tenía el cuerpo magullado por los golpes que había recibido de Maddox, y él la dejó rápidamente, no quería ni pensar en hacerle daño.

Cuando se separaron completamente, Kate miró hacia atrás y vio a Esposito y Ryan.

- ¿Cómo…? - preguntó ella recuperando la voz que había perdido.

- Estaba preparándome para ir a la graduación de Alexis cuando me llamó Ryan desde la 12th, presentí que podía ser algo importante si me llamabais desde allí.- contestó él.

- Lo siento Beckett, pero no podía dejar que vinierais solos sabiendo lo peligroso que era Maddox y no quería avisar a Gates sino era necesario. - intervino Ryan y ella asintió sonriendo débilmente, una forma de dar las gracias que en ese momento no podía pronunciar.

Decidieron irse de allí lo antes posible y quedaron en verse al día siguiente para contar lo ocurrido. Ryan y Esposito se fueron en el coche de Ryan, que los había traído a Castle y a él. Kate y Castle por su parte se dirigían al de ella, en silencio, hasta que sacó las llaves del bolsillo dispuesta a abrir el coche:

- Ah no Kate, lo siento. - Dijo Castle negando con la cabeza.

- ¿No qué, Castle? - Preguntó ella frunciendo el ceño, un poco confundida.

- Hoy no vas a conducir tú, por una vez es mi turno, lo siento. - contestó él haciendo un gesto con la mano para pedirle las llaves mientras miraba hacia otro lado.

- Pero…- Comenzó a protestar ella, pero él la cortó.

- Nada de peros.- En un rápido movimiento le quitó las llaves, le abrió la puerta del copiloto y él se dirigió al asiento del conductor.

Ella no podía evitar sonreír, pese a todo lo sucedido, Castle seguía siendo Castle: preocupándose por ella, haciéndole la contra, siendo cortés… y todo eso envuelto siempre en un ambiente cálido, con la intención de quitar la tensión al momento y con el propósito de conseguir una sonrisa de ella en cualquier situación. "Sólo por ver una sonrisa en tu cara…" las palabras que le había dicho en su apartamento no dejaban de repetirse en su mente. Sabía que en ese instante las cosas parecían estar normales entre ellos, pero también sabía que sólo era por la situación vivida minutos antes en esa azotea. Suponía que él seguiría enfadado o molesto, sabía que aunque él ahora pareciera sereno, cuando pasara todo y estuvieran más relajados, querría hablarlo con ella y le pediría una explicación de lo ocurrido.

La diferencia con la Kate Beckett de hacia unas horas, es que esta nueva Kate no tenía miedo de nada ni de nadie. Tenía muy claro lo que quería y esperaría el momento adecuado para explicárselo todo a él. Había decidido no perder ni un minuto más pensando en las consecuencias, de ahí en adelante se dedicaría a aprovechar y vivir su vida como quisiera sin calcular los riesgos, y una persona aparecía en todos los momentos de esos nuevos planes: él, Richard Castle.