Hola! Sí, yo de nuevo, con una nueva idea que traigo metida en la cabeza y que sin duda no me dejará estudiar hasta la escriba. Así que por el bienestar de mis exámenes finales les presento mi proyecto navideño. Sé que ya tengo tres proyectos que debo terminar y otros cuatro que tengo en mente, pero llevo todo el día tratando de sacarme la idea de la cabeza sin resultado, así que aquí está mi nuevo fic.
A propósito, esta trama no tiene absolutamente nada que ver con Beyblade así que hagan de cuenta que ni pasó ¿OK?
Advertencias: YAOI o Shounen ai, aún no lo he decidido. Acepto sugerencias.
Parejas: Kai X Rei Bryan X Yuriy
Summary: La muerte, es sólo una de tantas posibilidades en un trabajo como el suyo. Pero cuando es la vida del ser amado la que peligra ¿Qué tan lejos llegarías para aferrarlo a la vida? El tiempo es esencial. Comienza la cuenta regresiva. Kai X Rei Bryan X Yuriy.
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Cuenta Regresiva
Por Addanight
Capítulo 1: 5… Una vida normal
16 de Diciembre de 2005. Moscú, Rusia. 500 horas.
El constante vibrar debajo de mi cabeza me saca de mi delicioso descanso. Sin abrir mis ojos comienzo a buscar el dichoso aparato bajo mi almohada y casi en un susurro contesto. Sin embargo, al escuchar esa voz me desperezo inmediatamente y escucho atentamente las instrucciones que me son dadas. Lo que me faltaba. Hoy tengo que llegar temprano al trabajo y se suponía que hoy empezaban mis vacaciones navideñas, pero ni hablar, sé que mi trabajo no es diario, así que cuando me requieren, no tengo más opción que ir. Así que debo darme prisa. Pero de ningún modo estoy dispuesto a marcharme sin mi beso de buenos días, por lo que me dispongo a despertar a mi koi para que complazca mi capricho matutino.
Moviéndolo con cuidado hago intentos de despertarlo, sin embargo, él no se mueve ni un centímetro. Por lo general mi bello bicolor despertaría a la más mínima señal de movimiento, pero apenas ayer volvió de un viaje de negocios, así que no me sorprende que esté tan cansado. Lleno de ternura lo observo totalmente envuelto entre las cobijas color carmín. Mi vida no es exactamente la definición de normal. En realidad, es curioso pensar en mi profesión y recordar que siempre me consideraron una persona tranquila y pacífica. Pero supongo que esa es una ventaja.
Mi personalidad me ayuda a mantener en secreto mi identidad. A los ojos de la gente, mi vida parece de lo más tranquila y normal. Vivo en un precioso departamento que mi amado koi y yo compartimos con otra pareja: Boris Kuznetzov y Yuriy Ivanov. Todos nos dedicamos a lo mismo, así que no hay que inventar excusas tontas para justificar todo lo que ocultamos en nuestras vidas. Lo que sin duda sería una molestia de vivir con personas que no fueran mis colegas.
¿Qué puedo decir? Amo mi trabajo. Gracias a él conocí a mi novio y a mis mejores amigos. Gano bien y además, me da la emoción necesaria para alimentar mi espíritu aventurero y desfogar en algo útil toda esa energía de la que siempre estoy lleno. Claro que no es como si Kai no hiciera lo suyo para ayudarme a agotar mi energía, si saben a lo que me refiero. En fin. Me encanta mi vida. Es maravillosa. Así es. Muéranse de la envidia.
"Kai" empiezo a susurrar en el oído de mi amado que aún duerme apaciblemente.
"Hm" me responde aún bastante inconciente.
"Llamaron del trabajo, tengo que irme. ¿me acompañas a la agencia?" cuestiono conociendo de ante mano la respuesta.
"Rei, son las cinco de la mañana. Déjame dormir." me dice mientras coloca su cabeza bajo la almohada.
"De acuerdo. ¿Y mi beso?" pregunto esperando a ver su reacción.
Con movimientos algo torpes Kai arroja su almohada al suelo y aún más dormido que despierto roza mis labios en un tierno y dulce beso de despedida. Ahora sí ya estoy listo para ir a trabajar. Rápidamente me doy un baño y me visto dejando libre mi lacio y largo cabello. Uso un pantalón negro y una camisa blanca de manga larga. Ya listo me acerco una vez más a la cama en que descansa mi koi y sin despertarlo le doy un beso en la mejilla mientras me dispongo a marcharme. Mi vista se posa en la mesa en que reposan las llaves de mi auto. Hay sólo un juego de llaves, así que supongo que Kuznetzov ya se marchó.
Finalmente entro a mi lugar de trabajo: las oficinas de la Agencia Soul Image, una prestigiosa agencia de modelos. Con una preciosa sonrisa saludo a la secretaria y en seguida me dirijo al ascensor. Presionando los números de los pisos en el orden correcto, me dirijo a uno de los niveles subterráneos del edificio. Las puertas se abren mostrando gran cantidad de gente avanzar de arriba a abajo. Mis pies se desplazan por el lugar mientras la gente se hace a un lado para darme el paso. No puedo evitar reír al verlos. No importa cuantas veces lo vea. Sigue siendo igual de gracioso. Los comentarios de los nuevos reclutas no se hacen esperar. ¿Qué puedo decir soy una especie de leyenda aquí?
Mi nombre es Rei Kon y soy agente de la DAER, en otras palabras, la división de agentes especiales de Rusia. Claro que no trabajo solo. Mi éxito lo comparto con mi compañero Boris Kuznetzov. La impresionante combinación de nuestras habilidades es la que nos ha hecho tan especiales. Juntos, no hay absolutamente nadie que se nos compare. A pesar de que mi compañero y yo tenemos apenas 23 y 25 años, respectivamente, somos una especie de deidad aquí.
Sé lo que están pensando. ¿Qué no había dicho que era modelo? Pues así es. La agencia de modelos Soul Image es la fachada de la DAER y aunque no lo parezca es una fachada realmente buena. Claro que esto no quiere decir que yo en verdad no sea modelo. Aunque en realidad no haya sido esa precisamente la carrera para la que estudié, pero eso no cambia el hecho de que soy modelo. Hago comerciales, calendarios, ya saben, todo lo que usualmente hace un modelo normal. Claro que cuando el deber llama no lo pienso dos veces antes de acudir. Mi compañero es un talentoso fotógrafo, aunque debo decir que tiene otras habilidades igual de impresionantes, pero ya les contaré después.
Regresando a donde me había quedado. Seguro que se mueren por saber como fue que nos volvimos "legendarios". Pero me temo que tendrán que quedarse con las ganas. ¿Saben cuantas veces he contado esa historia? Demasiadas. Narrar tantas veces la misma aventura termina por hartarte. Así que sólo les diré que hace cinco años, en nuestra primera misión, completamos nosotros solos una misión encomendada a quince espías. Así es, dos novatos terminaron el trabajo que estaba contemplado para quince de los más experimentados espías de la AER, o en otras palabras la Agencia Especial Rusa. De hecho, la DAER, es un departamento especial de dicha agencia.
Finalmente en la oficina a la que nos dirigíamos, Kuznetzov y yo tomamos asiento en los enormes sillones negros de la oficina. Diversas pinturas se extienden a lo largo de las azuladas paredes. Mientras los oscuros muebles, todos de color negro, captan la total atención. Ya dentro de la oficina, tanto mi compañero como yo nos despojamos de las ropas civiles, vistiendo los uniformes de la agencia. El elástico material del que está hecha mi ropa se amolda perfectamente a cada una de mis curvas. El traje es color negro y de una sola pieza. ¿Por qué no me vestí así desde que salí de casa? ¿No esperaban que saliera a la calle vestido así? Con mi cuerpo y este traje que deja poco a la imaginación llamaría demasiado la atención. Y sin duda si hay algo importante en mi profesión, es la discreción.
"Agentes especial X siete tres y S cinco ocho. Me da gusto verlos. ¿Cómo han estado?" cuestiona una voz que sale de las diversas bocinas de la habitación. Es curioso que nuestro jefe emplee la palabra vernos cuando jamás nos hemos visto. En realidad, fuera de nuestros números de agente y el sonido de nuestra voz, no sabemos absolutamente nada el uno del otro. Es cosa de agentes, por cuestiones de seguridad, no podemos confiar ni siquiera en nuestros superiores. Por supuesto que Boris y yo hemos roto esa regla, pero no es como si alguien lo supiera. Después de todo no se puede trabajar en alguien en quien no se confía.
"Muy bien gracias." Respondo con una sonrisa, aunque estoy totalmente conciente, de que él no verá dicho gesto.
"No creo que nos hayas llamado para saludar o me equivoco." Comenta un tanto irritado el pelilavanda de mi compañero. Unas enormes ojeras se asoman bajo sus ojos. El motivo de dicho cansancio, es que dado que supuestamente desde ayer estábamos oficialmente de vacaciones, él y Yuriy pasaron toda la noche celebrando el acontecimiento como sólo ellos saben hacerlo.
"Siempre al punto no es así S cinco ocho." Responde divertida la voz de nuestro superior.
"Por eso somos tan eficientes." Comenta orgulloso mi compañero.
"Muy bien vamos al grano. Su misión, si deciden aceptarla, es robar un importante software que está siendo desarrollado dentro de las instalaciones del IETIC, el Instituto de Estudios de Tecnologías de Información y Comunicación. No estamos seguros de su propósito, pero sabemos que no es nada bueno. Hace tiempo que sospechamos que esta empresa está tratando de tomar posesión del mundo aunque no sabemos del todo sus planes. Su deber, es traer dicho software junto con la información de su propósito. Antes de que decidan, permítanme advertirles que esta es una misión nivel trece y ustedes saben lo que eso significa." Advierte aquella voz.
Permítanme explicarles, en la agencia las misiones están asignadas en niveles del uno al trece, siendo el trece el nivel más peligroso. Cada nivel tiene ciertos requisitos, de modo que no todos los agentes pueden tomar las mismas misiones. Por ejemplo, si quieres una misión nivel cuatro, necesitas al menos haber completado satisfactoriamente 15 misiones, y ser un agente nivel cuatro. Los niveles son asignados por nuestros superiores de acuerdo a la eficacia y habilidades que en cada misión demostramos. Sin embargo, las misiones nivel trece tienen un requisito especial. Tomar la píldora JF.
En realidad la píldora no tiene nombre, pero nosotros, mi compañero y yo, la bautizamos como la píldora del juicio final. Un veneno que después de 168 horas de haber sido ingerido comienza a matar cada órgano del cuerpo si no se toma el antídoto antes de este plazo. Ahora se estarán preguntando, ¿Por qué la agencia obligaría a sus agentes a envenenarse? Pues porque las misiones nivel trece implican no sólo el peligro habitual, sino la posible presencia de espías enemigos. Por ello, si un agente es capturado, seguro le torturarían tratando de sacarle información, puesto que a ese nivel, los agentes tienen un pleno conocimiento de la agencia. Sería una tragedia que dicha información cayera en malas manos. Así que si las misiones no se completan en ese lapso, las agencias asumen que sus agentes han sido capturados y como no pueden mandar a nadie a rescatarlos, ya que siendo de un nivel tan alto no hay nadie lo suficientemente capacitado para hacerlo, prefieren matarlos para que no sigan torturándolos. Suena cruel ¿No? Pero así es este trabajo.
Mis ojos dorados se encuentran con la lavanda mirada de Kuznetzov. Ambos estamos concientes de los riesgos, y sobretodo, de que nuestros respectivos novios nos esperan en casa. O triunfamos o moriremos en el intento. Por algunos segundos guardamos silencio sumiéndonos cada uno en nuestros pensamientos. Una vez tomada la decisión ambos nos miramos a los ojos y de inmediato sabemos la decisión del otro. Eso es lo que pasa cuando trabajas tanto con alguien, las palabras terminan sobrando.
"Aceptamos" respondo.
Nunca hemos dudado un segundo de nuestras habilidades y nunca lo haremos, no en vano somos los mejores agentes de toda Rusia. Habiendo abandonado la oficina nos dirigimos a que nos hagan el examen médico de rutina que antes de cada misión debemos hacernos. Después de analizar los mapas del edificio en el que nos infiltraremos, nos ponemos a discutir si nuestros kois deberían saber del peligro de esta misión. Después de mucho pensarlo, decidimos que no había necesidad, después de todo no era como si pensáramos fallar. Luego de una ligera comida, nos dedicamos a decidir lo que llevaríamos. Y ya sin ninguna excusa para continuar perdiendo el tiempo nos dirigimos hacia el lugar donde se guardan los distintos vehículos de los que podemos hacer uso. Como siempre, Boris toma el control de la nave sin siquiera preguntarme, ya sabe que él siempre conduce.
"¿Y bien a qué hora la tomaremos? Sabes que no tenemos permiso para partir hasta que la ingiramos e informemos la hora a la que lo hicimos." Me informa mi ruso compañero.
"¿Te parece bien a media noche?" Cuestiono un tanto perturbado.
"Por supuesto. Después de todo, sólo hacen falta unos minutos" Me dice mientras empieza a encender los motores.
"¿Estás bien Rei?" Pregunta Boris mientras me mira con cuidado. La pastilla yace en mi mano y mi vista está totalmente perdida en ella. No sé porque tengo tanto miedo de tomarla. Nunca me había pasado algo así. Dudar no es algo que yo haga.
"Sí, ¿Por qué?" Agrego tratando de reflejar la seguridad que usualmente me distingue.
"Es sólo que no te ves muy bien. Aún podemos rechazar la misión si quieres." Me dice Kuznetzov.
"¿Por qué crees que quiero rechazar esta misión?" Pregunto, aunque sé perfectamente que me conoce tan bien que es natural que haya notado mi inseguridad.
"Quizá porque yo también dudé en aceptarla." Menciona tratado de hacerme sentir mejor.
"Supongo que eso pasa cuando tienes a alguien especial. Ya no eres totalmente libre de morir si lo deseas." Digo recordando como eran las vidas de ambos antes de que conociéramos a Kai y a Yuriy.
"¿Te arrepientes de haberlo dejado entrar en tu vida?" Pregunta el pelilavanda refiriéndose a mi amado Kai Hiwatari.
"Ni por un segundo." Le respondo con una enorme sonrisa al comenzar a pensar en la forma en que mi amado Kai y yo nos conocimos.
"Ya es hora." le digo mientras llevo la pastilla a mi boca y con un poco de agua la hago pasar por mi garganta sin pensarlo mucho por miedo a arrepentirme. Segundos después Kuznetzov se dispone a hacer lo mismo, pero sus manos tiemblan tanto que la cápsula cae de su mano. Después de buscarla como por diez minutos, decidimos ir por otra y ahora sí ya listos emprendimos nuestro camino. Nunca había visto temblar a Bryan y eso que hemos pasado por todo tipo de retos. ¿Será que el también tiene un mal presentimiento de esto? No, seguro que sólo estoy imaginándolo.
17 de Diciembre de 2005. Instalaciones del IETIC. 550 horas.
Finalmente, podemos ver el enorme edificio del IETIC frente a nosotros. Hace una hora que abandonamos el vehículo por miedo a que lo rastrearan, así que hemos estado caminando la última hora. El lugar se ve tan tranquilo. Las calles están totalmente desiertas, debido a que esta hora la gente normal está durmiendo. Desde el techo del edificio contiguo empiezo a observar el panorama. Han pasado cuarenta y cinco minutos y sólo he visto al mismo guardia pasar cerca de tres veces. Pero no puede ser que su seguridad sea tan pobre. Eso sería demasiado fácil.
"¿Y bien? ¿Cuál es el plan capitán?" Cuestiona Bryan mirándome analizar la situación. Después de todo, el líder y estratega de este equipo soy yo.
"Entraremos por la puerta principal, después de eso tenemos quince minutos para alcanzar nuestro objetivo antes de que el guardia despierte o alguien note su ausencia. Así que tenemos un total de tres minutos para que violes el sistema de seguridad, te infiltres a su base de datos y me informes la posición de nuestro objetivo. ¿Puedes hacerlo?" cuestiono con una voz seria y autoritaria que sólo mi ruso compañero conoce.
"¿Tres minutos? Por Dios, puedo hacerlo en uno si me lo pides. Y ¿qué haremos después?" pregunta el ojilavanda.
"Después de eso nos dividiremos. Tú iras al cuarto de control para ayudarme con las alarmas y yo iré a buscar nuestro preciado paquete. Tenemos exactamente un total de doce minutos para hacer eso y salir del edificio sin problemas." Continúo hablando con un frío tono de voz que helaría hasta a mi amado príncipe del hielo.
"¿Tenemos que hacerlo sin problemas?" inquiere mientras le dirijo una mirada poco amigable.
"Recuerda que podríamos tener compañía. No debemos arriesgarnos. Además, debemos volver antes de que Kai y Yuriy averigüen que tomamos una misión nivel trece o estarán tan molestos que nos asesinarán con sus propias manos. Recuerda que un novio enfadado es malo, un espía molesto y armado es peor, ahora imagínate lo que sucede cuando combinas ambas. No sé tú, pero yo no quiero averiguarlo." Agrego por último fijando mis orbes, ahora azul marino gracias a los pupilentes que uso, en el guardia al que me dispongo a noquear.
"Tienes razón. Aunque Yura se ve muy lindo cuando está molesto. Muy bien, entonces ¿cuando empezamos?" cuestiona Bryan viendo el edifico al que nos disponemos a entrar.
"En unos minutos más, las luces de la calle están por apagarse, así que tendremos unos minutos de oscuridad antes de que amanezca. Debemos tratar de ser discretos. Te veré en la entrada máximo quince minutos después. Si no llegas, iré por ti." Le digo mientras me concentro para empezar esta misión.
Tal como lo había previsto, las luces se encendieron segundos después e intercambiando una última mirada salté ágilmente del edificio ante la mirada atónita de mi compañero. Y así con total delicadeza y gracia caigo silenciosamente al suelo. Al dirigir la vista a mi compañero lo veo bajar por la escalera de emergencia diciéndome con señales que soy un presumido exhibicionista. Haciendo caso omiso de sus comentarios me deshago del guardia y dejo que mi compañero haga su trabajo, mientras me concentro en atar mi cabello en un chongo con una cinta negra de modo que parezca que no pasa más de diez centímetros de mis hombros.
Poco tiempo después ya recorremos los oscuros y desolados pasillos. Entrando a la primera oficina, Bryan toma asiento en la computadora y sacando sus lentes de lectura de su bolsillo se pone a trabajar. ¿Saben que Yuriy ni siquiera se imagina que Boris usa lentes? Creo que se siente algo tonto con ellos, pero la verdad los pupilentes no le agradan. En mi opinión, se ve genial, creo que le dan un aire intelectual y lo hacen parecer más el genio que en realidad es.
Ya con el mapa del lugar, ambos nos separamos. Empiezo a avanzar con velocidad evitando tocar los diversos puntos del suelo techo y paredes que mi compañero me indicó que activaban los sistemas de seguridad, lo cual es realmente simple para mí. Finalmente llego a mi destino y tomando los CD's adecuados me marcho. Todo está saliendo como lo planeamos. Sin embargo, al llegar a la entrada, veo que Kuznetzov no ha llegado aún. Algo le pasó. Estoy seguro. Tomando la dirección de mi compañero avanzo despreocupadamente por los pasillos, seguro de que hemos sido descubiertos. Y al abrir la puerta de la sala de control distingo su figura en el suelo.
"¿Estás bien?" pregunto mientras me acerco a él. No necesito revisar los alrededores para saber que estoy rodeado. Entonces veo como su mirada se desvía a su pierna en la que una herida de bala se vislumbra.
"No te preocupes. Yo me encargo." Digo mientras una interesante sonrisa hace presa de mis labios. Por fin llegó la hora de divertirme.
Los sujetos comienzan a atacarme, pero yo esquivo cada uno de sus golpes gracias a la enorme agilidad con que cuento. Sonrío al ver como mi pelilavanda acompañante se divierte acabando con nuestros enemigos. Después de todo está herido no inválida. Así que después de dejar a todos los sujetos en el suelo me acerco a mi compañero para ayudarlo a salir. En ese momento siento a alguien acercarse por mi espalda y sin pensarlo arrojo a Bryan a un lado para disponerme a pelear. Pero para mi sorpresa, dos sujetos han apresado a mi ruso compañero.
Sin estar dispuesto a fallar mi primera misión. Mi vista se fija en la oscura figura frente a mí al tiempo que mis ojos se afilan. Es hora de mostrar mis garras. Intercambiamos todo tipo de golpes y aún así ninguno ha sido capaz de dar en el blanco. Mis golpes son rápidos y certeros, pero su habilidad lo ayuda a librarse de ellos con gran facilidad. Un quejido por parte de Boris capta por breves segundos mi atención. En esos breves segundos veo la mano de mi enemigo acercarse, pero en vez de atacarme se limita a tirar del oscuro listón negro que sostiene mi pelo, pronto mi larga cabellera negro se extiende libre por mi espalda.
Ese movimiento me confunde. Entonces siento como el maldito toma mi cabello y tira de él. Creo que no hace falta decir que eso sin duda dolió. De repente siento una helada sensación en la parte posterior de mi cuello. Mis músculos comienzan a entumecerse. Giro mi cabeza para ver su rostro, pero sólo alcanzo a verlo a sacar un cuchillo y dirigirlo hacia mí. Entonces busco a mi compañero y me doy cuenta que también está a punto de perder la conciencia. Dándole una última mirada me dejo caer al suelo. Fallamos. Y ahora tendremos que pagar el precio.
20 de Diciembre de 2005. Moscú, Rusia. 1400 horas.
El olor a canela inundaba todo el departamento en el que dos rusos trabajan arduamente tratando de terminar las decoraciones navideñas. Hacía poco, habían recibido una llamada de la agencia y eso sólo quería decir una cosa. Que les darían informes de Bryan y Rei. El cuál, como siempre, diría que sus lindos y amados novios habían culminado con éxito su misión. En teoría, se suponía que nadie puede recibir informes de misiones que no sean las suyas, pero gracias a una amiga de confianza que Kon y Kuznetzov tenían en la agencia, ellos eran la excepción a la regla. La dama era sin duda la única que tenía conocimiento de la relación amorosa que llevaban y está demás decir, que la señorita había sido totalmente discreta con el asunto. Ambos chicos estaban por demás emocionados. Esta era la última misión que les asignarían a sus parejas, así que en cuanto volviera estarían finalmente de vacaciones.
"Bueno, ese fue el último adorno. ¿Nos vamos?" cuestionó el lindo pelirrojo mientras le sonreía a su compañero, quien simplemente comenzó a avanzar hacia la puerta.
Después de recorrer algunos pasillos se adentraron a la oficina de la agente especial M cuatro nueve. Una vez dentro observaron a una joven que apenas pasaba de los treinta. Su castaño y largo cabello caí en forma de preciosos y definidos bucles. Sus facciones eran finas y su porte era bastante elegante. Esta hermosa señorita no era otra que una de las más grandes agentes especiales que la DAER ha tenido la fortuna de tener. En realidad, dejó de ser considerada la mejor hasta que fue superada por Rei y Boris, los únicos dos agentes a los que ella se ha dignado a entrenar. Esta joven había sido la maestra de los chicos, y quizá era debido al terrible cariño que les tenía a esos que consideraba casi sus hijos a pesar de ser casi de su edad, que se tomaba la libertad de romper las reglas para informar de las misiones de ambos a los lindos jóvenes rusos frente a ella.
"Buenas tardes" mencionaron los chicos mientras tomaban asiento.
"Buenas tardes" respondió ella con una sonrisa, pero ambos pudieron ver que un deje de tristeza se asomaba por sus ojos.
"Tengo los informes de la misión de Rei y Bry. Me temo que tengo malas noticias. Como saben, ambos partieron hace tres días. Su misión era recuperar un software de mucho valor para el gobierno ruso. Sin embargo, me temo que perdimos contacto con ellos hace dos días. Lo lamento." Mencionó tratando de no llorar por la pérdida de sus pequeños alumnos. Pero no todo estaba perdido.
"Pero ¿Qué dijo el grupo de rescate?" cuestiono Kai totalmente preocupado por el bienestar de su gatito. Pero la castaña solo calló ante la pregunta. Ya se imaginaba que los pobres chicos no se imaginaban la clase de misión en que sus amores se habían metido.
"Enviaron un grupo de rescate ¿no es cierto?" preguntó Ivanov mirando fijamente las esmeraldas orbes de la joven.
"Me temo que no. Ellos son nuestros mejores agentes ustedes lo saben. La agencia cree que no hay nadie mejor que ellos, así que no enviarán a nadie a buscarlos. Los directivos no quieren arriesgarse a que más agentes sean capturados." Agregó en voz baja viendo como los nervios del pelirrojo y el bicolor comenzaban a quebrarse.
"Ellos escaparán, seguro el enemigo cometerá un error tarde o temprano ¿no?" dijo Yuriy más tratando de convencerse así mismo de ello que esperando una respuesta.
"Supongo, pero hay otro problema. Esta es una misión nivel 13. " Dijo la joven viendo como el semblante de ambos chicos cambiaba.
"¿Tomaron una misión nivel trece sin decirnos absolutamente nada?" gritó exasperado el pelirrojo. En cuanto su koi volviera le esperaba una terrible reprimenda.
Por su parte Hiwatari no podía creerlo. Quería la joven decir lo que creía. Estaba tratando de informarle que tendría que resignarse a ya no ver más a su novio. Al chico al que amaba con toda su alma. Al precioso y lindo gatito cuya existencia hacía bellos y únicos cada uno de sus días. No, eso jamás. Eso no lo permitiría ni muerto.
"¿Acaso no piensas hacer nada al respecto?" preguntó Kai sabiendo que los chicos significaban tanto para la joven como para ellos.
"Me gustaría, pero no hay mucho que pueda hacer. Por eso es que los llamé. Yo no puedo asignarle la misión a un grupo, pero si ustedes quieren puedo enviarlos al lugar donde recibimos la última señal de ellos, claro que no irían como agentes, sino como personas comunes y corrientes. La agencia no les daría ninguna clase de ayuda. De hecho, la DAER ni siquiera se enterará de que ustedes están allá. Sé que no tienen la experiencia necesaria, pero confío plenamente en sus habilidades. Así que ¿Qué dicen? ¿Aceptan?" cuestiona mirándonos fijamente.
"Por supuesto." Respondieron ambos al unísono.
"¿Cuánto tiempo tenemos para darles el antídoto?" preguntó Kai.
"Tienen un máximo de 168 horas, antes de que el daño sea irreversible. O sea que tienen hasta la media noche del veinticuatro de diciembre" respondió la joven de orbes verdes.
"¿Crees que lo logremos?" cuestionó el lindo chico de ojos azul ártico.
"El fracaso no es una opción." respondió el ruso-japonés.
"Tienes razón. Será difícil, pero con un poco de suerte y nuestra habilidad, seguro lo lograremos. Y antes de darnos cuenta Boris y Rei estarán con nosotros sanos y salvos." comentó Yuriy.
"Mucha suerte muchachos. Cuídense. Y si necesitan algo, cualquier cosa, no duden en llamarme." Mencionó por último la joven agente mirando a los rusos abandonar su oficina después de agradecerle la oportunidad que les estaba brindando.
La cuenta regresiva había comenzado.
Tiempo restante para completar la misión: 82 horas.
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Comentario:
VIVA! La primera parte de mi proyecto navideño. No olviden dejarme sus comentarios y dudas. Ojalá que les haya gustado.
Cuídense,
Addanight.
