El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000. Esto no tiene fines de lucro.

Advertencias: Es posible que la personalidad de los personajes esté un poco distorsionada a lo que ha inventado JK Rowling y también que la trama sea un poco vulgar y hasta subida de tono (no sexualmente hablando, sino en chistes y diálogos). Sólo les digo esto para que no me lleguen reviews diciendo que cambié todo.


"Yo soy tú y tú eres yo"

Capítulo 1: 'La idea perfecta'

El gran, famoso, reconocido, valiente, increíble, poderoso, magnánimo, confiable, osado y un sin fin más de apodos que ponía la prensa; él, el mismísimo Harry Potter, no podía más. Derrotar a Voldemort había sido toda una hazaña, algo muy difícil y que casi le cuesta la vida a él y a muchos más. Estaba exhausto y feliz de poder vivir para contarlo. ¡Se había enfrentado por cuarta vez a Voldemort y estaba ileso! Bueno, había pasado dos meses inconscientes en San Mugo, pero ahora estaba bien. Sus amigos vivían, los Weasley estaban bien, Remus y Tonks no estaban muertos, la profesora McGonagall seguía con vida… Hubo pérdidas muy importantes y sumamente tristes, pero estaban saliendo adelante. Él estaba siguiendo adelante con su vida. O eso aparentaba. Todo iba bien hasta que volvió a verla: Ginny Weasley. ¿Y si ya no lo quería?

Maldito el día en que le lanzó esos canarios. Estaba celosa y lo malo es que fue una de las peores decisiones que pudo haber tomado. Se vengó de ese maldito pelirrojo, pero de todas formas, fue una mala decisión. ¿Y si se daba cuenta que le gustaba? Oh, no. Era prácticamente haberle gritado en su cara¡Me gustas, y mucho! Muy descarado, para su gusto. Quizás el sentimiento era recíproco, pero no estaba segura. O sea, ella no se había ido a meter con la primera suelta que le pasa por delante… Viktor fue otra cosa. A él lo quiso. Y McLaggen… Está bien, se había metido con el primer idiota que se le cruzó, pero se arrepintió al momento. ¡No le había metido la lengua en su boca, al menos! No como él. ¡Lo odiaba! Imbécil. Y aún así lo seguía queriendo más que un amigo. ¿Algún día se iría a dar cuenta?

-¿Qué les pasa? – preguntó Ron buscando otro pedazo de pollo de la fuente. Los miró – Están muy callados.

-No necesito hablar como una cotorra – replicó Hermione moviéndose incómoda en su asiento – Si quieres puedo hablarte todo el día…

-No me hagas ese favor – Sacó un enorme pedazo - ¿Y en qué piensas tú, compañero?

-Bueno… Tú sabes… - Se encogido de hombros y siguió comiendo.

Desde que le preguntaban en qué pensaba, siempre respondía eso. "Bueno… Tu sabes…". Era como si creyeran que su mente divagaba en los atroces recuerdos de Lord Voldemort y los mortífagos. En un principio era por eso, pero últimamente pensaba en casi todo lo que ocurría y no quería contarles nada a sus amigos. Sentía que era demasiado personal. Así es que optaba por responder a todas las preguntas muy comprometedoras con aquellas tres palabras. Se salvaba de dar explicaciones y de pensar más de la cuenta.

Pasaban sus vacaciones en La Madriguera. Hermione había pasado todo junio con sus padres y les rogó pasar julio en la casa de los Weasley. Después de convencerlos con un discurso de no ver a sus amigos más seguido, que eran momentos complicados y necesitaba apoyar a Harry, etc… En cambio, Harry había tenido muchísimos menos problemas. Como ya tenía 17 años, no debía irse con los Dursley. Hacía lo que quería y eso significaba vivir con los Weasley hasta saber qué hacer con su vida.

-Ah, claro – dijo Hermione observando a Harry sin reparos. Él no pensaba en Voldemort, exactamente, estaba segura - ¿Y dónde está Ginny, Ron?

-Fue a la casa de una amiga - respondió el pelirrojo antes de devorar su pollo. Harry parecía bastante interesado en lo que decía – Espero que vuelva pronto. Mamá quiere que vayamos con ella a comprar sus materiales para Hogwarts.

-Será un gusto acompañarla. ¿Verdad, Harry?

-Supongo… - contestó Harry evitando la mirada de su amiga.

¿Y si no me quiere? Tal vez me olvido. Es entendible. Tuve que dejarla para enfrentarme con mi destino.

¿Y si no me corresponde? Me muero, me muero. Hemos sido amigos durantes años. Sería horrible decirle que lo adoro y que él me diga que no es recíproco.

-Nunca vas a cambiar – dijo Ron torciendo los ojos al darse cuenta de cómo miraba a Harry – Ni que tuvieras un plan para que vuelvan… - murmuró divertido.

Le lanzó una mirada enojada. ¡Ella no era tan cargante como para idear planes de ese tipo! Aunque… Sonrió rápidamente. ¡Eso era! Necesitaba usar su inteligencia en las vacaciones, ya que las neuronas podrían morírseles sin haberlas aprovechado lo suficiente. Sólo tenía que conseguir un libro, un caldero… ¡Ay, era brillante! Una brillante idea. Podría ayudar a Harry y también ayudarse a sí misma. Claro, dos pájaros de un tiro. Hay que dar para recibir… Y ella iba dar, lo único que tenía era exigir que Harry le devolviera.

-¿Ahora qué te pasa? – volvió a preguntar Ron dándose cuenta de la sonrisa en el rostro de Hermione.

-Nada que te importe – Notó que Harry volvía a concentrarse en sus pensamientos – No sé para qué quieres saber lo que me pasa… Tengo libertad de sonreír cuando quiera.

-Oh, mejor quédate en silencio y déjanos comer en paz. ¿No es cierto, Harry?

-Pues… - dudó en qué decir. Nuevamente tendría que apoyar a Ron o a Hermione – Comamos en paz.

-Está bien – dijo Hermione sin reclamar y tomó el tenedor.

Terminaron de almorzar y Hermione encantó los paños y el detergente para que los trates sucios se lavaran solos. El no tener a la señora Weasley era algo complicado. Había tenido que ir al ministerio para renovar su licencia de varita y no sabían cuánto más iba a tardar. Así es que tenían que arreglárselas en la casa ellos solos.

Harry y Ron decidieron jugar Quidditch. Hermione les dijo que les haría mal jugar después de almorzar, debían reposar una hora o sino podrían enfermarse; pero no le hicieron caso. Fueron a buscar sus escobas y todo lo que se necesitara para un buen partido. La castaña pensó que era el momento perfecto para poner en marcha su plan.

-¿Qué vas a hacer? – le preguntó Ron una vez que ya montaban sus escobas y ella había salido con un enorme libro, pluma y pergamino.

-Leeré… - respondió vagamente.

-Oh, aburrido.

Se sentó en una banca muy vieja que se encontraba en el cobertizo. Desenrolló el pergamino y pensó en aquella poción. La había hecho en su segundo año, mucho tiempo atrás; pero debía acordarse de los ingredientes. Eran varios y muy difíciles de conseguir. Después vería cómo los conseguiría, ahora debía recordar cuáles eran todos los ingredientes que se usaban en la Poción Multijugos. Empezó a anotar vagamente algunos ingredientes y luego buscó en el libro imágenes de los ingredientes, su composición y todo para estar segura que eran esos.

Harry anotó sólo 2 veces y Ron atrapó casi siempre las quaffle. Debía admitir que su amigo estaba mejorando y mucho… Lástima que ya habían dejado Hogwarts y no podría utilizar su ya mejorada habilidad. Los dos sabían que extrañarían mucho los partidos de Quidditch.

A las cinco de la tarde pararon de jugar porque ya estaban un poco cansados. Se acercaron con las escobas en mano a Hermione. Ella parecía no haberse dado cuenta que habían terminado; escribía frenéticamente en el pergamino y de vez en cuando miraba el libro para después continuar de escribir un párrafo. Ron se puso un dedo en la boca como señal a Harry para que no hiciera ningún ruido y el pelirrojo se acercó silenciosamente a la castaña.

-¿Y qué haces? - le preguntó inclinándose detrás de la espalda de la muchacha.

-¡Nada! – Dobló el pergamino lo más rápido que pudo y cerró el libro – Nada, nada… ¿Cómo les fue? – inquirió visiblemente nerviosa.

-Bueno… Bien. Ron cada día juega mejor – respondió Harry extrañado por la actitud de su amiga. Se acercó y tomó el libro que había cerrado. Leyó lo que decía la portada – "Mil y un ingredientes exóticos"… ¿Para qué lees esto?

-Porque me gusta – Se lo quitó de las manos – Yo iré a ver si tu madre llegó, Ron… Sí, eso haré – dijo mientras tomaba el pergamino y la pluma – Hasta después – Y se fue prácticamente corriendo.

-¿Y qué le pasa a ésta? – inquirió Ron señalando con el pulgar la puerta - ¡Es como si estuviera haciendo algo ilegal!

-Tú sabes que Hermione es… rara – no sabía cómo definir aquella reacción de la castaña – Dejémosla tranquila. Seguramente deben ser cosas de mujeres.

-¿Cosas de mujeres? – preguntó sin entender – Somos amigos de casi toda la vida, no puede andar ocultando…

-Cosas de mujeres, Ron. Ellas son muy diferentes a nosotros. ¿Entiendes? Cosas de mujeres – dijo lentamente y el pelirrojo asintió – Ajá, exacto. Nunca la entenderemos.

Entraron a la casa y se sirvieron unos enormes vasos con jugo. La señora Weasley aún no había llegado. Hermione se encerró en el cuarto de Ginny, en donde dormía, y no apareció hasta algunas horas después. Harry y Ron se dedicaron a jugar ajedrez mágico y luego a conversar de cómo le estaba yendo a los equipos regionales de Quidditch en los partidos de la semana pasada.

Eran casi las siete de la tarde cuando la señora Weasley llegó junto con el señor Weasley. Arthur se veía bastante cansado y comentó que había mucho trabajo en el ministerio. La señora Weasley sólo se dedicó a preparar algo rápido para cenar mientras decía lo espantoso que era sacar una nueva licencia de varita: Todo estaba completamente atestado de gente en aquél cuarto tan pequeño.

Ginny llegó a las ocho. Saludó muy alegre a todos –incluso a Harry- y le preguntó a su madre si podía ayudarla con algo. La señora Weasley se negó diciendo que ya tenía casi todo listo y le pidió que fuera a buscar a Hermione.

-No puedo creer que estés estudiando en vacaciones – dijo la pelirroja al ver que leía un enorme libro – ¡Deja eso para la universidad! Entrarás en septiembre y allí tendrás mucho tiempo para leerte todo esto…

-Bueno, me entretengo con estas cosas, como dices tú – Cerró el libro tratando de ocultar el pergamino dentro de él - ¿Cómo te fue?

-Muy bien… Han pasado muchas cosas. ¿Sabías que Colin está persiguiendo a Melinda? Da miedo. Melinda nos mostró todas las cartas que había recibido de Colin desde que salimos de vacaciones – Se sentó a su lado – Después te sigo contando… Hay que cenar.

-Oh, tu mamá llegó. No tenía idea.

-Ron me dijo que estabas muy extraña. Te encerraste desde la tarde. ¿Muy entretenida con tu lectura?

-No sabes cuánto – comentó prácticamente empujando a Ginny de la habitación.

Aliviada bajó las escaleras. Si Ginny supiera lo que tramaba… Tenía que mantener a todos alejados del libro y del pergamino.

OoOoO

Tocaron la puerta dos veces. Ron se estaba poniendo su pijama y no hizo caso. Harry ya estaba acostado y no quería moverse. Nuevamente tocaron. El pelirrojo terminó de ponerse los pantalones y reclamó que era imposible tener un poco de tranquilidad en esa casa. Abrió la puerta de mal humor y se encontró con Hermione.

-¡Mierda, Hermione! – gritó Ron cruzándose brazos para que no viera la gran mayoría de su tronco desnudo – Deberías avisar que eras tú…

-Yo… yo… toqué antes. Es tu culpa de salir así – balbuceó con las manos sobre los ojos – Discúlpame.

-Sí, discúlpame – murmuró yendo a su cama y sacó la parte de arriba del pijama – Me voy al baño a cambiarme – Salió del cuarto visiblemente sonrojado.

-Ya se fue – dijo Harry muy divertido. Hermione se quitó las manos sobre los ojos - ¿Agradable visión la que tuviste?

-Ay, cállate – Estaba abochornada por ver a Ron así… aunque no podía negar que no le hubiera gustado - ¿Puedo pasar? – preguntó como si Harry se fuera a quitar la ropa.

-Claro…

Entró y se sentó en la cama de Ron. Pescó su falda y la tomó fuertemente. Harry también se sentó y la observó confundido. Era raro que estuviera tan nerviosa, aún después de lo que había pasado. Suspiró pensando que ya no había vuelta atrás en lo que estaba haciendo. Lo había meditado mucho y había decidido llevar a cabo su plan, pero ya ejecutarlo era algo muy diferente. Se convertiría en realidad.

-Sé que esto sonará muy extraño, pero… - Lo miró - ¿Tú quieres volver con Ginny, verdad? – Harry sorprendido iba a decirle que no – No me mientas. La forma que la miras… Te delatas solo. Yo sé cómo puedes volver con ella.

-¿Perdón? – Nunca en su vida imaginó tener una conversación de ese tipo con su amiga.

-Yo sé cómo puedes volver con Ginny… Tengo un plan – Se inclinó y siguió en voz baja – Es muy loco. Y créeme que peligroso también. Con lo que planeo, podrás saber si le sigues gustando…

Tosió y trató de analizar cada palabra que decía. Lo único que pensó es que su amiga necesitaba con urgencia ir a San Mungo. ¿Qué clase de plan sería? No podía imaginarse nada… Además que, seguramente, sería algo tan peligroso que se pondría en vergüenza frente a Ginny y a todos los Weasley. Pero debía pensar en otro factor importante: No tenía el valor suficiente para hacer por sí mismo. No podía más. Él, el mismísimo Niño Que Vivió, no sabía qué hacer para estar con su ex novia. Y como respuesta a su tortura, Merlín le mandó a Hermione. ¿Ésa era la ayuda que necesitaba?

-En el caso que estuviera interesado, cuéntame de tu plan – dijo él manteniendo seriedad.

-Pues… - Ahora sí que iba a quedar la grande, lo revelaría – Sería que nosotros tomáramos la poción Multijugos y nos hiciéramos pasar por el otro. Tú serías yo y yo tú – Observó cómo los lentes de Harry se caían un poco debido a la impresión – Tú, siendo Hermione, podrías hablar con Ginny y preguntarle sobre si todavía siente algo por Harry… Sería como una conversación de mujeres. Ella te dirá la verdad. Y yo…

-¿Y tu qué? – preguntó con la voz ronca.

-Pues… Ginny es mi amiga – siguió sin hacerle caso – No hemos hablado de ti hace varias semanas y sería ideal que el tema se tocará. ¿Te das cuenta? Es perfecto. Ella te revelaría los sentimientos que tiene a Harry Potter y no sabría que su amiga Hermione es su amado.

Parpadeó varias veces y su boca se abrió. Se arregló los lentes caídos y movió las manos como si se estuviera ahogando. Volteó el rostro y observó que nadie estaba en la puerta escuchando… Y miró nuevamente a Hermione:

-¡Estás completamente desquiciada! – vociferó Harry sin poder creerlo. Hermione le pidió que hablará más bajo – Eso parece un argumento para alguna telenovela… pero… ¿Te has vuelto loca? Jamás podría hacer eso.

-Harry, piénsalo mejor. Es perfecto. No tendrías que averiguar de una forma muy pública si ella sigue interesada en ti… Es discreto y nadie lo sabrá. Sólo yo – Sonrió nerviosamente – Hoy averigüé todo y ya tengo la lista de ingredientes, la preparación…

-¿Eso hacías mientras nosotros jugábamos? Estás diciendo que me haga pasar por ti… ¿Te parece una petición normal? – Tenía que hacerla entrar en razón – Lo que yo sienta o no por Ginny no justifica que hagamos algo tan vil como esto.

-Mira, Harry, te hablaré en serio – dijo tranquilizándose – Éste plan lo pensé más por ti que por mí. O sea, tú te beneficiarías por lo que ya te he explicado… Me gustaría saber si Ron siente algo por mí más que amistad.

-¿Qué?

-Yo… Quédate en silencio y nunca digas lo que te diré: Me gusta Ron – admitió evitando la mirada de Harry – Pensé que si yo fuera tú, él podría hacer algún comentario que me aclararía las cosas… La verdad estoy muy confundida y…

-¿Te gusta, Ron? – inquirió pensando que era más de lo que podía saber en una noche.

-Si yo le dijera que me gusta y él me dice que no, te juro que… No sé. Es por eso que pensé que podíamos cambiar nuestras identidades por unas horas. Nos beneficiaríamos los dos – Juntó sus manos y casi se pone de rodillas – Por favor, hazlo por mí. Quiero saber si mi sentimiento es correspondido – le suplicó con las mejillas coloradas de vergüenza.

-Pero…

-Es que, Harry, no entiendes. Yo necesito saber si puede haber algo entre nosotros. Me moriría si…

-¿Por qué te morirías? – preguntó Ron entrando al cuarto.

La castaña se quedó muda y Harry miró a Ron como si fuera un alienígena invadiendo La Madriguera. Había entrado en el momento menos oportuno. Ron sólo repitió la pregunta dándose cuenta de la extraña actitud de sus dos amigos.

-Por supuesto que me moriría si no encuentro mi libro – dijo ella no muy convencida – Te juro que no podría vivir sin él. Sería una inculta y sería mi perdición.

-La vida es más que un libro, Hermione. Es una tontería. ¿Y qué nos importa a Harry y a mí de eso? – inquirió el pelirrojo sentándose al lado de ella.

-Claro, para ti la vida es sólo una quaffle, Ro-Ro… - Se levantó – Espero que pienses en lo que te dije Harry – Lo miró enfatizando aquellas palabras - … ya que te agradeceré eternamente que encuentres mi libro. En fin, me iré a dormir. Hasta mañana, chicos – Apenas le lanzó una mirada a Ron y salió prácticamente corriendo.

-¿Y qué le pasa a ésta? – preguntó Ron sin entender su comportamiento – Está más rara de lo normal…

-¿Qué voy a saber yo¿Me ves cara de Hermione Granger? – Apartó la sábana de la su cama – No, porque soy Harry Potter… Mejor me duermo. Estoy muy conmocionado por… el libro de nuestra amiga.

-Desde que Tú-Sabes-Quién todos andan como locos. No puedo creer que te importante tanto un libro… Tal vez sí tengas cabeza de Hermione Granger para pensar eso.

-Buenas noches – Se acostó y le dio la espalda a Ron.

Aquella noche, nuestro Harry Potter tenía mucho que pensar. Una importante decisión que hacer.

OoOoO

Era hermosa. Observó con cuidado como la pelirroja reía por los gestos de Arnold, su Soplido Enano (n/a: creo que así es en español), y seguía acariciándolo. No podía creer que le tenía envidia a ese maldito ser peludo por estar tan cerca de su pelirroja. Bueno, cualquiera estaría celoso hasta de la cuchara con la que come si apenas te mira, te habla o te da señales que sabe que existes. Y pasaba muy seguido que, cuando conversaba con Ron o Hermione en el cobertizo, se perdía mirando como Ginny Weasley jugaba con Arnold, o ayudaba a descontaminar el jardín o hacía lo que fuera que hiciese cerca de su campo visual. Se perdía en la bella cascada pelirroja de sus cabellos, en sus ojos, en sus pecas, en su respingada nariz, en sus menudos brazos, en sus bellas piernas, en sus largas pestañas, en sus labios y en ese cuerpo que…

-¡Por la mierda, Harry! – dijo Ron dándole un golpe en la cabeza para que volviera a la realidad – Le estás mirando partes a mi hermana que no te permitiré que hagas en mi presencia. Sé que eres un hombre, pero, por favor, contrólate sino quieres que te dé una paliza.

-¿Por qué tienes que ser tan agresivo, Ron? – Hermione le lanzó una mirada dura antes de acercarse a Harry, quien se tocaba la nuca adolorido – Le pegaste muy fuerte. Pobre… ¿Te duele mucho?

-Demasiado – Se acordó del verano cuando los dementotes aparecieron el Little Whinging. Esa vez se golpeó dos veces en la cabeza y el dolor se acercaba a esa sensación de sentir el cerebro partido en dos – Para tu información: No estaba observando nada que no se pueda.

-Es mi hermana, desgraciado – masculló el pelirrojo cruzándose de brazos.

Ginny dejó de jugar con Arnold y vio a los tres en el cobertizo. Había escuchado el grito de su hermano y notó que le había pegado a Harry.

-¿Te traigo hielo? – preguntó la castaña poniéndose de pie – Se te ve feo…

-Fue sólo un golpe, nada más – dijo Harry tratando que su amiga dejará de ser tan exagerada – No me va a salir un chichón o algo parecido.

-Ay, Hermione, no sé para qué te preocupas tanto de Harry – habló Ron casi riéndose – Pareces su mamá. Un momento, te pareces a mí mamá.

-Eso es totalmente estúpido – sentenció – Jamás…

Harry no le prestó para nada atención a lo que ya sabía que sería una discusión entre sus amigos. Se volvió a concentrar en la pelirroja. Ginny lo miraba extrañada y frunció un poco el ceño. Arnold empezó a dar saltitos pidiéndole cariño y ella siguió en su tarea de consentir a su mascota. ¿En qué habría estado pensando? Era la primera vez que había pillado a Ginny mirándolo. Creía que la muchacha ni estaba enterada de su presencia en La Madriguera por su lejana actitud. Le gustaría saber qué pensaba sobre él, si aún le tenía afecto…

-… eso no quise decir! – dijo Ron con las orejas coloradas – Lo sabes. Maldita sea, Hermione. Siempre terminas confundiendo todo.

-Sí, yo siempre confundo todo – Su boca se crispó y por un momento Harry creyó que su amiga iba a lanzarse sobre Ron a matarlo – Me gustaría que alguna vez dejes de criticarme…

-¿Criticarte? Oh, entonces lo que tú haces a diario es alabarme.

-… de molestarme, porque realmente es desagradable tener que discutir contigo todos los días del año – siguió crispando aún más su boca por el comentario de él - ¡Me largo de aquí para que sigas siendo un odioso! – chilló antes de entrar a la casa.

-¿Por qué tiene reaccionar así? – inquirió el pelirrojo tratando de aparentar tranquilidad – Es una actitud tan… de mujer.

-Bueno, Hermione es una mujer – Harry torció los ojos – De todas formas, creo que sería bastante bueno que empezarán a controlar su lengua y tratarán de llevarse mejor; al menos en verano.

-Dile eso a la señorita PEDDO, no a mí – farfulló Ron – Ella siempre empieza. Es tan exagerada, tan mandona, tan inquisitiva, tan sabelotodo… Cree que tiene la razón, pero no sabe que yo también puedo tenerla. ¿No te das cuenta? Sólo me hace la vida imposible…

Y con el dolor de su alma Harry admitió que la idea de Hermione no era tan descabellada de todo. Es decir, era desquiciada y digna para una ida al psiquiatra; pero de que iba a funcionar lo haría. Escuchar como Ron decía todo eso de su amiga era lo suficientemente convincente para pensar en cómo juntar a Ron y Hermione. Nadie, ni siquiera Malfoy, podría encontrarle tantos defectos a Hermione. Sólo alguien que no quería admitir que le gustaba la muchacha.

Miró a la pelirroja. ¡Estaba sintiendo celos de Arnold! Estaba desesperado. ¿Y si aceptaba la oferta de su amiga?

OoOoO

La cena había sido distinta. Al menos para Harry. Había estado tan nervioso que por poco se le cae el frasco con sal en el arroz de Ron. Su amigo le preguntaba una y otra vez si se encontraba bien, pero Harry le contestaba distraído. Su mirada pasaba de los señores Weasley, Hermione hasta Ginny. Le rogaba a Merlín que su decisión no fuera la equivocada y que la oportunidad de hablar con Hermione se presentara. Sus plegarias fueron escuchadas muy rápido:

-Necesito que me ayudes a buscar un juego de té, Ginny – le dijo la señora Weasley a su hija cuando recogía los platos – Mañana iremos a ver a Remus y la última vez que fui a Grimmauld Place las tazas estabas todas picadas y el té se te caía… Tiene muchos años.

-¿Cuál juego de té? – preguntó el señor Weasley - ¿El antiguo?

-Por supuesto. Sé que es viejo, pero aún está en buenas condiciones. Después Remus me dijo que se encargaría de comprar nuevas cosas… - Con su varita mandó todos los platos sucios al fregadero – Ah, y Ron, ahora mismo quiero que busques todos los pantalones y camisas que no te queden bien y me los traes.

-¿Ahora? – preguntó con Ron con la boca llena. Hermione hizo un gesto de profundo asco – pero…

-No, no. Ahora, dije. No lo has hecho desde que llegaste y me temo que jamás lo harás – dijo resueltamente – Bien, vamos. Después comen postre, si quieren.

Ron se levantó de la mesa quejándose que aún tenía mucha hambre y Ginny siguió a su madre perdiéndose de la cocina. Arthur Weasley les sonrió a Harry y Hermione y les pidió disculpas, pero tenía que ver cómo romper un hechizo en un televisor muggle. Se fue muy emocionado.

Hermione miró a Harry mientras terminaba de mascar su carne. La muchacha había notado el extraño comportamiento de su amigo y feliz pensaba que se trataba de su proposición.

-Hermione… Quiero hablar algo contigo – dijo Harry viendo que nadie merodeaba por la cocina.

-Soy todo oídos – Juntó sus manos calmadamente.

-Lo estuve pensando y… Tu idea de… la poción… no es tan fuera de lugar como creía – habló atropelladamente – Aunque sea sumamente peligrosa y loca, puede que funcione.

-Hagamos esto rápido, Harry – dijo la castaña inclinándose - ¿El ver que Ginny apenas te mira ni te habla ni te toma en cuenta hizo que aceptarás mi proposición?

-Algo así. Pero… Antes que… cambiemos… Se necesita la poción lista. Y eso demora un mes.

-Déjamelo a mí. La señora Weasley quería que acompañáramos a Ginny a comprar sus materiales para Hogwarts. Es la oportunidad perfecta – dijo esbozando una sonrisa malévola – En un mes estará todo listo.

-Oh, claro. Genial… Entonces en un mes… haremos eso - ¿Por qué se había metido en ese lío? Ya no podía salir.

OoOoO

Julio llegó con mucha rapidez. Los días habían sido muy agradables para Harry, Ron y Hermione. Tal vez el tener que ir a la Academia de Aurors y hacer las pruebas preliminares los habían agotado o que Hermione fuera a la universidad a postularse a medimagia la hizo enojarse por no recordar algunas pociones u otros hechizos. Ése tipo de cosas les habían cortado un poco el panorama de relajo y alegría del verano.

-¡Me ganaste de nuevo! – exclamó Harry poniéndose de pie – Pensaré mejor si vuelvo a jugar contigo… En mi vida te he ganado.

-Eso es porque soy el rey del ajedrez mágico, Potter – comentó Ron riendo.

-Sí, claro… Bueno, iré a acostarme. ¿Vienes?

-No, quiero ensayar una nueva jugada que inventé ayer. Después subo – respondió poniendo todas las piezas en su lugar correspondiente del tablero.

-Vale – Harry subió sin decir nada más.

Subió por la desvencijada escalera de caracol. Le quedaban solo unos cuantos escalones para llegar al cuarto que compartía con Ron cuando sintió algo tomándolo del brazo y lo entró al baño.

Vio que Hermione era su "secuestradora" y le preguntó qué le pasaba para hacerle eso, pero no se escuchó la respuesta al ver que encima del lavatorio había un caldero con un líquido viscoso, verde casi gris y nada apetitoso.

-Terminé la poción multijugos. Podemos beberla ahora – dijo con efusiva emoción la muchacha.

-¿Ahora? – inquirió Harry pensando que ése día sería tan lejano, que nunca ocurriría.

-Sí. Es el momento perfecto para probar si nuestro plan sirve o no.

-Tu plan, dirás – la corrigió con temor.

-Ya, ya, está bien – En el caldero había un cucharón y junto al caldero dos vasos. La castaña tomó uno y lo llenó con la poción multijugos - ¿Listo? – le preguntó poniéndole el vaso en su cara.

-Mmm… No estoy muy seguro – respondió con muchas dudas tomando el vaso.


Notas de la autora: ¡Hola! Y empecé con este nuevo fic… Hace tiempo (diría que más de un año) no tengo ningún proyecto largo que tenga a Harry y Ginny como pareja principal, y creo que éste es el momento. Extrañaba a estos dos como los protagonistas, ya que Ron y Hermione siempre han sido los principales en mis fics… Así que heme acá con una idea bastante loca, como siempre. ¿Qué pasaría si Harry y Hermione "cambiarán" de cuerpo? Claro, pero todo por saber si Ginny gusta de él aún y si Ron gusta de ella. Y usan la poción multijugos porque dudo que exista algo así como de verdad cambiar de cuerpo, algo así como una maldición.

¡Espero que les guste este fic! Ojala me manden todos los reviews que sean posibles para tener su opinión… Para ver si vale la pena continuarlo (además que el lunes 29 de enero es mi cumpleaños xD! Si quieren saludarme, háganlo, estaría agradecida).

Si es que ustedes quieren un próximo capítulo, si es que me mandan reviews y todo… Bueno, sólo les garantizo que se reirán o, por lo menos, se divertirán porque Harry tendrá que saber lo que es estar en un cuerpo de mujer y Hermione cómo comportarse siendo un hombre.

Cuídense muchísimo y besitos, adiós!