CAPITULO I

Una chica Había caminado unas cuantas cuadras, estaba herida y débil, había matado a una mas de una docena de de hombres para lograr escapar, creyó haber acabado con todos, cuando 2 sombras aparecieron detrás de ella, se detuvo al escuchar su nombre, y sintió un horrible escalofrió.

- Victoria, querida, al fin te encontré, el amo estará muy feliz cuando te vea.

Dijo el chico de cabello rubio, con una sonrisa malvada, los dos tipos comenzaron a reír.

-''Ellos de nuevo. '', bufo para si, no pensaba encontrarlos otra vez.

- Lo siento pero eso no pasara, tendrás que atraparme primero.

Dijo muy segura de si, uno de ellos saco una pistola.

-¡Maldición! - dijo.

comenzó a correr, no tenia mas fuerzas para luchar, ellos la perseguían veloces, corría en zig zag entre las calles para perderlos, y sin darse cuenta había entrado a un callejón sin salida quiso escapar pero ellos ya estaban ahí, sus piernas temblaban como gelatina por tanto esfuerzo, pero tenia que enfrentarlos, tome posición de ataque.

- Mira Keni, tal parece que la pequeña ladrona quiere pelear, bien señorita Victoria, sus deseos son órdenes.

Dicho esto el rubio y el otro tipo castaño se abalanzaron sobre ella, dio unos cuantos golpes y patadas con estilo Muay Thai, lanzándolos lejos ya muy lastimados, el chico castaño Keni, arremato contra ella, pelearon, esquivo todos sus golpes y le proporciono unos puñetazos justo en la cara, estaba a punto de darle el golpe final cuando un golpe en la cabeza la hizo caer al suelo, puso las manos para detenerse.

Grito de dolor, la sangre comenzaba a emanar lentamente de la herida provocada en la cabeza y en sus manos, la vista comenzó a nublarse, una pata en el estomago la levanto y quede boca arriba, tocio y un hilo de sangre salió por su boca... el tipo rubio acababa de golpearla con un fierro enorme. Saco de nuevo el arma y le apunto.

-El amo te quiere con vida, pero después de lo que paso, no pienso dejarte vivir, así que... Sayonara.

Dijo riendo, ella solo cerró los ojos esperando el impacto de la bala contra su cráneo. ''Estuve tan cerca''. Pensó.

Cuando de repente escucho un grito, abrió sus ojos rápidamente, y vio caer el cuerpo sin vida del joven rubio, Vio como un chico de cabello rojo fuego y ojos azules acababa ahora con Keni, pudo ver la gran media luna detrás de ese chico en su chaqueta, reconoció ese símbolo.

Trato de incorporarse, pero volvió a caer.

-Ya-gami.

Susurro y lentamente perdió la conciencia.

Trato de abrir los ojos, pero la luz blanca era intensa, escuchaba ruidos de personas y maquinas por doquier, sus ojos comenzaron a enfocarse y se dio cuenta que se encontraba en un hospital.

La imagen de la noche anterior reaparecía, ese tipo era un Yagami, poseedores del poder del Orochi, ese chico... Salvo su vida.

Tenia que salir de allí, desconecto las maquinas a la que estaba conectada, tomo las ropas y sus pertenencias que había traído consigo y se marcho del lugar, sin ser vista por nadie.

No sabia donde estaba, camino por las calles, la gente le parecía extraña, ''¿Así se sentía estar afuera?'', había pasado toda su vida encerrada, siendo victima de esos bastardos y sus experimentos, estaba muy distraída, perdida en sus pensamientos cuando choco contra alguien y cayo al suelo.

-Lo siento.

Se disculpo apenada, miro hacia arriba y vio una chica de cabello largo y castaño, con un vestido rojo y una cinta blanca en su cintura, esta la miro y parecía enojada.

-¡Fíjate por donde caminas basura, largo de mi vista!

Agacho la cabeza, ''¿por que tengo que ser tan descuidada?''. La chica la miraba impaciente.

-¿Por que te quedas ahí? Vete a casa, antes de que me arrepienta y decida darte una lección.

La miro a los ojos, aun en el piso.

-¿A a... casa? -Tartamudeo.

- Si niña, ¿acaso eres sorda?

-Yo no.- trago saliva -Yo no tengo casa...

La chica me miro sorprendida. Y después suavizo su expresión.

-¿Como que no tienes casa?, ¿Tienes algún familiar?

Negó con la cabeza, la chica le tendió la mano para que se levantara, esta acepto la ayuda y se puso de pie. Le sonrió alegremente, nunca nadie le había sonreído así en mucho tiempo, la jalo y comenzaron a caminar rápido entre la gente.

-Chica es tu día de suerte, ahora vivirás conmigo, Te encantara mi apartamento ya lo veras y conocerás a las chicas. Por cierto soy Shiranui Mai ¿y tú?

-Victoria, Victoria Vega.

Y así se dirigieron a su casa, entre la multitud, y Victoria se sentía feliz, feliz por estar afuera, feliz por ser libre y feliz por conocerla a ella.