Hola a todos! Esta vez os traigo un fanfic de YulieAna, llamado "Swords and High School" en el original. Espero que los disfrutéis mucho!
Prólogo
Todo comenzó el primer año de instituto, cuando se anunció que dos de los mayores enemigos de la historia de la ciudad de Karakura iban a unirse: dos institutos muy prestigiosos se convertirían en uno solo y sus directores trabajarían juntos en esa zona de guerra. El último curso acababa de empezar, pero en el ambiente no se notaba nada de emoción. El aire se hizo totalmente pesado por la ansiedad que se notaba.
Mientras los alumnos mostraban sorpresa, confusión y resentimientos por tener que convivir junto al enemigo, los dos directores bebían sake, en sus oficinas. No, no era el comienzo de una larga amistad; se trataba del símbolo de una tregua, cuyo objetivo era descubrir qué grupo estallaría antes. Sousuke Aizen y Kisuke Urahara se miraron y sonrieron secamente. Que empiece el juego.
Capítulo 1
- ¡Míralos! ¡Esos cabrones se creen mucho!- saltó Ichigo, fijándose en el grupo que había al fondo de la cafetería- ¿Cómo se llamaban? ¿Espadas? Suena a título de película mala de kung fu- él y Renji dejaron escapar unas sonoras risotadas, que captaron la atención de todo el mundo.
Los Espadas, tal y como sus rivales se llamaban a sí mismos, finalmente se dieron cuenta del alboroto y miraron a su alrededor, hasta que vieron una mata de Pelo Naranja y Tatuajes hablando en voz alta y girándose hacia ellos. Había dos chicas, además. La pelirroja de gran pecho permaneció callada y escuchó, mientras que la morena delgada se unió a la conversación, emocionada.
- Después de tanto tiempo, ¿te das cuenta ahora?- rió Rukia- Suena igual de mal que Shinigamis. No puedo creer que forme parte de tu grupo.
Antes de que Ichigo pudiera dar una respuesta brillante, Renji lo interrumpió.
- Oh, vamos, no está tan mal. La rivalidad es mejor si tenemos buenos nombres…
- ¡Pues ese nombre siempre os está metiendo en problemas!- le molestó ella.
- Oye, no es nuestra culpa que ellos siempre quieran pelearse con nosotros…
- ¿Ellos? ¿Y qué hay de esa vez en la que os marchasteis en medio del descanso para comer, sólo para ir a su instituto y, supuestamente, defender mi honor?
- Nnoitra estaba tocando demasiado las narices. No me gustó cómo hablaba de ti- dijo Ichigo- Tú puedes ser tan fuerte como cualquier chica de su grupo.
- Estoy segura de que les hiciste cambiar de opinión.
- Tal vez no, pero al menos les dimos una buena advertencia.
- A juzgar por vuestras heridas y cortes…- rió Rukia, con un ligero toque de sarcasmo en su voz.
- Eres una pesada…- dijo Ichigo, medio en serio, cogiéndola por los hombros y abrazándola.
Orihime se giró, dejándoles un momento de intimidad y pensando en aquel grupo que había unas cuantas mesas más al fondo. "Dientes grandes con parche" estaba diciéndole algo a "Gafas con pelo rosa de lejía". Una chica muy guapa con mucho pecho y mechones largos y ondulados estaba al lado de "Parche en el ojo", mirándolo de reojo. Nnoitra, Nel, Szayel. Los había visto bastantes veces, pero nunca habían intercambiado más de dos palabras. Lo único que sabía de ellos era que Nnoitra solía comportarse como un cerdo chovinista, Nel era su novia y Szayel era el presidente del club de ciencias. A parte de eso, durante los últimos cinco años su relación con ellos no había ido más allá de una constante lucha académica, deportiva, ególatra y de miradas. Los chicos de cada grupo eran los mejores en sus respectivos clubes de kendo y siempre competían entre ellos. Como consecuencia, las peleas fuera del instituto resultaron inevitables. Lo peor de todo era que cada vez iban a peor y no podían compararse en absoluto con las peleas "amistosas" del kendo. Todos utilizaban espadas de verdad y a veces acababan heridos, lo que le preocupaba aún más.
Orihime estaba tan profundamente centrada en sus pensamientos, que ni siquiera se dio cuenta del punki de pelo azul girándose para mirarla, antes de golpear suavemente con el hombro al chico que había a su lado. Finalmente, cuando un par de ojos verdes se encontró con los suyos, salió de su trance. El chico siguió mirándola, sin apartar la vista. Era pálido y delgado, con el pelo negro un poco largo, aunque no más allá de sus hombros y completamente liso, con las manos en los bolsillos y una expresión de total indiferencia. A pesar de ser el más pequeño del grupo, conseguía mantener ese aura de autoridad a su alrededor. Ulquiorra. Orihime pestañeó dos veces y se giró, avergonzada. Nunca cambiaría. Siempre tan desinteresado, sin sacar las manos de los bolsillos.
- Creo que por fin nos han visto- escuchó a Ishida, acercándose por detrás.
- Sí- añadió Renji, girándose hacia Orihime- Tu novio por fin nos está prestando atención.
Ella se sonrojó notablemente.
- ¡No es mi novio!- gritó con nerviosismo.
No es mi novio. Eso ni siquiera es gracioso como chiste. ¿Cómo podría salir con alguien como él? Es frío como el hielo.
A Orihime llevaba gustándole desde segundo de secundaria y todos se habían dado cuenta, menos él. Por supuesto que no se había dado cuenta. No se había fijado en ninguna otra chica desde que Rukia se transfirió a su instituto junto a su primo Renji. Entonces, surgieron los Shinigamis. Rukia, su rival, su amiga. A pesar de todos sus esfuerzos, después de darse cuenta de que Ichigo jamás la vería igual que a Rukia, Orihime optó por rendirse. Pasó un verano terrible, llena de celos y lamentos, suplicándole a Dios y a ella misma poder dejarlo marchar. Después de tres meses de lágrimas y autocompasión, empezó a sentirse mejor. Además, los cada vez más habituales encuentros con los Espadas llenaban cada vez más su cabeza, junto a otras cosas.
Durante una de esas peleas, conoció a Ulquiorra. A diferencia de Grimmjow y Nnoitra, él no luchaba a menudo y prefería observar el combate a un lado, con su gesto habitual de guardarse las manos en los bolsillos. Sin embargo, las pocas veces que peleó mostró una fuerza y una delicadeza que sólo él poseía.
Una noche especial luchó contra Ichigo y la pelea duró mucho más de lo habitual. Ambos acabaron sangrando y agotados. Finalmente, después de darse cuenta de que jamás acabarían, decidieron dejar la pelea en tablas, hasta que llegase la revancha. Como siempre ocurría, Orihime había llevado lo necesario para llevar a cabo los primeros auxilios. Mientras le vendaba el brazo a Ichigo y Rukia le sermoneaba con su "la seguridad es lo primero", Orihime vio a Ulquiorra bajo un árbol, a muy poca distancia de ellos. ¿Por qué nadie lo ayuda? ¿Acaso no son amigos? Su compasión finalmente se apoderó de ella y, después de haber recuperado ese entusiasmo, cogió vendas, desinfectante, le dijo a Rukia cómo cuidar de Ichigo y, para sorpresa de todos, se dirigió a donde estaba Ulquiorra.
Él al final se dio cuenta de que había alguien a su lado y abrió los ojos, encontrándose con los de ella.
- ¿Qué quieres?- preguntó, sin importarle.
- Estás sangrando. ¿Por qué no hay nadie ayudándote?
- Eso no es asunto tuyo.
Ella suspiró.
- Si los demás no te ayudan, lo haré yo.
- Guarda eso para tus amigos- replicó él, fijándose en las vendas.
- Mis amigos están bien- contestó ella, sentándose a su lado.
Para su total sorpresa, ella le cogió la muñeca sangrante y empezó a vendársela.
- ¿Qué estás haciendo?- preguntó él, sin alterarse.
- ¿A ti que te parece? Estoy curándote.
- ¿Por qué?
- Porque estás herido y quiero ayudarte.
Aunque sus palabras le sorprendieran, él no lo mostró. Qué chica más rara. He hecho que su estúpido amigo esté herido y ella está aquí, ayudándome. Cerró los ojos y apoyó su cabeza contra el árbol. Ella trabajaba con rapidez y su tacto era muy suave, como si se estuviera esforzando por no causarle más dolor. Como si hubiera escuchado lo que pensaba, ella habló.
- Cuando sea mayor, quiero ser médico, para poder ayudar a la mayor cantidad de gente posible. Tal vez también pueda curarte a ti, algún día.
- Ya lo estás haciendo- contestó él, sin mirarla.
- Es verdad, pero todavía no soy médico. Sólo sé hacer esto porque mis amigos siempre acaban heridos.
Él siguió sin decir nada. Era tan rara; no podía comprender por qué estaba haciendo eso por un "enemigo". Aunque los Espadas fueran un grupo, no eran amigos de verdad. Sus heridas sólo le importaban a él, igual que los demás sólo se preocupaban de sí mismos. Ulquiorra siempre había sido un soldado más.
- ¡Ya está!- le interrumpió sus pensamientos. Ulquiorra abrió los ojos y se fijó en la venda tan perfecta. Ha hecho un buen trabajo- Aunque tal vez debería verte un médico de verdad- añadió con una pizca de preocupación en su voz.
- Estoy bien. Con esto es más que suficiente- se levantó, preparado para marcharse.
- ¿Estarás bien solo?
- Por supuesto- se giró y empezó a alejarse de ella.
- ¿Cómo te llamas?- le preguntó ella.
Él se detuvo y giró la cabeza hacia un lado.
- Ulquiorra.
Después de ese incidente no habían vuelto a hablar, pero ella tenía la extraña sensación de que él la observaba. Esa sensación se volvió realidad cuando sus amigos también lo notaron. Encima, para colmo, empezaron a burlarse de ella por eso y a él lo llamaban "su novio".
Las carcajadas de sus amigos llamaron su atención. Ichigo se reía por algo que había dicho Rukia. Orihime sintió una punzada en su corazón al mirar a su primer amor, pero no le dolió tanto como antes. Por fin había empezado a olvidarlo. Cerró los ojos y dejó escapar un profundo suspiro. Suficiente.
Ulquiorra se sentó tranquilamente en su mesa, mirando a la nada y fingiendo escuchar a Grimmjow, mientras hablaba de sus últimos intentos de disputa. El loco no se callaba. Le daba igual cómo quisiese Grimmjow darle una paliza a Kurosaki; llevaba odiándolo desde que perdió contra Kurosaki en una de esas peleas callejeras y éste le hizo una cicatriz. Sin embargo, la herida no le había dolido tanto como su orgullo herido.
Las peleas callejeras no tenían nada que ver con las competiciones de kendo normales. No había medidas de seguridad, supervisión adulta ni espadas de madera. Las espadas eran de verdad y las reglas no existían. Era peligroso e ilegal, pero a nadie le importaba una mierda. Las luchas probaban su fuerza y les proporcionaban altas dosis de adrenalina. Para ellos, era la única manera de construirse un personaje, un guerrero. Y, desde la última batalla, Grimmjow no había hablado más que de cómo pensaba ganar a Kurosaki en la ronda siguiente. Sin embargo, a diferencia de Grimmjow, cuyo deseo de lucha no hacía más que crecer, el de Ulquiorra sólo se reducía cada vez más. Una simple muestra de fuerza no significaba nada para él; quería algo más. Ulquiorra suspiró. ¿Cuándo va a sonar la campana?
Cuando se abrió la puerta, hubo una explosión de risas. Él giró la vista en esa dirección y divisó un haz de pelo rojo y un rostro familiar. Orihime Inoue. Entró en la clase sonriendo y hablando con todo el mundo, seguida del chicazo de su mejor amiga, cuyo nombre no recordaba. La observó girándose y dirigiéndose a su mesa. Cuando sus ojos se encontraron y ella se dio al fin cuenta de que estaban en la misma clase, se detuvo durante apenas un instante y se sentó en la mesa que le correspondía, justo delante de la suya. Antes de sentarse, volvió a girarse hacia él y le saludó ligeramente con la cabeza, antes de darle la espalda.
Esto ha sido sorprendente. Sabiendo la enemistad que hay entre nuestros grupos, sólo ha dudado un segundo. Qué chica tan fuerte.
- Vaya, qué tenemos aquí…- dijo Grimmjow, a viva voz- Quién iba a decirnos que estaríamos en la misma clase que su princesa.
Ulquiorra vio cómo los hombros de la chica se tensaban ligeramente al escuchar a Grimmjow, aunque no hizo nada más.
- ¡Oye! Estoy hablando contigo, chica- Grimmjow se acercó a ella y golpeó su mesa con las manos, haciéndola saltar de la sorpresa- ¿No has tenido mucha suerte al acabar en la misma clase que nosotros?
Orihime tembló y se preguntó hasta dónde llegaría. Tenía que ser un farol. ¿Cómo iba siquiera a pensar en pelearse con alguien, habiendo tanta gente alrededor? No voy a dejar que me intimide. Se giró hacia él, con una sonrisa brillante.
. Oh, hola Grimmjow. ¿No estás emocionado con el nuevo curso? ¡Yo también! El verano se me ha hecho muy largo y he echado de menos a Tatsuki, porque no hemos podido vernos muy a menudo. Pero ahora podremos estudiar juntas, comer juntas y…- continuó ella, hasta que Grimmjow empezó a mostrarse bastante sorprendido. ¿De qué coño está hablando? ¿Es que es idiota?
- ¡Cierra la boca! ¿Estás riéndote de mí o algo así?- se inclinó más hacia ella, ignorando las miradas clavadas en ellos- Será mejor que tengas cuidado, chica. Kurosaki no está aquí para…- se acercó tanto a ella que Orihime tuvo que echarse hacia atrás.
- Grimmjow…- los dos se giraron sorprendidos, al escuchar la voz de Ulquiorra- Estás llamando demasiado la atención, para tu propio bien- dijo Ulquiorra, calmado.
Grimmjow lo miró.
- ¿Qué coño te pasa, tío? Sólo estoy divirtiéndome.
- Estás haciendo el imbécil. Lo último que necesitamos es que parezcamos acosadores de mujeres.
- ¿Acosadores? Ella también se está divirtiendo, ¿a que sí, chica…?- Grimmjow se acercó todavía más a ella y esa vez le agarró del hombro.
A Ulquiorra no le gustaba nada repetirse. Antes de que Grimmjow pudiese hacer nada más, Ulquiorra se levantó, le cogió el brazo con el que había agarrado a Orihime y, sin mediar más palabras, lo arrastró hacia fuera. En cuanto salieron de la clase, Ulquiorra lo soltó.
- Escúchame muy bien, Grimmjow- Ulquiorra le habló con su tranquilidad letal- No nos metemos con las chicas. Puedes hablar con ella, hasta discutir con ella, pero no vas a tocarla. ¿Queda claro?
Grimmjow se sorprendió con la reacción de Ulquiorra. ¿Cuál es su puto problema? Si ni siquiera la he tocado.
- ¿Y quién va a pararme? Por lo que a mí respecta, todos y cada uno de los amigos de Kurosaki, son mis enemigos.
- No todos- dijo Ulquiorra de inmediato, lamentándolo al momento.
Grimmjow lo miró fijamente y sonrió al darse cuenta de lo que ocurría.
- Oh, ya lo entiendo- contestó al fin- La quieres para ti. ¿Verdad, cabrón ambicioso?
Ulquiorra entrecerró los ojos, pero no añadió nada más.
- Sé lo que pasó después de esa pelea con Kurosaki. Los rumores vuelan- Grimmjow sonrió todavía más- No sólo te vendó la mano, sino "también" el cerebro.
- ¿Qué quieres decir?- preguntó Ulquiorra, sin mostrar ni una sola emoción.
- ¿Todavía no lo entiendes?- Grimmjow se puso serio- Si crees que no nos hemos dado cuenta de que la miras, eres idiota. Imagínate el resto- y, con esas palabras, volvió a la clase, dejando a Ulquiorra solo en el pasillo.
Las palabras de Grimmjow siguieron sonando en su cabeza, mientras clavaba la vista en el suelo. Aunque normalmente no compartiera su opinión con Grimmjow, esa vez sí que sucedió. Él tenía razón, era un idiota.
Continuará
Hola a todos! Bueno, aquí os traigo un nuevo fic UlquiHime a tope. Qué os ha parecido? El primer capítulo ha sido corto, pero bastante claro. Vaya, vaya, así que ya desde el minuto 1 hay algo entre Ulquiorra y Orihime. Me pregunto qué pasará ahora que Ulquiorra se ha dado cuenta de lo que ocurre y qué será de la pobre Orihime rodeada de tantos lobos. Espero que os haya gustado y espero poder subir cuanto antes el siguiente capítulo. Un beso!
