Demonios

Prólogo

« ¿Qué será de ese ángel sin alas que lo eleven? Le arrancaran el alma a mordiscos al igual que su inocencia. »

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—Boomer —susurre bajito.

— ¿Sí, amor? —su voz era fría, como el aire en un día de invierno.

Sentí una punzada de dolor en mi pecho. Algo caliente escurría por mi frente. Mi cabeza daba punzadas de dolor.

—Tengo frío —me costaba decir las palabras, el solo hablar era sentir papel de lija pasando por mi garganta; la cual estaba completamente seca.

Besó mi mejilla y se alejó diciendo que volvería con algunas mantas.

No perdí tiempo, y con mucho esfuerzo, llegue a la ventana; tambaleando y con mis piernas amenazando con dejarme caer cada dos pasos que daba. La abrí sin hacer mucho ruido, para que no escuchase.

Saqué una pierna, tanteando un lugar donde apoyarme para no caer, era difícil puesto que todo estaba mojado y resbaloso. Cuando ya había sacada la mitad de mi cuerpo, mi pie resbaló y provocó que callera. Impacté el suelo de espalda, haciéndome soltar todo el aire junto con gemidos de dolor, me retorcí entre fango y hojas, además de sangre; mi sangre.

Las gotas de lluvia golpeaban en mi rostro y cuerpo como filosas y mortales agujas, capaces de atravesarme.

Trate de levantarme más no podía, estaba muy mareada y adolorida como para caminar. Giré sobre mi cuerpo y comencé a arrastrarme, siendo la única opción al no poder pondere de pie. Todo mi cuerpo estaba gritando en dolor, partes que no sabía que podían doler, dolían como el mismo infierno y más. Pero eso no impediría que intentase escapar; debía alejarme.

Sentí algo clavarse en mi pierna, la llama del dolor se disparó en toda esa zona. Parecía cómo garras queriendo rasgarme o arrancarme la piel.

Comencé a gritar incapaz de poder hacer algo más para defenderme.

— ¿A dónde vas, amor? —solo pude oír el susurro de las palabras acompañado de una risa amarga.

Tiró de mí arrastrándome devuelta. Mis manos se enterraron en el fango, desesperada, buscando algo de dónde agarrarme o sostenerme para que no me llevase con él.

El dolor en mi pierna aumentó. Sentí un dolor sordo en mi espalda. Aspiré el olor a lluvia, fango y sangre antes de que todo se volviera negro.

Mi cuerpo estaba adolorido y sentía mis ojos pesados, estaba cubierto de un líquido viscoso. Sangre. Todo mi rostro estaba cubierto por sangre, el cual ardía por los cortes.

—Veo que ya despertaste.

Boomer se encontraba frente a mí, pálido como si fuese un fantasma.

—Tú… tú… tú —tartamudee, quería hablar, más no podía.

Mis oidos se llenaron de una risa amarga y fría.

— ¿Yo qué?; Querida —era claro que se estaba burlando de mí.

Se escuchó el sonido de pasos acercarse, ahora eran dos figuras difusas. Las tinieblas penetraban a los bordes de mis ojos.

—No te preocupes, todo va a estar bien —habló la segunda figura, con voz suave y fría, como el roce de un cuchillo—. Pronto, muy pronto, todo habrá acabado.

La lluvia ya solo era un zumbido vago en mis oidos. Alguien reía a lo lejos.

Vi el reflejo de la hoja de un cuchillo. Una de las figuras lo sostenía en alto.

—Cierra los ojos, esto te dolerá; mucho.

Sentí un dolor hueco en mi pecho.

Afuera la lluvia caía con fuerza sobre el tejado, como si el cielo llorase de furia. El cielo tronó como un grito desgarrador. Alguien soltó un grito ahogado a lo lejos.