Discraimer: Obviamente Amour Sucré y ni sus personajes me pertenecen a mí, sino a ChiNoMiko y es distribuido por Beemoov.
Capítulo 1: Prólogo.
[POV Sucrette]
─¿Volver? Nunca pude creer que sería tan difícil ─me decía a mí misma mientras empacaba mis últimas cosas.
Mis padres se habían divorciado, la razón por la cual me tuve que ir de la ciudad, hacía otra. Mi papá se había casado con una mujer, muy linda de por cierto, no era como las madrastas que solían estar en los cuentos de hadas, ella era diferente, me trataba bien… Bueno… tengo que aclarar que sentí celos de ella cuando había llegado a la familia, pero después me acostumbré.
¿Qué ha pasado conmigo?, Bueno pues me corté el pelo y lo teñí… ¡Ah! También mis pechos se desarrollaron más… Y no, no fue por obra del bibidi-babidi-bu, sonará muy a lo Ámber, pero en realidad mi papá me había regalado una cirugía de pechos, ¡Al fin dejé de ser plana!
Escuché la bocina del auto, me asomé por la ventana y vi que era mi papá tocando la bocina del auto, haciéndome una seña con la mano para que saliera. Terminé de empacar lo demás, cerré la maleta y la bajé de la cama.
─Volver a empezar ─suspiré, diciendo esto último salí de la habitación y baje las escaleras.
Era extraño ver la casa vacía. Sí esa era la misma casa, en la cual yo había vivido casi toda mi vida, antes de llegar al Sweet Amoris.
Salí de la casa, cerrando la puerta con la llave. La esposa de mi papá, Amelia, bajó del auto y tomó mi maleta, para guardarla en el baúl del coche. Cuando cerré la puerta, me giré, ahí en la casa del frente estaba mi amigo, Viktor. Lo miré con una sonrisa triste y le hice seña de adiós con la mano, el cual me respondió con una sonrisa y también una seña de adiós.
─Sucrette, puedes dejar a tu noviecito, ya tenemos que irnos, además ¿Para qué te despides, si de seguro hablarás con él por teléfono? ─decía mi papá un poco molesto.
─Sí, papá ─conteste, para luego subirme al auto.
Amelia también se subió al auto, pero ella en el asiento del copiloto. Cuando el auto empezó a moverse, me sentí extraña, como una sensación de un nudo en mi estómago, me volvería a encontrar con mis amigos, no sé si Debrah haya vuelto al Instituto, espero que no, porque ahí si le pego sus golpes
[POV Narrador]
Los ojos azules claros de Sucrette, veían por la ventana del auto como se iban alejando de la ciudad. Era un día nublado, frío y lluvioso, típico de la época entre noviembre/diciembre. La joven tenía ya su lista de qué hacer desde que llegará a la ciudad. En primero iría a pasar tiempo con su madre, también iría a comprar ropa y algunas cosas escolares, pero sobre todo lo que más quería era pasar tiempo con su madre, aunque sean cinco minutos. Ahí Sucrette recordó como era que se había separado de su madre. Una lágrima salió por sus ojos, de inmediato se la limpió. Se colocó sus audífonos y se puso a escuchar música, haciendo su mundo de fantasía, mientras miraba por la ventana, como si una oveja gigante iría aplastando todo a su paso.
[POV Castiel] Era un domingo común y corriente, un día más ¡Sí! –nótese mi sarcasmo-. En fin, estaba en la casa de Lysandro, pues la mejor excusa era ir a ensayar por la mañana, para así quedarme el día entero metido en su casa, para comer. Después de todo la casa de Lys, tenía un gran patio con césped, y así llevaba a Demonio, para que fuera a jugar o a hacer cosas de perros, además a Leigh le fascinaba que mi perro estuviera metido todo el día con él. Lysandro y yo estábamos hablando sobre cualquier cosa que se nos viniera a la cabeza, en este caso, -como era de saber de Lys- Conejos, blancos, peludos y simples conejos, los atropellan todo los días y hasta comen carne de ellos, ¿Por qué carajos eran interesantes unos conejos?, pero bueno, como estaba aburrido y no tenía más nada de qué hablar, conejos, fue el mejor tema de conversación. En eso Rosalya, salvajemente aparece.
─¡Tú y tú! ─decía señalándonos a Lysando y a mí─ ¡Leigh los llama así que vayan o si no los mandaré a palazos!
