AVATAR: THE LEGEND OF KORRA, NO ME PERTENECE.

Este fic transcurre en el siglo XXI, donde no hay ningún tipo de maestros control. Historia completamente alejada del universo Avatar.

¡Hola! Esta es una idea que se me acaba de ocurrir. No suelo hacer muchos fics ambientados en la actualidad, pero estoy decidida con éste. Espero que les guste y que me digan que opinan de este primer capitulo.
¡Saludos!


La joven de dieciséis años, Korra Komori se detiene en la gran puerta de metal. Observa el largo pasillo, lleno de todo tipo de vegetación a su lado, que la conduciría a su nuevo colegio. El prestigioso colegio Sato.
Toma una respiración profunda antes de entrar.
Camina mientras no puede dejar de notar la belleza de ese lugar. Todo estaba impecable.
Luego de unos pocos minutos, atraviesa la segunda puerta, la que la conectaba con el colegio y edificios.

Hizo unos pocos metros más, y algo la derribó. Miró hacia su costado y supo que no era algo, sino más bien alguien.
– ¡Lo siento! – dice la joven que la derribó mientras se incorpora. Le da la mano a Korra y ella le sonríe, mientras se levanta.
Observa a la chica. Debía tener su misma edad, tal vez un año más. Su pelo corto color castaño le sentaba bien y sus ojos eran de un bello color miel.
– ¿Te lastimé? – pregunta preocupada la joven – soy una tonta, lo que pasa es que llegaba tarde a mis clases y empecé a correr.
–Tranquila, estoy bien – dice con una sonrisa la morena.
–Soy Jinora, por cierto – se presenta la joven, dándole la mano.
–Korra, Komori Korra – estrecha su mano.
– ¡¿Tú eres la nueva?! – grita de emoción por poco.
–S-Si – responde un tanto avergonzada – ¿Como lo sabías?
–Todas nos conocemos de pequeñas aquí – explica con una bella sonrisa la joven – por eso, cuando viene alguien nuevo es noticia en todos lados.
Las campanas suenan y la chica de tez blanca deja salir un pequeño grito.
– ¡Ahora si llego tarde a clases! – levanta sus cosas del suelo y se larga a correr – ¡Adiós! ¡Fue un placer!
–Lo mismo digo... – susurra sacudiendo su cabeza.

Sigue caminando hasta entrar al enorme edificio. Se dirige al escritorio y pide hablar con la decana. La secretaria la guía hasta la sala y ella toma asiento.
Luego de algunos minutos, la dejan pasar. Entra a la oficina y la observa. Todo era muy correcto.
–Usted debe ser la señorita Komori Korra ¿Verdad? – pregunta la señora de tez blanca y pelo negro, detrás de su escritorio. La morena asiente y ella sonríe – tome asiento por favor. Voy a informarle lo básico de este colegio.
Ella hace caso. Se sienta y observa uno de los tantos diplomas y reconocimientos que tenía la mujer colgados en su pared.
–Las reglas aquí son muy simples – explica la señora – Tienes tiempo hasta las ocho para desayunar, ya que las clases comienzan a las nueve y media. El almuerzo se sirve en la cafetería después del mediodía. La cena se sirve en el comedor, a las nueve en punto. Debes ser puntual en la cena, ya que es el momento en que cenan todas las estudiantes. Si llegas tarde, no podrás comer. Puedes ir por los alrededores del colegio, pero recuerda que la segunda puerta de metal se cierra a las siete. Si no llegas a esa hora, tendrás serios problemas.
Korra asiente mientras escucha atentamente.
–No es normal que alguien entre a casi mitad del año, pero espero que te esfuerces para aprobar todas las materias, de otra forma tendrás que quedarte en el curso de verano, mientras que las demás chicas ya están de vacaciones.
–Le prometo esforzarme al máximo – dice la morena.
–Eso es todo – dice la mujer – tu habitación es la 304. Tus cosas deberían llegar en cualquier momento. Por ahora, puedes recorrer los alrededores o ir al bosque, tienes tiempo libre.
Korra agradece y se levanta.

La morena sale de nuevo y camina por los alrededores. Los caminos estabas rodeados de arboles, y estos conectaban a un bosque, con un lago al costado.
Decide explorar y camina hacia los bosques, que estaban bajando la colina. Admiraba los arboles de otoño, los cuales dejaban caer sus hojas secas, de diferentes tonalidades de rojo.
Se sienta en la orilla de un lago y lo observa durante horas.
Mira al cielo y sus ojos se abren de repente, sorprendida. Estaba oscureciendo. Eso quería decir que debían ser cerca de las seis o siete de la tarde. Las puertas se cerrarían pronto.

Se levanta y comienza a correr a toda velocidad, aunque le costaba recordar el camino de vuelta. Atraviesa varios árboles y oye el crujir de las ramas y hojas cuando las pisa. Mira hacia atrás, para asegurarse de que no estaba pasando por el mismo lugar varias veces. Vuelve a voltear su cabeza, pero ya era tarde. Segundos después choca contra alguien y cae al suelo.
Toca su cabeza suavemente mientras gruñe. Abre sus ojos y su respiración se corta al ver a la joven frente a ella.
Una joven de tez blanca. Parecía mayor que ella. Su cabello negro era largo y finalizaba en pequeñas y perfectas ondas.
La joven se levanta y Korra hace lo mismo.
–L-Lo siento – dice, un poco nerviosa.
La joven frente a ella la mira y Korra nota sus hermosos ojos color verde.
–Vaya, Vaya ¿Que tenemos aquí? – sonríe con picardía y Korra no entiende el porqué – Una linda muñequita.
La morena abre sus ojos como platos. Definitivamente no esperaba eso.
La joven comienza a caminar lentamente hacia ella y Korra retrocede. Choca contra un árbol y comienza a respirar en forma agitada.
Observa como la chica de tez blanca se acerca aún más a ella. Apoya sus brazos por encima de su cabeza y se inclina hasta quedar a pocos centímetros de su boca.
El corazón de Korra latía a toda velocidad. No entendía lo que sucedía. Quería escapar, pero su cuerpo estaba adormecido. No podía moverse.
La joven dirige su mano hacia ella y retira un mechón de pelo de su cara.
Korra siente como un rubor se forma en sus mejillas.

El ruido de las campanas asustó a ambas chicas. La de pelo negro se separa un poco y Korra aprovecha para salir corriendo.
Sus pies daban largos pasos, mientras su corazón aún no lograba calmarse, sentía que se le iba a salir del pecho.
Ve a lo lejos como las puertas aun estaban abiertas. Corre con todas sus fuerzas. Cuando pasa, se da cuenta de que faltaba media hora más para que las cerraran.

Suspira y entra al edificio. Apenas lo hace, encuentra a la decana.
–Me alegra encontrarte aquí – dice acercándose y Korra no sabía porque quería hablar con ella. ¿Había hecho algo malo? No, era su primer día – hay algo que debo notificarte. Por error la habitación que te asignamos ya estaba ocupada por dos chicas. Tú apenas estas en primer grado, y no hay nadie de tu mismo año que este libre. Todas tienen pareja. Solo hay una habitación disponible, pero es con una chica de tercero. Es todo lo que te podemos ofrecer. De todas formas, el cuarto está en el mismo piso.
–No tengo ningún problema con eso – dice la morena rascando su nuca – solo necesito un lugar para dormir.
–Bien – asiente con una sonrisa la mujer y le entrega una llave – tu habitación es la 300. Tus cosas ya están allí.
Korra toma la llave y agradece a la mujer. Sube las escaleras hasta el tercer piso, donde estaban las habitaciones desde el 300 hasta el 400.
Camina por el pasillo, buscando su habitación. La encuentra al final de este.

Gira la perilla y abre la puerta. Se encuentra con una joven de espaldas, abriendo y mirando una prenda que reconoció como suya. Estaba revisando su maleta.
– ¿Qué crees que haces? – interroga algo molesta.
La chica se levanta y suelta la prenda. Da media vuelta y la morena se queda sin habla nuevamente. Era la chica con la que había chocado minutos atrás. La que se acercó peligrosamente a ella.
–Nos volvemos a encontrar – dice con una sonrisa malvada – soy Asami, tu compañera de cuarto.