El rugir de la lluvia tan solo contribuía a hacer el ambiente de la habitación de Keiko aún más calmado, más tranquilo.
Rara vez conseguía pasar así el rato; sentada en su cama espalda en la pared y básicamente estando con el ordenador haciendo lo que le viniera en gana. Siempre, si no era una cosa, era otra. Ahora ir a inglés, ahora a estudiar, ahora al psicólogo… Sus semanas eran una simple monotonía rutinaria, de la cual se quejaba constantemente en esa última actividad a la que iba – el psicólogo. La psicóloga, de hecho. Que si tienes que hablar más con la gente, o que las personas somos seres sociales y como tal debemos adaptarnos a esa realidad. Esas sesiones la dejaban exhausta, honestamente.
Hay quien cree que el amor a la lluvia no es más que el manifiesto de la introversión de una persona.
Keiko era una de las seguidoras fervientes de esa afirmación. El sosiego que ella encontraba en estar enjaulada en casa de aquella manera era uno que muy poca gente podía llegar a sentir, dado el hecho de que aparentemente la extroversión era una facción bien exuberante en casi todo el mundo. Ellos menospreciaban a la preciosa lluvia, simplemente considerándola un simple obstáculo a quedar con sus amigos, o lo que fuera que los adolescentes normales hacían esos días.
Cerró un momento los ojos para evitar sentir la típica, aun en una ínfima cantidad, rabia que ciertas conductas de ese perfil de gente le hacía sentir.
Era un pacífico domingo. Más que genial para apartar su mente de materias mundanas como aquella del socializarse; la cual se veía para ella más como una tarea que un disfrute.
Akaashi carecía de Instagram, o Facebook, o Musically o cualquiera de esas con las que la gente parecía estar tan infatuada. No le interesaba en lo más mínimo cualquier tipo de selfie que nadie se pudiera hacer ni ninguno de sus líos de dos días heterosexuales.
En cambio, había una red social – tan solo llamada así por convinencia, a su parecer – que no la hacía querer apartarse de ella tanto como las demás. Era un lugar con más calma, sin expectaciones puestas en ti.
Allí no hacía falta falsear una extroversión barra ni siquiera intentarlo y ser mirada por los demás como "la rarita" o mentir sobre tu película favorita. Allí también podía, prácticamente, llegar a presumir de su lesbianismo, el cual tan solo le tocaba esconder en la vida real.
Oh, pero qué feliz era de tener un inglés decente y poder comunicarse con gente de un perfil más parecido al suyo. Con ellos sí que le gustaba hablar, de tanto en cuanto.
Sentir aquella aceptación que tan solo Tumblr podía mostrar a una chica como ella.
Sí que era cierto que también habían gilipollas en esa web, pero por suerte raramente se topaba con uno de ellos.
Así que con una sonrisa en la cara y anticipando las horas que se le ponían por delante, se perdió en la infinidad de la web azul.
