Disclaimer: Solo me pertenecen los OC (Original Character), el resto no es de mi propiedad. Nadie gana ningún beneficio económico con esta historia.
Pairing: Loki & OC
Summary: "Al ocupar el trono tras fingir su muerte, y luego revelarse ante Asgard como el nuevo rey, Loki descubre que inclusive teniéndolo todo se siente solo. Pero todo está a punto de cambiar cuando una deuda y un trato lleva a una joven a permanecer en el palacio con él. ¿Qué harías para proteger a quien amas? ¿Crees que en todos hay bondad? ¿Cual será el secreto que lo hace llamarse monstruo?"
Capitulo 1:
"El encuentro"
(Parte I)
Estaba solo. Aunque siempre lo había estado, siempre se había sentido solo a pesar de estar rodeado de tanta gente. Pero ahora era distinto, ahora realmente estaba solo. Frigga ya no estaba con él, se había ido y para siempre; aunque no pudiera decirlo, aunque no supiera cómo expresarlo y aunque le ganara el orgullo, la amaba. Thor estaba en su exilio, pero, ¿qué le importaba a él? Y era mejor tenerlo lejos para que no arruinara su plan. El maldito anciano había caído en el "sueño de Odin", tras que él haciéndose pasar por un soldado le diera la falsa noticia de que había muerto, y lo mantendría así por un largo tiempo con ayuda de su magia, ya que así era justo como lo necesitaba. Y en cuanto a los guerreros, Hogun estaba en su tierra natal desde hacía tiempo, mientras que Sif y los otros estaban en distintas misiones que no le interesaban en lo más mínimo. Y él se encontraba allí, sentado en su gran trono reconstruido sólo para él, sintiéndose solo. Se sentía incompleto ¿Cómo podía ser que no le bastara? Lo tenía todo, todo lo que siempre había querido. Tenía el trono, era rey de Asgard, y le había mostrado a ese mísero reino que estaba vivo y que ahora los gobernará; tenía a todos a su merced; y tenía ese inmenso castillo dorado solo para él. Para él y para nadie más.
Pero aun así... no era feliz.
Estaba hundido en sus pensamientos cuando repentinamente lo obligaron a volver a la realidad, una sirviente le avisaba que ya estaba preparada la mesa para su almuerzo. Se levantó del trono y camino hacía el comedor, mientras hacía desaparecer su casco y el Gungnir. Al llegar a allí observó la larga mesa dorada repleta de platillos deliciosos, frutas, vino, y todo para él y nadie más. Había suficiente para alimentar a diez, o a tres Volstagg, sin embargo Loki era el único que se sentaría en esa mesa. Y aunque no tenía apetito se sentó, en la punta de la mesa como siempre, y comió hasta llenarse; ocurrido esto, se levantó decidido a caminar un poco.
Recorrió el gran castillo lentamente, pensando en cómo se sentía desde hace días, en como sus días se habían vueltos tan rutinarios y vacíos. Caminó por casi todos los pasillos, en los que no había más que uno que otro soldado. Acarició las paredes doradas con las yemas de sus dedos. Siguió caminando hasta llegar a los jardines, observó las hermosas y coloridas flores ¿Por qué él no se sentía así, colorido y lleno de vida? Recorrió el gran parque absorto en sus pensamientos una vez más. Le costaba entender por qué tenía ese vacío ¿Cómo alguien puede estar vacío teniendo lo que él tiene? ¿Logrando lo que él ha logrado? ¿Estando en el lugar que él está?
¿Cómo podía tenerlo todo y a la vez nada?
Abandonó el parque dirigiéndose hacia el estudio del Rey, allí encontraría algo que hacer con tantos papeles y archivos que revisar. Al llegar, empezó por buscar en los estantes, leyendo los viejos pergaminos. A medida que revisaba, no encontraba más que mapas, tratados, pergaminos polvorientos con leyes que ya ni existían en Asgard, pero nada particularmente interesante. Se echó cansado sobre el sillón del escritorio, cerró y se acarició las sienes tratando de relajar su mente. Al abrir los ojos, vio de reojo el cajón en el escritorio y notó que nunca lo había abierto para ver que había ahí. Al revisarlo, Loki estaba realmente sorprendido de lo que había encontrado ¿Cómo no había revisado ese cajón ni en su primera vez como Rey de Asgard? Bueno, era obvio que no había tenido el mismo tiempo libre entonces como ahora.
Loki había encontrado registros de asgardianos que llevaban años debiéndole al Rey. Era evidente que Odin al ser tan débil y sentimental había prestado dinero a varios campesinos y había dejado pasar sus deudas durante años sin cobrarles ni un centavo. Pero Loki no era Odin, y las cosas no serían igual bajo su reinado.
Fue al día siguiente cuando Loki comenzó a ejecutar su plan y fue citando uno a uno a los deudores. No eran muchos, pero aun así se en encargaría de cobrarles lo que debían. De a poco fueron recibidos por él, quien los interrogaba observándolos intimidantemente desde la altura de su trono. Los desafortunados asgardianos fueron llegando a medida que el día transcurría, escoltados por soldados que los habían ido a buscar directamente a sus hogares y llevados allí a la fuerza, en caso de que se negaran. Tras el interrogatorio, se llegaba a acuerdos de pagos con los temblorosos ciudadanos. Llegado el atardecer, Loki ya estaba exhausto y un tanto abatido de haber escuchado lloriquear a idiotas durante todo el día. Había resultado menos divertido y placentero de lo que había creído. Se levantó del trono y agitando la mano llamó a un soldado para decirle que no fueran a buscar al que quedaba hasta el otro día. Se retiró dirigiéndose a su habitación, estaba agotado, sólo pensaba en recostarse y dormir.
Era la mañana del día siguiente, Loki había tardado todo el día anterior con los deudores, cuando los soldados trajeron al último. El hombre llevaba puesta ropa simple y gastada de color marrón, era un anciano, cuyo poco pelo era blanco como la nieve. El pobre viejo temblaba al punto de no poder sostenerse con sus propios pies. Tenía un soldado en cada lado teniéndolo de los brazos, mientras miraba a Loki suplicante.
El soldado a su derecha se acercó a Loki para notificarle quien era este hombre. Le informó que este era el que debía la mayor cantidad y que, también, llevaba la deuda hace más años.
-Mi Señor...- Tartamudeó el hombre. Loki hizo una seña levantando la mano para callarlo y el anciano obedeció.
-Lleva una deuda de años... y bastante ingente.- Dijo Loki cortante.
-Su Majestad, sí, el Padre de Todo me prestó dinero hace varios años. Yo soy un campesino muy pobre y tiempo atrás mis terrenos sufrieron un incendio que se llevó la vida de mi esposa.-Su voz tan penosa como su situación.- Mi tercera hija era una bebé apenas, debía criarlas solo y necesitaba trabajo. El préstamo fue para reconstruir mis pequeños terrenos y poder volver a cultivar.- Loki inhalo aire mirando al campesino dubitativo.
-Y puedo llegar a pensar que esa reconstrucción dio ganancias y ahora usted es capaz de pagar.
El anciano bajó la mirada hacia el suelo. -Lamento decir que no, mi Lord.- Al oír esas palabras la boca de Loki se dobló formando una maliciosa sonrisa.
-Bueno... entonces, si no está en condiciones de pagar, dicto que estará confinado en las celdas para delincuentes menores de Asgard hasta que la deuda sea pagada por completo.
El joven soldado a la izquierda de Loki se acercó preocupado al Rey. -Pero, señor, el hombre es un campesino muy pobre, es posible que nunca lleguen sus hijas a pagarlo.- Le susurró temeroso.
Le sonrió maliciosamente aún más.-De eso se trata. Llévenselo.-
El anciano fue arrastrado mientras rogaba piedad. Loki miraba la escena deleitado por el daño que acababa de causar, alimentando un poco su desquiciada mente.
Un día y una noche habían pasado, y eso le había bastado para volver a la monotonía de su vida. El aburrimiento había vuelto, y apenas el asomo de una sonrisa había cruzado su rostro una sola vez esa mañana cuando recordó al anciano del día anterior que ahora estaba encerrado. Estaba de vuelta en su rutina cuando se acercó a él un soldado anunciándole que había una asgardiana buscando desesperadamente hablar con él. El hombre describió brevemente como era la chica, y Loki intrigado decidió que la dejaran entrar. Las grandes puertas doradas se abrieron de par en par y los pasos de la joven se oyeron fuertes conforme avanzaba con paso firme, escoltada por soldados, mientras Loki la miraba desde su trono.
