Seiya de Pegaso, el caballero más cercano a Athena y el caballero que más cosas ocultaba.
Las noches eran demasiado largas para el joven de pelo castaño. Él y sus hermanos de bronce habían regresado a la mansión de los Kido con su joven diosa, pero el santo seguía sintiéndose fuera de lugar en esa casa.
Últimamente se había sentido extraño en presencia de Saori, por alguna razón ahora se preocupaba más por ella… esa hermosa sonrisa que solo le mostraba a él y esa mirada que quería proteger eran lo que más lo confundía.
El latir de su corazón no podía evitar ser alterado cada vez que ella se le acercaba, pero no todo era como el paraíso. Ella aún era su diosa y peor aún… ella ni siquiera lo miraba.
Seiya se puso a pensar en todo lo que había pasado desde que se conocieron. Saori había cambiado de actitud completamente, ahora solo si se molestaba demasiado volvía a ser como la niña malcriada que solía ser cuando se conocieron. Ella en el fondo seguía siendo aquella niña mimada que no soportaba ser contradicha y mucho menos por el que era ahora su protector. De solo recordarlo Seiya se puso un poco tenso.
¿Eso era lo que llamaban amor? No, definitivamente tenía que ser otra cosa. El santo jamás se perdonaría enamorarse de alguien tan odiosa como ella. Era cierto que Saori había cambiado, pero él seguía pensando que en el fondo era la misma niña que conoció.
¿Cómo podía confundirse tanto con una persona así? Sin poder entender completamente sus sentimientos, Seiya termino por auto convencerse de que solo era su responsabilidad como un caballero de Athena lo que causaba su confusión.
-¿Seiya? ¿Estas escuchando?- El joven se inmuto cuando escucho esa voz melodiosa que lo hacía responder al momento.
-¿eh? Perdón… ¿Qué me decías?-
-Te pregunte si habías visto a Shun… ¿En serio no me prestaste atención?- La forma en que la chica ladeo la cabeza hizo que el pensamiento sobre lo adorable que era cruzara por la cabeza del santo, pero deshizo esa idea al momento para evitar volver a su anterior crisis existencial.
-N-no lo he visto… ¿Lo necesitabas para algo?- El caballero creyó notar un leve sonrojo en el rostro de su diosa.
-Emm si… en realidad… creo que necesito hablar con ustedes cinco…-
Saori y sus santos comenzaron a tener una vida llena de paz y tranquilidad después de la batalla. La joven diosa había tomado una decisión para cuando vio que la paz duraría un buen tiempo… ella decidió regresarles su vida como humanos.
-He decidido que ustedes cinco comenzaran a ir a la preparatoria desde el día de mañana.- La diosa tenia reunidos a sus cinco protectores frente a ella. Todos tenían la misma edad así que le pareció buena idea.
Los cinco caballeros de bronce miraron confundidos a su diosa. -¿Qué?
-Lo que escucharon, desde mañana vendrán conmigo a la escuela.-
Shun se emocionó por la idea.- Saori san ¿Tu iras con nosotros?- El brillo en los ojos del chico hacían notar cuan encantado estaba por la noticia.
-Claro, recuerda que yo tengo la misma edad que ustedes.-
-¿Escuela? Eso no es para mí.- Como se esperaba Ikki fue el primero en negarse.-
Shun miro con ojos de súplica a su hermano.- Vamos, te vas a divertir.-
-Déjalo, si no quiere ir que se quede… nada mas no te andes quejando después si alguien molesta a Shun en la escuela.- Hyoga aprovecho para burlarse del cariño que Ikki le tenía a Shun.- Por mí no hay ningún problema, iré-
-Sera divertido- Saori miro a Seiya que intentaba ocultar su entusiasmo por ir.
Shiryu tampoco se negó. Todo estaba decidido… ellos comenzarían a vivir como los demás.
-Por cierto… una última orden…- Todos miraron atentos a su diosa.- Está prohibido revelar cualquier cosa sobre el santuario, Athena o los santos ¿entendido?
-Entendido.- Todos dijeron al unísono.
-¿No crees que será increíble ir a la escuela Seiya? Podremos hacer nuevos amigos.-
-Sí, claro.- Seiya no pudo evitar ver la expresión de tristeza en la cara de Saori, solo la mostro por un breve momento, pero él pudo notarla.- ¿Pasa algo, Saori?-
-¿eh? No… no pasa nada, ustedes vayan mejor a arreglar sus cosas. Yo misma les enseñare mañana la escuela.-
Seiya fue jalado por los demás que corrieron a sus habitaciones para alistar sus cosas.
Saori se quedó sola en aquella habitación mientras miraba por la ventana de lo que antes era la oficina de su abuelo. Su mirada la hacía parecer que se lamentaba por algo, pero si alguien más le hubiera preguntado qué era lo que pasaba, ella diría "No es nada" con una sonrisa fingida y comenzaría a aparentar que nada le ocurría...
Tatsumi entro a aquella oficina y se percató del estado de animo de la señorita.- Señorita Saori… ¿Se encuentra bien?-
-Si… no es nada Tatsumi.-
- Sabe que no puede mentirme… ¿Qué es lo que pasa? ¿Hay una nueva amenaza?-
-No, claro que no.- Saori sonrió un poco al ver a su mayordomo algo alterado.- No es nada tan grave.-
- ¿No será que… está enamorada?- Tatsumi quiso hacer una pequeña broma, pero al ver la cara completamente enrojecida de Saori se puso algo celoso como un padre.- No me diga que… ¿Está enamorada? ¿De quién?-
-N-no, tranquilo… no lo estoy. Tú sabes lo que pienso sobre el amor.-
- Usted siendo Athena no quiere tener una pareja, pero… ¿Qué es lo que le dice su lado humano?-
-Siempre actúas como un padre ¿eh? Me alegra mucho que estés aquí, Tatsumi.-
-Sabe que siempre le serviré a usted.- Tatsumi quería proteger a Saori de su lado divino y haría lo que fuera por verla vivir como una humana normal, pero al final era su decisión la única que valía para él.
Saori no podía sentir algo de miedo por la entrada de sus caballeros a la escuela. Decidió ir a dormir y prepararse para el siguiente día…
Esa noche la joven diosa tuvo una pesadilla donde todos sus caballeros terminaban abandonándola para irse a vivir como humanos y la persona que tanta confusión le causaba se iba de su lado. No podía culparlos. Ella les quito cualquier oportunidad de ser normales.
Se levantó sudando y algo exaltada. Sus preocupaciones por sus caballeros eran demasiadas. Durante el resto de la noche no pudo conciliar el sueño así que estuvo bostezando en varias ocasiones a la mañana siguiente mientras caminaban a la escuela.
Shun iba caminando junto a sus compañeros mientras hablaba sobre lo divertido que seria. Seiya no paro de mirar a Saori preguntándose qué era lo que la molestaba. Él había quedado maravillado al ver a Saori con su uniforme de escuela, pero nuevamente no podía decirle lo bien que se veía.
Hyoga y Shiryu solo reían al ver lo fácil que había sido convencer a Ikki de ir con ellos. –Cállense, solo vine a ver que nadie moleste a Shun.-
-Tranquilos, ya verán que todo saldrá bien.- La actitud positiva de Shun era contagiosa.
Todos fueron detrás de Saori al llegar a la preparatoria. Miraron a su alrededor entusiasmados por conocer completamente el lugar, pero ellos no eran los únicos maravillados… todas las alumnas de esa escuela miraban a los jóvenes caballeros esperando poder hablarles y los hombres, aunque ya estaban acostumbrados a verla, miraban a Saori que iba delante de todos ellos. La diosa era muy popular entre los hombres y mujeres de dicha escuela, no era algo para sorprender. Una estudiante proveniente de buena familia, hermosa, amable, joven y heredera de una cuantiosa cantidad de dinero. Todos los hombres se enamoraban de ella al verla.
La diosa no le tomo importancia a la multitud y avanzo con sus amigos al interior del plantel para mostrarle a cada uno sus respectivos salones.
Ikki y Shun eran los únicos que tuvieron que ir a salones diferentes debido a la diferencia de edades.
Seiya y los demás se alegraron de no ser separados de su diosa.
El inicio de sus clases no fue nada fuera de lo normal, Saori se alegró al ver que a la hora del almuerzo sus caballeros fueron rodeados por sus compañeros.
Todos hicieron amigos fácilmente y había una que otra compañera interesada en ellos.
Shun llego durante el almuerzo al salón de Saori y ella inmediatamente salió a hablar con el.- ¿Shun? ¿Qué pasa? Te ves algo nervioso.-
-E-es que me tenían acorralado en ese salón haciéndome preguntas.-
-Solo querían conocerte.- La personalidad infantil e inocente de Shun le agradaba a Saori.
-Sí, lo sé, pero me sentí encerrado.-
-Tranquilo…- Saori seguía viéndose algo deprimido y Shun comenzó a notarlo.
-¿Saori san?- La diosa pudo notar la preocupación en la mirada de su amigo.
-No te preocupes…- El posiblemente seguiría haciendo preguntas, después de todo él era una persona muy amable. Saori se asomó a su salón para ver que los otros siguieran ocupados.- Shun, ¿Qué te parece si almorzamos afuera?-
El santo se sintió un poco aliviado al ver la sonrisa cálida de su amiga.- Claro-
Ambos se sentaron en una banca fuera del edificio y comenzaron a comer, pero Shun solo presto atención a cada movimiento y expresión que hiciera su diosa. Saori lo noto y comenzó a molestarle un poco.- Shun… ¿pasa algo?-
-¿En serio no te ocurre nada? Usualmente estas alegre por todo y últimamente tus sonrisas parecen falsas.-
-De verdad eres alguien muy atento… solo digamos que mi lado humano debate con Athena.-
-Nunca había oído algo como eso.-
-Es algo complicado…-
-¿Y bien?-
-¿Qué?
-¿Cuál es el tema a discutir en ese debate?-
-Amor… ¿tal vez?- Shun era alguien muy reservado así que la diosa se sentía libre de poder hablar con él sin ningún miedo a que contara su secreto.
Shun casi se atraganta con la comida al escuchar a Saori.- ¿Qué? ¿Amor? Es increíble oír eso se ti.-
-Vamos, aún no he dicho que estoy enamorada.-
-¿Entonces? Si no estás enamorada ¿Qué otra cosa te preocupa sobre el amor?
-Tal vez sea… el temor de enamorarme-
-Pues si no te quieres enamorar solo evita hacerlo.-
-¿eh? Que gran consejo.- Lo dijo con sarcasmo.- El amor es como la lluvia, lo ves venir, pero siempre cae de repente.-
-Por eso es algo maravilloso.- Shun no comprendía del todo a su diosa.- Y ¿Por qué no te enamoras?-
-¿Yo enamorada? no es algo que la gente espera de la diosa de la guerra.-
-Pero ahora no eres solo una diosa, eres humana.-
- Pues… creo que aun que yo no lo quiera… mi cielo ya se encuentra nublado.-
-Es bueno mojarse de vez en cuando. Es divertido.-
-No me gustaría. Solo me queda resguardarme de la lluvia.-
-Pues tal vez la lluvia sea tan fuerte que te romperá el paraguas antes de poder protegerte.-
-Gracias por los ánimos.-
-Es que enamorarse es algo maravilloso.-
-Enamorarse para un humano puede ser algo maravilloso, pero por algo yo elegí seguir siendo la única diosa virgen.-
-Pero el amor no solo es tener relaciones de "ese" tipo.- Saori se percató de que a Shun le daba vergüenza decir la palabra "sexo".- Sigues siendo tan inocente.- La diosa casi comenzó a reír al ver lo rojo que estaba el joven.
- Ya quiero verlo… el día en que ustedes lleguen ante mí a pedirme su libertad para poder formar sus propias familias.-
-Dime… aquella lluvia de la que hablabas… ¿Era sobre uno de nosotros?-
-Posiblemente… pero no te preocupes por eso. Solo te puedo decir que no eres tú, sé que tú tienes a alguien especial en Grecia y la persona de la que yo hablo es alguien que por el momento aún es libre.- Ella vio cómo su santo se puso colorado con solo recordar a June. Saori bajo la mirada.- Pero si el llegara a tener a alguien… yo sería feliz de verlo apartarse de mi.-
Shun sabía cómo se sentía su diosa. Incluso el dudaba de los sentimientos de June -Estoy seguro de que no sería así… el peor sufrimiento que puedes experimentar es el ver a esa persona con alguien que no eres tú.-
La campana sonó antes de que la diosa pudiera contestar- Lo lamento, Shun, te hare llegar tarde a clase.
-Yo debería disculparme, pero no te preocupes, si corro posiblemente llegue-
Saori llego cuando el maestro ya estaba dentro del salón. La dejo pasar después de darle una llamada de atención por su retraso. No tardo mucho tiempo en ser malinterpretado por sus compañeros el encuentro que tuvo con su santo y esto ocasiono la mal interpretación de su relación con Shun.
Durante todo el día se podía escuchar a las niñas susurrando cada vez que la veían y los muchachos miraban con algo de envidia y rencor a Shun.
Saori dejo que los comentarios de sus compañeros siguieran sin tomarles ninguna importancia, sus caballeros tuvieron que pasar por alto los rumores para no molestar a su diosa.
Seiya sintió una leve molestia al escuchar que molestaban a Saori con tales rumores y más aún cuando supo que los rumores eran por su relación con Shun. La diosa paso por alto todos los comentarios y siguió pasando los almuerzos con su amigo, después de todo, él era con quien mejor se llevaba de los cinco.
Los días pasaron como si nada, los caballeros se acostumbraron muy rápido a la escuela y se apoyaban entre sí para sus estudios, pero Saori no continuo como normalmente. Ella se apartó poco apoco de sus caballeros, a excepción de Shun.
El rotundo cambio fue notorio desde aquel día en que comenzaron los rumores. Saori dejo de regresar a casa junto a sus protectores y de vez en cuando se adelantaba para ir sola a la escuela. Tatsumi también se notaba bastante preocupado, pero nunca dijo nada.
El primero que se dio cuenta de que algo raro sucedía fue Shiryu, pero al preguntarle qué era lo que ocurría solo sonreía y decía "No es nada"
Cada uno delos caballeros fue evadido después de recibir esa bella sonrisa y esas palabras vacías. Incluso Ikki se había preocupado un poco, no admitió que le molestaba la actitud fría de Saori, pero si fue a preguntarle qué le ocurría. Ikki recibió la misma respuesta. Y Seiya no logro hablar claramente con su diosa.
Aquel día Saori estaba dispuesta a salir antes que todos sus caballeros de la mansión. Shun la retuvo un rato en la cocina mientras esperaba a los otros así que Seiya logro alcanzarla en la puerta.
-Saori san.-
La diosa volteo a ver al joven de pelo marrón.- Oh Seiya, perdón, pero ya tengo que irme ¿hablamos después?-
-N-no, es importante.- La diosa no movió ni un musculo de su lugar y volteo para mirarlo de frente.
-Está bien, ¿qué ocurre?- La voz suave y gentil de aquella mujer no concordaba con la tristeza de su mirada.
-Es que… todos hemos estado viendo que te has estado apartando de nosotros y… queríamos saber si te pasaba algo o habíamos hecho algo que te molestara.-
-No pasa nada, deben estar imaginando cosas.- Saori volvió a mostrar esa sonrisa fingida que el santo reconoció de inmediato.
-¿Qué ocultas? ¿Por qué todos somos rechazados por esa sonrisa falsa? Por qué… ¿por qué solo Shun sigue a tu lado?- Seiya se percató de que sus palabras de verdad expresaban como se sentía y no podía creerlo. Él estaba celoso de Shun.
Saori se sorprendió ante las palabras de su caballero.- Quisiera poder decirte algo que te haga sentir bien, pero tú no sabes nada…- La lucha en contra el amor la había ganado su lado divino. Su razón como diosa le ordeno seguir con su deber antes que sus sentimientos.- Tal vez hay algo que no puedes ver a simple vista y eso me está cambiando. No quiero cambiar, así que por favor no te involucres tanto conmigo.-
La chica de pelo lila se marchó de la mansión dejando a Seiya sin palabras en la puerta. Shun pudo escuchar todo
El caballero de Andrómeda estuvo escuchando todo desde la cocina y miro con tristeza hacia la puerta.- Parece que la temporada de lluvias está cerca… y parece que has olvidado tu paraguas, Saori.- Efectivamente el cielo ese día estaba nublado, pero si Saori lo hubiera escuchado sabría que no se estaba refiriendo a esa clase de lluvia.
La diosa corrió todo el camino intentando huir de sus propios sentimientos. Deseaba que él no le hubiera preguntado nada y que no le hubiera mostrado una cara tan triste al decirle que se apartara.
Shun se acercó a la entrada con sus cosas en mano sin mirar a Seiya. Solo él sabía todo lo que ocultaba su diosa y por qué no quería acercarse a ellos. Él era el único que sabía… por más que ella lo negara, por más que ella dijera que era una confusión suya. La diosa a la que jamás se le conoció amante alguno… se había enamorado de un humano.
Desde el cielo Afrodita* miraba con lastima a la pobre diosa que corría en contra de su destino.- Corre pobre diosa virgen, que ni yo ni el mismo Eros* lo podemos evitar. Corre antes de que te alcance, que no lo querrás aceptar. –
*Afrodita (Venus): Es conocida como la diosa del amor, pero para los griegos era la diosa de la belleza y el deseo más no del amor romántico.
*Eros (Cupido): Dios menor hijo de Afrodita. Es el responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad.
