Llámame

Al llegar a su apartamento lo primero que hizo fue buscar una copa de wiski en el mini-bar, se tomo el "agua ardiente" de un solo sorbo, y luego lanzo la copa contra la pared…

-"como solo fui en tu vida alguien de un fin de semana, el cual solo te satisfacía cuando querías; mientras yo con cada entrega en el lecho, te entregaba un pedacito de mi… que injusta fuiste. Pero el malo fui yo, que pensó que una señorita tan malcriada, podía cambiar por mí…que iluso fui

Llámame santo, llámame pecador, pero este hombre fue el que te hizo gemir de placer en el lecho, tu amante protector, tu confidente…

Me dijiste que no me querías, y que nunca llegaste hacerlo, pero me pregunto ¿Qué te llevo hasta mi cama? Porque tenías que tener un mínimo interés en mí, aunque sea, una semilla, la cual fui regando cada cierto fin de semana desde que me llamabas: pero al parecer no dio ningún fruto, solo fue una semilla más que crece para brindar sombra.
Me acuerdo cuando salía como un loco al cual no le importaba mas nada que llegar a su destino, y ese eras tú…y vaya destino el que me toco: una chiquilla malcriada, que siempre tenía lo que pedía con solo chasquear los dedos, y la cual era una buena actriz en la cama, vaya que sí: sus gemidos se escuchaban hasta el otro apartamento que queda al lado del mío, lo sabía porque el vecino se venía quejando cada lunes por la mañana.

Comenzábamos un viernes por la noche y se nos iba el tiempo en el lecho, claro que nos alimentábamos de algo más que no fuera nuestro cuerpo, eso era lo de menos, siempre estaba yo bien preparado para cierto día.

Hasta que me llamaste hoy jueves, cosa que se me hizo extraño, ya lo venia venir, todo comienzo le llega su final tarde o temprano, pero nunca pensé que este final llegara tan rápido."

El joven castaño preparo su maleta, ya se iba, ya no tenía porque quedarse, nada lo ataba a ese lugar, esa mujer se encargo de desatar aquel nudo que lo tenía atado…
la joven de pelo rojo, de piel canela, tan suave como la brisa de verano, y sus gemidos eran como las poesías para los oídos del joven Grandchester.

Y lo dejo porque ya se había cansado de aquel juguete, ya había parecido otro más, o al menos eso él pensaba; pero la situación no era así, claro que ella le quería, solo fue obligada a dejarle, ya sus padres y futuro marídalo lo habían descubierto: pero ¿Por qué no se fue con el joven duque, si él también era rico y le podía dar la vida que ella estaba acostumbrada?

Lo que paso fue que, sus padres les dijeron, que ya no contaban con la fortuna de antes, que la única forma que ellos podían recuperar su "estatus" social era si ella se casaba con el hermano menor de los Conswel, con los cuales ya había hecho un trato sin consultárselo si quiera a la joven.

Pero Terry era un hombre en todo el sentido de la palabra, y conociendo como era, no lo iba a obligar a que mantuviese a su familia, él no, claro que no. Así que decidió romper con él, de la peor manera posible: Eliza Leagan estaba dolida, por primera vez en su vida se había enamorado y el amor había sido bien correspondido, pero su familia era primero, así que hizo lo que hizo, así sin más

El joven Grandchester se fue de aquel lugar, pero antes le mando una carta a la joven que decía:

LLAMAME…