Jareth impone a Toby que sea el proximo Rey de los Goblins. El joven rehusa y Jareth lo hace desaparecer del mapa. Años más tarde, su hija Anna a crecido. Tiene que ir de visita a casa de su tia Sarah y de sus primos. Sarah le regala un libro llamado ''El laberinto'', porque intuye que su sobrina es medio Goblin. Anna se enfada con su prima Elea y la manda al laberinto. Ahora debe atravesarlo, pero tambien debe arreglar unos asuntos del pasado...

Bien, lo primero es grcias por leer. Segundo, el primer capitulo es así como para conocer un poco a la joven, depsues ya biene la historia. Tercero, seré por siempre del club Jareth&Sarah y apoyo que estos dos acaben juntos. Cuarto, Anna no será una Mery Sue, está bien lejos de serlo...

No son mios los personajes de Labyrinth.

La mitad de la canción que aqui sale, es de Chris Tara.


Medio Goblin

Era una noche de tormenta en la ciudad de Nueva York. El ambiente era frio y una temible presencia predominaba el corazón de la gente. Algo estaba pasando en un apartamento al lado de Central Park...

No hagas esto más dificil, Toby. Desde bebe, ves goblins a tu alrededor ¿eso note dice nada? Tienes poder sobre ellos. Eres como ellos. Eres mi heredero.

¡No pienso separarme de mi familia!gritó Toby agarrando fuertemente a un pequeño bebe.¡No ahora que soy padre!

Es tu destino.un rayo cayó del cielo mientras las cortinas ondulaban.No hay más remedio

No.respondió solamente.

Jareth sonrió cruelmente.

Es una bonita niña. Ya es medio goblin...como tu.

Ni se te ocurra tocarla.le desafió Toby.

Jareth lo miró con gravedad.

Como no vengas al laberinto ahora mismo, te haré cambiar de opinión poniéndote boca abajo en el Pantano del Hedor Eterno.

No.respondió Toby.

Muy bien. Tú lo has querido.

Jareth chasqueó los dedos y de repente, él y Toby desaparecieron en el aire. La bebe pelirroja cayó como una pluma hasta el suelo mientras lloraba fuertemente con sus puñitos bien apretados.

oOoOoOoOoOooOoOOo

Por fín tenía 16 años. Anna amaba esa edad, pues desde niña ella y sus amigas habían planeado su vida de adolescentes. Acababan de salir del instituto y soltaron sus mochilas en el césped del parque:

—Creí que no se acabaría nunca... —dijo una rubia con ojos saltones.

—Menos mal que hoy ya es viernes, no podía aguantarlo más. —dijo otra morena.

—Pues para mi no ha acabado. —bufó la pelirroja. — ¿Os dais cuenta? Fin de semana familiar. Mi madre y Jack me van a llevar a la casa de mis abuelos. Upper-Nyack, el pueblo más aburrido del mundo. Suerte que hicieron ese centro comercial. —sus amigas rieron comprendiéndola. —Han dicho algo sobre ''Conocer tus raices'' ''Tiempo en familia para adaptarse a la nueva situación'' y todas esas cosas de propaganda que han aprendido en la tele. —todas rieron de acuerdo , allí en Nueva York no había tiempo para esas cosas. —Y además tendré que soportar a mis primos.

—¿Que primos? —preguntó Olga, la rubia, a Anna, la pelirroja.

—Mi primo Aldrian y mi prima Elea. Los hijos de mi tía Sarah.

``Sarah fue la única que me creyó cuando empecé a ver a los goblins´´

—Tu padre y ella se llevaban muy bien ¿No?-preguntó la morena, Raquel.

—Si...-``Ojala hubiera heredado los ojos de mi padre´´ Pensó con pena. Su padre había sido un joven de ojos azules guapísimo, que se enamoró de su madre nada más cumplir los 20. Sin embargo, él desapareció cuando aun era un bebe de pocos días. Desde que era pequeña, veía a los monstruitos esos. ``Pero no, he tenido que heredar los de mi madre. Marrones.´´ — Estaban muy unidos.

—Tu primo está tan muy bueno. —suspiró Olga.

-¡Tiene 23 años! Demasiado para ti.

—Aun así.

—...y me perderé las clases de defensa personal, hoy íbamos a aprender a usar armas comunes. —se quejó otra vez Anna desviando el tema.

Se estaba poniendo nerviosa y no hacía nada más que mover con impaciencia el anillo de su padre. Fue un regalo que le dió su madre de parte de su padre cuando apenas era una niña pequeña, se trataba de un anillo plateado con un ámbar en el centro, el ámbar parecía tener el signo del infinito o algo así por el estilo.

—Bueno, me voy. —saltó Raquel. —Mi madre se enfadará si llego tarde. Adios Olga, suerte Anna.

Sus amigas se despidieron y cada una se fué para su casa.

oOoOoOoOoOoO

This is not your home, not your world,

not the place where you should be.

And you understand, deep in your heart,

though you didn't want to believe.

Now you feel so lost in the crowd

wondering if this is all,

if there's something beyond.

Beyond these world, beyond this labyrinth,

beyond power and eslaves, beyond love and hate.

Beyond you and me.

Just let it be,

just take my hand and come with me,

come with me...

—¿Anna? ¿Anna, me escuchas? —protestó Karina desde el asiento delantero.—¡Quítate los cascos y escúchame!

Anna resopló y se los quitó. Jack conducía, feliz y contento junto a su esposa.

—¿Que quieres mama? —resopló otra vez.

—La prima Elea y el primo Aldrian van a estar allí. Y me gustaría que te relacionases más con ellos. —hizo una pausa. —Elea y tu erais grandes amigas cuando erais pequeñas, seguro que ahora podéis retomar vuestra amistad. Teneís la misma edad ¿No?

—Ella es dos años menor... —contestó aburrida.

La noche anterior su tía Sarah (por telefono) le había prometido un regalo de cumpleaños muy especial. Decía que era algo que cambiaría su vida y que volvería su mundo del revés, que la ayudaría cuando su mundo se derrumbara...y Anna se había quedado impaciente. Había pensado que alomejor fuese un autógrafo de su músico preferido (Del cual a estado escuchando sus canciones durante todo el viaje) o algún aparato electrónico súper nuevo.

Decidió que le gustaba más su primera conjetura, las letras de las canciones de el cantante parecían tan sinceras, tan reales, como si la cantara directamente para ella.

Siempre la escuchaba cuando tenía (como ella misma llamaba) ''un episodio de locura''. Esta vez los había visto esa mañana. Se estaba lavando los dientes cuando desde el espejo, vio a uno con la boca abierta y pegada a la mampara de la ducha. Se dió tal susto , que se le cayó el cepillo de la boca al suelo y al volver a levantarse, allí no había ningún Goblin.

Su cuarto, era su santuario y salvación. Allí había posters de músicos importantes y fotos de Anna con sus amigas, también había muuuchos libros que casi siempre se trataban de aventuras en épocas medievales y antiguas profecías. Esos eran sus libros preferido, hasta que un dia se cansó de ellos y empezó otro tipo de lectura más adulta. Su santuario estaba siempre desordenado y por eso casi siempre la castigaban sin salir hasta que no lo recogiera.

Lo que más soñaba en esta vida, era poder ir al concierto de su músico preferido. Pero casi nunca los celebraba y no había ninguna foto sobre él, porque declaró que , ''no quiero ser una moda pasajera, quiero que mi mensaje dure otros treinta y cinco años más.''

¿Otros treinta y cinco más? ¿Que pasaba? ¿Llevaba treinta y cinco años tocando? A Anna le daba igual, solo sabía que le encantaba sus canciones y letras. No solo hablaban de temas amorosos, tambien de '' Mujeres emprendedoras'' y ''Fiestas'' . La joven suponía que hablaba de las fiestas que se debían de celebrar en los conciertos, lleno de gentes maquilladas y tatuadas, alcohol y drogas. Por eso no la dejaban nunca ir a ninguno de ellos y era uno de sus mayores deseos.

El nombre musical de el cantante T.G.K. ; este nombre se debía a The Great Korneliouss. El Gran Korneliouss.

Por fin, y después de varias horas de camino, se empezaron a avistar las primeras casitas del pueblo. Hacía ya un montón de años que no iba allí, pero todo le resultaba extrañamente familiar, el sol iluminaba todo el paisaje y se veía que era un buen lugar para vivir. Aquel pueblo le recordaba a un gran camping donde en vez de tiendas de campañas había coquetas casas. El coche se detuvo ante una de estas:

Como todas, tenía un porche iluminado con lamparitas. Solo que esta, tenía un pequeño torreoncito arriba del todo.

N/A: Si veis el final de la pelicula, cuando Jareth se aleja hacia la luna, sale que lo tiene.

—Esta es la casa donde se crió tu padre, Anna. —dijo Jack mientras hacía las maniobras de aparcamiento.

Anna se llevaba bien con él, hacía ya años que le había dicho que podía hablar de su padre porque no le molestaba

Resultaba bonita. Karina sonrió al ver la casa y se acercó al clackson y lo tocó. Tres segundos después salió Aldrian con los brazos extendidos en dirección al coche. Anna contempló a su primo unos segundos:

Había heredado el castaño pelo de su padre y los verdes ojos de su madre. Lucía una ancha camisa blanca y unos vaqueros rectos, y cada cuatro pasos se tenía que quitar el flequillo del pelo.

—¡Tia Karina! —la madre salío del coche y recibió a Aldrian con un abrazo.

—¡Aldrian! Dios mío ¡Que mayor estas!

Jack salió del coche y los dos hombres se dieron la mano.

—Tio Jack, siempre es un placer verte.

—Muchacho, me tienes que enseñar ese nuevo palo de golf que me dijiste por teléfono...

Aldrian habló unos momentos con su tío mientras Anna resoplaba y sacaba su maleta; pensaba donde estarían su tia y su prima. Miró a su alrededor mientras el aire le daba en su pelo semi-naranja .¿Una lechuza? ¿Que hacía allí una lechuza? ¿No eran nocturnas? La muchacha observó volar al ave.

Justo después de pensar eso, Aldrian anduvo hacia ella.

—¿Que tenemos aqui? Bienvenida prima.—se dieron dos besos.

—Hola. —respondió avergonzada.

Aldrian ayudó a su prima con las maletas y después le abrió la puerta de la casa:

La pequeña entrada de la casa estaba amueblada con madera blanca, después se veía un espacioso salón revestido de verde con una mesa marrón con flores en medio. Había cuadros, jarrones y una cómoda. En una pared, colgaba un dorado reloj viejo. Lo unico que allí indicaba que habían cambiado de siglo, era la gran pantalla plana.

—Oh... —murmuró al ver que no encajaba en el ambiente ochentero de aquella casa.

Entonces, sonriente, bajó su cincuentona tia Sarah por las escaleras. Vestía unos pantalones pitillos y una camiseta de propaganda ía el pelo recogído con un moño y estaba completamente llena de polvo.

—¡Anna! —gritó bajando con los brazos abiertos. —¡Deseaba tanto verte...! —la abrazó con toda su fuerza, para despues decirle al oido. —Tengo aun tu regalo de tus Dieciséis.

Anna se quedó unos momentos parada y Sarah se volteó hacia su cuñada; sus ojos verdes se veían llenos de energía junto a unas patas de gallo poco marcadas.

—¡Karina! ¡Me alegro de verte!...¡Jack, espero que te dieran ese aumento...!

. .Bla.

—¿Donde duermo? —preguntó Anna a Sarah para irse ya de allí.

—En mi antigua habitación, segunda puerta a la derecha.

Anna subió los peldaños de la escalera mientras oía el parloteo de su madre y Karina, y la charla sobre golf que mantenían Jack y Aldrian.

Entonces, escuchó una voz que venía de alguna habitación.

—...e innumerables fatigas... —agudizó más el oído. —...más allá de la ciudad de los Goblins... —Anna andó lentamente hasta ''su cuarto'' y se asomó a la puerta. —...que tu me has robado. —allí estaba su prima, leyendo un libro rojo en voz alta y con un brazo levantado. —...por que mi voluntad es tan fuerte como la tuya, y mi reino igual de...

—Espera ¿has dicho Goblins?

Elea se dió la vuelta rápidamente, avergonzada por que la hayan espiado.

—Si. —respondió con una sonrisa nerviosa. —Más allá de la ciudad de los Goblins.

Anna se cruzó de brazos.

—Creía que tu no creías en ellos...-sonrió con picardía. Hacía años , Anna le confesó que de vez en cuando veía unos monstruitos; ahora lo mantenía en secreto , y siempre que le desaparecían cosas o había algo fuera de su lugar pensaba ''Malditos goblins...''

Le llevó unos cuantos de segundos a Elea comprender que su prima bromeaba. Ella tenía el pelo igual el de su madre pero cortado por los hombros, los azules ojos de su padre al igual que su corte de cara. También había heredado de él su larga nariz, su alergia al polen de pino y las orejas.

—Solo leía...

—Escenificabas.

—...un extracto de un libro de mi madre. Estamos haciendo limpieza y esto—dijo refiriéndose al libro que descasaba en su mano izquierda. —a salido de entre sus juguetes.

—Am. —Anna observó con curiosidad el cuarto de su tia.

Lo que no le faltaban eran peluches. Si sus padres se quejaban por los de ella, que miraran el de su tia ¡Dios santo! Se acercó con curiosidad a unos libros del Mago de Oz y a un poster de Cats. Desenrolló un largo papel (Como un manuscrito) y vió que se trataba de un cuadro de Escher.

—Raros gustos lo de tu madre. —dijo al final.

—Eran los ochenta. —la justificó Elea.

—Ni en los ochenta nadie tenía un poster de unas escaleras raras.

—Ya lo sé. —contestó la joven mientras le quitaba la imagen de las manos.

Anna volvió a por la maleta y empezó a guardar la ropa en el armario.

—¿¡Pero que te crees que haces! —la gritó Elea.

—Guardar mi ropa.

—¡Eso ya lo veo! ¡Guárdala en tu cuarto!

—Pues para que veas, prima mía, voy a dormir aqui.

—¡Eso es mentira! ¡Yo duermo aqui!

—¡Tu madre me lo acaba de decir!

—¡A mi tambien! —protestó Elea con los brazos en jarras.

Justo en ese momento, Sarah entró alarmada por los gritos.

—¡Mama! ¡Dile que yo duermo aquí!

-¡Tita, me lo has dicho ahora mismo!

—Dejar de gritar ya. —habló despacio. —Las dos dormiréis aquí.

—¡No es justo! —replicó Elea.

Anna se quedó sorprendida por el infantil comportamiento de su prima. Sonrió al verse más madura.

—Claro que lo es cariño, tu dormiras en MI cama. La prima dormirá en un colchón inflable.

Elea había desfruncido el entrecejo y había sonreído levemente.

—Visto así...lo veo bien.

``Es su hija. Es normal que la cama sea para ella´´ pensó Anna.

Pero Anna no era de las que se rendían tan fácilmente. Elea había empezado quitándole malamente el poster de escher y ahora se había regocijado en su victoria. Tenía que hacer algo.

—Tita...¿Que era ese regalo que tenías que darme?

—¡Oh! ¡Claro! Espera... —dijo mientras empezaba abuscar algo en la habitación. —...juraría que lo había visto por aqui.

—¿Que buscas mama?

—Un libro rojo...¿lo has visto?

Elea alzó el libro que tenía en la mano y su madre lo miró segundos antes de cogerlo.

—Si es este ¿que hacías con él? Bueno da igual. Esto es para ti Anna. Feliz cumpleaños.

Anna alargó la mano y cogió el fino libro:

Era rojo con unas líneas granates, en letras doradas ponía ''El Laberinto''. Anna lo abrió con curiosidad, la letra debía ser de otro tiempo y parecer insuflar vida. Acarició con el dedo las letras y sintió un escalofrió.

—Gracias tia.

Tras varias horas de estar limpiando el cuarto y de sacar y poner ropa, todo estuvo listo.

Jack avisó a Anna para bajar nada más terminó.

—Tesoro, tu madre tu tia y yo vamos a recoger a los abuelos a la residencia, tu prima y tu os teneís que quedar solas durante unas horas.

—Por mi perfecto, pero no sé si a Elea le hará mucha gracia.

—Es tu prima , Anna.

—¡Es una cria!

-Aun así.

Refunfuñando se fué al salón y encendió la tele; al rato todos los adultos salieron de la casa.

Sarah estaba casada con Leo. Él estaba en un viaje de negocios en china y no volvería en un mes. Lo quería mucho, tal vez demasiado, por eso Leo no se la merecía. La verdad, es que él estaba en Vancouver con una mujer de su empresa.

Sarah intuía que algo no marchaba bien en su matrimonio, pero hacia caso omiso y seguía adelante ella sola. Nadie iba a estar a su lado mientras su mundo se derrumbaba.

Había observado a su sobrina con interés: era una chica normal y cualquiera, por lo menos por ahora. No sabía si seguía viendolos o su poder sobre ellos había desvanecido del todo junto a su niñez.

Anna subió al cuarto para coger el libro rojo de su tia. Lo recogído de su cama cuando un monton de trastos apilados se cayeron al suelo.

—Ahora tendré que recogerlo...aunque yo no haya sido. —entonces añadió por lo bajo. —Como seais vosotros... —suspiró. —Un enano, —y lo metió en la caja. —Un monstruito, un...¿Que es esto? —preguntó al aire mientras sostenía un peluche rosa fuerte con una especie de pico. —Da igual, una corona de flores de —se aceró a olerlas. — plastico.

Entonces su mirada se topó con la caja de musica. La cogió con delicadeza y acarició el vestidito de la muñeca, tras unos segundos, le dió cuerda.

Una preciosa musica empezó a inundar el ambiente. Aquella canción era preciosa y también...familiar.

La muchacha probó a ver si podía seguir el ritmo de aquella musica y descubrió que podía tararearla.

Dejó las cosas en su sitio y se acomodó en su cama hinchable.

``Que extraño, ni autor, ni fecha ni nada...´´

Pero tras pensar estó, siguió unas paginas más adelante. Allí, en verso, había las siguientes palabras:

En alguna parte al borde de tu imaginación

hay un Laberinto

Se tuerce y gira como malvados pensamientos,

y nadie... ningún hombre, mujer o niño...

ha alcanzado nunca el centro.

Allí,

dentro de las paredes de la Ciudad de los Goblins,

está el castillo de Jareth,

el rey de los goblins.

Los Goblins son asquerosas criaturitas

cuyo mayor deleite es robar bebés

y convertirlos en goblins

Pero esto solo puede ocurrir

si tú lo deseas.

Debes pronunciar las palabras adecuadas

para que el deseo se convierta en realidad.

"Ojalá viniesen los goblins y se te llevaran ahora mismo" son las palabras correctas.

Cuando los Goblins las oigan,

Vendrán...

Y vinieron

—Parece interesante. Goblins...si, mi tia me leía este cuento de pequeña y de ahí saqué lo de los Gobins. Tiene que ser eso. Menos mal que no recuerdo la historia, así lo hará más emocionante. —se intentó autoconvencer.

De nuevo miró por la ventana y descubrió a una lechuza en la ventana.

—Pensaba que erais nocturnas. —se encogió de hombros y empezó a leer el libro.

oOoOoOoOoOo

Poco a poco, abrió los ojos muy lentamente en dirección a la ventana; allí seguía la lechuza. Parpadeó dos veces incredula, y se levantó de un salto.

—¿Por donde me quedé? Nunca me había quedado dormida con un libro. —miró el capitulo señalado. — Apariencias.

No recordaba haberse dormido, solo recordaba haber estado en un...laberinto. Aquella historia era preciosa y estaba llena de lecciones y segundos significados. Nunca se había sentido así con un libro. Y como si fuera una nube, bajó flotando hasta donde Elea.

Solo habían pasado unas tres horas desde que sus padres se fueron.

—¿Qué haces?

—Leo.

—¿Que lees? ¿El libro de mi madre?

—Si. Pero creo que a ti te hace más falta que a mi. La protagonista es tan madura como tu.-esperó a que Elea pillara la ironía, pero no fué así.

—¿¡Yo! ¿¡Enserio!-alucinó mientras le quitaba el libro de las manos. —¿Sarah? ¿Así se llama la protagonista?

—Creo que este libro lo escribió tu madre. En el salen cosas como la caja de musica, los muñecos, y el propio libro sale dentro de él.

—Entiendo...

—Los nombres de los abuelos son iguales y el de mi padre.

—¿Jack o Tobias?

—Toby.

—Am...¿Cuando crees que lo escribió?

—No lo sé, no pone ni imprenta ni la fecha.

—¡¿Me lo dejas? ¡Suena interesante!

—¡No! ¡Voy a terminarlo! —exclamó Anna alargando la mano.

—¡Antes tendrás que cogerme!-y salió corriendo.

Elea empezó a correr por el jardin con Anna tras ella, despues se metió en la casa, escondiéndose en los armarios y debajo de las camas.

—¡No tiene gracia! ¡Elea ven aqui ahora mismo! ¡Pareces una goblin loca!

Hermano, mira esto. Ella está despertando.dijo un Goblin mientras le daba codazos a otro.

-¡Oh! ¡Es ella! ¡Hay que avisar al Rey!

—Dame el libro.

—¡Jamas! —rió ella.

—¡He dicho que me lo des ahora mismo! —le exigió.

—¡Nunca!

Anna ya estaba furiosa. Sus ojos marrones empezaron a tintilear.

—Contaré hasta tres...tres...

—No te lo voy a dar. —dijo Elea buscando una salida entre las piernas de su prima.

—...dos...

—Primero lo leeré yo.

—...uno.

—¡Ja!

Se abalanzó sobre su prima. Ella se asustó de verdad y le dió una patada que enfureció más a Anna, y aprovechando sus técnicas de defensa le asestó un puñetazo en toda la nariz que hizo que sangrara.

—¡Ay!

A Elea se le escabulló el libro.

Justo en ese momento entraron los padres, encontrándose con semejante escena.

—¡Anna! ¿Que estas haciendo?

Para abreviar un poco, la sucesión de las horas fué regañina para Anna y nada para Elea. Anna aguantó el chaparrón mientras lloraba suplicando perdón. Mientras, su prima cogió el libro y se lo guardó entre las ropas. Su madre le curó las heridas de la nariz y le cortó la hemorragía.

Dada a las contradicciones de la misma Elea, Sarah decidió que no saldría de la casa en toda la noche, mientras ellos se iban al cine.

A Anna le tocó la misma suerte.

oOoOoOoOoOo

—¿Seguro que no se matarán las dos solas? —le preguntó Karina a Sarah mientras se montaban en el coche.

—Estoy segura de que mi miedosa hija no se atreverá a provocarla.

oOoOoOoOoOo

—No es justo. —dijo Anna tumbada en la cama principal de la antigua habitación de su tia.—No es justo. —sollozó de nuevo.

Se había puesto una camisa ajustada, de manga corta azul marino, unos pantalones vaqueros cortos y unas Reebook.

Elea estaba en la habitación de sus abuelos, buscando su movil confiscado para hablar por WhatsApp, cuando oyó los gemidos de su prima.

—Claro que no es justo. —dijo apareciendo por la puerta. —Ya me leí ese libro. Es apasionante. Si no te importa, lo leeré otra vez...

—¡No te atreverás!

—Está escondido en un lugar secreto y no lo verás hasta mañana.

—¡Dame ahora mismo ese libro!

—¡Nunca!

Exaltada, Anna saltó al cuello de su prima. Las dos empezaron a forcejear y a rodar por el suelo.

—¡Elea, te comportas como una niña chica!

—¡Eso es mentira!

—¡Es verdad!

—¡No!

—¡Dame el libro! ¡Aaaah!

—''Di las palabras exactas'' dijo la bella Elea.

—¡No pienso pedirte por favor!

—''Pero lo que nadie sabía esque el Rey de los Goblins le había dado ciertos poderes''.

—¡Ni siquiera te lo sabes bien!

—¡Y no te daré el libro!

—¡Ojala...ojala...!

Elea se apartó de los brazos de su prima y se estampó contra la ventana.

Ella no debería decir las palabras...dijo el Rey Goblin.

Aun así, es la manera más eficaz de traerla, señor.

Supongo que a nuestra Anna le hace falta entrar en el laberinto.

Pero señor, ¿Y la mortal?

Jareth sonrió mirando a traves del cristal

Anna se sintió ultrajada pero consiguió mantener la calma. Apretó los puños y después los relajó y sonrió maléficamente.

—Si, Elea. —dijo lentamente. —Lo que más desearía—pronunció esas palabras como si fuera una bomba a punto de detonar. A lo lejos se oyó un rayo y tras unos segundos empezó a llover torrencialmente. — es que...no estuvieras aqui.

—Venga ya, tampoco es para tanto.

—Oh, si, claro que es para tanto, me has faltado al respeto y eso no puedo permitirlo.

Elea empezó a tener miedo de verdad con respecto a su prima.

—Nadie vendrá a salvarte ¿Sigues creyendo en fantasías? —espetó Elea, aunque solo estuviera repitiendo las palabras de las chicas de su clase.

—Ojala... —pronunció a unos centímetros de ella.—Ojalá vinieran los goblins y se te llevasen... —Elea dejó de respirar por un momento.—...ahora mismo.

Cayó un rayo.

Elea se sintió vacía de pronto, se sintió desvanecer lentamente. Vió como Anna se iba del cuarto satisfecha y cerró la puerta.

Al cabo de un rato, Anna se preocupó por la tardanza de Elea y entró en el cuarto de sus abuelos : No había nadie.

—¿Elea? ¿Pretendes darme un susto? No te va a funcionar... —miró por todos los rincones, cuando de repente, un goblin se le abalanzó cogiéndola de la pierna.—¡Ahhhh!

Anna empezó a mover la pierna y a saltar a la pata coja por la habitación ¿Que era aquello? ¿Que era aquel extraño ser? ¿Pudiera ser un goblin? ¿Donde estaba Elea?

Entonces otro goblin se le abalanzó a la otra pierna.

—¡Quitarse! ¡Iros! ¡Fuera!

Al momento, la gran ventana se abrió haciendo que una lechuza que había insistido en entrar, pudiese cumplir su deseo. Revoloteó sobre la cabeza naranja de Anna y después volvió al balcón.

Unos segundos de infarto después, su sombra no era la de un ave...sino la de un hombre.

Los goblins rieron ante la sorprendida cara de Anna.